sábado, 2 de febrero de 2013

“NO SOY UN REY”



Obama podrá  tener el poder de un rey en asuntos de política internacional en donde muestra sus verdaderos colores al servicio de la agenda imperialista de los Estados Unidos, por algo le llaman el “rey de los drones”, pero en asuntos de política doméstica y sobretodo en cuestiones de suma importancia para el pueblo norteamericano, Obama ha demostrado ser un hombre ambivalente en sus políticas y convicciones, siempre cediendo a las presiones y buscando acomodarse a las posiciones que más convienen a los grupos de poder en Washington. La reforma migratoria que tendría que ser una de sus máximas prioridades, pues tiene una deuda moral y política con el electorado latino que lo llevó al poder, debería de ser la ocasión apropiada para que demuestre su liderazgo, pero no lo está haciendo, él ha permitido que esos ocho senadores lo hagan, adoptando mayormente el plan de ellos en vez de uno bien detallado y de su propia iniciativa.



“NO SOY UN REY”


Por Marvin Najarro

En una entrevista concedida a una cadena televisiva hispana después de su discurso en Nevada sobre la reforma migratoria, Obama al ser cuestionado sobre las deportaciones, dijo, que él no podía parar las deportaciones. “Yo no soy un rey”, le dijo a la conductora del programa. “Habrán historias descorazonadoras con respecto a las deportaciones hasta que logremos una reforma migratoria completa". Obama, sin importar que sea el presidente de la nación más poderosa del mundo, está muy consciente de sus limitaciones en cuanto a su poder en asuntos de política interna se refiere, y, como él mismo lo dice, la cuestión de la reforma migratoria es más política que técnica. En otras palabras todo dependerá de la correlación de fuerzas políticas, de cómo estas se diriman en el seno del congreso norteamericano y, donde por cierto, Obama y los demócratas están en una posición de desventaja con relación a los republicanos para quienes la reforma migratoria o “amnistía” como prefieren llamarla es anatema. Las pasadas experiencias de G.W. Bush dentro de su propio partido dicen mucho al respecto.

Obama conocido por su ambivalencia y falta de convicción política en temas trascendentales, como lo demostró en el proyecto de reforma al cuidado de la salud, es un fiel creyente en el consenso bipartidista, algo que en sus primeros cuatro años de gobierno y dado el súper polarizado ambiente político existente en Washington, demostró una y otra vez ser, excepto en casos de interveciones militaristas en el extranjero, un imposible. “Es un asunto de que se unan republicanos y demócratas y busquen una manera común de actuar y luego presenten el caso. Y como ustedes saben, tengo mucha esperanza de que esto se logre y pienso que no debe tomar muchos, muchos meses”. A pesar de todo, Obama continua siendo un fiel creyente y ha preferido dejarlo todo en manos de un grupo bipartidista de senadores conocido como, digamos, la “pandilla de los ocho”.

Esta “pandilla de los ocho” -cuatro senadores demócratas y cuatro republicanos- han presentado su plan preliminar que, entre otras cosas, le permitirá a los inmigrante indocumentados obtener inmediatamente un estatus provisional que les permitirá permanecer en los Estados Unidos para luego  después solicitar las “green cards” o tarjetas verdes de residencia, pero no sin antes, ciertos requerimientos de seguridad en la frontera se hayan cumplido, esto tendrá que ser antes de ser elegibles para la ciudadanía. El grupo todavía no ha determinado cuales seran los requerimientos exactos para considerar la frontera completamente segura.

Por otra parte la cámara baja, dominada por los republicanos, esta trabajado, aunque de manera callada, en su propia versión -también bipartidista- de la reforma migratoria. Y, contrario a lo que Obama afirma como la buena noticia, de que por primera vez en muchos años republicanos y democratas parecen listos para hacerle frente a este problema de manera conjunta, la realidad contradice esas optimistas aseveraciones, al menos en lo que respecta a la mayoría republicana en la casa de representantes, entre quienes se hallan algunos que han desestimado, de plano, la propuesta de la “pandilla de los ocho” porque provee una ruta hacia la ciudadanía o lo que ellos burlonamente llaman “amnistía” que sería como darle la luz verde a cualquiera que quiera venir ilegalmente a los Estados Unidos y luego premiarlo con la ciudadanía.

Para quienes pensaban que los republicanos modificarían su posición antiinmigrante a la luz de la reciente paliza recibida a manos de los votantes latinos y serían más receptivos en cuanto a aprobar una reforma migratoria y así congraciarse de alguna manera con ellos, la realidad es que los republicanos en el congreso, cuya base electoral es la más antiinmigrante, reaccionaria y xenófoba del país, no están interesados en ningún tipo de reforma, ellos responden a la irracionalidad de su base que, al final y dada la configuración de los distrito electorales les garantiza la mayoría en el congreso que se encargará de obstruir o entorpecer cualquier iniciativa que emane de la administración del también “ilegal” Obama. En este sentido y contrario a la opinión de muchos observadores, los republicanos actúan racionalmente al responder a los deseos y expectativas de su base; cerrar completamente la frontera y expulsar a todos los ilegales y criminales que están invadiendo sus comnuidades y amenazan con destruir su “American Way of Life”.

¿Entonces se puede aprobar una amplia reforma migratoria sin los republicanos que se oponen?

Según George Zornick de The Nation, en el senado, aun asumiendo que el plan de reforma logre apoyo unánime de los demócratas –algo que no es seguro, dado el número de senadores demócratas que se jugaran el puesto en las elecciones del 2014- se necesitaran cinco senadores republicanos que traspasen la línea partidista. En la cámara baja, aun si todos los demócratas apoyan la reforma migratoria, diecisiete republicanos tendrán que votar por ella para asegurar que sea aprobada. Puede que esto suceda, pero dado las nuevas realidades políticas electorales resulta muy optimista pensar que los republicanos apoyen la medida, ellos no se detendrán y obstaculizaran cualquier medida que su base así lo dese. Los republicanos probablemente aniquilaran la reforma migratoria.

¿Salvará Obama la reforma migratoria o le dará el tiro de gracia?

Al delegar el trabajo a un grupo de senadores en busca de un fútil consenso bipartidista sobre un tema tan candente y en el que hay muchos intereses de por medio, Obama simple y sencillamente le esta zafando el hombro a la rueda. Obama ha dicho que quiere el proyecto de reforma listo para el verano entrante y luego también ha dicho que de fallar el consenso bipartidista entonces presentará su propio plan, que no difiere mucho con relación al del senado. Pero hay voces dentro del mismo grupo bipartidista, como, el senador Marco Rubio, que tiene fuertes ambiciones presidenciales y busca sacar provecho de la situación, que quieren a Obama fuera del debate, de lo contrario no habrá acuerdo. Todo indica, sin embargo, y sin tomar en cuenta la posición antagónica de Rubio, que Obama podría estar listo para aceptar un compromiso para lograr que se haga algo al respecto y, no únicamente en el marco de la reforma. La Casa Blanca sabe que la participación de Obama podría endurecer a la oposición y parece que está trabajando para minimizar el efecto.

Obama podrá  tener el poder de un rey en asuntos de política internacional en donde muestra sus verdaderos colores al servicio de la agenda imperialista de los Estados Unidos, por algo le llaman el “rey de los drones”, pero en asuntos de política doméstica y sobretodo en cuestiones de suma importancia para el pueblo norteamericano, Obama ha demostrado ser un hombre ambivalente en sus políticas y convicciones, siempre cediendo a las presiones y buscando acomodarse a las posiciones que más convienen a los grupos de poder en Washington. La reforma migratoria que tendría que ser una de sus máximas prioridades, pues tiene una deuda moral y política con el electorado latino que lo llevó al poder, debería de ser la ocasión apropiada para que demuestre su liderazgo, pero no lo está haciendo, él ha permitido que esos ocho senadores lo hagan, adoptando mayormente el plan de ellos en vez de uno bien detallado y de su propia iniciativa. Al final, si se logra aprobar algún tipo de reforma, esta será a medias, como la reforma al cuidado de la salud, y la cuestión se seguirá evadiendo y posponiendo indefinidamente.

“Lo que no queremos hacer es crear algún tipo de vaga expectativa en el futuro de que de alguna u otra manera una reforma migratoria integral que incluya la vía de la ciudadanía sucederá, ustedes saben, mañana”, así lo dijo Obama.










Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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