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Soy un hombre muy libre y escribo muy libremente. En realidad escribo cuando me
pica la mano. Y quiero contar porqué. Esto se lo escuché una vez a un negro
tamborero de Santiago de Cuba, hace muchos años. Eran como las tres de la
mañana y llevaba tocando muchas horas, entonces le pregunté cómo lo hacía. Al
tambor le arrancaba voces, llantos, risas, era impresionante, el tipo era un
mago. Él me respondió: Yo toco cuando me pica la mano. Me pasa lo mismo,
escribo cuando me pica la mano, no obedezco ninguna orden, ni las de afuera ni
las de adentro. No escribo por cumplir, sino cuando me pica la mano”.
“ESCRIBO CUANDO ME PICA LA MANO”
Entrevista con Eduardo Galeano
Por Alejandro Lavquén
El escritor uruguayo Eduardo Galeano, autor del
celebrado libro Las venas abiertas de América Latina, visitó Chile para recibir
el XVIII Premio N’aitun, que otorga la Corporación Cultural Artistas
Pro-Ecología. Durante su estadía en nuestro país también fue presentado su
libro Los hijos de los días ante un público que desbordó la Sala Antonio Varas.
De manera exclusiva concedió también una entrevista a revista Punto Final.
El premio que recibes lo otorga una agrupación
ecológica ¿Crees que en la actualidad el factor ecológico se ha convertido en
una herramienta de lucha política?
“La
palabra política se ha manoseado tanto que significa todo y no significa nada.
Entonces desconfío mucho de la etiqueta política. Lo que sí creo es que hay un
trágico divorcio del que tampoco se ha salvado, lamentablemente, buena parte de
la izquierda latinoamericana ni los gobiernos progresistas que tenemos hoy en
algunos países, que es el divorcio entre los derechos humanos y los derechos de
la naturaleza, como si no fueran lo que son: dos nombres de una misma dignidad.
Y eso me parece que tiene consecuencias terribles para la tierra que habitamos,
para el aire que respiramos, para el agua que bebemos y para todo lo que tiene
que ver con la naturaleza de la cual formamos parte. A partir de la conquista
de América se impuso el criterio que suprimía la naturaleza como fuente de
derecho, de lenguaje. Hubo que esperar la Constitución de la República del
Ecuador, muy reciente, para que se recuperara esa unidad perdida y se
reivindicaran los derechos de la naturaleza”.
Tu libro “Las venas abiertas de América Latina”, a
pesar de ser publicado en 1971, se sigue vendiendo como si hubiese sido editado
ayer ¿A qué tribuyes este fenómeno?
“Fue un punto de partida, después cada libro
empuja otro libro. Las venas fue un punto de partida, no de llegada. A partir
de ahí fui desarrollando un lenguaje propio. Abarqué otros estados, otros perfiles, otros temas de
la realidad que no están en Las venas, que es sobre todo un libro centrado en
la historia económico-política de América Latina.
Respecto a su vigencia, eso ocurre,
lamentablemente, porque la realidad no ha cambiado mucho desde que el libro se
escribió. Ojalá fuera una obra de arqueología, esa sería mi intención. Entre
otras cosas porque me dejarían en paz. No me preguntarían más nada sobre el
libro [lo dice con humor]. Me pasa con Las venas lo mismo que al pobre Kino con
Mafalda, que lo único que quiere es estrangularla… Pero la verdad es que estoy
muy orgulloso de ese libro, pues después de tantos años ha influido sobre tanta
gente y en tantos procesos”.
Y ha creado conciencia
“Mucha,
sí. Lo cual demuestra que escribir no es una pasión inútil. Escribir es un modo
de comunicación, y en este caso ese libro [Las venas] tuvo la suerte de llegar
a muchas manos y de pasar por varias generaciones. Me siento muy feliz con él”.
Sobre el libro “Los hijos de los días” qué nos
puedes decir.
“Es un
libro que tiene la forma de un calendario. Es como un almanaque, y de cada día
brota una historia. Nació de una frase que escuché hace ya muchos años en mis
andanzas, pues soy un caminante. En una comunidad maya de Chiapas escuché decir
‘nosotros somos hijos de los días’. La cultura maya es la única cultura de las
Américas en la que es el tiempo el que funda el espacio. O sea el espacio es
hijo del tiempo y no al revés. Me quedó grabada esa frase, me pareció muy
hermosa. De ahí el título del libro, que es un homenaje a esa frase. Y como te
decía, el libro es un calendario donde cada día es una historia”.
Entonces contiene una diversidad de temas, cómo el
afán de cada día.
“Claro,
los temas más diversos que te puedas imaginar. Sí es un libro que no hace caso
ni del mapa ni de las órdenes que los calendarios pueden dar, al revés, vive el
calendario como un espacio de libertad, y ese espacio de libertad nos cuenta
que cada día tiene un cuento. Los científicos dicen que estamos hechos de
átomos, pero yo estoy seguro de que también estamos hechos de historias”.
En tus libros siempre se toca el tema político,
pero tú no eres un político
“El tema
político está presente y está ausente. Está y no está. Depende de lo que se
entienda por tema político. Mis libros se ocupan de todo. De todos los temas
imaginables. Nada de lo humano me es ajeno, pero me interesa también la vida de
los bichos, los fenómenos de la naturaleza. Por lo tanto la etiqueta de
escritor político es algo que rechazo, porque me limita y me amenaza con
convertirme en un autor panfletario, a las órdenes de algún partido o alguna
religión, y eso no tiene nada que ver conmigo. Soy un hombre muy libre y
escribo muy libremente. En realidad escribo cuando me pica la mano. Y quiero
contar porqué. Esto se lo escuché una vez a un negro tamborero de Santiago de
Cuba, hace muchos años. Eran como las tres de la mañana y llevaba tocando
muchas horas, entonces le pregunté cómo lo hacía. Al tambor le arrancaba voces,
llantos, risas, era impresionante, el tipo era un mago. Él me respondió: Yo
toco cuando me pica la mano. Me pasa lo mismo, escribo cuando me pica la mano,
no obedezco ninguna orden, ni las de afuera ni las de adentro. No escribo por
cumplir, sino cuando me pica la mano”.
En muchos países latinoamericanos se ha estado
cediendo –en los últimos años- territorio forestal, minero, ganadero, incluso
marítimo, a las grandes empresas transnacionales. Debido a esto ¿Crees que
llegará el momento en que la soberanía de los pueblos termine totalmente en
manos privadas?
“No sé, porque no soy profeta. Pero sí sé que se
está repitiendo la historia trágicamente. La historia de América Latina es la
historia del despojo de los recursos naturales, y en eso no se equivocó La
venas, pues es un libro que describe muy bien ese proceso de vaciamiento. Hay
que saber cuidar los recursos naturales. No hay que entregar la naturaleza a
las fauces abiertas del sistema de poder que devora todo lo que se le arrima.
El sistema capitalista se come todo lo que encuentra. Incluye una ideología,
una moral, una concepción de la vida y de las cosas que es peligrosa para el
género humano y para el planeta que habitamos. Es bueno, bajo ese sistema, todo
lo que es rentable, y todo lo que no es rentable no merece existir. Eso conduce
a la rifa del planeta. De hecho las dos actividades más lucrativas en el mundo
de hoy son actividades enemigas de la condición humana: el comercio de drogas y
el comercio de armas. Las armas son parte esencial de la industria militar, que es en realidad una industria
criminal”.
El último tiempo la gente ha comenzado a oponerse
con fuerza a las arbitrariedades del sistema, utilizando sobre todo la
tecnología para comunicarse. Me refiero a Internet.
“Paradójicamente algo que nació –Internet- al
servicio de la muerte, como un invento del Pentágono para coordinar en escala
planetaria sus planes de agresión contra otros países, se convirtió en un
instrumento de vida. La gente transformó en su fin original y gracias a eso
puede encontrarse, reunirse en torno a objetivos comunes y puede auto
convocarse para rechazar las injusticias. Para protestar. Son esas paradojas
que te ayudan a vivir y te demuestran que no hay nada definitivo. Hay muchas
cosas que nacen en un sentido y terminan viviendo en otro”.
Una alternativa al capitalismo es el proyecto de
Chávez en Venezuela ¿Qué opinión te merece ese proceso?
“El
proyecto de unidad latinoamericana viene de mucho antes de Chávez, pero él ha
hecho mucho por impulsarlo, por llevarlo adelante. Es un proceso lento y
difícil. No se puede hacer en un día, ni en dos, ni en una semana ni en un año,
por la sencilla razón de que América Latina contiene contradicciones internas
que hacen que algunos países tengan más fuerza que otros, más poder que otros.
Entonces se reproducen dentro de las fronteras nuestras las contradicciones que
padece el mundo. Tenemos contradicciones que no se van a superar de un día para
otro. Tú no puedes decir por decreto que a partir de hoy la solidaridad va a
sustituir el egoísmo impuesto durante siglos en el mundo. Muchas de las cosas
que han hecho, por ejemplo, Brasil con Bolivia o Paraguay, se parecen a lo que
escuché decir una vez a un jefe de policía en México. Me dijo: lo que nosotros
le hacemos a los centroamericanos es igualito a lo que los gringos nos hacen a
nosotros. O sea, cada uno humilla al otro, que a la vez humilla al otro que
también humilla al otro. Son nuestras contradicciones”.
Tú siempre has mantenido posiciones de izquierda,
a pesar de las caídas de muros y el fin de la guerra fría.
“Lo de la
izquierda, entre paréntesis, pero quiero explicar porqué digo entre paréntesis.
Por supuesto que soy un hombre de izquierda, claro que sí. Si mañana se me
ocurre decir que pasé a la derecha nadie me va a creer. Soy de izquierda, pero
eso no significa que yo confunda, como muchos compañeros, por cierto muy
queridos por mí, la religión con la política, nos soy fanático ni religioso en
política. No creo en el fanatismo, creo que los fanáticos deberían estar todos
encerrados en el manicomio, porque son peligrosos. Pero porqué te digo esto de
la izquierda y la política y de la derecha. Porque a veces ha conducido a
ciertos esquematismos que no coinciden con la realidad. En el año 1830 y pico,
Nicaragua fue uno de los primeros países que legalizó el aborto en los casos en
que corriera peligro la salud de la mujer, la vida de la mujer. En ese momento gobernaba
en Nicaragua el partido conservador, un partido de derecha y que fue el que
promulgó la ley. Pasó un siglo y medio más o menos y un gobierno de izquierda,
sandinista, anuló la ley y condenó a las mujeres pobres a la cárcel o al
cementerio. Y eso la gente no lo sabe. A mí, bajo esos parámetros, que me
aclaren qué es izquierda y qué es derecha, porque si izquierdista es el
gobierno que ilegalizó el aborto que habría sido legalizado por un gobierno de
derecha entonces estamos todos locos. Habría que recuperar el sentido de las
palabras, que es en definitiva la función primordial de un escritor, contribuir
a limpiar el diccionario”.
En Chile sucede esa confusión, cierta izquierda
parece de derecha.
“Yo sobre Chile no voy a hablar, por una razón
muy simple, no vendo hielo a los esquimales. Ponelo ahí, escríbelo, yo no vendo
hielo a los esquimales. No vengo a Chile para decirle a los chilenos cómo es la
realidad chilena, pero ponelo, porque a veces viene un tipo de afuera y está,
en el caso de Uruguay, cinco días en Punta del Este, y termina escribiendo un
libro sobre el Uruguay. La realidad de un país es muy compleja, muy
contradictoria, muy difícil de desentrañar, y para conocer una realidad no es
asunto de estar unos días, una semana o dos o tres en un país. La realidad de
cada país es una señora bastante misteriosa”.
Como ir a Argentina y tratar de entender el
peronismo y explicárselos a los argentinos.
“Claro…, ellos están deseando que alguien lo
explique”.
Tú has dicho –o escrito- que el mundo está al
revés
“Habitamos un mundo al revés por la sencilla
razón de que es un mundo que recompensa la especulación y castiga el trabajo.
Entonces es un mundo al revés porque recompensa al revés, recompensa lo que
debería castigar y castiga lo que debería recompensar”.
Dices que escribes cuando te pica la mano. Te ha
picado últimamente.
“Por suerte no me faltan picazones en la mano y
escribo constantemente. Además es lo único que más o menos me sale. A lo largo
de mi vida quise ser muchas cosas que no pude ser. Quise ser santo cuando era
chico, que era muy místico, pero mi tendencia natural al pecado me lo impidió.
Quise ser jugador de fútbol, como todos los uruguayos, pero era un pata de palo
terrible. Quise ser pintor, dibujante, muchísimas cosas y trabajé en muchas.
Fui obrero en una fábrica, cobrador, dibujante de letras, etcétera”.
¿En qué momento te das cuento que lo tuyo era ser
escritor?
Cuando me di cuenta de que era un inútil total.
Entonces alo tenía que hacer en la vida, y la verdad es que la literatura me ha
dado muchas alegrías. La certeza de que uno puede escribir de tal manera que
las palabras que broten de una página toquen la cara de quien la está leyendo,
como si las palabras tuvieran dedos, como un contacto real. No sé si me explico
bien.
Cuando uno lee tus libros se da cuenta de que no
te encasillas en un género determinado.
“Por suerte creo que estoy fuera de los géneros.
Y eso es el resultado de muchos años de trabajo en que fui descubriendo que lo
mío era una síntesis de diferentes géneros. Una tentativa de síntesis para
recuperar la unidad perdida del lenguaje humano. Entonces no es clasificable
porque además también eso proviene de un rechazo a la mala costumbre de ponerle
etiquetas a la gente en su frente, de encasillarlo todo. Cuando se habla de
literatura política me pregunto si hay alguna literatura que no sea política.
Si no hay alguna literatura que elija entre la libertad y el miedo. Y lo mismo
con las personas, nunca coinciden las etiquetas. Yo les disparo a las
etiquetas. Y cuándo me dicen escritor de qué. Yo digo: de todo, de cualquier
cosa. O cuándo me dicen usted es poeta; respondo, no, no escribo poesía, o a lo
mejor la escribo y no me doy cuenta, y eso me llena de alegría, porque la
literatura que más me gusta es la que revela la poesía escondida”.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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