Los oligarcas guatemaltecos organizados en la Cámara de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras, CACIF, nucleados en ese ente diabólico para promover la miseria y defender a ultranza sus intereses económicos, no han podido en los años recientes dirigir exitosamente sus negocios.
¡CÓMO VAN A SERVIR!
SI NI SUS PROPIOS NEGOCIOS
SABEN LLEVAR EXITOSAMENTE
Por Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol
Los oligarcas guatemaltecos organizados en la Cámara de Asociaciones
Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras, CACIF, nucleados en ese
ente diabólico para promover la miseria y defender a ultranza sus intereses
económicos, no han podido en los años recientes dirigir exitosamente sus
negocios. La mayoría de estos empresarios tachuelas ya encontraron las
empresas hechas, consolidadas y sus emprendimientos nuevos pocos han conocido
la bonanza económica, exceptuando aquellos donde las cuotas están generosamente
aseguradas y no les toca competir, pues contrario a lo que se crea, no lo saben
hacer.
La rentabilidad de sus empresas va por la vía de la expoliación,
con incrementos en la mercancía dirigidos al consumidor final, entre otras
cosas. Por eso la inflación luce desbocada desde siempre y ahora, en tiempos de
la pandemia, ha tomado visos delirantes al interior de la famélica canasta
básica familiar, con inequívocos e inquietantes signos de miseria cada 24
horas. El surgimiento del caballo apocalíptico de la inflación tiene dos
orígenes concretos: el crecimiento preocupante del endeudamiento externo (en
dólares y las obligaciones de pago irredentas) y el endeudamiento interno (en
quetzales). Ambas deudas son nocivas cuando un alto porcentaje de ese dinero va
a parar a los bolsillos particulares pues ahora el nuevo estilo de los ladrones
burocráticos no es de un par de milloncitos porque, para qué robar así, tan
poco, lo que no tiene ninguna gracia. De 100 millones en adelante el pozo
resulta encantador y ellos se vuelven, naturalmente, risueños.
Buscan los ineptos del CACIF fórmulas fáciles para salir del aprieto
económico actual y la recomendación de sus brillantes economistas neoliberales,
como siempre, es el empequeñecimiento del Estado, porque el gasto social,
dicen, es lo que perjudica al gobierno y al Estado. Esta gente ve como
desperdicio de recursos los respaldos sociales a los más vulnerables de esta
sociedad, menos el dinero que les presta el Estado en condiciones totalmente
favorables para que nos hagan el favor a los guatemaltecos de generar
riqueza y empleo. Ah, generadores de riqueza desde 1954 (año del golpe
contra Arbenz) y apenas se llega en siglo XXI, en este 2021, al 20% del empleo
formal. Pero como se perdieron muchos de esos empleos, ahora ya no es ese 20%
la existencia del empleo formal sino tiene que ser menos, digamos un 15%. Ese
es el éxito empresarial que esta gentuza pregona. ¡Váyanse al diablo! Ustedes
son INCOMPETENTES. Incluso ni las mismas vacunas, a no ser las
donadas generosamente por la comunidad internacional, están cerca de llegar a
Guatemala, sin embargo, los empresarios y sus voceros histéricos se lamentan de
las pérdidas de empleos en el sector de los servicios. No quieren
restricciones. Y así, para hablar de estos tarugos resulta pequeño el espacio
disponible para estos breves ensayos.
Y lo peor de los empresarios guatemaltecos es que no tienen agallas ni
capacidad para competir en el mercado internacional. Perdieron, como dicen
ellos, un nicho de ventas muy prometedor en Corea del Sur. Las exportaciones en
millones de dólares cayeron de 320 millones exportables hace seis años a 78
millones de pérdidas paulatinas hasta el 2020. No avanza el posible Acuerdo
Comercial con el Canadá, bajaron las exportaciones agropecuarias a los países
árabes, especialmente de cardamomo, aderezo muy apetecido en esas culturas
medio orientales.
Y, en fin, de su ineficiencia hay muchos ejemplos por una sencilla razón:
porque son empresarios tachuelas cuya riqueza ya estaba hecha por sus
abuelos o padres y ellos no pudieron regentearlas bien. No son creativos, ni
creadores de riqueza, ni de empleo formal, ni de emprendimientos osados. Son la
pura bazofia empresarial, al estilo Donald Trump, que ha quebrado muchas veces,
aunque este testarudo presume de gran exitoso. Al diablo, pues, con estas ideas
obsoletas. Hijas de la decadencia.
Publicado por La Cuna del Sol
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