martes, 22 de enero de 2013

FALSEANDO LA INFORMACIÓN…



¿De qué se trata entonces la intervención? Ganancias económicas.  De acuerdo a Michael R. Gordon del New York Times, occidente necesita intervenir militarmente en el norte de África porque la “región es rica en petróleo, gas, uranio y otros negocios internacionales que claramente representan los intereses de occidente y que en algunos casos están pobremente protegidos”. Que los recursos naturales en el norte de África representen claramente los intereses de occidente es un desafío a ambas la geografía y la democracia. En efecto es así, sin embargo, le queda como anillo al dedo a la lógica imperialista.



FALSEANDO LA INFORMACIÓN PARA JUSTIFICAR
OTRA INTERVENCION  MILITAR “HUMANITARIA”


Por Stephen Gowans


La advertencia de Qadffi sobre los yijadistas antes ridiculizada ahora se utiliza para justificar la intervención en Malí.


En la edición del 20 de enero, Steven Erlanger del New York Times justifica la intervención por parte de Francia en Malí, en las siguientes razones:

·         Responde a una “petición directa de un gobierno legítimo”

·         Combate “la propagación de islamistas radicales, algunos de ellos yijadistas extranjeros, con fuertes conexiones con grupos terroristas ligados a Al Qaeda en el Magreb Islámico”.

Erlanger hace uso de la palabra “legítimo” para describir al gobierno de Malí. “Democrático” acarrea más peso, pero Malí es gobernado por una dictadura, una verdad sobre la que uno sospecha Erlanger prefiere no llamar la atención. Tampoco el reporte de Erlanger menciona que Human Rights Wacht acusa a los militares de Malí de la matanza de civiles Tuaregs y de otras minorías árabes. Erlanger, actuando como todo un dependiente, empuja el uso del término “legítimo” como sustituto inferior, aunque todavía altisonante, del término “democrático” e ignora la matanza de civiles. Una operación militar para ayudar a un gobierno legítimo, debe de ser legítima, ¿de acuerdo? En cualquier caso, suena mucho mejor que la verdad, que occidente ha montado una operación militar para respaldar a una dictadura que mata a su propio pueblo.

La intervención, por supuesto, está muy lejos de ser legítima. ¿Cómo puede ser legitima una operación militar francesa en un país de África del Norte, cuando no hace mucho tiempo Francia emprendió en otro país de la región ,Libia, lo que en ese entonces fue calificado como una intervención legitima, cuyos objetivos eran lo opuesto:

·         No el apoyo, sino el derrocamiento de un gobierno legítimo

·         No detener la propagación del Islam radical, sino apoyar a islamistas radicales, algunos de ellos yijadistas extranjeros, con fuertes conexiones con grupos terroristas ligados a Al Qaeda en el Magreb Islámico” para deponer a un gobierno legítimo?

En otras palabras, la operación en Malí es la antítesis de la de Libia. Sin embargo, de acuerdo a funcionarios de Estado, en Francia, los Estados Unidos y Gran Bretaña  y con ellos los jingoístas medios de prensa occidental, ambas intervenciones son legítimas. Mientras que la intervención en Malí protege a un gobierno legítimo, la intervención en Libia derrocó a un gobierno legítimo. Mientras que la intervención en Malí se opone a los islamistas radicales, la operación en Libia los ayudó.

Como cuestión de principios, es imposible que sea verdad que los gobiernos de occidente están en contra de los islamistas radicales, cuando Arabia Saudita el principal soporte ideológico y financiero del islamismo militante sunita, es un aliado muy valioso.

Tampoco puede ser verdad cuando los poderes occidentales apoyaron a los islamistas radicales en contra de:

·         El izquierdista gobierno de Afganistán en los años 1980

·         La social democracia de Yugoslavia en los 90

·         El nacionalismo económico de Qaddfi en Libia

·         El gobierno secular nacionalista de Assad en Siria.


No puede ser verdad que los gobiernos occidentales estén en contra de déspotas, dictadores, y monarcas absolutistas, cuando ellos han respaldado a muchos de esos en el pasado y lo continúan haciendo en el presente, desde los potentados del Concejo de Cooperación del Golfo al régimen militar de Malí.

Tampoco los poderes occidentales están comprometidos en respaldar las luchas contra las tiranías como luchas contra las tiranías. En un sinnúmero de ocasiones, como cuando las tiranías reprimen rebeliones democráticas ellos se han quedado al margen sin actuar o han ayudado energéticamente a sus aliados en sus esfuerzos para suprimir violentamente a la oposición. Como ejemplo más reciente tenemos a la  monarquía absolutista de Bahrain reprimiendo violentamente la revuelta popular, asistida por los mismos países que armaron a los mal llamados “demócratas” en Libia y que también están equipando a los Hermanos Musulmanes y a yijadistas extranjeros en Siria. Washington no ha hecho nada para detener la violenta represión en Bahrain, mucho menos protestarla vigorosamente. Los británicos por su parte, invitaron al tiranos represor a la boda real de Kate and William.

¿De qué se trata entonces la intervención? Ganancias.  De acuerdo a Michael R. Gordon del New York Times, occidente necesita intervenir militarmente en el norte de África porque la “región es rica en petróleo, gas, uranio y otros negocios internacionales que claramente representan los intereses de occidente y que en algunos casos están pobremente protegidos”. Que los recursos naturales en el norte de África claramente representen los intereses de occidente es un desafío a ambas la geografía y la democracia. En efecto es así, sin embargo, le queda como anillo al dedo a la lógica imperialista.

Según observa Erlanger, la intervención en Malí “ha sido popular” y cuenta con el apoyo, de acuerdo a una encuesta, de tres cuartos de la población francesa. Este es un asentimiento a la habilidad de los cómplices de Erlanger en el negocio de moldear la opinión pública, y a la atención superficial que la mayoría de la gente le presta a los asuntos internacionales. Es también un intento de apoyar su argumento de que la intervención es legítima. Después de todo, una operación militar apoyada por una sólida mayoría apenas puede ser un acto abyecto, corrompido por la hipocresía y groseros intereses comerciales, ¿acaso puede? Y si sucede que usted está en contra de que los franceses ayuden a un aliado a defenderse de los yijadistas, Erlanger le está dejando saber que usted está en lado equivocado de la opinión pública.

“El pueblo francés  está listo para apoyar una operación militar siempre y cuando los objetivos sean claros y parezcan legítimos”, esto le dijo un analista francés a Erlanger. Pues bien, no, el pueblo francés está dispuesto a apoyar una operación militar siempre que nadie les haga un llamado para que arriesguen sus vidas y paguen más impuestos, exactamente lo que significaba “apoyar una guerra”. No más. Hoy en día, apoyar significa sentirse bien a cerca de Francia y nada más.

Los franceses continuaran sintiéndose bien a cerca de su país siempre que hayan pocas muertes de franceses en Malí y siempre y cuando la conexión entre el pago del costo de la guerra e impuestos más altos, sea oscurecida. El pago por la guerra debe ser aplazado, y luego ocultarlo, preferiblemente en impuestos elevados sobre la clase pobre y media para cubrir (guiño) la subida en los gastos de los programas de ayuda social.

Y aquí estamos. Se burlaron de Qaddafi cuando dijo que la revuelta que estalló en su contra en Benghazi era el trabajo de islamistas radicales, algunos de ellos yijadistas extranjeros, con fuertes conexiones con grupos terroristas ligados a Al Qaeda en el Magreb Islámico. Con el mismo desprecio fue desestimado cuando advirtió que, “si él caía, el caos y la guerra santa se apoderarían del Norte de Africa”. Ahora que el caos y la guerra santa amenazan con apoderarse de un cliente de occidente, las palabras de Qaddafi están siendo tratadas con respeto.  Después de muerto, el hombre al que se ridiculizo como un bufón, se ha vuelto un sabio.




Traducido del inglés por Marvin Najarro









Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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