sábado, 26 de diciembre de 2015

La deportación el regalo de Navidad y Año Nuevo

La medida antiinmigrante dada a conocer por el Washington Post, no es el producto de una decisión apresurada de las autoridades estadunidenses, es según el citado matutino, el resultado de un riguroso debate de varios meses en el seno de la administración de Obama a cerca de esta política que todavía no ha sido oficializad. La desafortunada noticia dada a conocer en vísperas de la navidad, cayó como un balde de agua fría para las miles de familias centroamericanas que viven en los EE.UU a la espera de un alivio a su situación migratoria que ha permanecido en el limbo desde su llegada en 2014, durante la llamada crisis migratoria de los niños migrantes sin acompañamiento y de otros que llegaron acompañados por alguno de sus padres.


LA DEPORTACIÓN EL REGALO
DE NAVIDAD Y AÑO NUEVO



La noticia sobre que el gobierno de Obama planea deportaciones masivas para el inicio del 2016, cayó como un balde de agua fría para las miles de familias centroamericanas que viven en los EE.UU a la espera de un alivio a su situación migratoria que ha permanecido en el limbo desde su llegada en 2014, durante la llamada crisis migratoria de los niños migrantes sin acompañamiento y de otros que llegaron acompañados por alguno de sus padres. La desafortunada noticia dada a conocer en vísperas de la navidad, contradice el mensaje del espíritu navideño de paz y armonía que para estas épocas sale de la Casa Blanca y que los medios incansablemente repiten cada minuto para el contentamiento de la masa sumida en el desaforo del consumismo navideño. 

La medida antiinmigrante dada a conocer por el Washington Post, no es el producto de una decisión apresurada de las autoridades estadunidenses, es según el citado matutino, el resultado de un riguroso debate de varios meses en el seno de la administración de Obama a cerca de esta política que todavía no ha sido oficializada. Sin embargo, de acuerdo con personas familiarizadas con la operación, el Departamento de Seguridad Nacional ha empezado a prepararse para una serie de redadas que tendrán como objetivo, para la deportación, a cientos de familias que llegaron en forma masiva a los Estados Unidos desde el inicio del año anterior. Según las mismas fuentes citadas por el Washington Post, la campaña nacional de deportaciones que será llevada a cabo por agentes del servicio de inmigración (ICE), tan pronto como en enero, sería la primera campaña a gran escala para deportar familias que han huido de la violencia en Centro América. De acuerdo a funcionarios familiarizados con la operación, las redadas del ICE tendrán como objetivo únicamente a aquellos adultos y niños sobre quienes pesan órdenes de deportación emitidas por jueces de inmigración. Esas personas serán detenidas en cualquier lugar y deportadas inmediatamente. Se espera que el número de familias blanco de las deportaciones ande por los centenares o más.

Cualesquiera que sean las motivaciones políticas detrás de esta medida tomada por el gobierno de Obama, pues como se sabe la inmigración indocumentada es un tema altamente politizado que sale  a relucir y se explota al máximo sobre todo en tiempo de elecciones, tal y como lo están haciendo Donald Trump y los otros candidatos republicanos, lo cierto es que por enésima vez pone ante los ojos de todo el mundo la naturaleza hipócrita e inhumana de las políticas migratorias de los EE.UU. Mismas que nada tienen que ver con esa falsa noción americana de la libertad y la protección de los derechos humanos.

Acaso no sería loable demostrar en la práctica esos valores humanos, concediéndoles protección a esos cientos de seres humanos que buscan sentirse libres de la miseria económica y la violencia que plagan sus países de origen y que los ha obligado a emigrar en busca de mejores oportunidades en un país en el que buscaran rehacer sus vidas y ser útiles mediante su denodado esfuerzo a la nación que los ha acogido. Desafortunadamente la realidad es otra, y la crudeza y la hipocresía de las políticas estadounidenses terminan imponiéndose escogiendo como sus víctimas a los más vulnerables, los inmigrantes indocumentados que a pesar de contribuir enormemente a la economía estadounidense, ya sea como fuerza de trabajo de bajo costo o como consumidores muy importantes, al final nada de eso cuenta ya que su condición de ilegalidad y origen étnico sirven de pábulo para alimentar la xenofobia y el odio antiinmigrante, tanto de la clase política como de un público que cada vez se vuelve más intolerante hasta el grado de exigir la expulsión de todos los inmigrantes indocumentados a los que se percibe como una amenaza a su seguridad y estilo de vida, sin reparar por un momento en que las causas que obligan a la mayoría de estas personas a emigrar, como la pobreza, la explotación y la marginación social, tienen su origen precisamente en las políticas impulsadas por Washington, las cuales las clases gobernantes centroamericanas muy obedientemente han adoptado, y cuyos desastrosos resultados, se reflejan en los miles y miles que huyen de sus países azotados por la miseria y la violencia.

Por otra parte, resulta sumamente contradictorio -un ejemplo de la hipocresía de Washington- el hecho que mientras se aceleran los planes para deportar a estas familias centroamericanas a quienes se les ha negado la condición de refugiados, se instiga a decenas de cubanos a aventurarse a entrar ilegalmente a los Estados Unidos donde inmediatamente serán acogidos como refugiados políticos que, según la versión de Washington, huyen de la férrea dictadura comunista que los hermanos Castro han establecido en Cuba. Todo esto mientras ambos países están en el proceso de normalizar sus relaciones diplomáticas y comerciales rotas hace más de 50 años, sin embargo, para la Casa Blanca esto no representa obstáculo alguno para seguir implementando sus políticas desestabilizadoras contra la isla a la que busca poner bajo su esfera de dominación.

Para el gobierno de Obama que ha fracasado en sus promesas de implementar una reforma migratoria integral, o la amnistía parcial que beneficiaría a millones de indocumentados, el frio cálculo político que ha caracterizado sus políticas migratorias durante sus dos periodos presidenciales, se impone a la sensibilidad humana que debe privar a la hora de resolver un asunto en el que está en juego la vida, la seguridad y el bienestar de miles de seres humanos. En ese orden de cosas y ya cuando se aproxima el fin de su presidencia y sin tener necesidad de cotejar el voto de la inocente comunidad latina, Obama y su entorno deciden que en las actuales circunstancias políticas por las que atraviesa los EE.UU, la deportación es, políticamente, lo más conveniente, para solucionar el escabroso tema de las familias inmigrantes centroamericanas que llegaron a los EE.UU en busca de asilo en el 2014.

Finalmente, si el plan Alianza para la Prosperidad que Estados Unidos pretende poner en marcha en los países de Trinagulo Norte, es en realidad una iniciativa de desarrollo económico y seguridad que va a beneficiar a los habitantes de la región, ¿por qué no   considerar entre sus provisiones la legalización de todas esas familias que ya se encuentran en suelo estadounidense y que ahora van a ser deportadas? Obviamente eso no forma parte del diseño hegemónico del plan que Washington tiene dispuesto para los países de Centro América.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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