domingo, 27 de junio de 2021

Por qué el impulso neoliberal de privatizar todo está perdiendo el ímpetu

El capitalismo estadounidense en declive ya no puede repetir sus anteriores celebraciones anodinas de las empresas privadas y el libre mercado. Hay demasiadas cosas que van mal, que provocan críticas y que profundizan las divisiones en la sociedad estadounidense.

 

POR QUÉ EL IMPULSO NEOLIBERAL
DE PRIVATIZAR TODO
ESTÁ PERDIENDO EL ÍMPETU



Richard D. Wolff
Brave New Europe

La mayoría de los chilenos rechazaron recientemente los remanentes del dictador militar Augusto Pinochet, junto con las políticas de Milton Friedman y muchas intervenciones de Estados Unidos. Están trabajando en una Constitución radicalmente nueva. En Estados Unidos, el expresidente Donald Trump y el presidente Joe Biden han hecho caso omiso de la ortodoxia neoliberal para impulsar y lograr intervenciones masivas del gobierno en el capitalismo estadounidense. La mayor parte de lo que queda del capitalismo privado está sobreviviendo con un soporte vital masivo y sin precedentes, monetario y fiscal, por parte del gobierno. Una fastidiosa repetición de la demonización que caracterizó la Guerra Fría proporciona la cobertura ideológica para el neoliberalismo evanescente. Los dos principales partidos respaldan las enormes y crecientes intervenciones económicas del gobierno como políticas antichinas urgidas e impulsadas por la seguridad nacional.

Qué pena con los pobres libertarios. Su audiencia se desvanece porque el mismo gobierno intruso al que culpan de todos los males económicos les exige lealtad en su lucha contra China. El ex presidente Richard Nixon fue menos deshonesto hace 50 años cuando dijo: "Ahora todos somos keynesianos". En cambio, el GOP de hoy habla de "economía conservadora", pero apenas objetan los detalles de la gigantesca creación de dinero y la financiación del déficit por parte del gobierno.

El capitalismo estadounidense en declive ya no puede repetir sus anteriores celebraciones anodinas de las empresas privadas y el libre mercado. Hay demasiadas cosas que van mal, que provocan críticas y que profundizan las divisiones en la sociedad estadounidense. La última vez que el capitalismo estadounidense tuvo un tropiezo tan grave -la Gran Depresión de la década de 1930- la salud pública no sufrió un colapso masivo al mismo tiempo. Sin embargo, también en ese momento la crítica al capitalismo fue de amplio alcance. Y se expresó en la sindicalización por parte del Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) de millones de personas, junto con el aumento de inscripciones en dos partidos socialistas y un partido comunista.

Sin embargo, el New Deal negociado por el ex presidente Franklin Delano Roosevelt y la clase patronal, por un lado, y con la coalición de sindicalistas, socialistas y comunistas, por el otro, logró entonces mucho más de lo que el presidente Biden pretende ahora. El péndulo entonces osciló mucho más allá de la empresa privada y el libre mercado hacia amplias y profundas intervenciones económicas del gobierno, ejemplificadas por la Seguridad Social, la compensación por desempleo, el salario mínimo y el programa federal de contratación. El péndulo ahora oscila de la misma manera, aunque menos lejos, de la tradición neoliberal de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, al capitalismo dirigido y regulado por el gobierno, centrado en "ganar" la competencia con China (o, como prometió Trump, penalizar las "trampas" realizadas por los socios comerciales de Estados Unidos).

En ese momento, los polos del debate económico reflejaban las posiciones políticas contrarias. Se trataba de un capitalismo privado capaz de autorregularse y recuperarse por sí solo frente a las intervenciones reguladoras del gobierno para salvar al capitalismo de su autodestrucción. Ahora, algo básico ha cambiado. Los tres colapsos capitalistas de 2000, 2008 y 2020, cada uno mucho peor que el anterior, más el fracaso en prepararse para hacer frente a la COVID-19, dieron paso a una intervención económica gubernamental masiva y continua. La Reserva Federal ha hecho trizas todos los récords anteriores de creación de dinero. El Tesoro ha batido todos los récords anteriores de financiación de los déficits presupuestarios del gobierno con una deuda nacional en expansión. Los parámetros del debate económico entre el sector privado y el gubernamental han desaparecido, y han sido sustituidos por debates de facto sobre el tamaño, la duración y los beneficiarios u objetivos apropiados de las intervenciones gubernamentales, monetarias y fiscales.

Por supuesto, las intervenciones del gobierno en la economía fueron necesarias, solicitadas y obtenidas a lo largo de la historia de Estados Unidos por sus capitalistas privados. Pero estos últimos temían que la ampliación y, finalmente, el sufragio universal pudieran hacer que el gobierno sirviera a los intereses del trabajador (la mayoría) en lugar del capital (la minoría). Por consiguiente, era importante demonizar las intervenciones económicas del gobierno para comparar sus efectos de forma desfavorable con lo que el capitalismo privado había logrado y aún podía lograr. Pero en este momento lo que queda del capitalismo privado depende cada vez más de las esperadas intervenciones del gobierno que son el equivalente a un soporte vital en situaciones médicamente extremas. La añeja demonización de la intervención económica del gobierno suena cada vez más hueca y fuera de la realidad. Para modernizar a Nixon, podríamos decir: "Ahora todos somos intervencionistas". Y esto tiene sus efectos inevitables en los debates económicos en la academia, la política y los medios de comunicación.

Los libertarios retrógrados y otros partidarios del capitalismo privado de libre mercado frecuentemente colocan en la misma categoría a liberales, socialdemócratas, "conservadores" inconsistentes, keynesianos, socialistas y comunistas. Forman un bloque maligno y horrible de "los otros", defensores de la intervención económica del gobierno. Si bien hay matices entre ellos, que van desde Xi Jinping hasta Donald Trump y Joe Biden, todos son vistos como defensores de la intervención económica masiva del gobierno. Al articular tal perspectiva, los intransigentes se aíslan y marginan inadvertidamente, así como los debates económicos que los definen.

Los discursos contradictorios proliferan. Los funcionarios estadounidenses denuncian a las megacorporaciones privadas chinas por sus estrechos vínculos con el gobierno y las fuerzas armadas, como si sus homólogos estadounidenses no tuvieran una relación comparable con el gobierno y los militares estadounidenses. Los funcionarios chinos han celebrado sus logros "socialistas" de los últimos 25 años, como si China no hubiera invitado y permitido a las empresas capitalistas privadas entrar e impulsar esos logros. Cada vez más, los portavoces de las economías con mayor grado de capitalismo privado se refieren a las economías con mayor intervención gubernamental como "modelos" de los que hay que aprender. Así, "nosotros" debemos "aprender" de "ellos" para poder competir mejor con ellos.

Poco a poco se va comprendiendo que tal vez nunca fue apropiado centrar la atención analítica y la disputa doctrinal en los sectores privado y público de las economías capitalistas. Tal vez todos los capitalismos mezclaron empresas privadas y mercados libres con empresas públicas y empresas, mercados y actividades de planificación económica reguladas públicamente. Sabemos que los sistemas económicos esclavistas mezclaban empresas privadas esclavistas con empresas públicas esclavistas y regulaciones estatales de las empresas esclavistas. Sabemos que lo mismo ocurre con los sistemas económicos feudales. Es una distracción centrarse en la disputa entre lo privado y lo público como si fuera fundamental para entender el lugar del capitalismo en la historia y en la sociedad moderna.

Quizá la economía como disciplina esté cambiando el enfoque para centrarse en un discurso y un debate básico diferente. A nivel micro, este debate contrastaría y compararía el funcionamiento y los efectos (económicos, políticos y culturales) de dos organizaciones alternativas en los lugares de trabajo. Una de ellas, el capitalismo contemporáneo -encarnado tanto en empresas privadas como públicas- supone una versión de las dicotomías heredadas de la esclavitud y el feudalismo. En estas dicotomías, una pequeña minoría -esclavistas en la esclavitud, señores en el feudalismo y empleadores en el capitalismo- toma todas las decisiones clave en el espacio laboral, ocupa los principales puestos de poder y acumula una riqueza desproporcionada en relación con lo que obtiene la mayoría -esclavos, siervos y empleados-. La organización alternativa del espacio laboral o lugar de trabajo lucha ahora por salir de las sombras y los márgenes de esos discursos y realidades dicotómicas. Trae a la palestra una organización comunal, colectiva o cooperativa del lugar de trabajo. En lugar de la jerarquía, esta alternativa es una organización horizontal que hace que todos los participantes del lugar de trabajo tengan el mismo poder. Cada uno tiene un voto para decidir democráticamente qué producir, cómo y dónde, y qué hacer con el excedente o los beneficios a los que contribuyen todos los participantes del lugar de trabajo. Se denominan empresas autogestionadas por los trabajadores, o workers self-directed enterprises (WSDEs). Ver Democracy at Work: A Cure for Capitalism.

A nivel macro, el incipiente debate se centraría en cómo las instituciones clave -los mercados, los aparatos de planificación, las relaciones entre los lugares de trabajo y las comunidades residenciales, las escuelas, el gobierno, los partidos políticos, etc.- se vincularían de manera diferente a las organizaciones empresariales alternativas. Todo el debate sobre el capitalismo frente al socialismo se reorganizaría entonces en torno a esta cuestión: qué organización empresarial -capitalista versus WSDE- sirve mejor a los intereses de las comunidades que participan en dicho debate.

Los debates sobre el capitalismo versus socialismo dejarían de ser sobre la propiedad privada frente a la pública y los mercados libres frente a los regulados por el gobierno (o planificados). En su lugar, se centrarían en las organizaciones jerárquicas-capitalistas frente a las democráticas-colectivistas de los lugares de trabajo (fábricas, oficinas y tiendas). De esta manera, la noción original de socialismo como crítica básica y como alternativa al capitalismo retornaría para suplantar su desviación hacia los debates sobre lo privado frente a lo público.




Publicado por La Cuna del Sol

miércoles, 16 de junio de 2021

Lo terrible

Matar es privilegio de las oligarquías y su método favorito para conservar el poder.

 

Un civil (Andrés Escobar) dispara junto a la policía colombiana contra protestantes en Cali en el marco del Paro Nacional (Foto: Archivo)


LO TERRIBLE

Carola Chávez
Misión Verdad

Colombia arde –¡cuándo no!– en medio de un paro nacional que no para. Protestas urbanas que reciben el jarabe de violencia que durante décadas se ha tragado el campo. La ciudades descubren el horror de la guerra eterna que ha vivido Colombia, la otra Colombia, porque la urbana era otra cosa. Era tan otra cosa, tan de espaldas estaban al horror de la guerra, que cuando a las ciudades les tocó votar a favor de la paz, votaron en contra.

Los teléfonos y cámaras de seguridad graban la muerte en directo. Enjambres de policías recorren las calles disparando a lo loco, así nomás, para matar al que se atraviese, y al que no se atraviese también. Y si el tiro no mata, matan las patadas y si no es a patadas, a palazos será. Y si no matan, mutilan, torturan y violan, que es otra forma de matar, pero a fuego lento.

Hay más de ochocientos desaparecidos en las protestas y eso solo no es un escándalo cuando sucede en Colombia. Tampoco es escandaloso que empiecen a aparecer flotando en los ríos, delatados por los zamuros hambrientos, siempre revoloteando sobre la muerte.

Y al festín de sangre y muerte se suman, por supuesto, los paramilitares que saltan a las calles con sus pistolas a disparar en coro con la policía, sin disimulo, a la vista de todos, porque así opera el terror para ser más terrorífico, para que los colombianos sepan que están rodeados, que se queden quietos, que no jodan, que aún puede ser peor, que aún puede Cali parecerse a Buenaventura, que no tienten a la suerte…

Matar es privilegio de las oligarquías y su método favorito para conservar el poder. Se apoyan y se encubren con un cinismo patológico y así como sus bancos lavan dinero, sus medios lavan prontuarios, convirtiendo a sanguinarios asesinos en luchadores por la libertad -¡Hola, Leopoldo!- y a sus víctimas en victimarios.

Así, la violencia en Colombia no es nada terrible, ni siquiera está pasando. Terrible, sí, es que se desplome la bolsa de valores en Perú porque un maestro con sombrerote y caballo se coló de la nada en las elecciones y a pulso ganó la presidencia que ya le quieren arrebatar. Terrible es que los pueblos lleguen a gobernar. ¿Verdad, Vargas Llosa?

¡Nosotros venceremos!



Publicado por La Cuna del Sol

domingo, 13 de junio de 2021

Temor bipartidista, agresión bipartidista: China y los Estados Unidos

La primavera pasada, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU, envió un proyecto de ley al Senado llamado, Ley de Competencia Estratégica de 2021, patrocinado por el demócrata Menéndez de Nueva Jersey y el senador republicano Misch de Idaho, el proyecto de ley es quizás en este momento la pieza de legislación más importante con respecto a la política de Estados Unidos hacia China en el Congreso. Sin duda, es uno de los más beligerantes.

 

TEMOR BIPARTIDISTA, AGRESIÓN BIPARTIDISTA:
CHINA Y LOS ESTADOS UNIDOS



Ron Jacobs
Counterpunch

La primavera pasada, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU, envió un proyecto de ley al Senado llamado, Ley de Competencia Estratégica de 2021, patrocinado por el demócrata Menéndez de Nueva Jersey y el senador republicano Misch de Idaho, el proyecto de ley es quizás en este momento la pieza de legislación más importante con respecto a la política de Estados Unidos hacia China en el Congreso. Sin duda, es uno de los más beligerantes. En resumen, la legislación es un intento de una mayor participación gubernamental, desde el Pentágono hasta las agencias que se ocupan del comercio y la industria, en la rivalidad económica cada vez más intensa entre los Estados Unidos y la República Popular China. Las quejas enumeradas en el lenguaje del proyecto de ley semejan el gemido de un capitalista cuando se enfrenta a un competidor cuyas prácticas no solo imitan las del querellante, sino que las mejoran. En otras palabras, la mayor parte de lo que argumenta el proyecto de ley de ser prácticas injustas por parte de los actores de la economía china, son prácticas que Estados Unidos utiliza desde hace mucho tiempo.

El proyecto de ley comienza afirmando que Estados Unidos "trabajó activamente" para incorporar a China al orden económico mundial después de la normalización de las relaciones en 1979. Al leer la lista de afirmaciones, que van desde proporcionar acceso, asistencia económica y colaboración en investigación, uno pensaría que Washington y Wall Street hicieron todo esto y más por la magnanimidad de su corazón. Además del hecho de que los gobiernos son esencialmente despiadados y el sistema capitalista aún más, estas afirmaciones son, en el mejor de los casos, una broma. De hecho, son mentiras. Estados Unidos se abrió a China para combatir la influencia de la Unión Soviética y porque el sistema capitalista estadounidense necesitaba otra fuente de mano de obra barata, investigación científica y mercados potenciales. Ahora que China se ha convertido en una economía capitalista y lo ha logrado satisfactoriamente, Washington se queja margamente. En gran parte, esto se debe a que China está haciendo lo que Estados Unidos ha hecho durante décadas, si no siglos. Está empeñada en lo que este proyecto de ley denomina "prácticas económicas depredadoras". Prácticas que, después de todo, son la esencia del capitalismo monopolista y financiero.

Esas prácticas incluyen el avance de varias iniciativas del gobierno chino como la llamada Iniciativa Belt and Road y la iniciativa asociada Silk Road. Obviamente, estos esfuerzos diversos están diseñados para extender el alcance económico de China en el mundo asiático, africano y latinoamericano. Hasta ahora, estas regiones del mundo han sido consideradas por Estados Unidos como en su esfera de influencia. El hecho de que China esté amenazando esta hegemonía queda bastante claro en los párrafos introductorios, que dicen (en parte):

Los objetivos de la República Popular China son primero establecer la hegemonía regional sobre el Indo-Pacífico y luego utilizar esa posición dominante para impulsar a la República Popular China a convertirse en la "potencia mundial líder", dando forma a un orden internacional que favorezca los intereses del PCCh. Alcanzar estos objetivos requiere convertir a la República Popular China en una nación rica bajo el estricto régimen del PCCh mediante el uso de una sólida capacidad militar y tecnológica avanzada para perseguir los objetivos de la República Popular China, independientemente de los intereses de otros países ...

La República Popular China está ejecutando un plan para establecer la hegemonía regional sobre el Indo-Pacífico y desplazar a los Estados Unidos de la región... (Sección 2)

Las quejas continúan. China está acusada de socavar las instituciones democráticas y subvertir las instituciones financieras en países donde se ha involucrado en el comercio. Además, continúa el documento, China está decidida a convertirse en una superpotencia tecnológica y manufacturera y lo está haciendo socavando los derechos humanos, fusionando usos militares y civiles y participando en prácticas que van en contra de las normas establecidas del comercio internacional. Normas que fueron establecidas por los Estados Unidos y, en consecuencia, favorecieron a los Estados Unidos. En lo que debe ser descrito como un ejemplo perfecto de proyección, el proyecto de ley acusa al gobierno chino de interferir cada vez más en la economía china. Si bien este es obviamente el caso, ¿qué es esta llamada Ley de Competencia Estratégica sino una interferencia igualmente flagrante en la economía de Estados Unidos? Una economía en la que, por cierto, el lenguaje del proyecto de ley insiste, es libre y abierta, a pesar de que los años de actividad gubernamental demuestran exactamente lo contrario.

Después de que el proyecto de ley termina de acusar al gobierno de China de aplicar políticas muy similares a las que Estados Unidos pensaba que eran de su exclusividad en el mundo, los autores proporcionan una lista de políticas y prácticas diseñadas para garantizar el papel continuo de Washington como el único poder superimperialista en el mundo. No sorprende que esta lista suene bastante similar a las mismas políticas y prácticas que el lenguaje anterior acusa a la República Popular de China de llevar a cabo en sus esfuerzos por mejorar su economía. Naturalmente, el lenguaje en la lista de recetas para los Estados Unidos está enmarcado en un lenguaje que ensalza el libre mercado, las normas internacionales, la colaboración y el sector privado. Sin embargo, cuando este lenguaje se depura y reformula en términos más objetivos, describe las mismas acciones de las que China es acusada por los redactores de la legislación.

El proyecto de ley parece bastante claro en su lenguaje con respecto al uso de la fuerza militar por parte de Estados Unidos. De hecho, declara: "Nada en esta Ley podrá interpretarse en el sentido de que autoriza el uso de la fuerza militar". (Sección 6b) Esto refleja un entendimiento de que la guerra con China es una guerra que nadie desea experimentar. Al mismo tiempo, sin embargo, la sección inmediatamente anterior a la Sección 6 pide la creación de una Iniciativa de Disuasión del Pacífico que, entre otras cuestiones diplomáticas y económicas, establece que la iniciativa "debe priorizar las inversiones militares necesarias para lograr los objetivos políticos de los Estados Unidos en el Indo-Pacífico”. Entre ellas se encuentran disposiciones que exigen transferencias continuas de equipo militar a Taiwán y que ayudan a Taiwán a desarrollar aún más una capacidad militar asimétrica. Estas capacidades incluyen armamento de largo alcance, misiles, armas submarinas y más. El proyecto de ley incluye un lenguaje similar con respecto a Japón. Además, existe un llamado a hacer del escenario del Indo-Pacífico una prioridad para la presencia militar estadounidense. Esto incluye "desplegar redes de ataque de precisión de largo alcance de las fuerzas de los Estados Unidos y aliados, incluidos misiles de crucero lanzados desde tierra, capacidades submarinas y navales, y defensa aérea y de misiles integrada en la Primera Cadena de Islas y la Segunda Cadena de Islas". (Sec. 224 (11D). Además, se solicitan miles de millones de dólares para entrenar y apoyar a los ejércitos extranjeros en las regiones -ejércitos con legados de violaciones de derechos humanos muy propios. Esta postura aparentemente contradictoria pone de manifiesto el hecho, probado a lo largo de la historia de los Estados Unidos, de que la opción militar siempre está sobre la mesa y, por lo tanto, constantemente actualizada. Es la carta de triunfo de Washington, por así decirlo.

Hay una sección del proyecto de ley que analiza las supuestas prácticas crediticias depredadoras del gobierno chino y los bancos del país. Por supuesto, no se hace absolutamente ninguna mención de la naturaleza enormemente depredadora de los préstamos y prácticas del FMI y el Banco Mundial (dominados por Estados Unidos). Estas son prácticas conocidas por causar la bancarrota de naciones enteras, el empobrecimiento de millones de ciudadanos que pierden el acceso a alimentos y refugio subsidiados, y la destrucción de los sistemas de salud pública con la finalidad de  que los gobiernos de esas naciones puedan calificar para dichos préstamos. La naturaleza del capitalismo financiero es tal que todos los préstamos que cobran intereses o exigen el desmantelamiento y privatización de los servicios sociales de una nación prestataria son por definición predatorios. No conozco ningún caso en el que los chinos hayan exigido a una nación que deje de ayudar a su gente a que pueda alimentarse para obtener un préstamo. La lista de países obligados a hacerlo por el FMI es larga.

Este artículo es solo un breve vistazo a esta legislación. Como tantas otras legislaciones de esta naturaleza, gran parte es una orden de compra para la industria de la guerra. De hecho, hay docenas de líneas dedicadas por completo a describir el tipo de armamento que el Congreso espera proporcionar a aquellas naciones que considera que están suficientemente dentro de la esfera de influencia de Estados Unidos. Aquí hay poca discusión sobre los costos, pero, de nuevo, ese nunca es un detalle que parezca impedir dar dinero al Pentágono y sus industrias asociadas. A pesar de la advertencia expresada varias veces en este proyecto de ley de que nada debe interpretarse como un llamado al uso de la fuerza militar contra China, la existencia de tanto lenguaje relacionado con la adquisición y distribución de armamento militar de fabricación estadounidense y la discusión de varios tipos de mejoras de las fuerzas estadounidenses en la región deja en claro que el proyecto de ley pretende ser una amenaza para el gobierno chino.

El otro aspecto de este proyecto de ley que es bastante transparente es la amenaza a la hegemonía estadounidense percibida por el establishment político de los Estados Unidos. Esta percepción es compartida en todo ese establishment, desde los trumpistas hasta el ala progresista del Partido Demócrata, y es tan bipartidista como cualquier percepción compartida en la política prevaleciente de Estados Unidos. Está influenciada por un sistema económico que exige competencia, no cooperación; explotación, no sostenibilidad, y lucro por encima de las personas. Lamentablemente, la economía china también se integra cada vez más bajo estas características, aunque con sus propias particularidades. Si la historia es algún indicador (y creo que lo es), la desagradable posibilidad de una guerra se asoma detrás de cualquier intensificación de la rivalidad económica y política entre Washington y Beijing. Sin embargo, incluso si una genuina cooperación es virtualmente imposible mientras ambas economías nacionales coloquen las ganancias por encima de casi todo lo demás, uno espera que se pueda mantener algún tipo de coexistencia pacífica. Este proyecto de ley hace poco para fomentar esa esperanza.




Publicado por La Cuna del Sol

viernes, 4 de junio de 2021

A 39 años de la masacre de Pambach

El 2 de junio de 1982, un grupo de militares guatemaltecos llegaron a la comunidad para registrar viviendas, amedrentar y agredir sexualmente a varias mujeres en una tienda cercana a la escuela de Pambach y llevarse a 80 hombres, bajo el supuesto de prestar servicio militar, pero jamás fueron vistos de nuevo.

 

A 39 AÑOS DE LA MASACRE DE PAMBACH,
SIN SOLUCIÓN NI JUSTICIA
PARA LAS VÍCTIMAS



Lourdes Álvarez Nájera
Prensa Comunitaria

Ninguna descripción se ajustará al terror que se atranca en la garganta y de golpe sube a la cabeza, lacerando los ojos, la boca y los oídos, intentando escapar. Nadie más que las madres, los padres, las esposas, hermanas, hermanos, hijos e hijas de unos 80 hombres maya Poqomchi’ de Pambach, en Santa Cruz Verapaz, Alta Verapaz, pueden poner en palabras y nombrar lo que sienten hoy, cuando se cumplen 39 años de una masacre que cambió para siempre el rumbo de sus vidas, pero que se convirtió en una muestra más de la impunidad con la que operó el Estado de Guatemala y sus fuerzas armadas al asesinar a miles de personas.

El 2 de junio de 1982, un grupo de militares llegaron a la comunidad para registrar viviendas, amedrentar y agredir sexualmente a varias mujeres en una tienda cercana a la escuela de Pambach y llevarse a 80 hombres, bajo el supuesto de prestar servicio militar, pero jamás fueron vistos de nuevo.

“El 1 de junio de 1982, el ejército de Guatemala llegó directamente a torturar y llevarse a una familia de la aldea… el padre, la madre y sus dos hijos continúan desaparecidos desde ese entonces”, se indica en un comunicado de las familias de víctimas de esa masacre, divulgado este miércoles durante los actos de conmemoración en la comunidad, donde además se realizaron ceremonias mayas.

El 2 de junio, desde las 5 de la mañana, los soldados volvieron a la comunidad, robaron bienes de valor, mataron a los animales de patio y a las personas las desalojaron de sus casas. Unas fueron torturadas antes de ser conducidas frente a la escuela y la Ermita de la comunidad, donde separaron a los hombres de mujeres, niñas y niños, les ordenaron que se colocaran boca abajo y les gritaban que los iban a matar. Varias mujeres fueron violadas sexualmente frente a sus esposos, algunas de ellas, que estaban embarazadas, perdieron a sus bebés y quedaron con graves lesiones, apunta el comunicado.

“Ese día en la tarde, el ejército trasladó a más de 80 hombres de Pambach a una finca en Tactic donde fueron asesinados y en la noche sus cuerpos fueron llevados a la Zona Militar No.21 de Cobán”.

La deuda pendiente

Treinta y uno de los hombres de Pambach fueron identificados en una fosa común, que contiene las osamentas de 64 personas, que se presume podrían ser la totalidad de los que se llevaron aquel 2 de junio, según el informe CREOMPAZ: El caso más grande de desaparición forzada en América Latina, de Network in Solidarity with the People of Guatemala, NISGUA, sobre el hallazgo de 558 víctimas en la base militar del Comando Regional de Entrenamiento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz (CREOMPAZ), conocida anteriormente como la Zona Militar 21, en Cobán y que funcionaba como un centro de detención y ejecución clandestino durante el conflicto armado interno.

Desde 2012, la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) inició las excavaciones en cuatro fosas encontradas en CREOMPAZ. “Posiblemente con este caso estamos hablando de uno de los mayores de América Latina de desaparición forzada; de estas 558 osamentas humanas se ha establecido que 90 corresponden a menores de edad, 443 adultos, todavía por definir entre hombres y mujeres, adultos de la tercera edad y 22 sin determinar en este momento. De esas 558 osamentas humanas, 97 han sido identificadas por ADN. Eso significa que tenemos 97 víctimas en este caso”, informaba en el 2016 la exfiscal y jefa del Ministerio Público, Thelma Aldana, después de que la Fiscalía de Derechos Humanos dirigiera la captura de 14 exmilitares de alto rango, a quienes se les señaló de cometer violaciones a los derechos humanos y delitos contra los deberes de humanidad.

Los exmilitares Manuel Benedicto Lucas García, Byron Humberto Barrientos Díaz, Gustavo Alonso Rosales García, José Antonio Vásquez García, Carlos Humberto Rodríguez López, Ismael Segura Abularach, Pablo Roberto Saucedo Mérida, César Augusto Ruiz Morales, Juan Ovalle Salazar, Édgar Rolando Hernández Méndez, Carlos Augusto Garavito Morán, Luis Alberto Paredes Nájera, César Augusto Cabrera Mejía y Raúl Dehesa Oliva fueron conducidos al Juzgado de Mayor Riesgo A, a cargo de la jueza Claudette Domínguez, en lo que parecía una luz de esperanza para las familias de las víctimas en su anhelo por obtener justicia.

No obstante, luego de una serie de resoluciones, amparos y burocracias judiciales, las familias del caso Pambach siguen con la herida a flor de piel, porque la esperanza disminuye y siguen esperando justicia.

“En el año 2016 se inició un juicio contra militares de alto rango vinculados a la Zona Militar No. 21, sin embargo, este juicio ha tenido un avance demasiado lento”, lamentaron en el comunicado las familias de Pambach.

A 39 años de ese suceso, las víctimas sobrevivientes y familiares de Pambach recuerdan a sus seres queridos, los conmemoran y también a aquellas personas que han fallecido en el camino de búsqueda de justicia por la masacre.

“Nuestro profundo agradecimiento a su lucha, honramos su legado y su memoria. Exigimos que se haga justicia en el caso CREOMPAZ, caso que refleja la magnitud de las atrocidades cometidas por el ejército de Guatemala en contra de la población civil, en especial contra el pueblo Maya”, puntualizaron.




Publicado por La Cuna del Sol