(…) Si un negocio desarrolla
una forma de bajar los costos, puede capturar el mercado. Pero, como Marx lo
señaló, los costos laborales son un enorme factor a la hora de determinar el
precio de un producto. Por lo tanto aquellos negocios que minimizan los costos
laborales son los que pueden prevalecer en el mundo del capitalismo en donde un
perro se come a otro perro.
Pero Krugman no hizo
referencia alguna a este aspecto del análisis de Marx y en su lugar identificó
otros dos factores que contribuyen al crecimiento de la desigualdad en la
riqueza entre capitalistas y trabajadores, ambos de los cuales son discutidos
por Marx.
CUANDO LOS ECONOMISTAS
TRADICIONALES
DESCUBREN A MARX
Por Ann Robertson y Bill Leumer
Paul Krugman descubre a Marx
(y no capta la idea)
En una reciente columna en el New York Times, el profesor de Princeton y
columnista regular del Times, Paul Krugman hizo la siguiente observación:
“La economía estadounidense, desde donde se le evalué, permanece
profundamente deprimida. Pero las ganancias empresariales han alcanzado un
máximo record. Esto es simple: las ganancias como parte del ingreso nacional han
aumentado, mientras que los salarios y otras compensaciones laborales han
descendido. El pastel no está creciendo de la manera que debería -pero el
capital está haciéndolo bien al llevarse una gran tajada, a expensas del
trabajo”.
Y luego con incredulidad, agrega: “Esperen -¿estamos realmente de regreso
para platicar a cerca del capital vs trabajo? ¿”No es eso anticuado, casi una
discusión de tono marxista, obsoleta en nuestra moderna economía de la informática”?
Este es exactamente el conflicto que Marx identificó como la fundamental e
inescapable contradicción del sistema capitalista que eventualmente crearía las
condiciones para su caída: Existe una tendencia para los propietarios de
negocios, los capitalistas, de acumular cada vez más vastas riquezas mientras
que la gente que trabaja para ellos experimentan un decline en sus estándares
de vida.
Marx respaldó esta conclusión ofreciendo una descripción del
mecanismo fundamental por el que opera el capitalismo. El capitalismo está
basado en el principio de la propiedad privada y la competición. Los negocios
privados compiten los unos con los otros para atraer a los consumidores, y
aquellos que fallan en atraer un número suficiente fracasan eventualmente. Pero
para poder atraer consumidores, los negocios deben maximizar la calidad de sus
productos a la vez que minimizan su precio. Si dos productos poseen la misma
calidad pero uno es más barato, los consumidores, en busca de su propio
interés, compraran la versión más barata -todos los otros factores siendo iguales.
Esto significa que el capitalismo constantemente debe procurar minimizar el
precio de sus productos simplemente por su propia supervivencia. Si un negocio
desarrolla una forma de bajar los costos, puede capturar el mercado. Pero, como
Marx lo señaló, los costos laborales son un enorme factor a la hora de
determinar el precio de un producto. Por lo tanto aquellos negocios que
minimizan los costos laborales son los que pueden prevalecer en el mundo del
capitalismo en donde un perro se come a otro perro.
Pero Krugman no hizo referencia alguna a este aspecto del análisis de Marx
y en su lugar identificó otros dos factores que contribuyen al crecimiento
de la desigualdad en la riqueza entre capitalistas y trabajadores, ambos de los
cuales son discutidos por Marx.
El primer factor conlleva la introducción de tecnología en el proceso
laboral, i.e. tecnología que disminuye el empleo de mano de obra. En otras
palabras, la tecnología remplaza trabajadores o reduce la cantidad de
habilidades requeridas en el proceso laboral. Un ejemplo actual, se ha
desarrollado un software que, a la vez que analiza documentos legales en una
fracción de tiempo del que toma a un abogado, su costo es mucho menor. En
consecuencia, muchos abogados con buenos pagos pierden sus trabajos a causa de
tal software. Viviendo durante la era industrial, Marx ofreció muchos de tales ejemplos.
Krugman se refirió a su segundo factor, que explica el incremento de la
desigualdad entre el capitalista y el trabajador, como el “el monopolio del
poder” de las grandes corporaciones en donde “el incremento en la concentración
de negocios puede ser un factor importante en el estancamiento de la demanda
laboral, ya que las corporaciones usan su creciente monopolio del poder para
incrementar los precios sin compartir las ganancias con sus empleados” Aquí
Krugman se aproxima al corazón de la teoría marxista.
Krugman está básicamente argumentando que las grandes corporaciones usan su
poder para hacer caso omiso de tendencias puramente económicas y simplemente
demandar que sus empleados trabajen por menos. Pero este es exactamente el
punto del marxismo, aunque desde la otra dirección. Marx argumentó
persistentemente que el capitalismo no podía funcionar sin la voluntad de la
clase trabajadora para trabajar. Cuando los trabajadores se organizan y se
empeñan en acciones colectivas suspendiendo su labor, el balance del poder
cambia en favor de los trabajadores quienes pueden entonces demandar salarios
más altos como condición para retornar a trabajar, como lo hizo recientemente
la ILWU (International Longshore and Warehouse Union) en la Costa Oeste y los
maestros en Chicago.
Sorprendentemente, Krugman nunca menciona la declinación en la organización
sindical como un factor de enorme peso que explica la caída del estándar de
vida de la clase trabajadora, agregando que ha habido muy poca discusión de
estos desarrollos. Pero otros como el ex secretario del Trabajo, Robert Reich,
han discutido estas tendencias e identificado el decline en la organización
sindical como un factor mayor.
En los años 1930 cuando los sindicatos peleaban tenazmente por la clase
trabajadora, se lograron enormes victorias en términos de salarios y
beneficios. Los sindicatos conducían huelgas de brazos caídos y movilizaban a
decenas de miles de personas de las comunidades para apoyar las luchas de los
trabajadores. Su éxito fue en gran medida el responsable para la emergencia de
la llamada clase media que prosperó en los 1950 y 1960.
Los trabajadores organizados, actuando colectivamente y con energía, pueden
cambiar el panorama económico. Pero una vez la organización sindical se vuelve
complaciente y afloja su guardia y cesa de combatir, las leyes del capitalismo
ineluctablemente trituran sus ganancias y la desigualdad retorna hasta que los
trabajadores de nuevo se levantan.
Marx argumentó que eventualmente los trabajadores verían la
futilidad de este ciclo que se repite, empezaran a rechazar el capitalismo, y a
construir una sociedad socialista enteramente edificada en principios
humanísticos y democráticos.
En un reciente artículo en el New York Times sobre la sindicalización de
trabajadores en la escala más baja del pago, un organizador sindical fue citado
al decir, “Nosotros debemos retornar a las estrategias de la interrupción no
violenta de los 1930”. Actualmente las organizaciones sindicales están casi que
muertas. Las huelgas son como especies en extinción. En lugar de empeñarse en
luchas militantes, los miembros de los sindicatos son urgidos a elegir a
Demócratas quienes luego hacen un llamado a los trabajadores para que acepten
sacrificios.
El presidente de la AFL-CIO Richard Trumka ha hecho un llamado a la gente
trabajadora para que “luche encarnizadamente” para resistir recortes al Seguro
Social y Medicare. Pero estas son solo palabras. A esta fecha, los sindicatos
han fracasado en movilizar a sus miembros para montar demostraciones
masivas a todo lo largo y ancho del
país contra los recortes a estos populares programas sociales – demostraciones
que podrían culminar en cientos de miles de gentes trabajadoras descendiendo
sobre Washington, D.C. para hacer claras sus demandas a la administración de
Obama y al resto de los políticos. Sin los sindicatos encabezando estas
batallas, es muy poco lo que los trabajadores individualmente pueden lograr. Y
si los sindicatos rehúsan retornar a sus raíces militantes y permanecen
invisibles, economistas como Paul Krugman continuaran ignorando su existencia y
pasando por alto su actual fracaso en defender a la gente trabajadora.
Traducido del inglés por Marvin
Najarro
Ann Robertson es profesora
en la San Francisco State University y miembro
de la California Faculty Association. Bill Leumer es un miembro de la
International Brotherhood o Teamsters, Local 853 (ret.). Abos son escritores
para Workers Action y pueden ser contactados a @workerscompass.org
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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