martes, 18 de junio de 2013

¿EXPERTOS EN INTELIGENCIA?


¿Por qué si el Estado guatemalteco tiene dos hombres expertos en inteligencia como Otto Pérez Molina y Mauricio López Bonilla que afirman saber dónde operan y cuáles son las bandas de narcotraficantes no los toman presos? ¿O acaso hay entre esas bandas narcomilitares, narcoempresarios, narcoalcaldes y narcodiputados? …Sin embargo los servicios de inteligencia funcionan a la perfección, debidamente aceitados sus engranajes y cadenas de transmisión, cuando de arremeter contra el movimiento social se trata,…



LA INTELIGENCIA DEL ESTADO GUATEMALTECO
¿ES TAN INTELIGENTE? 


Por Luciano Castro Barillas

El último acontecimiento que abrió colosal agujero, como un misil Exocet francés, que vulneró absolutamente toda credibilidad de los ciudadanos sobre la publicitada política de seguridad del presidente Otto Pérez Molina,  ha sido la ejecución por sicarios, presuntamente del narcotráfico, de ocho agentes de la Policía Nacional Civil en el municipio de Salcajá, Quetzaltenango que, extremo por averiguar, jefe y subalternos dormían a pierna suelta como si estuvieran en un país y en una zona donde priva la tranquilidad y el sosiego. No hubo, al parecer, ni la mínima oposición armada de parte de los policías al grupo de asesinos que impunemente pusieron fin a sus vidas y de paso quebrantaron en lo profundo la vida familiar. El máximo jefe de la PNC, comisario Gerson Oliva, no da las explicaciones del por qué murieron de esa manera ocho desprevenidos policías, posiblemente desequipados en sus horas de descanso y que horas antes habían realizado un delicado operativo de captura  y decomiso de droga a un supuesto narcotraficante  -Marconi Marroquín-  y que sea eso una típica represalia y un lamentable mensaje que el crimen organizado hace lo que quiere y cuando quiere sin que ejército ni policías puedan hacer nada al respecto.

Pero y la garantía mínima de un puesto de guardia mientras los policías descansaban ¿qué pasó? ¿Cuáles son los protocolos de seguridad para los agentes cuando se dan estas acciones delicadas de decomiso de drogas y poder prevenir estos hechos? ¿Por qué si el Estado guatemalteco tiene dos hombres expertos en inteligencia como Otto Pérez Molina y Mauricio López Bonilla que afirman saber dónde operan y cuáles son las bandas de narcotraficantes no los toman presos? ¿O acaso hay entre esas bandas narcomilitares, narcoempresarios, narcoalcaldes y narcodiputados? La inseguridad anda tan mal en este país que los ciudadanos no sienten apoyo al encontrarse con un policía en algún punto del país sino que éstos les inspiran aprensión y desconfianza. ¿Y el ciudadano común y corriente que no vive fortificado y sin guardaespaldas qué puede esperar?

Es todo un bofetón a la publicitada política de seguridad, ofrecimiento que fuera la piedra angular de la campaña presidencial de Otto Pérez Molina y por donde se vea es un total fracaso, por supuesto en el enfrentamiento contra el crimen organizado, contra el narcotráfico y contra las prácticas corruptas de muchos funcionarios de su gobierno. Sin embargo los servicios de inteligencia funcionan a la perfección, debidamente aceitados sus engranajes y cadenas de transmisión, cuando de arremeter contra el movimiento social se trata, contra los valientes ambientalistas, contra los no menos valerosos luchadores, en este medio tan hostil y reaccionario, luchadores de los derechos humanos y contra toda persona que reclama justicia, sea individual o colectiva. Está inteligencia está al tanto de todo. Dispuestos y a tiro para reprimir las acciones reivindicativas postergadas desde siempre y que las sigue asumiendo, sin variar un ápice, como asuntos de seguridad pública y no como asuntos de interés social. Así son ellos, desafortunadamente.

El Estado guatemalteco sigue volteando la cara a las necesidades de la ciudadanía cada día que pasa más depauperada, con una inflación que hace vivir angustias diarias a las amas de casa a quienes ningún dinero les alcanza para llevar comida a sus familias. Así es el libre mercado, afirman los empresarios. Nada de control en los precios para que el mercado sea idílico y paradisíaco, claro, para los ricos codiciosos.

Ah, pero los grandes negocios de entrega de la soberanía nacional disfrazada de inversiones siguen viento en popa… entonces, como dijera hace 35 años el poeta Manuel José Arce y pareciera que su artículo lo escribió ayer sobre los oligarcas guatemaltecos: (…) quién sabe qué va a pasar en este país, pero lo que sí sé que los responsables de esta catástrofe social se están labrando su estaca.











Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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