domingo, 30 de junio de 2013

¿DÓNDE ESTÁ?

Todas las cadenas internacionales de noticias se preguntaban ¿dónde está el ex analista de la CIA Edward Snowden? Su paradero resultaba absolutamente desconocido… hasta hoy.


¡ULTIMO MOMENTO! TIEMBLA LA CIA.
NUEVAS REVELACIONES DE EDWARD SNOWDEN



Todas las cadenas internacionales de noticias se preguntan ¿dónde está el ex analista de la CIA Edward Snowden? Su paradero resulta absolutamente desconocido… hasta para los servicios secretos más famosos. Ni la propia CIA de Estados Unidos, ni la Mossad de Israel, ni el MI6 británico ni los temibles espías de Uruguay o de Burkina Faso lo han podido descubrir.

Según nos han confiado fuentes secretísimas, aunque todo el mundo lo creía escondido en un vuelo desde Moscú a La Habana, Edward Snowden se encontraría en estos momentos en un laboratorio subterráneo del noroeste de Taiwán (construido como un bunker a 25 metros debajo del nivel del mar), tomando chicha peruana y descifrando nuevas revelaciones del computador mágico de Raúl Reyes.

Hasta el momento, en su febril tarea de decodificación informática, Snowden ha logrado descifrar cinco nuevos secretos:


1.- Berlusconi, condenado en Italia a siete años de prisión por temas vinculados a la prostitución, en realidad habría sido el testaferro de una inmensa red de venta de personas por dinero. Aunque il Cavallieri italiano habría jugado el rol de madama y cara pública periférica de la mafia de la prostitución, en realidad el comité central de semejante burdel internacional donde las personas se compran-venden por dinero estaría ubicado en Atlanta (EEUU) y tendría por logo una enigmática sigla de tres letras sin vocales (CNN) que ni Snowden ni sus expertos colaboradores informáticos han logrado todavía descifrar.


2.- Frente a las recientes declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, Ricardo Patiño, insistiendo con el asilo político para el director de WikiLeaks Julian Assange, el presidente de Colombia Juan Manuel Santos y el ex presidente Alvaro Uribe se habrían reunido en forma ultra secreta con las máximas autoridades británicas para sugerirles una solución rápida: BOMBARDEO INMEDIATO DE LA EMBAJADA ECUATORIANA EN LONDON.


Según el desencriptamiento del plan operativo TOP SECRET encontrado en el computador mágico de Raúl Reyes, Santos y Uribe propusieron a sus pares británicos tapar el ruido de las bombas a la embajada ecuatoriana con canciones de Shakira reproducidas a todo volumen. Sus pares británicos (acompañados de altos jefes y estrategas de la OTAN) rechazaron indignados el plan operativo. Consideraron que no podían ser tan agresivos, salvajes, crueles ni brutales. No les pareció mal asesinar a Julian Assange ni torturar a otros jóvenes hackers, pero argumentaron que reproducir las canciones de Shakira en pleno centro londinense violaría toda normativa de Ginebra para los conflictos bélicos. Propusieron en cambio reemplazar a Shakira por otro tipo de arma mortífera, las canciones de Arjona, que sin necesidad de estruendos dormirían automáticamente a todo London (incluidos los guardias de la embajada de Ecuador).


3.- Luego de explorar una serie infinita de endiablados logaritmos matemáticos, Edward Snowden pudo rescatar del computador mágico de Raúl Reyes información exclusiva que involucra al Papa Francisco Primero (Jorge Mario Bergoglio), actual líder del Vaticano, junto con sus dos antecesores, Karol Józef Wojtyła y Joseph Aloisius Ratzinger, en un turbio negociado con empresas de pastillas anticonceptivas.


Los tres altos dignatarios de la Santa Sede de Roma se habrían opuesto sistemáticamente y durante décadas al uso del condón en las relaciones sexuales porque en realidad, según ahora revela el computador mágico de Raúl Reyes, serían los principales accionistas de las empresas de pastillas anticonceptivas MARVELOUS Y YASMIN.


4.- Trabajando sin parar en la decodificación de la información del computador de Raúl Reyes, Edward Snowden pudo llegar a descubrir que las actuales movilizaciones de Brasil están digitadas por agitadores encubiertos de Al Qaeda.


Uno de ellos es el conocido Bin Laden, quien nunca fue alcanzado por los marines yanquis, sino que en realidad vive en Río de Janeiro —ya sin turbante y con la barba más recortada tanto por el calor agobiante de la playa de Ipanema como por el gusto estético de las sensuales garotas cariocas— atendiendo un bar musical dedicado a difundir la poesía de Vinícius de Moraes. El otro agente encubierto de Al Qaeda que promueve la indisciplina social es Ronaldinho, quien desde la clandestinidad de Florianópolis promueve el caos y el desorden en Brasil para evitar enfrentar en el próximo mundial a otros equipos de fútbol sudamericano que le pudieran recordar la derrota brasilera del estadio Maracaná en 1950.


5.- Yoani Sánchez, promocionada bloguera cubana, aplaudida por Aznar, Vargas Llosa, la SIP y la ultraderecha de Miami, en realidad habría pertenecido al G 2 cubano y sus aparatos castristas de contrainteligencia. El computador mágico de Raúl Reyes tendría una larga serie de fotografías de Yoani leyendo con pasión “La guerra de guerrillas” de Lenin y “Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión” de Victor Serge, con un poster de Carlos Marighella a sus espaldas. Pero según pudo descifrar Edward Snowden tras largas semanas de trabajo contra reloj en ese computador mágico que resiste todas las bombas, la pobre Yoani Sánchez habría sido expulsada de los organismos de la seguridad cubana por su prosa tremendamente soporífera, aburrida y monocorde. Completamente despechada y enojada por la falta de reconocimiento hacia su exquisita pluma recién a partir de allí se habría vinculado con sus actuales patrocinadores estadounidenses.


En forma exclusiva, desde algún oscuro rincón del Planeta Tierra, Edward Snowden promete descubrir en los próximos meses más secretos a través del computador mágico de Raul Reyes. Siga atento. No se distraiga.









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USA.

viernes, 28 de junio de 2013

LOS MATICES ROSAS…


Brasil, “la potencia económica emergente” ya no provee bienestar ciudadano, ni el opiáceo socialdemócrata y el fútbol podrán seguir adormeciendo sus mentes. Ni Dilma, la presidenta, podrá seguir enarbolando la bandera del Brasil próspero elogiado por Biden, a sabiendas que es una pícara coba para consumo externo, porque hacia adentro de Brasil nadie lo cree. Se le cayó de las manos a Dilma el estandarte demagógico y la gran asignatura pendiente sobre los derechos humanos en Brasil como el racismo y la redención de las favelas, para citar lo más inmediato.



LOS MATICES ROSAS
DEL REFORMISMO LATINOAMERICANO


Por Luciano Castro Barillas

La expresión, ola rosa o marea rosa, que barrió las playas de América del Sur en los últimos diez años, da la impresión que está llegando a su fin. Es víctima del inmovilismo, resultado que el reformismo tiene un límite y a ese límite de reformas dentro del sistema, aparentemente están llegando a su fin. Nunca el reformismo ha tenido los alcances históricos que sus impulsores han querido conferirle. Ha transitado siempre por la mediocridad política. Nunca el músculo político de los afeites y aderezos al sistema, la socialdemocracia, puede llegar tan lejos, por un asunto lógico: el paso de profundización en la constitución de un modelo de profundas reformas sociales y políticas no puede ir nunca por esa vía, al menos si se quiere perdurable. En las catastróficas condiciones sociales y económicas de las democracias burguesas latinoamericanas eso ha parecido mucho, aunque realmente es bien poco. No creo tampoco que la dirigencia cubana haya creído en el algún momento que el proceso de edificación del socialismo podría ir, en algún momento, por ese camino. Tal vez sí, un proceso de acercamiento entre los gobiernos de izquierda,  no de integración, porque esa palabra entraña valores orgánicos, fundamentales, que no puede articularse de manera estratégica con un espectro variado de colores rosas, por lo tanto, son alianzas coyunturales con ciertas coincidencias ideológicas y políticas. El sacrificio y la renunciación no es parte del dictum de ideas políticas de la actual dirigencia izquierdista, que llevará los esfuerzos de reforma hasta donde se pueda y si se caen, pues, sencillamente se caerán y no habrá defensa  a ultranza de las mismas, digamos,  hasta las últimas consecuencias, que se ufanan en decir los izquierdistas, a sabiendas que eso de las “últimas consecuencias” es solo un decir.  Esas posiciones “anacrónicas” que muchos temen proclamarlas, están frescas y vigentes, dependiendo del compromiso. Los avances de fondo están fuera de su lenguaje, por una sencilla razón: esos procesos necesitan de más convicción y resolución. ¿Renunciar, como Jacobo Arbenz, para que no corra la sangre y 36 años después fue una efusión sanguínea incontenible? La veleidosidad de las masas se comprobó en Venezuela ante un cerrado o casi agónico triunfo electoral del chavismo. Porque su proceso no ha pasado por el crisol que pasan los grandes procesos históricos: la guerra necesaria y justa. La lucha de clases en su máxima expresión, donde todo se decanta, se purifica, se hace estratégico, empezando por las ideas. La historia es aleccionadora: ¿qué proceso trascendente en la historia no pasó por la guerra? ¿Qué proceso “trascendentalista” como el reformismo tuvo larga vida? Todo enemigo de clase tiene que ser derrotado y destruido. Tiene que ser sometido. ¿Incivilizada expresión? No lo creo. Es que las verdades trascendentes de la justicia, la razón y el derecho se imponen. Bueno, habría que preguntárselo a Fidel. Las verdades “trascendentalista” se negocian, se hablan, se discuten y luego perecen. La verdad la impone el ganador de la guerra. En Guatemala la oligarquía detenta desde 1954 “su verdad”. Eso así ha sido siempre y así será. El mundo no podrá nunca cambiarse con propuestas amables. En la antigüedad romana se hicieron esos descubrimientos y después sistematizados por Marx: “Mientras los hombres no sean mejores, se tiene que tener desenvainada la espada”. Las fuerzas reaccionarias imponen por todo el mundo sus verdades neoliberales y los Estados Unidos con las antiguas potencias coloniales del pasado van ganando la batalla. La tolerancia política o la generosidad política entre las personas también acontece en los movimientos sociales y entre los países y esas olas rosas o reformistas están llegando a su final. Podría ser que su crisis sea el catalizador para el salto dialéctico de calidad, pero ello significaría la guerra, digamos, “militar”, porque la lucha política y económica ha sido, de algún modo, medianamente exitosa con sus bloques regionales. Las democracias participativas indudablemente avanzaron en los últimos diez años pero el modelo se ha corroído por que el mal va implícito es su propia naturaleza, solo para citar un ejemplo: el consumismo sin militancia, el aburguesamiento. La búsqueda de la mejor condición de vida sin acompañamiento de la educación política adecuada y el compromiso. De allí que resulta tan fácil saltar de patio, como ocurrió en Venezuela, donde pese a los apoyos sociales en educación vivienda, salud y subsidios alimenticios, la derecha tiene incuestionable fortaleza para revertir ese proceso social pese a las enfáticas y autosuficientes afirmaciones de Maduro: “¡Los ricos en Venezuela no volverán a ser poder!”. Por poco lo son. Y cuando esa “militancia” se desplaza hacia la derecha es porque diez años de proceso libertario no ha permeado sus conciencias y la panza ha sido la preeminente en ese compromiso ante la ausencia  de asuntos trascendentes como la guerra. Claro, cómo seríamos los seres humanos que todas las conquistas sociales fueran concesiones amables de las clases en el poder. No recuerdo ninguna. ¿Miedo a hablar de ella como la sífilis entre sanos? La guerra sin ser aventureros es algo que debe estar siempre pendiente como acción última, si no ¿para qué los ejércitos? Evitarla en lo posible, pero tampoco eludirla si es necesaria y justa. ¿Vergüenza por hablar de la guerra para exhibir un rostro pacifista? Creo que no. La guerra sigue siendo una opción válida para resolver conflictos que no pueden resolverse a través de la interlocución educada. La fuerza también tiene su razón aunque muchos filósofos hay preconizado por siglos su irracionalidad.  La lucha de clases militar no tiene por qué estar a un grado menor que la lucha de clases política, ideológica y económica. La confrontación es un camino, nunca elogiado, claro está, por las clases dominantes, sin embargo usada con gran entusiasmo por ellas. Algo poco probable con las dirigencias reformistas socialdemócratas, que nunca se posicionarían en ese punto de inflexión política porque no creen en ello. Al juego socialdemócrata nos empujó de manera difusa el imperio y allí se irá quedando si  no se avanza hacia democracias revolucionarias. No hay recetas, claro, pero la realidad se impone.  Porque, aunque no se diga, hay hegemonismos nacionales, afanes de preeminencia nacional; hipócritas nacionalismos por hacer cada cual de su comunidad nacional la mejor: Allí están a la mano los poco disimulados desencuentros entre uruguayos y argentinos o entre argentinos y brasileños. Y así otros ejemplos. Brasil, “la potencia económica emergente” ya no provee bienestar ciudadano, ni el opiáceo socialdemócrata y el fútbol podrán seguir adormeciendo sus mentes. Ni Dilma, la presidenta, podrá seguir enarbolando la bandera del Brasil próspero elogiado por Biden, a sabiendas que es una pícara coba para consumo externo, porque hacia adentro de Brasil nadie lo cree. Se le cayó de las manos a Dilma el estandarte demagógico y la gran asignatura pendiente sobre los derechos humanos en Brasil como el racismo y la redención de las favelas, para citar lo más inmediato. Sigue siendo una asignatura pendiente y donde gracias al espontaneísmo de las masas se han caído caretas, una de ellas y quizá la más internacional: la de Pelé. No cabe la menor duda que es el brasileño más intoxicado por el opio del fútbol, a tal punto que Romario dijo en una fina ironía que “Pelé es un gran poeta cuando permanece callado”.











Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

jueves, 27 de junio de 2013

UN TRATO INJUSTO


A la mayoría de la gente que se legalice bajo el proyecto de ley de reforma migratoria se les otorgará el estatus de inmigrantes provisionalmente registrados (RPIs por sus siglas en inglés). Este estatus se renovará cada seis años, pero aquellos inmigrantes que obtengan ingresos por debajo de la línea de pobreza federal, y que además hayan estado desempleados por más de 60 días consecutivos perderán su estatus legal. Sobre esta base, los jornaleros, los trabajadores de temporada y muchos otros, seran con toda seguridad excluidos. (La Oficina del Presupuesto del Congreso, presume que únicamente una “pequeña fracción” perdería su estatus RPI, llevándolos a sobreestimar el número de inmigrantes que seran legalizados).


UN PROYECTO ANTI INMIGRANTE
DISFRAZADO DE REFORMA


Por Justin Feldman

El lunes 24 de junio, 67 senadores votaron para terminar el debate sobre la enmienda Hoeven-Corker que trata sobre la seguridad en la frontera en el proyecto de reforma migratoria. El voto virtualmente garantiza que el proyecto de reforma migratoria será aprobado en el senado. Al mismo tiempo garantiza que el precio a pagar por las comunidades de inmigrantes será mayor que los beneficios que se obtendrán del proyecto de reforma.

La letanía que constantemente han estado repitiendo los Demócratas y sus aliados de que el proyecto de reforma ofrece una vía hacia la ciudadanía para los 11 millones de indocumentados -es sencillamente una mentira. La Oficina del Presupuesto del Congreso (Congressional Budget Office) estima que si el proyecto de ley es aprobado, aproximadamente 4 millones de los 11.5 millones de indocumentados que actualmente existen quedarían excluidos. Su estimado es bastante optimista, y es posible que cerca de la mitad de los inmigrantes indocumentados nunca seran beneficiados con la legalización. Y aun aquellos que logren beneficiarse tendrán que enfrentar un largo proceso en una difícil y precaria situación.

Cincuenta Arizonas

El proyecto de ley de reforma creará un futuro sombrío para millones de inmigrantes indocumentados. Para dar inicio a la era post-reforma, el ICE será requerido organizar una campaña de deportaciones masivas, llevando a cabo redadas que abarcaran al 90 por ciento de todos aquellos inmigrantes a quienes sus visas se les hayan vencido el año anterior. Conforme vaya avanzando, la vida diaria de los millones de indocumentados se volverá mucho más difícil de lo que es hoy en día.

Una vez todos los negocios que operan legalmente hayan adoptado el sistema de verificación de empleo, E-Verify, requerido bajo el proyecto de ley, un mayor número de inmigrantes terminaran en empleos peligrosos y sin protección legal en donde seran malintencionadamente clasificados como contratistas independientes por las compañías más oscuras. Si un trabajador consigue trabajo con un número falso del Seguro Social, el empleador podría ir a prisión por 5 años.

Actualmente nueve estados han emitido licencias de conducir a inmigrantes indocumentados, pero probablemente perderán ese privilegio bajo la ley de reforma migratoria. El proyecto de ley requiere que las licencias estales cumplan con el REAL ID Act (Ley de Identificación Real) y otras regulaciones federales que restringen la emisión de tarjetas de identificación. Si un estado no cumple, la mayoría de sus residentes se verán forzados a obtener un pasaporte de los EUA con el único propósito de que sirva como autorización para trabajar. Esto es más que suficiente para garantizar que los estados restringirán la emisión de licencias de conducir.

También está la cuestión de la seguridad en la frontera. Antes de que se aprobara la enmienda Hoeven-Corker, el proyecto de ley estaba programado para infusionar la suma adicional de $6.5 billones para la militarización de la frontera EEUU-México. Pero bajo la enmienda, la cual es muy mala que hasta la gobernadora de Arizona Jan Brewer le brindó inicialmente su apoyo, esa cantidad sobrepasa los $40 billones. El plan contempla aumentar al doble el tamaño de la patrulla fronteriza, completar 700 millas de vallado y el aumento de vuelos con aviones auto piloteados para la vigilancia de la zona. La patrulla fronteriza establecerá más puntos de reten en la comunidades fronterizas y cometerá diariamente docenas más de abusos a los derechos humanos. Los migrantes continuaran cruzando, aunque lo harán mayormente por áreas remotas, muriendo más gente como resultado. Los migrantes aprehendidos al cruzar la frontera podrían enfrentar, dependiendo de sus historiales criminales y de inmigración, hasta 30 años de prisión.

Un trato injusto, aun para los inmigrantes que se legalicen

A la mayoría de la gente que se legalice bajo el proyecto de ley de reforma se les otorgará el estatus de inmigrantes provisionalmente registrados (RPIs por sus siglas en inglés). Este estatus se renovará cada seis años, pero aquellos inmigrantes que obtengan ingresos por debajo de la línea de pobreza federal, y que además hayan estado desempleados por más de 60 días consecutivos perderán su estatus legal. Sobre esta base, los jornaleros, los trabajadores de temporada y muchos otros, seran con toda seguridad excluidos. (La Oficina del Presupuesto del Congreso, presume que únicamente una “pequeña fracción” perdería su estatus RPI, llevándolos a sobreestimar el número de inmigrantes que seran legalizados).

Para mantener el estatus PRI, los trabajadores se verán forzados a permanecer en empleos bajo condiciones abusivas a fin de no quedarse desempleados. Las mujeres se verán obligadas a permanecer casadas con hombres abusadores con tal de cumplir con el requerimiento de ingreso económico por hogar. Antes de obtener la green card (tarjeta verde de residencia), la mayoría de inmigrantes tendrán que mantener por al menos 10 años el estatus PRI. Tomará al menos 15 años antes de que puedan calificar para la mayoría de beneficios públicos y, por lo menos 10 años antes de que puedan recibir subsidios de seguro médico bajo el Affordable Care Act (Acta de Cuidado de Salud Asequible). Durante ese tiempo, muchos tendrán que batallar para lograr acceder al cuidado médico y otros servicios.

Otro problema con el estatus PRI es que, encerrará  a los inmigrantes en una sola opción para lograr la legalización. La ley de inmigración es complicada, pero muchos inmigrantes indocumentados pueden obtener la tarjeta verde de residencia con bastante rapidez una vez uno de sus hijos nacidos aquí o uno de sus padres (ciudadanos) someta una petición por ellos. Sin embargo, el proyecto de ley de reforma eliminaría esas opciones, y aquellos con estatus PRI quedarían empantanados en la senda de los 10 años (hay excepciones limitadas en los casos de personas casadas con ciudadanos estadounidenses del sexo opuesto). En efecto, bajo el proyecto de reforma migratoria las tarjetas verdes de residencia seran significativamente retardadas para muchos inmigrantes.

Los Demócratas y sus amigos

Durante los dos días previos al voto en el Senado, el senador Chuck Schumer sostuvo una serie de teleconferencias con sus aliados -sindicatos y grupos de apoyo que aseguran hablar por los inmigrantes. Schumer les hizo saber que estaba de acuerdo con incluir la enmienda Hoeven-Corker, la cual incrementaría drásticamente las deportaciones y la militarización de la frontera. Esto fue tan solo lo último en una serie de compromisos, comenzando con la exclusión de parejas del mismo sexo de la versión inicial del proyecto de reforma.

Schumer solicitó el continuo apoyo de sus amigos a pesar de la enmienda y a pesar del castigo colectivo que las comunidades de inmigrantes tendrán que aceptar para que algunos puedan ser legalizados. Sus amigos accedieron voluntariosamente (después de todo, ellos no seran quienes sufrirán el castigo). Organizaciones como SEIU, National Immigration Forum, Church World Service y America’s Voice emitieron un comunicado de prensa siguiendo los mismos argumentos y aceptando la enmienda Hoeven-Corker como un compromiso necesario.

Recientemente el senador Schumer ha comenzado, inclusive, a auto promoverse como un especie de líder de los derechos civiles. En una aparición en CNN, declaró, “Este (proyecto de reforma) tiene el potencial de convertirse en el siguiente más grande movimiento por los derechos civiles… Puedo ver un millón de personas en el Mall”. Todo esto es muy suculento sobre todo viniendo de un hombre quien ha aceptado más de $100.000 de la industria privada de las prisiones.

Es posible que una marcha de un millón de personas en Washington pueda en realidad tener lugar. Las organizaciones envueltas son buenas para movilizar gente, suscitando esperanzas sin en verdad discutir la sustancia del proyecto de ley, muchos menos, escuchar sus preocupaciones. Y el proyecto de ley podría contener el grado suficiente de violencia racista para apaciguar a los republicanos en la cámara de  representantes después de algunas modificaciones, aunque eso queda por verse. Es muy probable que la Cámara de Representantes rechace el proyecto de ley del Senado y los Demócratas traten de sacarle provecho a la desilusión en las elecciones de mitad de mandato  del 2014.

Sin considerar cuanto avance el proceso legislativo, los defensores de los derechos humanos necesitan presionar con fuerza contra este proyecto de ley de reforma migratoria y contra el débil liderazgo de los grupos de apoyo que lo están promoviendo. Afortunadamente, parece que unas cuantas organizaciones han comenzado a reflexionar sobre si vale la pena o no, continuar apoyando el proyecto de ley,  grupos como Presente.org han hecho pública su formal oposición al proyecto de ley. Inclusive organizaciones como PICO y United We Dream, dos organizaciones que han colaborado muy de cerca con la reforma migratoria, montaron una protesta en la oficina de Schumer el martes por la tarde cuando se supo que el senador estaba en el proceso de agregar (todavía más) enmiendas antiinmigrantes para ganar el voto de los republicanos.

Sin embargo, si las cosas continúan por el mismo camino, o el congreso aprueba un proyecto de reforma migratoria que será mucho más peor que el estatus quo actual, o el precedente que los demócratas han sentado levantará su horrible cabeza la próxima vez que el congreso trate de abordar el problema de la inmigración, reapareciendo con todas sus detestables provisiones. Los grupos pro inmigrantes y de derechos civiles que aduladoramente han apoyado a Schumer y a los demócratas, o que ingenuamente han llegado a creer que pueden enmendar el proyecto de ley, o bien escondiéndose detrás de una campaña fútil para hacer que Obama declare una moratoria en las deportaciones, tienen que despertar y darse cuenta que la tarea inmediata es combatir a sus “amigos” en el congreso y acabar este proyecto de ley.



Traducido del inglés por Marvin Najarro.



Justin Feldman vive en Washington D.C y puede ser leída en el blog  http://openborders.us











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Ct., USA.

martes, 25 de junio de 2013

INSTITUCIÓN PELIGROSA


En uno de los párrafos del artículo  Abuse in Guatemalan Psychiatric Hospital May Amount to Torture (Abuso en Hospital Psiquiátrico de Guatemala Podría Equivaler a Tortura), publicado el 3 de abril del 2013, por el sitio web Human Rights Brief, se lee lo siguiente:

(…) El gobierno de Guatemala ratificó en el 2009, la Convención de la ONU sobre los Derechos de Personas Discapacitadas (CRPD, por sus siglas en ingles). El artículo 15 del CRPD establece que las personas discapacitadas no deben ser sujetas a la tortura o trato cruel, inhumano o degradante, o al castigo. Además, el artículo 16, establece que las personas discapacitadas deben estar libres de la explotación, violencia, y abuso. Como un Estado Parte del CRPD, la adherencia del gobierno de Guatemala a estas provisiones es sospechosa, especialmente a la luz de las graves condiciones reportadas en el hospital Federico Mora.



HOSPITAL FEDERICO MORA DE GUATEMALA,
“LA INSTITUCIÓN MÁS PELIGROSA QUE HAYA
DOCUMENTADO EN AMÉRICA LATINA”,
Disability Rights International, dixit.


Por Marielos Monzón

Conocer la realidad que enfrentan las y los pacientes del Hospital Nacional de Salud Mental Federico Mora me causó un impacto del que todavía no me repongo. Las denuncias de lo que allí ocurre son dignas de una película de terror. Aun y cuando los periodistas estamos acostumbrados a ver situaciones extremas, lo que pasa en ese lugar supera todo lo visto.

Los 334 pacientes del Hospital Federico Mora enfrenta una situación grave y urgente de ser atendida, ya que existe un riesgo real, concreto y específico de que van a sufrir un daño irreparable. En el hospital prevalecen serias condiciones antihigiénicas e insalubres, que pueden calificarse como un desastre sanitario. El agua disponible está contaminada y no es potable, carecen de agua caliente para bañarse. Hay escasez de artículos de limpieza y de higiene personal, no hay toallas sanitarias para las mujeres, ni pañales para los adultos mayores que los necesitan. Los uniformes están llenos de heces y la mayoría de pacientes caminan descalzos y tienen llagas por el sol. Hay goteras en el techo, por lo que muchos pacientes duermen en el suelo con los colchones empapados o sobre los resortes de las camas; hay falta de comida y personas que se quedan sin ingerir alimentos. Todas estas condiciones generan una amenaza inmediata a la salud y a la vida de las y los internos.

Otros pacientes, sobre todo mujeres, están reunidas en celdas de aislamiento para evitar que sean víctimas de violaciones sexuales, ya que en el hospital están recluidas personas acusadas de delitos graves y los guardias que les custodian. Existen numerosas denuncias de ataques sexuales dentro de las instalaciones del hospital, sobre todo durante la noche, ya que el sistema eléctrico está casi colapsado y no hay luz.  Una de las medidas que se tomó fue darles pastillas anticonceptivas para evitar embarazos. Otros pacientes se han infectado de VIH Sida y otras enfermedades de transmisión sexual. Y así podría seguir enumerando los vejámenes de los que son objeto.

Es de tal gravedad la situación que la organización Disability Rights International, DRI, constató en Guatemala que el Hospital Federico Mora es la institución más peligrosa que haya documentado en América Latina. Y eso es mucho decir, porque DRI ha evaluado el estado de abandono y las condiciones inhumanas y degradantes que se viven en varios hospitales psiquiátricos de la región.

En vista de lo encontrado, DRI, junto a la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, ODHAG, presentaron una solicitud de medidas cautelares ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a favor de los pacientes del nosocomio, que fueron otorgadas el 20 de noviembre de 2012. Siete meses después, la situación sigue siendo prácticamente la misma, hubo una mínima mejoría en el aseo de algunos pacientes y un ofrecimiento del Gobierno, de construir un pabellón adicional para disminuir riesgos.

Pero eso es absolutamente insuficiente. Las personas con discapacidad mental merecen una atención integral y un trato digno, acorde a su condición de seres humanos.















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CT., USA.

domingo, 23 de junio de 2013

BRASIL, UN NUEVO CICLO…


No sería exagerado pronosticar  que un nuevo ciclo de ascenso de las luchas populares estaría dando comienzo en el gigante sudamericano. Si así fuera lo más probable sería una reorientación de la política brasileña, lo cual sería una muy buena noticia para la causa de la emancipación de Brasil y de toda Nuestra América.


BRASIL, UN NUEVO CICLO DE
LUCHAS POPULARES


Por Atilio A. Boron

Las grandes manifestaciones populares de protesta en Brasil demolieron en la práctica una premisa cultivada por la derecha, y asumida también por diversas formaciones de izquierda -comenzando por el PT y siguiendo por sus aliados: si se garantizaba “pan y circo” el pueblo –desorganizado, despolitizado, decepcionado por diez años de gobierno petista- aceptaría mansamente que la alianza entre las viejas y las nuevas oligarquías prosiguieran gobernando sin mayores sobresaltos. La continuidad y eficacia del programa “Bolsa Familia” aseguraba el pan, y la Copa del Mundo y su preludio, la Copa Confederación, y luego los Juegos Olímpicos, aportarían el circo necesario para consolidar la pasividad política de los brasileños. Esta visión, no sólo equivocada sino  profundamente reaccionaria (y casi siempre racista) quedó hecha añicos en estos días, lo que revela la corta memoria histórica y el peligroso autismo de la clase dominante y sus representantes políticos a quienes se les olvidó que el pueblo brasileño supo ser protagonista de grandes jornadas de lucha y que sus períodos de quietismo y pasividad alternaron con episodios de súbita movilización que rebasaron los estrechos marcos oligárquicos de un estado apenas superficialmente democrático. Basta recordar las multitudinarias movilizaciones populares que impusieron la elección directa del presidente a comienzos de los años ochentas; las que precipitaron la renuncia de Fernando Collor de Melo en 1992 y la ola ascendente de luchas populares que hicieron posible el triunfo de Lula en el 2002. El quietismo posterior, fomentado por un gobierno que optó por gobernar con y para los ricos y poderosos, creo la errónea impresión de que la expansión del consumo de un amplio estrato del universo popular era suficiente para garantizar indefinidamente el consenso social. Una pésima sociología se combinó con la traidora arrogancia de una tecnocracia estatal que al embotar la memoria hizo que los acontecimientos de esta semana fueran tan sorpresivos como un rayo en un día de cielos despejados. La sorpresa enmudeció a una dirigencia política de discurso fácil y efectista, que no podía comprender -y mucho menos contener- el tsunami político que irrumpía nada menos que en medio de los fastos futboleros de la Copa Confederación. Fue notable la lentitud de la respuesta gubernamental, desde las intendencias municipales hasta los gobiernos estaduales y el propio gobierno federal.
      
Opinólogos y analistas adscriptos al gobierno insisten ahora en colocar bajo la lupa estas manifestaciones, señalando su carácter caótico, su falta de liderazgo, la ausencia de un proyecto político de recambio. Sería mejor que en lugar de exaltar las virtudes de un fantasioso “posneoliberalismo” de Brasilia y de pensar que lo ocurrido tiene que ver con la falta de políticas gubernamentales hacia un nuevo actor social, la juventud,  dirigieran su mirada hacia los déficits de la gestión gubernativa del PT y sus aliados en un amplio abanico de temas cruciales para el bienestar de la ciudadanía. Plantear que las protestas fueron causadas por el aumento de 20 centavos de real en el transporte público de Sao Paulo es lo mismo que, salvando las distancias, afirmar que la Revolución Francesa se produjo porque, como es sabido, algunas panaderías de la zona de la Bastilla habían aumentado en unos pocos centavos el precio del pan. Confunden estos propagandistas el detonante de la rebelión popular con las causas profundas que la provocan, que dicen relación con la enorme deuda social de la democracia brasileña, apenas atenuada en los últimos años del gobierno Lula. El disparador, el aumento en el precio del boleto del transporte urbano, tuvo eficacia porque según algunos cálculos para un trabajador que gana apenas el salario mínimo en Sao Paulo el costo diario de la transportación para concurrir a su trabajo equivale a poco más de la cuarta parte de sus ingresos. Pero esto  sólo pudo desencadenar la oleada de protestas porque se combinaba con la pésima situación de los servicios de salud pública; el sesgo clasista y racista del acceso a la educación;  la corrupción gubernamental (un indicador: la presidenta Dilma Rousseff ha echado a varios ministros por esta causa), la ferocidad represiva impropia de un estado que se reclama como democrático y la arrogancia tecnocrática de los gobernantes, en todos sus niveles, ante las demandas populares que son desoídas sistemáticamente: caso de la reforma de la previsión social, o de la paralizada Reforma Agraria o los reclamos de los pueblos originarios ante la construcciones de grandes represas en la Amazonía. Con estas asignaturas pendientes, hablar de “posneoliberalismo” revela, en el mejor de los casos, indolencia del espíritu crítico; en el peor, una deplorable sumisión incondicional al discurso oficial.
    
A la explosiva combinación señalada más arriba hay que sumar el creciente abismo que separa al común de la ciudadanía de la partidocracia gobernante, incesante tejedora de toda suerte de inescrupulosas alianzas y transformismos, que burlan la voluntad del electorado sacrificando identidades partidarias y adscripciones ideológicas. No por casualidad todas las manifestaciones expresaban su repudio a los partidos políticos. Un indicador del costo fenomenal de esa partidocracia –que resta recursos al erario público que podrían destinarse a la inversión social- está dado por lo que en Brasil se denomina el Fondo Partidario, que financia el mantenimiento de una maquinaria meramente electoralista y que nada tiene que ver con ese “príncipe colectivo”, sintetizador de la voluntad nacional-popular del que hablara Antonio Gramsci. Un solo dato será suficiente: a pesar de que la población exige infructuosamente mayores presupuestos para mejorar los servicios básicos que hacen a la calidad de la democracia, el mencionado fondo pasó de distribuir 729.000 reales en 1994 a la friolera de 350.000.000 de reales en el 2012, y está por acrecentarse aún más en el curso de este año. Esa enorme cifra habla con elocuencia del hiato que separa representantes de representados: ni  los salarios reales ni la inversión social en salud, educación, vivienda y transporte  tuvieron la prodigiosa progresión experimentada por una casta  política completamente apartada de su pueblo y que no vive para la política sino que vive, y muy bien, de la política, a costa de su propio pueblo.
           
¿Eso es todo? No, hay algo más que provocó la furia ciudadana. El  exorbitante costo en que incurrió Brasilia a cuenta de una absurda  “política de prestigio” encaminada a convertir al Brasil en un “jugador global” en la política internacional. La Copa del Mundo de la FIFA y los Juegos Olímpicos exigirán enormes desembolsos que podrían haber sido utilizados más provechosamente en solucionar añejos problemas que afectan a las clases populares. Hubiera sido bueno que se recordara que México no sólo organizó una sino dos Copas del Mundo en 1970 y 1986, y los Juegos Olímpicos de 1968. Ninguno de estos grandes fastos convirtió a México en un jugador global de la política mundial: pero aún, sirvieron para ocultar los problemas reales que irrumpirían con fuerza en la década de los noventas y que perduran hasta el día de hoy. Según la ley aprobada por el congreso brasileño la Copa del Mundo dispone de un presupuesto inicial de 13.600 millones de dólares, que seguramente aumentará a medida que se acerque la inauguración del evento, y se estima que los Juegos Olímpicos demandarán una cifra aún  mayor. Conviene aquí recordar una sentencia de Adam Smith, cuando decía que “lo que es imprudencia y locura en el manejo de las finanzas familiares no puede ser responsabilidad y sensatez en el manejo de las finanzas del reino.” Quien en su hogar no dispone de ingresos suficientes que garanticen la salud, la educación y una adecuada vivienda para su familia no puede ser elogiado cuando gasta lo que no tiene en una costosísima fiesta.

La dimensión de este despropósito queda graficado, como observa con perspicacia el sociólogo y economista brasileño Carlos Eduardo Martins, cuando compara el costo del programa “Bolsa Familia”, 20.000 millones de reales, con el que devoran los intereses de la deuda pública: 240.000 millones de reales. Es decir, que en un año los tiburones financieros de Brasil y del exterior, niños mimados del gobierno, reciben como compensación a sus tramposos préstamos el equivalente doce planes “Bolsa Familia” por año. Según un estudio de la Auditoría Ciudadana de la Deuda, en el año 2012 el desembolso por concepto de intereses y amortizaciones de la deuda pública insumió el 47.19 por ciento del presupuesto nacional; por contraposición, se le dedicó a la salud pública el 3.98 por ciento, a la educación el 3.18 por ciento y a l transporte el 1.21 por ciento. Con esto no se quiere disminuir la importancia del programa “Bolsa Familia” sino de resaltar la escandalosa gravitación de  la sangría originada por una deuda pública-ilegítima hasta la médula- que ha hecho de los banqueros y especuladores financieros los principales beneficiarios de la democracia brasileña o, más precisamente, de la plutocracia reinante en el Brasil.
     
Por eso tiene razón Martins cuando observa que la dimensión de la crisis exige algo más que reuniones de gabinete y conversaciones con algunos líderes de los movimientos sociales organizados. Propone, en cambio, la realización de un plebiscito para una reforma constitucional que recorte los poderes de la partidocracia y empodere de verdad a la ciudadanía; o para derogar la ley de auto-amnistía de la dictadura; o para realizar una auditoría integral sobre la turbia génesis de la escandalosa deuda pública (como hizo Rafael Correa en el Ecuador). Agrega también que no basta con decir que el 100 por ciento de los royalties que origine la explotación del enorme yacimiento petrolero del Pre-Sal serán dedicados, como lo declaró Rousseff, a la educación, en la medida en que no se diga cuál será la proporción que el estado captará de las empresas petroleras. En Venezuela y Ecuador el estado retiene por concepto de royalties entre el 80 y el 85 por ciento de lo producido en boca de pozo. ¿Y en Brasil quién fijará ese porcentaje? ¿El mercado? ¿Por qué no establecerlo mediante una democrática consulta popular?
           
Como puede colegirse de todo lo anterior, es imposible reducir la causa de la protesta popular en Brasil a una eclosión juvenil. Es prematuro  prever cual será el futuro de estas manifestaciones, pero de algo estamos seguros. El “¡Que se vayan todos!” de la Argentina del 2001-2002 no pudo constituirse como una alternativa de poder, pero por lo menos señaló los límites que ningún gobierno podría volver a traspasar so pena de ser derrocado por una nueva insurgencia popular.  Más aún, las grandes movilizaciones populares en Bolivia y Ecuador demostraron que sus flaquezas y su inorganicidad -como las que hoy hay en Brasil- no le impidieron tumbar a gobernantes que sólo solo lo hacían a favor de los ricos. Las masas que salieron a la calle en más de cien ciudades brasileñas pueden tal vez no saber adónde van, pero en su marcha pueden acabar con un gobierno que claramente eligió ponerse al servicio del capital. Brasilia haría muy bien en mirar lo ocurrido en los países vecinos y tomar nota de esta lección que presagia crecientes niveles de ingobernabilidad si persiste en su alianza con la derecha, con los monopolios, con el agronegocios, con el capital financiero, con los especuladores que desangran al presupuesto público de Brasil. La única salida a todo esto es por la izquierda, potenciando no en el discurso sino con hechos concretos, el protagonismo popular y adoptando políticas coherentes con el nuevo sistema de alianzas. No sería exagerado pronosticar  que un nuevo ciclo de ascenso de las luchas populares estaría dando comienzo en el gigante sudamericano. Si así fuera lo más probable sería una reorientación de la política brasileña, lo cual sería una muy buena noticia para la causa de la emancipación de Brasil y de toda Nuestra América.












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sábado, 22 de junio de 2013

AQUÍ HAY HAMBRE


En Guatemala hay hambre, sí señor, HAMBRE. Hasta aquí, el violento dique ha contenido y ha ahogado. Pero ¿cuánto más va a soportar? ¿O es que ustedes mismos, los que hace apenas un poco de tiempo hablaban de reformar ciertas cosas, de dejar un respiro de justicia al pueblo, de poner en orden a los hambreadotes de nuestro país, ya se sienten seguros, porque ninguna metralleta les quita el sueño?



PERDONEME, SEÑOR,
PERO AQUÍ HAY HAMBRE


Por Manuel José Arce

Sí, señor, hay hambre. Y hágame el favor de no seguirla llamando desnutrición, subalimentación, ni palabritas por el estilo. Porque esto no necesita de neologismos: hambre es y hambre se llama. Mi pueblo tiene hambre. Los niños nacen y mueren con hambre. Ya sé que esto no es un tema agradable y que echa a perder a veces la digestión. Lo siento por su desayuno de hoy, pero voy a hablarle de eso.


Fue necesario que el New York Times lo publicara para que cierta gente en Guatemala empezara a pensar que a lo mejor sí, como que hay algo de eso, aunque muy exagerado, claro está. Pero no crean que exageran, ni que estas son mentiras de los  “cumunistas” para espantar el turismo. En Guatemala hace mucho que hay hambre. ¿Y sabe usted una cosa? El plomo pesa, pero el hambre no sacia con balas. Y sobre los muchos que ya pesan en nuestra historia, este es otro crimen imperdonable.


Claro que echarle las culpas a la “inflación mundial” es una bonita zafada. O decir que los indios son huevones[1] y que por eso tienen hambre. O decir que qué se va a hacer, hay algunos que tienen mala suerte, que no progresan porque no quieren y toda esa retahíla de excusas canallas. Hay inflación mundial, cierto. Pero eso no es todo: porque aquí la inflación solo ha golpeado a la clase media y a la clase trabajadora  -campesina o urbana-. Los demás se hacen los “quesos”[2]. No dejarán por eso de gastarse algunas decenas de miles de quetzales en su carrazo de lujo. Si les ponen impuestos les viene flojo, porque suprimen plazas y salarios, a la vez que encarecen productos y ¡santos en paz! La inflación ha resultado un gran negocio para muchos: el estupendo pretexto. Y están sacando buena tajada de ella.


Este país tiene tierra como para alimentar holgadamente a todos sus habitantes. Pero para que ello fuera un hecho, el negocio habría que manejarlo de una manera muy diferente: a manera de que la gente que produce la riqueza de Guatemala con su sudor, su miseria y su hambre, tuviera también derecho a vivir, por lo menos. ¿Cuántos almuerzos de niño indígena vale su carro último modelo, su lancha de lujo, su chaletito, su casa diseñada por el arquitecto fulano y decorada por el señor zutano?¿Cuántos litros de esa leche que jamás llega a los niños cuesta su última parranda a la que llegó Don Fulanón, Don Zutanazo y Don Perencejote? Ya sé que usted limpia su conciencia diciendo que no es culpa suya. No será culpa suya, exclusivamente, pero sí es culpa de ustedes, de un ustedes en el que caben algunas personas: aquellos que comercian con el hambre de nuestro pueblo, aquellos que se asocian para el saqueo de las riquezas de este país, aquellos que le zampan un balazo al espejo que los ofende con su propia imagen.


En Guatemala hay hambre, sí señor, HAMBRE. Hasta aquí, el violento dique ha contenido y ha ahogado. Pero ¿cuánto más va a soportar? ¿O es que ustedes mismos, los que hace apenas un poco de tiempo hablaban de reformar ciertas cosas, de dejar un respiro de justicia al pueblo, de poner en orden a los hambreadotes de nuestro país, ya se sienten seguros, porque ninguna metralleta les quita el sueño?






[1] Holgazán, es un guatemaltequismo.
[2] Guatemaltequismo equivalente a evadir. Por ejemplo: “Hacerse los quesos de una paternidad”, quiere decir “evadir una paternidad”.











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LA IMAGEN ROSA SE HIZO AÑICOS


(…) y aquel gigante que ellos creyeron somnoliento y feliz de tanto futbol, samba y carnavales despertó y lo hizo con un retumbo de marejada gigante que como lo dice Atilio Boron, hizo añicos la imagen rosada  y triunfalista con que los ideólogos de la derecha latinoamericana y mundial presentan al Brasil actual. Se hizo añicos en las calles de Sao Paulo, Río, Belo Horizonte y tantas ciudades brasileñas más pocas semanas después de la visita del Vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, en donde se deshizo en elogios al progreso económico y social del Brasil.


LA IMAGEN ROSA SE HACE AÑICOS EN
LAS CALLES BRASILEÑAS


El término que inicialmente un periodista del new York Times uso para caracterizar la elección Tabaré Vásquez como presidente de Uruguay, como “no tanto una marea roja”… más bien una rosa”, se ha utilizado desde entonces para nombrar a todos aquellos gobiernos latinoamericanos que han llegado al poder como abanderados de la izquierda latinoamericana. Pero lo que el término en verdad sugiere es, que el rojo comunista ha dado paso a un tono rosa moderado, pragmático, sin romper con el neoliberalismo, aunque con políticas de corte populista o asistencialista que han beneficiado a amplios sectores de las clases desposeídas. Brasil que ha sido uno de los niños bonitos que el imperialismo occidental ha vendido al mundo como ejemplo de moderación, de que se pueden implementar algunas reformas sin cambiar en lo fundamental el sistema económico que beneficia al grandes corporaciones financieras  y al capital extractivista internacional, ha experimentado recientemente una marejada popular de descontento e indignación ante el fracaso de tales políticas en resolver los problemas de fondo que afectan el diario vivir de millones de sus ciudadanos.

Y fue precisamente durante uno de esos eventos con los cuales se identifica mayormente al pueblo brasileño, el futbol (que hay que decirlo ha servido como el opiáceo de las masas), que estalló la insatisfacción multitudinaria. No fue en uno de los estadios en donde se disputa la Copa Confederaciones organizada por una de las entidades más corruptas del mundo, la FIFA. No, el descontento de la gente que protestaba el aumento al pasaje en el transporte público explotó en las calles (campo de batalla de las luchas populares) en donde se congregaron en forma pacífica para ventilar sus frustraciones ante la incapacidad y complacencia de un gobierno más comprometido con los intereses del gran capital foráneo que con las necesidades, sueños y aspiraciones de un pueblo que demanda la materialización de una auténtica democracia.

El comunicador y bloguero Flavio Siqueira cree que estas protestas son algo más que una explosión más o menos multitudinaria de insatisfacción, sino que visibilizan el déficit democrático de un Brasil devorado por el pragmatismo, la corrupción y los silencios. “La ostentación de los índices de aprobación de los gobiernos servía como máscara, el discurso oficial de que ‘nunca antes en la historia de este país’ el pueblo había estado tan feliz eran la excusa para frenar cualquier señalamiento de la necesidad de cambios, servía para instalar la percepción de que el descontento era un tema restringido a ‘golpistas mediáticos’ o ‘reaccionarios conservadores’, mientras que los casos de corrupción se acumulaban sin mayores consecuencias y/o explicaciones, la deuda, el enriquecimiento de los bancos, la inmensa carga tributaria, los intereses, los juegos políticos, los grupos alrededor del poder… todo esto, de alguna manera, inhibía el grito de insatisfacción generalizada y provocaba, al menos en parte de la población, una sensación de que no había esperanza, de que todo está perdido, como si el pueblo hubiera sido tragado por una máquina publicitaria y asistencialista, corrupta, demagógica, dogmática, populista, y especialmente, fagocitadora de mentes, aspiraciones e ideales. En los últimos diez años, el brasileño tuvo que vivir con la "metamorfosis ambulante", no sólo el de Lula contradiciendo el discurso de toda su vida en nombre de un pragmatismo egoísta, sino del PT como un partido de "trabajadores" que lo dejó de ser, movimientos sociales -como UNE, CUT, los sindicatos y muchos otros- que simplemente no lograron articularse con la sociedad convirtiéndose en perchas de empleos, organismos gubernamentales, fomentando un discurso alineado con el status quo. Nuestra democracia retrocedió, no había espacio para la crítica, el desacuerdo, la oposición o los cuestionamientos –sin que el cuestionador se convirtiera en objeto de ataques ideológicos, jurídicos o, en algunos casos, físicos. La puerta estaba cerrada con llave y la llave se la habían tragado”.

Pero los dirigentes brasileños embriagados con la creencia de ser una de las nuevas potencias económicas emergentes - BRICS- y lo que esto representa en términos de influencia y poder a nivel global, (aunque ya en cierta ocasión la administración de Obama y los medios de prensa norteamericanos en un alarde de cinismo y arrogancia imperial habían desestimado, con motivo de la crisis nuclear de Irán, la importancia de Brasil como gran actor internacional) fueron incapaces de percibir el descontento popular que de a poco se iba acumulando  postergando con medidas cosméticas la solución de los problemas estructurales que han aquejado a la “democracia” brasileña. Los dirigentes del gobierno siguieron creyendo o soñando que el montaje de costosos eventos deportivos, la Copa Mundial de futbol y luego los Juegos Olímpicos, en detrimento de la reales necesidades del pueblo, serian los catalizadores que encumbrarían a Brasil y terminarían por ratificar su imagen de potencia mundial, pero se equivocaron, y aquel gigante que ellos creyeron somnoliento y feliz de tanto futbol, samba y carnavales despertó y lo hizo con un retumbo de marejada gigante que como lo dice Atilio Boron, hizo añicos la imagen rosada  y triunfalista con que los ideólogos de la derecha latinoamericana y mundial presentan al Brasil actual. Se hizo añicos en las calles de Sao Paulo, Río, Belo Horizonte y tantas ciudades brasileñas más pocas semanas después de la visita del Vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, en donde se deshizo en elogios al progreso económico y social del Brasil.












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CT., USA.

jueves, 20 de junio de 2013

EL MITO DE LA CLASE MEDIA


El mito del estatus de “clase media” es otro estatus construido por la ideología burguesa para dividir a los trabajadores y distraerlos del antagonismo fundamental en la sociedad capitalista.
La “clase media” se ha vuelto el punto focal del discurso político convencional, con temas, como “defender la clase media estadounidense” siendo propagados desde ambos lados del pasillo. La “clase media” en EUA representa a aquellos trabajadores y pequeños burgueses quienes al menos parcialmente logran el “sueño americano” y son tenidos en más alta estima que lo obreros proletarios y aquellos que no han conseguido este fechitizado estatus.



EL MITO DE LA CLASE MEDIA


El concepto de clase social en EUA

En las raras ocasiones en que el concepto de clase social emerge en el discurso político contemporáneo, la clase es vista como una “escalera” con tres escalones principales: superior, medio y bajo. Dentro de esos escalones, generalmente existen dos o tres peldaños, dividiendo cada clase en secciones alta, media y baja. Entonces, en lugar de la concepción concreta de clase, basada en cómo la gente está relacionada a los medios de producción, tenemos una pedante estratificación de “media alta” y “media baja” que sirve para distraernos del antagonismo fundamental que existe en la sociedad; las contradicciones entre capitalista y trabajador, entre burgués y proletario.

El estatus de Weber

Esta percepción de la “escalera de clases” tiene su origen en una mala interpretación de lo que el sociólogo burgués Max Weber refirió como “estatus social”. Weber, quien a menudo es referido como el padre de la sociología moderna (e inclusive se ha ganado entre algunos el apodo del “Marx burgués), formuló su teoría social en un esfuerzo por refutar a Marx, diciendo que la estratificación social es más complicada que la lucha entre la burguesía y el proletariado. Weber argumentaba que la “clase no es una comunidad”, sino una mera categoría económica con la que se clasifica a la gente dentro de la sociedad, y afirmaba que el antagonismo fundamental dentro de la sociedad tenía su origen en la clase, estatus y bando, con su “tipo ideal” (construcción teórica de un fenómeno en su “estado más puro”) para cada uno actuando en completa independencia de los otros. De acuerdo a Weber, el estatus consiste en la estratificación de la sociedad en grupos exclusivos con base en interese comunes, experiencias y otros factores culturales que los hacen pares. Es una evaluación del todo subjetiva que miembros dentro de un grupo con un estatus usan para justificar la existencia del estatus de dicho grupo y excluir a otros de ese grupo. Los grupos con un estatus pueden ir desde los micro estatus, como ser miembros de una familia o asistir a una escuela particular, a los estatus mayores, como ser miembro de una “raza” particular, estado-nación u otra comunidad mayor.

¿Quiénes son los de “clase media”?

La “clase media” consiste de los pequeños burgueses y proletarios quienes pueden ser entendidos como la “aristocracia laboral”. La aristocracia laboral no posee sus propios medios de producción como la pequeña burguesía, y tienen que trabajar para vivir como cualquier otro proletario, sin embargo tienden a ganar salarios o sueldos más elevados en comparación a otros trabajadores. La clase media carece de la singular relación a los medios de producción que el proletariado, la burguesía y pequeña burguesía tienen, y por lo tanto no constituye una clase, sino un estatus, como lo articuló Weber en su teoría social.

El estatus de “clase media” como vehículo para dividir al proletariado

El estatus ha sido conscientemente utilizado por la burguesía y la ideología burguesa para dividir el proletariado mundial vía el racismo, chovinismo de género, chovinismo nacionalista y otras fuerzas reaccionarias las cuales buscan poner a una persona encima de otra dentro de un grupo de gente, sea una clase, grupo nacional, u otra aglomeración. El estatus es una distracción para dividir a los trabajadores y ponerlos unos contra otros para beneficio de su enemigo común. Ejemplos del uso intencionado del estatus son numerosos, e incluyen la implementación de los primeros códigos esclavistas en el sur de los Estados Unidos para separar a la clase blanca trabajadora de los esclavos haciendo cumplir un estatus comparativo, y también la utilización del antisemitismo por los fascistas y otros reaccionarios para desviar la furia contra la burguesía como clase hacia los judíos. El mito del estatus de “clase media” es otro estatus construido por la ideología burguesa para dividir a los trabajadores y distraerlos del antagonismo fundamental en la sociedad capitalista.

La “clase media” se ha vuelto el punto focal del discurso político convencional, con temas, como “defender la clase media estadounidense” siendo propagados desde ambos lados del pasillo. La “clase media” en EUA representa a aquellos trabajadores y pequeños burgueses quienes al menos parcialmente logran el “sueño americano” y son tenidos en más alta estima que lo obreros proletarios y aquellos que no han conseguido este fechitizado estatus. Como resultado, la retórica que escuchamos intencionalmente pasa por alto a la vasta mayoría de la gente trabajadora en este país, enfocando su insinceridad en un grupo elite de pequeños propietarios de negocios y profesionales de “cuello blanco” quienes usan el escaso poder político que en efecto tienen para sacrificar para su propio beneficio al resto de los trabajadores. Comparativamente, el estatus más elevado de la aristocracia laboral dentro de esta ilusoria “clase media”, contribuye a reforzar entre estos trabajadores la perspectiva pequeñoburguesa, permitiéndoles justificar su posición de comparativa riqueza, tirando por la ventana cualquier semblanza de una verdadera consciencia de clase.



Traducido del inglés por Marvin Najarro


Fuente: http://theredphoenixapl.org/2010/04/05/the-myth-of-the-middle-class/










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