jueves, 31 de enero de 2013

EL HEROÍSMO DE LOS MIGRANTES



Es indudable la contribución de los migrantes guatemaltecos en otros países, porque de ahí miles de familias logran llevar el pan a la mesa, acceder a un mayor nivel educativo, a un poco de recreación, a una vivienda digna, a capital para inversión en comercio y producción de pequeña escala, etc. Con ello resultan en un factor de primer orden en la generación directa e indirecta de empleo, en la activación del raquítico mercado interno.
Sin las remesas y los migrantes, el país estaría en la banca rota en materia económica, mostrando la incapacidad de las elites económicas y políticas que han conducido el Estado para crear condiciones de desarrollo endógenas. Un modelo del cual dichas elites sí se han beneficiado.



EL HEROÍSMO DE LOS MIGRANTES

Por Mario Sosa

Recientemente, el Banco de Guatemala informó que las remesas familiares representan el 11% del Producto Interno Bruto. En cifras brutas, en el 2012 estas crecieron 9.2% con respecto al 2011, alcanzando la cifra de US$ 4 mil 782.7 millones.

En otro sentido, las exportaciones del país se situaron, al mes de octubre de 2012, en US$ 8 mil 462.1 millones, con un decrecimiento de 2.1 por ciento. Comparativamente, las remesas representan el equivalente al 57% de los ingresos por exportaciones y superan a los principales productos de exportación, como el café, azúcar, banano y piedras preciosas. Sin embargo, tienen una diferencia sustancial. Los ingresos por exportaciones se orientan a recuperar costos y una parte puede considerarse ganancia o plusvalía. Pero en el caso de las remesas, estas se distribuyen de forma más horizontal por procedencia y estratos sociales de destino, y no se disgregan en inversiones y ganancias; es decir, casi la totalidad estaría exenta de esa diferenciación, exceptuando aquella parte que es utilizada para pagar las deudas del emigrante adquiridas en su travesía migratoria y aquella que es objeto de apropiación por las empresas bancarias en la prestación de los caros servicios financieros por la transacción y el cambio de moneda.

En otras palabras, lo anterior muestra el peso fundamental que tiene dicho ingreso en la economía nacional, para la estabilidad macroeconómica (por el ingreso de divisas, la estabilidad cambiaria, el estímulo de las importaciones, etc.) y, especialmente, para la subsistencia de las familias ubicadas en las capas medias y en los segmentos populares.

Las remesas son fruto del trabajo digno de miles de guatemaltecos y guatemaltecas procedentes principalmente de las clases populares y sectores medios, de áreas rurales y urbanas, de población maya y mestiza, que han tenido que migrar producto de un modelo económico expoliador y excluyente. Son, además, envíos principalmente monetarios logrados después de una riesgosa travesía y de padecer condiciones laborales y sociales de sobre explotación, discriminación y racismo en los lugares donde han podido obtener un empleo generalmente temporal y hasta en la informalidad, acosados por la política de persecución criminalizadora y violatoria de Derechos Humanos y por las mafias más criminales.

Es indudable la contribución de los migrantes guatemaltecos en otros países, porque de ahí miles de familias logran llevar el pan a la mesa, acceder a un mayor nivel educativo, a un poco de recreación, a una vivienda digna, a capital para inversión en comercio y producción de pequeña escala, etc. Con ello resultan en un factor de primer orden en la generación directa e indirecta de empleo, en la activación del raquítico mercado interno.

Sin las remesas y los migrantes, el país estaría en la banca rota en materia económica, mostrando la incapacidad de las elites económicas y políticas que han conducido el Estado para crear condiciones de desarrollo endógenas. Un modelo del cual dichas elites sí se han beneficiado.

Todo ello permite y requiere reconocer el heroísmo de esos guatemaltecos -como el de miles de latinoamericanos- que arriesgando su propia vida, son un pilar fundamental para evitar o extraer de la pobreza a miles de guatemaltecos, y para que el país no languidezca en la miseria, ya de por sí indignante.

Son además un pilar de la economía de sobre explotación en Estados Unidos, que requiere de su fuerza de trabajo en aquellas actividades que sus propios ciudadanos rechazan por esa rezón principalmente. Un pilar de la economía de un Estado cuyos partidos hegemónicos, el demócrata y el republicano, hoy se encuentran en pista de circo aparentando un acuerdo para aprobar una reforma migratoria. Reforma migratoria que dependerá, en última instancia, de la lucha que los propios migrantes puedan impulsar.









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

miércoles, 30 de enero de 2013

UN PROTEGIDO DE LOS EEUU...



Ríos Montt, en ese momento, era el conductor del show quien contaba con la ayuda de su gabinete del cual dos tercios -como el mismo dictador- habían estudiado en la SOA (Escuela de las Américas). Estos fueron los hombres que desataron la “Operación Sofía” sobre las comunidades mayas: documentos en el sitio web del National Security Archives demuestran que altos rangos en el gobierno de Guatemala estuvieron envueltos en su planeamiento y dirección.



UN PROTEGIDO DE LOS EEUU
FORZADO A ENFRENTAR EL PASADO


Por Nick Alexandrov

Efraín Ríos Montt, el antiguo dictador de Guatemala puede que todavía tenga que enfrentar las consecuencias de sus acciones. El pasado lunes el juez Miguel Ángel Gálvez anunció que ambos Ríos Montt, de 86 años, y el también ex general  José Mauricio Rodríguez Sánchez, tendrán que “ir a juicio bajo cargos de genocidio y crímenes contra la humanidad”, escribió  Elisabeth Malking en el New York Times. De acuerdo con los estándares del Times, el artículo deja unas cuantas cosas sin mencionar, entre ellas, el hecho de que Ríos Montt completó un curso de adiestramiento  en la Escuela de las Américas (SOA) tres décadas antes de tomar el poder. La escuela es ahora conocida con el nombre  de Western Hemisphere Institute for Security Cooperation o WHINSEC, pero de acuerdo al testimonio de uno de sus antiguos instructores, “aparte del nombre no hay cambios sustantivos”. Los catorce meses de gobierno dictatorial del antiguo general fueron brutales, aun para los estándares que la SOA ha establecido para sus graduados: De acuerdo a Amnistía Internacional “se estima que 70,000 civiles desarmados fueron muertos o desaparecidos, cientos de miles fueron desplazados internamente. La “Operación Sofía” del general fue “dirigida a masacrar a miles de campesinos indígenas”, explica el sitio web del National Security Archives –y fue del todo exitosa, dado las 600 aldeas mayas que fueron destruidas.

EL National Security Archives esta residenciado en la Universidad George Washington, que vale la pena tener en mente. El hecho que una prominente universidad pueda llevar el nombre del hombre que los Iroquois apodaban el “Destructor de Pueblos” en los años 1770 dice mucho a cerca de la cultura intelectual prevaleciente en este país y de su sentido de la historia. El jefe Seneca, Cornplanter, explicó que, siempre que el alguien mencionaba el nombre los Padres de la Patria, “nuestras mujeres volteaban  hacia atrás la mirada y se ponían pálidas y nuestros niños se colgaban al cuello de sus madres”. A este respecto, Washington fue apenas un innovador y similar al hombre que, siglos más temprano, “se lanzó por todo el territorio, atacando las masas congregadas de nativos enfermos y desarmados y masacrándolos por miles”. Ese hombre fue Colóy su desenfrenada orgia asesina por el territorio de la Hispaniola en marzo de 1495 es descrita por el historiador David Stannard. Ríos Montt ha sido un valioso heredero de este barbarismo occidental.

Y sus políticas estaban de acuerdo con las metas de Washington para la región. Cuando la Segunda Guerra Mundial estaba llegando a su fin, los estrategas del Departamento de Estado de los EEUU escribieron sobre el “problema”, como ellos lo miraban, con “las otras repúblicas de América”, las cuales estaban “manifestando un fuerte espíritu independentista y una ardorosa insistencia por una soberanía completa”. Esto era una molestia que presentaba dificultades para los esfuerzos de Washington de asegurar derechos a “largo plazo para el uso…de ciertas bases navales y aéreas”, y su deseo “por mantener las economías” de las naciones de América Latina en concordancia con sus principios –“del todo alejadas de la equidad, esto es para el propio interés de los Estados Unidos” así lo enfatizaban los estrategas de Washington.

Estas declaraciones  aparecen en documentos de 1943-45, indicando que el consiguiente apoyo de Washington a las dictaduras tenía poco que ver con “el clima de la Guerra Fría”, deformando lo que de otra manera eran las buenas intenciones de los oficiales de EEUU. Desde la perspectiva de estos hombres, Guatemala, al aproximarse el final de la segunda guerra mundial entró en una década de crisis prolongada. En 1994, una revuelta popular depuso a Jorge Ubico, el dictador al que Washington apoyaba. Su sucesor, Juan José Arévalo quien ganó abrumadoramente las elecciones para presidente celebradas ese diciembre, empezó un proceso democratizador en el país. En 1951, los votantes eligieron a Jacobo Árbenz, cuya Ley de Reforma Agraria, era parte de una estrategia para limitar el poder de las grandes corporaciones. Bajo Ubico, explica Susanne Jones, el gobierno estuvo “activo…protegiendo y subsidiando (pero nunca regulando o restringiendo) a la empresa privada”, además, mientras reprimía a la mayoría de la población y mantenía pobres, aterrorizados y atomizados a los trabajadores, las altas ganancias de las empresas continuaban.

Pero en definitiva fue el “cada vez más fuerte espíritu independentista” de los guatemaltecos bajo Árbenz, más que ninguna política específica que limitaba, digamos, la capacidad de la United Fruit Company para operar, lo que llevó a su caída en un golpe de Estado orquestado por la CIA en 1954. Ese derrocamiento, no sin dificultades, fue uno de los intentos más tempranos de la CIA: un oficial, como lo reveló el antiguo historiador miembro de la CIA, Nick Cullather, “arengó a sus descorazonadas tropas con el recordatorio de que la moral de los Nazis en el invierno de 1932, justo antes de la toma del poder en la primavera de 1933, se encontraba en su punto más bajo”. Al quedar Árbenz fuera de la escena, el gobierno de Guatemala empezó a actuar bajo las instrucciones de la embajada de los Estados Unidos, persiguiendo y torturando a miles de supuestos subversivos en un esfuerzo por someter de nuevo a la población por medio del terror. Bajo estas condiciones, el público poco podía hacer para protestar, digamos, el Código del Petróleo, en 1955, el cual según Jones, fue escrito en inglés y como una “medida obsequiosa” hacia las compañías extranjeras.

En 1960 y de acuerdo con las disposiciones de Washington se dio una restructuración de las fuerzas de seguridad, se aumentó al doble el tamaño del ejército y se creó la Policía Militar Móvil, expandiendo el alcance del Estado dentro de las comunidades rurales. Estos cambios coincidieron con el entrenamiento de unidades contrainsurgencia por los EEUU, tanto en la escuela de las Américas, como en el país, tal y como quedó demostrado cuando el coronel John D. Webber viajó a Guatemala en 1966 para supervisar la instrucción de los nuevos escuadrones. Al contrario y a pesar de la retórica oficial, la represión del gobierno era “totalmente desproporcionada en relación a la fuerza de la insurgencia”, de acuerdo a los autores del reporte de 1999 de la Comisión del Esclarecimiento Histórico apoyada por la ONU –en términos simples, fue terror de Estado, debido a lo cual quizás unas 8,000 personas terminaron pagando el precio entre 1966 y 1968. Pero las cosas no estaban del todo mal. En 1962, un reporte del Chase Manhattan Bank hacía referencia al “clima más favorable para los negocios” de la era post Árbenz, en la que sus autores tenían confianza que los negocios “empezarían a repuntar”.

Los esfuerzos para aplastar hasta el menor indicio de políticas progresistas se intensificaron en los años que siguieron  y continuaron con ferocidad absoluta en los años 1980. El periodo entre 1981-1983 fue en el que  “agentes del Estado de Guatemala, dentro del marco de las operaciones de contrainsurgencia –desarrollado con la ayuda de Washington, que no debe ser sobreestimado- “cometieron actos de genocidio contra grupos de pobladores mayas”, de acuerdo con la Comisión de la Verdad de 1999. Ríos Montt, en ese momento, era el conductor del show quien contaba con la ayuda de su gabinete del cual dos tercios -como el mismo dictador- habían estudiado en la SOA (Escuela de las Américas). Estos fueron los hombres que desataron la “Operación Sofía” sobre las comunidades mayas: documentos en el sitio web del National Security Archives demuestran que altos rangos en el gobierno de Guatemala estuvieron envueltos en su planeamiento y dirección.

Otro reporte de los derechos humanos, compilado por la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, le da sentido a lo que un “clima más favorable para los negocios” se refiere. Un testimonio recuerda “los cadáveres quemados, mujeres empaladas y enterradas como si fueran animales listas para ser asadas, y niños masacrados y mutilados con machetes”. Un segundo testimonio  describió como los soldados ataron a una familia dentro de una casa y luego le prendieron fuego, un niño de dos años de edad se encontraba entre los que murieron quemados.  Otro relata como una mujer preñada “en su octavo mes” se encontró cara a cara con las fuerzas contrainsurgentes: “ellos le cortaron el vientre y le sacaron al pequeño y lo lanzaron alrededor como a una pelota”. Y en 1980, después de dispararle a una mujer impedida, un grupo de soldados, “dejaron sus mochilas y la arrastraron como a un perro hacia la rivera del rio. Ellos la violaron y la mataron”.

Estos son solo cuatro ejemplos de miles y parte de una política más extensa de brutalizarían por la cual, en particular, el ministro de Defensa, Héctor Gramajo Morales, carga con gran responsabilidad. Oficiales de los Estados Unidos le rindieron honores por sus esfuerzos en la ceremonia de graduación de 1991 en la Escuela de las Américas en Fort Bening, GA, después de la cual la Harvard’s John F. Kennedy School of Government lo premio con la beca de estudios Mason. Samantha Power, cuyo trabajo ganador del Premio Pulitzer, “A Problem from Hell” nunca menciona a Guatemala, enseñó en la Kennedy School antes de que Obama la seleccionara para su Consejo de Seguridad Nacional, confirmando el estatus de Harvard como refugio seguro para aquellos que contribuyen a la causa de negar el genocidio en Guatemala. Pero en las arenas civilizadas, parece muy difícil librarse de acusaciones de haber supervisado la matanza de miles -una de las tantas razones del por qué se le debe poner toda la atención al desarrollo del  juicio a Rios Montt.




Traducido del inglés por Marvin Najarro









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

martes, 29 de enero de 2013

LA DONCELLA Y LA MUERTE



Esta semana se estrena La noche más oscura, la nueva película de Kathryn Bigelow, la primera cineasta mujer en ganar un Oscar –en 2010, por Vidas al límite–. Bigelow vuelve a elegir la guerra como tema, pero esta vez en versión casi documental: filma la búsqueda y captura de Osama bin Laden. La decisión de mostrar una larga escena de tortura a un prisionero durante la primera mitad de la película causó un debate que no cesa, desde el regreso de la teoría de la defensa nacional que los franceses “inventaron” para Argelia e Indochina hasta su justificación como tarea de inteligencia en series como 24, pasando por quienes creen que la directora está suscribiendo el uso de la tortura o apenas mostrándolo como un hecho insoslayable. Radar repasa cómo ese debate tomó forma y furia en los medios norteamericanos. Además, una contundente toma de posición de José Pablo Feinmann en contra de la película de Bigelow y del retrato heroico que hace de los agentes de inteligencia mostrándolos como guerreros de la democracia.



LA DONCELLA Y LA MUERTE


José Pablo Feinmann


Cuando los militares bolivianos cometieron la –para ellos– hazaña de matar a Ernesto Che Guevara, se sintieron orgullosos. Tanto, que lo mostraron al entero mundo en el piletón de Vallegrande. Ahí estaba el invencible Che, muerto. Ahí estaban ellos, vivos y vencedores. Que el Che, con su milagrosa sonrisa, con sus ojos, aun muerto, abiertos, les arruinara la fiesta, al punto de que el mundo vio al más bello muerto de la historia rodeado de sus asesinos y burlándose de ellos con su sonrisa, con sus ojos pícaros, tal como los tenía cuando andaba de un lado a otro por el planeta, es otra cuestión. Los militares reprodujeron el famoso cuadro de Rembrandt sobre la lección de anatomía: señalaban que los balazos habían entrado por aquí y por ahí y por allá. Ahora viene la pregunta que todos (menos los norteamericanos) se han hecho: ¿alguien vio muerto a Osama bin Laden? Nadie. Y si esperan verlo en la película de Bigelow, olvídense. Van a ver un poco de cierta barba blanca y los orificios de una nariz con algún toque de sangre. ¿Alguien vio cuando lo tiraron al mar? ¿Tomaron fotos de algo sus sacrificadores? Nada. Y cuando llegó la noticia del eterno ocultamiento en el mar todos –en la Argentina y en muchos países del mundo– dijeron: mentira, nos toman por idiotas. O no lo mataron o lo mataron hace tres o cinco años y recién ahora (vaya uno a saber por qué) la CIA nos lo hace saber.

Tomarnos por idiotas es lo que se proponen, pero en concepciones conspirativas de la historia los argentinos somos maestros. ¿Por qué nos escamotearon a Osama? ¿Por qué lo tiraron al mar? ¿A quién tiraron al mar? ¿No tienen una foto para mostrarnos? ¿En la palabra de quién tenemos que creer que semejante archivillano ha sido abatido y el vencedor es parco en exhibir y probar exhaustivamente su triunfo y hasta su gloria? Además, ¿alguien cree todavía que el acontecimiento histórico universal de las Torres Gemelas no tuvo aliados internos? 1) Legitimó el triunfo electoral de Bush, que había sido todo menos transparente. A partir de ahí se transforma en el líder de la nueva cruzada: The President takes charge, dicen entusiastas varios magazines; 2) Se legaliza la guerra contra Saddam Hussein y la invasión a Irak. Guerra que todavía continúa y que ya ha tenido un costo de vidas altísimo. Y que ha recurrido a la tortura (tarea de inteligencia) y ha instalado innúmeros campos de concentración, no detectables por los satélites pues sólo los tienen EE.UU. o sus buenos aliados del Occidente capitalista y cristiano. La guerra de Irak está sostenida por el ataque a las Torres. Y la tortura sigue siendo (y seguirá siendo) la más efectiva de las tareas de inteligencia. Por si hiciera falta: la película de Bigelow lo demuestra. Ya lo había demostrado la casi intolerable Unthinkhable y el fanático agente Jack Bauer en 24 de la cadena Fox, propiedad del derechista Rupert Murdoch, zar de los medios. Ahí se entroncan los medios con los guerreros de la democracia, tortura mediante.

LAS LÁGRIMAS DE LA COMANDANTE



Los norteamericanos no inventaron esto. Fue obra de los franceses. En Indochina y en Argelia impusieron la teoría de la Defensa Nacional. Su herramienta principal de inteligencia: la tortura. “La legalidad es incómoda, coronel”, heroicamente le dice un periodista francés (que, sin duda, había leído a Sartre) al coronel Mathieu. Su respuesta (notable) ya es bastante conocida: “La cuestión no es la tortura. La cuestión es si Francia se queda o no en Argelia. Si se queda, no me pregunten por los métodos que utilizo para lograrlo”. La valiente, obstinada agente de la CIA Maya (la actriz Jessica Chastain, que ganará su Oscar pese a su voz poco atrayente, aguda hasta un poco más allá del registro de una gran actriz) podría decir a quienes la denuesten: “La cuestión no es la tortura. Es si ustedes quieren o no que atrapemos a Osama. Si lo quieren, no me pregunten por los medios que utilizo para conseguirlo”. Porque en el film de Bigelow los medios por los que se atrapa de Osama son: 1) La terquedad de la agente Maya. Su obstinación casi enfermiza. “Los de Washington dicen que es una asesina”, le comenta un hombre del Departamento de Estado a otro. Así nomás, al pasar. Maya, la heroica y terca protagonista, es una asesina según las altas fuentes de Washington. Luego Maya presencia las torturas y aunque algún mohín de disgusto expresa su linda cara, de ningún modo intenta impedir ninguna atrocidad. Las atrocidades de las torturas mienten. La principal y casi única es la que aquí conocemos como “el submarino”. ¡Qué piadosos los de la CIA! ¿No averiguaron los métodos de inteligencia de los militares argentinos? El empalamiento, la picana, la tortura delante de los hijos, la violación de las mujeres, el robo de los bebés, el asado de los prisioneros, vivos o muertos, los vuelos de la muerte, etc. O sea, Bigelow muestra una tortura light.


Sin embargo, su fiel torturador dice una frase decisiva ante el capo de la CIA (James Gandolfini): “Todo esto se basa en informes de los presos. Hay un 60 por ciento de posibilidades de encontrar a Osama”. Maya (que comparte la idea de que todo se basa en el testimonio de los presos) dice, contundente, “Hay un ciento por ciento. O, para no asustar sus cojones, caballeros, digamos un 95 por ciento. ¡Pero es un ciento por ciento!”. ¿Quién es Maya, personaje que se devora el film con su omnipresencia, de la que podría afirmarse sin dudar que atrapa a Bin Laden por su perseverancia casi inverosímil? Maya (y aquí va la bomba) es el alter ego de Bigelow. “Si yo hago la película, yo lo atrapo.” ¿Quién es Kathryn Bigelow? Filmó siempre películas de hombres. Estuvo casada con James Cameron, detalle que algo tendrá que ver en la totalidad de nuestro análisis. Su film anterior fue una glorificación de los desactivadores de bombas, todos héroes, todos sacrificados, todos tipos que arriesgan sus vidas por salvar las de los otros. Bigelow es uno de los grandes personajes de Hollywood, es (según creo) bellísima, y ya pasó los sesenta. Tiene cara de inteligente, de mujer brillante, corajuda. Es patriota. Y atención: uno de sus próximos proyectos es hacer un film sobre la Triple Frontera a la que llenará de narcotraficantes, fundamentalistas islámicos y drogones miserables, despojos de la vida que nada valen.

Volvamos a Maya. Todos están en contra de su obstinación por ir tras Bin Laden. Un personaje comenta: “Es ella contra el mundo”. Sin embargo, aparte de su patriotismo agobiante, nada parece justificar (internamente) esa perseverancia. Maya es sensible. Maya es dura. Se enfrenta al mundo masculino y hasta llega a reventar a gritos a un tipo que se le opone (gran escena de Jessica Chastain que proyectarán si le dan el Oscar, recuérdenlo). La película se centra más en ella que en el misterio Osama, en el despliegue de inteligencia, o en la acción impresionante de las fuerzas de ataque. ¿Por qué llora Maya al final del film? ¿Por qué el film cierra con un plano medio de Maya derramando breves, pero dolorosas lágrimas? Tal vez, conjeturo, porque comprende que el sentido de su vida ha muerto con Osama. Tal vez porque sabe que mintió. ¿Alguien puede imaginar qué habría sucedido si Maya destapa la bolsa mortuoria de Osama, lo mira, mira a sus compañeros y niega con su cabeza en lugar de afirmar? ¿Era posible una actitud así en una mujer que había arrastrado al poder más grande de la Tierra hacia una zona inhallable donde no estaba lo que debía estar, lo que ella había dicho (con el ciento por ciento de su obstinación) que estaba? Llora por eso. Porque mintió. Porque será imposible exhibir algo de Osama al mundo y probar la hazaña. Porque habrá que sepultarlo en el mar, escamotearlo, esconderlo para la eternidad. Y si no que alguien diga por qué llora esa mujer tan dura, una “asesina”, una comandante de hombres, una convencida de los beneficios de la tortura.

UNA BANDERA PARA LA GUERRA



Decir que el film está bien hecho es un pleonasmo. Bigelow dirige bien y tiene –aquí– a toda la CIA y a todo el gobierno de los EE.UU. de su parte. Aunque se inicia con un contraste burdo, indigno de cualquier artista, pero perfecto para justificar la tortura. Pantalla en negro y de a poco empezamos a escuchar los gritos de los que habitan las Torres cuando se produce el atentado. Es el horror, por supuesto. Pero ese horror está puesto exactamente ahí para que la película pueda abrir con una escena brutal de tortura. ¿Ven? Aquí está la consecuencia inevitable del atentado. Fue porque nos agredieron que hacemos algo que no haríamos. Nos forzaron. Nos obligaron a hacer cosas que John Wayne jamás habría hecho, aunque las haría de estar en nuestro puesto, como vengadores de la injuria más grande que América ha recibido.

Confieso –casi dando un salto en el desarrollo del film– que el ataque final a la morada del Villano no me impresionó como lo esperaba. Ocurre de noche. Las luces salen de los súper cascos de los súper soldados. Hay tiros a destajo, muertos, idas y venidas, hasta que parece que matan a alguien (al que casi no se ve) que es Osama. A partir de aquí, lo ponen en una bolsa, lo llevan a un helicóptero y luego a un avión en que aguarda Maya, quien dice –con apenas un leve movimiento de cabeza– que sí, que es él.

La película ha generado furias de todo tipo. El progresismo norteamericano (que existe, y ya lo creo que existe; sobre todo, claro, en Nueva York) no le ha perdonado nada a Bigelow. Naomi Wolf le ha enviado una carta personal. La carta es dura y no se ahorra nada. Ni siquiera el símil Bigelow-Riefensthal que resulta evidente para muchos de los que ven la película. ¿Quién es Naomi Wolf? Tiene un peso, un, por decirlo así, predicamento entre los sectores progresistas norteamericanos que la autoriza a decirle a Bigelow lo que abundantemente le dice. Anda por los cincuenta años, nació en San Francisco y su último libro es un éxito de ventas. Se llama The End of America. Postula que su país está muriendo por incurrir en la negación de sus valores tradicionales, los de la democracia. Que se está deslizando hacia el fascismo utilizando como pretexto el acontecimiento del nine eleven que ha llevado a primer plano a todas las fuerzas conservadoras y les ha dado una bandera de lucha, una bandera para la guerra con el argumento falaz e infundado de defenderse de un segundo ataque. (Ver: Antes de que nos ataquen de nuevo, de Bruce Ackerman, y Terrorismo y Contraterrorismo, un libro apoyado por la marina argentina. También The Real America, ese horrible manifiesto de Glenn Beck. Y para vacunarse contra esta catarata autoritaria siempre está el notable La otra historia de los Estados Unidos de Howard Zinn.) Pero The End of America es un libro apocalíptico. Al menos para eso que los norteamericanos piensan de sí mismos y de aquello que quieren seguir siendo. Ya no seguirán siendo eso, dice Wolf. Si presenciamos el fin de “America” es porque su corrimiento hacia las leyes del fascismo parecen ser inexorables, ya que Obama, en el aspecto de la guerra contra el terror, no se ha diferenciado esencialmente de los republicanos. Le exige a Bigelow que presente las pruebas que la llevaron a filmar su apodíctico film. “Querida amiga –le dice–, presenta tus fuentes. Muestra tus pruebas de que la tortura produjo información que salvó vidas o de cualquier otro tipo. Pero no puedes presentar pruebas de esta información. Porque no existen. Cinco décadas de investigación, citada en el documental de 2008 The End of America, confirma que la tortura no funciona. Robert Fisk suministra otro resumen de esa categórica conclusión. Y este informe de 2011 de Human Rights First refuta la principal premisa de Zero Dark Thirty.” Y éste es el punto axial de la discusión. Aun cuando se acepte dejar de lado el aspecto moral, ¿sirve la tortura para obtener información, como tarea de inteligencia? Recordemos: uno de los personajes más cercanos a Maya, el que hemos visto torturar con mayor convicción a los sospechosos, dice en la reunión con el jefe de la CIA: “Todo esto se basa en informes de los presos”. Y sin embargo, afirma que sólo hay un 60 por ciento de posibilidades de atrapar a Osama en base a esos datos, en tanto que Maya, terminante, vocifera: “¡Un ciento por ciento!”. Los halcones no quieren abandonar la tortura porque, a través de ella, dan cauce a su sadismo, a su odio racial. Y algo –aunque puedan conseguirlo por otros medios más civilizados, aunque ¿hasta qué punto la tortura no le es hoy inescindible a la civilización como antes lo fueron las grandes masacres de los pueblos colonizados?– conseguirán. Las palomas seguirán insistiendo en que la tortura no es eficaz, que quiebra no sólo al enemigo sino al torturador, que, además, hunde en la infamia al país, que acostumbra a su pueblo a la brutalidad, al fin de la democracia y a la entronización de la violencia como regla para sobrevivir en la sociedad del dolor.

UNA SERVIDORA



En cuanto al paralelo con Leni Riefensthal, es complejo. Pero me atrevería a decir que perjudica a Bigelow. Leni filma en los albores del nazismo. Filma a comienzos de la década del ’30. Heidegger, en la célebre correspondencia que sostuvo con Marcuse, le dice, justificándose: “Auschwitz no era visible desde 1933”, fecha en que asume el rectorado de la Universidad de Friburgo. Marcuse, desde luego, le dice que sí, que era visible. Leni podría haber dicho lo mismo. Y el tema es materia de discusión. Pero nadie puede discutir que Bigelow filma cuando la Guerra contra el Terror lleva diez años de vejaciones y horrores varios. Sabe bien la causa a cuyo servicio se pone. La carta de Wolf finaliza condenando sin retorno a Bigelow: “El desagradable trabajo que realizó Riefensthal, con el paso del tiempo, no se ha podido ocultar. Los estadounidenses también despertarán y verán a través de la apología de La noche más oscura las mentiras estandarizadas de un régimen que pretende que esta brutalidad es necesaria de alguna manera. Cuando eso suceda, la misma comunidad que hoy te aplaude dará un salto atrás. Como Riefensthal, eres una gran artista. Pero ahora te recordarán eternamente como una servidora de la tortura”.



Como no podía ser de otro modo, el limitado y pretendido politólogo Vargas Llosa se ha metido en esta cuestión. Dice que vio el film de Bigelow en Nueva York y que, al terminar, el público se puso de pie y aplaudió a rabiar. Algunos, se conmueven, lloraban. Viene, en su texto, de comentar un libro de Niall Ferguson que atesora una visión ásperamente pesimista sobre la cultura occidental. Escribe: “Al terminar este film genial y atrozmente autocrítico, los centenares de neoyorquinos que repletaban la sala se pusieron de pie y aplaudieron a rabiar; a mi lado, había algunos espectadores que lloraban. Allí mismo pensé que Niall Ferguson se equivocaba, que la cultura occidental tiene todavía fuelle para mucho rato”. ¿Por qué no? ¿Cómo no habría de compartir Vargas Llosa el alivio de esos neoyorquinos paranoicos que aceptan cualquier cosa con tal de ser protegidos del feroz terrorismo, del fundamentalismo asesino que les derrumbó esas torres en el mismísimo corazón financiero de Manhattan? ¿Cómo no habría de creer que Occidente tiene larga vida en tanto “servidoras de la tortura” (Naomi Wolf dixit) como Bigelow hagan films financiados por la CIA y el Pentágono? Sólo un hombre con una visión tan limitada de Occidente y del humanismo no advierte que la tortura no salvará esta contradictoria civilización que, entre atrocidades, ha dado también maravillas al mundo. Si se salva será por entender de una vez por todas algunos de los principios centrales de la Declaración Universal de los Derechos Humanos declarada el 10 de diciembre de 1948. Que son: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Y también: Prohibición de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes. Sin embargo, la esperanza se nos vela ante los acontecimientos. Desde 1948 hasta aquí se han acumulado incontables horrores. Cualquier guerrero del Pentágono o de la CIA o de muchos otros países se reiría de esos principios, dictados ante el cercano horror de la Segunda Guerra, con sus cincuenta millones de muertos. Walter Benjamin ya se horrorizaba al ver en la historia una cadena de ruinas. Proponía la concepción de la historia como catástrofe. Aunque, también él, dijo la más hermosa frase que aún puede dar vida a cierta forma de empecinada ilusión: Es por nuestro amor a los desesperados que aún conservamos la esperanza.









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

lunes, 28 de enero de 2013

LA AGENDA OCULTA ...



Resulta pasmosa la arrogancia de aquellos que debaten a miles de millas de distancia el destino de Siria, como si ellos tuvieran, en primer lugar, el derecho de hacerlo. ¿Quién le dijo a los Estados Unidos que ellos son los responsables en decidir el destino de Siria y de su pueblo? Nadie. ¿Quién le dijo a los Estados Unidos que tienen algún derecho o mandato bajo el derecho internacional para “intervenir” donde a ellos se les antoje? Nadie. Sin embargo, eso es lo que están haciendo.





LA AGENDA OCULTA DE WASHINGTON:
¿DEBILITAR A SIRIA ANTES DE LA INVASION?


Por John Robles

Algunos expertos y analistas andan diciendo: Usen el modelo de Kosovo, o el escenario libio, o el ejemplo de Afganistán, o no repitan los errores cometidos en Iraq. Sin embargo, cada uno de ellos y todos en general no logran entender que el punto principal, desde Yugoslavia a Iraq, de Afganistán a Libia, de la Primavera Árabe a Siria, es que, no se quiere ni se ha pedido una intervención de EEUU. Yugoslavia fue un punto de inflexión para la OTAN y los Estados Unidos que se sintió envalentonado por el relativo éxito de la operación para intentar hacer más. Lanzar una guerra, rediseñar parte de Europa, devastar a todo un pueblo y hacerlo todo por el capricho de un presidente que buscaba distraer al electorado de su escándalo sexual, pareció audaz y peligroso, pero más o menos funcionó.

Los Estados Unidos, listo para invadir Siria y continuar con sus planes para completar a cualquier costo su dominio global militar y políticamente, están tambaleando y eso que todavía tiene que invadir a Siria. Es muy probable que el hecho de que las fuerzas de defensa sirias sean lo suficiente robustas como para hacerle frente al invasor y de que las tropas rusas estén en el terreno, este causando que EEUU se encuentre estacando en un compás de espera. El próximo acto de una agresiva e ilegal guerra de los Estados Unidos, es Siria. ¡Muy pronto! Clasificada: XXX

En occidente se continúa debatiendo a cerca de lo que Estados Unidos debe hacer en Siria y en los EEUU cuales son las opciones que tiene en otra invasión intervencionista, sin embargo, sigue teniendo problemas en crear las condiciones que necesita para dar la luz verde a las fuerzas militares estacionadas y esperando para atacar.

Resulta pasmosa la arrogancia de aquellos que debaten a miles de millas de distancia el destino de Siria, como si ellos tuvieran, en primer lugar, el derecho de hacerlo. ¿Quién le dijo a los Estados Unidos que ellos son los responsables en decidir el destino de Siria y de su pueblo? Nadie. ¿Quién le dijo a los Estados Unidos que tienen algún derecho o mandato bajo el derecho internacional para “intervenir” donde a ellos se les antoje? Nadie. Sin embargo, eso es lo que están haciendo.

Algunos expertos y analistas andan diciendo: Usen el modelo de Kosovo, o el escenario libio, o el ejemplo de Afganistán, o no repitan los errores cometidos en Iraq. Sin embargo, cada uno de ellos y todos en general no logran entender que el punto principal, de Yugoslavia a Iraq, de Afganistán a Libia, de la Primavera Árabe a Siria, es que, no se quiere ni se ha pedido una intervención de EEUU.

Los EEUU saben y entienden que las verdaderas razones para intervenir en esos países son sus recursos y sus planes geopolíticos, sin embargo, no puede decirlo abiertamente ante el mundo.

En Yugoslavia resultó por que la propaganda difundida fue la correcta y se hizo en el momento exacto y el mundo no estaba listo ni tampoco tenía razón para creer que las intenciones de EEUU eran otras más que las que estaban exponiendo públicamente. Desde entonces se ha encontrado y probado que todos los pretextos para invadir Yugoslavia han sido falsos y que fueron inventados por los Estados Unidos cuya meta principal era llevar a cabo el rediseño geopolítico de los Balcanes.

Quedó claro en Yugoslavia y en todo lo que ha tenido lugar en esa región desde entonces que cuando los Estados Unidos se embarcan en invasiones intervencionistas lo hace con un solo propósito en mente, control de los recursos y el avance de sus ambiciones y posiciones geopolíticas.

Si alguien duda, que mire a quien ellos apoyaron y continúan apoyando en Serbia y en Kosovo: Extremistas musulmanes, traficantes de drogas y a los involucrados en el negocio del mercado negro de órganos. ¿Por qué? Porque los Estados Unidos tienen la habilidad para manipular y “trabajar” con estos elementos, mientras que los cristianos serbios que geopolíticamente se inclinan hacia Rusia son un poco más difíciles de manipular y doblegarse a la voluntad de Estados Unidos.

En el Medio Oriente en particular y en todas partes del mundo podemos ver esta clase de comportamiento. A los Estados Unidos no le interesan los derechos humanos como tampoco los pueblos oprimidos, es un hecho probado, le interesan los recursos, el manipuleo fácil y la influencia geopolítica.

Yugoslavia fue un punto de inflexión para la OTAN y los Estados Unidos que se sintió envalentonado por el relativo éxito de la operación para intentar hacer más. Lanzar una guerra, rediseñar parte de Europa, devastar a todo un pueblo y hacerlo todo por el capricho de un presidente que buscaba distraer al electorado de su escándalo sexual, pareció audaz y peligroso, pero más o menos funcionó.

Hubo escépticos y detractores y la invasión de Yugoslavia no tuvo el amplio respaldo que esperaban los planificadores en Washington. Entonces se decidió encomendar a un grupo de neoconservadores la tarea de estudiar el asunto de cómo fabricar el pretexto para una guerra de dominación global. Aquellos en el poder estaban cansados de las Naciones Unidas y de la comunidad internacional y hasta del electorado norteamericano que siempre mete sus narices en todo preguntando por razones y justificaciones. Ellos querían rienda suelta.

Los neoconservadores, haciéndose llamar ellos mismos the Project for the New American Century, presentaron un plan para una completa y total dominación del mundo. De acuerdo a como ellos lo miraban, el único problema era permitir la implementación del plan, porque después de todo lo que ellos estaban haciendo era ilegal y requeriría de un catalizador, “un nuevo Pearl Harbor”, como ellos mismos le llamaron.

Los eventos del 9 – 11 cuidadosamente planeados y orquestados fueron el catalizador que necesitaban para lanzar una guerra abierta y sin fin, “la guerra contra el terrorismo”, que no tenia fronteras y permitía que cualquiera se volviera un objetivo. Primero en la lista estaba la invasión de Iraq y luego Afganistán, Hussein fue el primer blanco por que él había cambiado, un día antes de la invasión, todo el comercio del petróleo de Iraq hacia el Euro y las Naciones Unidas y los inspectores internacionales sabían de antemano que Iraq no tenía armas para defenderse.

Afganistán fue otra historia pero en realidad no importaba porque el Talibán al igual que al-Qaeda  siempre han estado en la nómina de los Estados Unidos y arrasar con ese pequeño y atrasado país, como pensaban los estrategas militares estadounidenses, no sería un problema. Esa pequeña invasión ha tomado más de diez años y EEUU todavía está en Afganistán y ha sido completamente derrotado.

Luego tenemos el caso de Libia, otro de los países que fue invadido después de permitir las inspecciones de su programa nuclear y demostrar que no contaba con armas de destrucción masiva y que también había cambiado el negocio de su petróleo hacia el Euro. Libia había estado en la lista de  países que EEUU deseaba desde hace mucho tiempo invadir pero el problema fue que para ese entonces los Estado Unidos había perdido muy buena parte del capital que había ganado a partir de los eventos orquestados del 9 –11 y que la gente había empezado a cuestionar.

Ahora en estos momentos tenemos la “intervención” en Siria y todo lo que Estados Unidos hace está siendo cuestionado. El mundo ha presenciado sucesivos actos de invasiones agresivas llevados a cabo por los Estados Unidos y la OTAN y, francamente ya ha tenido suficiente.

¿Por qué los Estados Unidos todavía no han invadido a Siria? Una de las razones es usted y yo. Cada falso pretexto que ellos se inventan, nosotros lo exponemos inmediatamente. Estamos listos para documentar cada uno de los falsos e hipócritas movimientos que ellos hacen para invadir y violentar a otro país. Sabemos que están apoyando a grupos terroristas y mercenarios y que el pueblo sirio no quiere una intervención norteamericana. Finalmente Rusia al darle al pueblo sirio los medios y las herramientas para defenderse, lo que no hizo en Libia, está poniéndole un paro la agresión.


Traducido del inglés por Marvin Najarro







Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

domingo, 27 de enero de 2013

¿FRACASO, BOCHORNO…



La seguidilla de fracasos del futbol nacional no se origina en la mediocridad de sus practicantes, es el resultado de la ineficiencia, la incapacidad y la corrupción de quienes lo dirigen. El futbol, con contadas excepciones, siempre ha sido dirigido por una camarilla (mafia) de incompetentes, eso sí, corruptos hasta el tuétano avocados más a sus propios intereses políticos y económicos que a la creación de políticas dirigidas hacia la democratización de la práctica del futbol.



¿FRACASO, BOCHORNO O MÁS DE LO MISMO?


 Por Marvin Najarro

Lo hecho recientemente por la selección nacional de futbol en el torneo de la UNCAF, uno de los más mediocres del balompié internacional, no debería considerársele como un fracaso estrepitoso, como algo inesperado, sino más bien como una constante repetición de lo mismo. Sí, no se puede considerar un fracaso, o es ¿que acaso aficionados, “directivos” y entrenadores esperaban otra cosa, diferente a la falsa expectativa de ver al combinado nacional dando la vuelta olímpica? La historia, desalentadora, del futbol nacional, especialmente durante las últimas tres décadas, no miente y con contundente claridad nos demuestra que el fracaso a todo nivel es la constante que sobresale. Y no es que el futbol nacional, sobretodo a nivel internacional, no haya logrado uno que otro buen resultado, definitivamente que sí, pero estos en el balance final apenas alcanzan para restarle a la suma total de los repetidos fracasos. Esto es demasiado para el futbol de un país que en algún momento de su historia llegó a pasear su buen futbol por toda el área centroamericana y hasta era respetado y por qué no decirlo temido por México. Hoy la realidad es otra y muy distinta, ya no se le gana prácticamente a nadie y el futbol Chapín se está conviritendo en el patito feo de toda el área de la UNCAF y CONCACAF.

No es suficiente y, creo que es hasta injusto, culpar de la debacle al futbol propiamente dicho o en todo caso a la pobre capacidad técnica y física que exhiben los futbolistas nacionales, los futbolistas y el futbol que estos practican son el resultado de las fallas estructurales que padece a nivel organizacional el futbol nacional y, por qué no decirlo, la selección nacional y el futbol que practica son el espejo en el que se refleja la imagen de un país arruinado política, económica y socialmente.

La seguidilla de fracasos del futbol nacional no se origina en la mediocridad de sus practicantes, es el resultado de la ineficiencia, la incapacidad y la corrupción de quienes lo dirigen. El futbol, con contadas excepciones, siempre ha sido dirigido por una camarilla (mafia) de incompetentes, eso sí, corruptos hasta el tuétano avocados más a sus propios intereses políticos y económicos que a la creación de políticas dirigidas hacia la democratización de la práctica del futbol.

Nunca la dirigencia del futbol nacional, a no ser a nivel de unos pocos clubes como Tipografía Nacional y Galcasa (ambos ya desparecidos) ha tenido la capacidad, la visión a largo plazo o el deseo de elaborar y trabajar en planes concretos de desarrollo del futbol en todas sus categorías, siempre se ha interpuesto la improvisación, la incompetencia y la corruptela al trabajo bien organizado y consciente como lo han hecho en otros países, como por ejemplo y para no ir muy lejos, el caso de Honduras que en los años 70 inicio una total reestructuración de su futbol con resultados que están a la vista de todos. No es que en Guatemala no se produzcan futbolistas, pues en un país con tradición futbolera (no beisbolera) donde el futbol se practica hasta en los más recónditos rincones, a cada rato surgen elementos con innatas capacidades para jugar al futbol. Lamentablemente por la ausencia de políticas orientadas hacia la formación básica y  la carencia de instalaciones apropiadas y de técnicos capacitados, o sea de toda una estructura organizativa acorde, la potencialidad de la mayoría de estas jóvenes promesas se diluye en la nada dejando como resultado el futbol que tenemos.

No es a través de la improvisación, del trabajo sin planificación, sin una visión futurista de largo alcance como se logrará rescatar la maltrecha imagen del futbol nacional. El problema tampoco se soluciona, como creen  dirigentes, comentaristas y aficionados, con la contratación de costosos entrenadores o técnicos internacionales, algunos de renombre y con mucha capacidad, otros unos auténticos mercachifles, como el “bolillo” Gómez que se llevó una buena cantidad de dólares sin dejar absolutamente nada en beneficio del futbol. Podrán llegar Pep Guardiola o hasta el mismo Mourinho y nada va a cambiar, porque estos hombres se toparan con un sistema retrogrado, inoperante, plagado de ineficiencias y malos manejos que hará que su cúmulo de conocimientos y experiencias no puedan aprovecharse y ponerse en práctica para sentar las bases de un desarrollo integral del futbol.

Si se quiere rescatar al futbol es urgente y necesaria una remoción completa y profunda de toda la podrida estructura del futbol del nacional sin la cual los resultados, el fracaso y el bochorno seguirán estando a la orden del día, siempre lo mismo en un ciclo vicioso de nunca acabar. Sin embargo, emprender una empresa de tal magnitud en Guatemala donde el monstruo de la corrupción institucional ha hecho pedazos todos los aspectos de la vida social, del cual el futbol no se escapa, será una tarea titánica. Habrá que luchar contra las viejas prácticas de directivos, entrenadores y ligas politizadas con escasa visión que creen que el futbol debe dirigirse de manera antojadiza y sin planificación.  Hay personas con suficiente capacidad para dirigir el futbol pero no pueden acceder a la conducción del mismo porque la actual organización político-mafiosa que tiene las riendas del futbol guatemalteco se los impide.









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

sábado, 26 de enero de 2013

LOS NADIES,…



Eduardo Galeano nació en Montevideo en 1940. Uruguayo, como Benedetti, ha conocido también la experiencia del exilio en Argentina y España por su personalidad de intelectual comprometido. Sus obras ayudan a indagar en lo que no nos cuentan sobre el mundo.
Recibió numerosos premios por Las venas abiertas de América Latina, pero su mejor libro, por lo crítico, por lo original (es autor también de los grabados), porque sí, es El libro de los abrazos.




LOS NADIES, PUNTOS DE VISTA,
HABLAN LAS PAREDES


Eduardo Galeano


 Los nadies

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.




Puntos de vista

Desde el punto de vista del sur, el verano del norte es invierno.

Desde el punto de vista de una lombriz, un plato de espaguetis es una orgía.

Donde los hindúes ven una vaca sagrada, otros ven una gran hamburguesa.

Desde el punto de vista de Hipocrates, Galeno, Maimonides y Paracelso, existía una enfermedad llamada indigestión, pero no existía una enfermedad llamada hambre.

Desde el punto de vista del búho, del murciélago, del bohemio y del ladrón, el crepúsculo es la hora del desayuno.

La lluvia es una maldición para el turista y una buena noticia para el campesino.

Desde el punto de vista del nativo, el pintoresco es el turista.

Desde el punto de vista de los indios de las islas del mar Caribe, Cristóbal Colon, con su sombrero de plumas y su capa de terciopelo rojo, era un papagayo de dimensiones jamás vistas.

Desde el punto de vista del oriente del mundo, el día del occidente es noche.

En la India, quienes llevan luto visten de blanco.

En la Europa antigua, el negro, color de la tierra fecunda, era el color de la vida, y el blanco, color de los huesos, era el color de la muerte.

Según los viejos sabios de la región colombiana del Choco, Adán y Eva eran negros y negros eran sus hijos Cain y Abel. Cuando Cain mato a su hermano de un garrotazo, tronaron las iras de Dios. Ante las furias del señor, el asesino palideció de culpa y miedo, y tanto palideció que blanco quedo hasta el fin de sus días. Los blancos somos, todos, hijos de Cain.

En la selva, ¿llaman ley de la ciudad a la costumbre de devorar al mas débil?

La venta de armas es una buena noticia para la economía, pero no es tan buena para sus difuntos.


Hablan las paredes

Tiempos modernos

Si la cárcel está llena de inocentes, ¿dónde están los delincuentes?

Yo no vendo a mi madre. Ya la vendió mi padre.

Oculté tan bien lo que pensaba, que ya no lo recuerdo.

Tanta lluvia y tan poco arco iris.

¿Y si hay guerra y no va nadie?

En mi hambre, mando yo.

Preguntas

Vivir solo, ¿es tan imposible como vivir acompañado?

Los mudos, ¿practican el sexo oral?

¿El amor muere o cambia de domicilio?

Un parto en la calle, ¿es alumbrado público?

Si María era virgen, ¿Jesús era adoptado?

Cuando yo sea niño, ¿seré poeta?

De ellas sobre ellos

Hombre que no miente, es mujer.

Una mujer sin hombre es como un pez sin bicicleta.

El 99 por ciento de los hombres da mala reputación al resto.

Prometen regalos y dan palos.

¿Qué hacen las mujeres antes de encontrar al hombre de sus sueños? Se casan y tienen hijos.

Detrás de toda mujer feliz hay un machista abandonado.

Si Dios hizo a Adán a su imagen y semejanza, ¿quién nos defiende de Dios?

De ellos sobre ellas

Mujer que no rompe las bolas, es hombre.

Cada día mueren dieciocho mil mujeres, y a la mía ni le duele la cabeza.

La mujer en casa y con la pata rota.

Linda como mujer de otro.

Si se callaran un momento, podría decirles cuánto las amo.

Cuando no te lo cobran, te lo hacen pagar.

Si las mujeres fueran necesarias, Dios tendría una.

La muerte

¿Por qué tienen muros los cementerios, si los que están adentro no pueden salir y los que están afuera no quieren entrar?

Los muertos no nos dejan vivir, porque no los dejamos morir.

La muerte es un mal hereditario.

Hablaban tan bien de mí, que pensé que me había muerto.

La muerte siempre gana, pero te da una vida de ventaja.

No te preocupes tanto por la vida, porque no saldrás vivo de ella.

Todos los dioses fueron inmortales.

Lo único seguro es que quién sabe.

Zig y zag

Con el tigre delante, no hay burro con reuma.

La calle Después lleva a la plaza Nunca.

Soñé que tenía insomnio.    

              


Tomado del Absurdo Cotidiano:


http://julinsa.eresmas.com/_themes/Libros/galeano.htm#4











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CT., USA.