Matar es privilegio de las oligarquías y su método favorito para conservar el poder.
LO TERRIBLE
Carola Chávez
Misión Verdad
Colombia arde –¡cuándo no!– en medio de un paro nacional que no para.
Protestas urbanas que reciben el jarabe de violencia que durante décadas se ha
tragado el campo. La ciudades descubren el horror de la guerra eterna que ha
vivido Colombia, la otra Colombia, porque la urbana era otra cosa. Era tan otra
cosa, tan de espaldas estaban al horror de la guerra, que cuando a las ciudades
les tocó votar a favor de la paz, votaron en contra.
Los teléfonos y cámaras de seguridad graban la muerte en directo. Enjambres
de policías recorren las calles disparando a lo loco, así nomás, para matar al
que se atraviese, y al que no se atraviese también. Y si el tiro no mata, matan
las patadas y si no es a patadas, a palazos será. Y si no matan, mutilan,
torturan y violan, que es otra forma de matar, pero a fuego lento.
Hay más de ochocientos desaparecidos en las protestas y eso solo no es un
escándalo cuando sucede en Colombia. Tampoco es escandaloso que empiecen a
aparecer flotando en los ríos, delatados por los zamuros hambrientos, siempre
revoloteando sobre la muerte.
Y al festín de sangre y muerte se suman, por supuesto, los paramilitares
que saltan a las calles con sus pistolas a disparar en coro con la policía, sin
disimulo, a la vista de todos, porque así opera el terror para ser más
terrorífico, para que los colombianos sepan que están rodeados, que se queden quietos,
que no jodan, que aún puede ser peor, que aún puede Cali parecerse a
Buenaventura, que no tienten a la suerte…
Matar es privilegio de las oligarquías y su método favorito para conservar
el poder. Se apoyan y se encubren con un cinismo patológico y así como sus
bancos lavan dinero, sus medios lavan prontuarios, convirtiendo a sanguinarios
asesinos en luchadores por la libertad -¡Hola, Leopoldo!- y a sus víctimas en
victimarios.
Así, la violencia en Colombia no es nada terrible, ni siquiera está pasando.
Terrible, sí, es que se desplome la bolsa de valores en Perú porque un maestro
con sombrerote y caballo se coló de la nada en las elecciones y a pulso ganó la
presidencia que ya le quieren arrebatar. Terrible es que los pueblos lleguen a
gobernar. ¿Verdad, Vargas Llosa?
¡Nosotros venceremos!
Publicado por La Cuna del Sol
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