miércoles, 19 de octubre de 2016

Enfrentados cara cara en Siria

Teniendo ante si las pruebas contundentes de que el régimen de Obama, con un pie fuera de la Casa Blanca, carecía de la voluntad y fortaleza que se necesitaba para cumplir con la parte del acuerdo que le correspondía y ante su debilidad para ejercer su poder sobre la facción neoconservadora en el Pentágono que le había arrebatado el poder de decisión sobre la guerra en Siria, saboteando lo acordado con Moscú, el presidente ruso Vladimir Putin llegó a la conclusión que no había nada más que negociar con sus “socios” del régimen estadounidense. El cese al fuego estaba muerto, era el momento de subir la apuesta de manera decisiva.


ENFRENTADOS CARA A CARA EN SIRIA



Después del fracasado intento del cese al fuego acordado por Estados Unidos y Rusia para lograr una solución negociada a la guerra imperialista impuesta sobre la Republica Árabe Siria, la situación militar ha escalado a niveles sin precedentes en el conflicto de casi 6 años de duración y destrucción del pueblo sirio. Estados Unidos y Rusia están ambos en el umbral de una confrontación abierta de grandes proporciones como nunca antes en lo que va del conflicto sirio y de la etapa de la post Guerra Fría. Muy pocos quizás eran los optimistas que esperaban o aún esperan que un conflicto militar de las características y la implicaciones geopolíticas inherentes a la guerra en Siria pueda ser solucionado por la vía de las negociaciones políticas, cuando desde un principio ha sido evidente que los principales promotores de este acto criminal, es decir, los EE.UU y sus aliados nunca aceptaran tal solución y solo les interesa la prolongación de la guerra como medio para la eliminación de Al Assad, la aniquilación del Estado sirio y el posterior rediseño del Oriente Medio de acuerdo a planes previamente elaborados por estrategas militares en Washington e Israel.

Sin embargo, estos planes criminales, violatorios de la integridad territorial consagrados en el derecho internacional, han sufrido un serio revés al entrar Rusia directa y legalmente en el terreno de las hostilidades en apoyo del legítimo gobierno sirio. Rusia supo todo el tiempo que su intervención en Siria, contrario a lo que oficialmente se ha dicho, sería por un tiempo muy prolongado, que la derrota del terrorismo, irónicamente apoyado por la coalición contra el terrorismo liderada por los EE.UU, significaba la posibilidad muy grande de un enfrentamiento militar directo entre las dos superpotencias, y aunque siempre estuvo dispuesta al dialogo con sus “socios”, como lo demostró en varias ocasiones en que se prestó para buscarle una solución política al conflicto, incluso antes de su intervención ayudando a Obama a salir de la crisis que su Línea Roja sobre las armas químicas le había generado, en realidad nunca creyó en la sinceridad de los EE.UU que siempre respondió, como retribución a la buena disposición rusa, de manera truculenta y agresiva buscando la prolongación del conflicto, el empantanamiento y posterior derrota militar de Rusia en Siria.

A pesar de la mala voluntad exhibida por sus “socios” estadounidenses, Moscú siempre ha estado dispuesto al dialogo, como quedó demostrado en las intensas negociaciones que culminaron con el último acuerdo de cese al fuego que como los anteriores resulto en un fracaso total, al no tener la administración Obama la voluntad política, o no poder por cuestiones de su propia debilidad, cumplir con la parte que le correspondía de los acuerdos. El fracaso se veía venir, la farsa de la existencia de los rebeldes moderados quedo al descubierto, por lo tanto no había manera de separarlos de las fuerzas del ex Frente Nusra (al-Qaeda en Siria), la principal fuerza de mercenarios yihadistas que buscan derrocar a Al Assad y que el Pentágono y la CIA, fuera del control de Obama, no estaban dispuestos a servirle en bandeja de plata a la aviación rusa. En efecto fue el Pentágono bajo el mando del belicoso neoconservador Ashton Carter, secretario de Defensa de los EE.UU, quien saboteó el compromiso de Obama y Kerry con el acuerdo de cese al fuego al decidir bombardear al EAS en Deir ez Zor. Según algunos analistas, Carter con esta acción esencialmente ejecutó un golpe del “estado profundo” al arrebatar el control del aparato militar más grande del mundo de las manos del elegido Comandante en Jefe de los EE.UU.

El ataque aéreo de los EE.UU en Deir ez Zor que causó decenas de bajas militares al ejército sirio que defendía esa posición estratégica que ha estado bajo el ataque de EIIL, aniquiló el tambaleante cese al fuego. Siria de inmediato, con el respaldo tácito de Rusia, declaró nulo el acuerdo y acusó a los EE.UU de actuar en defensa del EIIL. Estados Unidos con el pretexto del “error” intentó maquillar sus maquiavélicas intenciones, pero todas las circunstancias que rodearon los ataques (por más de una hora) apuntaban al intento deliberado de atacar directamente el ejército sirio. Con esto Estados Unidos a través del Pentágono dejó en claro quiénes son sus verdaderos enemigos y que los ataques en si constituían una declaración de guerra (no declarada) contra Siria y Rusia con el objetivo de impedir la derrota de su ejército de mercenarios yihadistas.

Rusia comprendió la intención y el significado de ese acto de agresión, los EE.UU habían atacado una posición militar del ejército sirio en el que se presume habría muerto personal militar ruso, de ahí que Rusia tenía que responder. Según el portal ruso Fort Russ, el 20 de septiembre, tres días después del ataque estadounidense sobre posiciones sirias, nuestros “Kalibers” destruyeron el puesto de mando de la coalición de Occidente en Deir ez-Zor, eliminando a 30 oficiales -empleados de los servicios de inteligencia estadounidense, israelí, británico, turco, saudí y qatarí. De esto muy poco se ha comentado, por obvias razones estadounidenses y rusos se han mantenido en silencio, sin embargo, lo que podría ser un ataque deliberado contra las tropas de la OTAN y sus aliados podría tener una sola explicación lógica, según Fort Russ, soldados rusos murieron en el traicionero bombardeo de la coalición sobre posiciones sirias el 17 de septiembre. La muerte de 30 espías occidentales fue un acto de represalia el cual los EE.UU se vieron obligado a injerir, sin respuesta alguna.

Teniendo ante si las pruebas contundentes de que el régimen de Obama, con un pie fuera de la Casa Blanca, carecía de la voluntad y fortaleza que se necesitaba para cumplir con la parte del acuerdo que le correspondía y ante su debilidad para ejercer su poder sobre la facción neoconservadora en el Pentágono que le había arrebatado el poder de decisión sobre la guerra en Siria, saboteando lo acordado con Moscú, el presidente ruso Vladimir Putin llegó a la conclusión que no había nada más que negociar con sus “socios” del régimen estadounidense. El cese al fuego estaba muerto, era el momento de subir la apuesta de manera decisiva. La ofensiva militar contra los terroristas “moderados” del Pentágono en el este de la ciudad de Alepo que se había mantenido en suspenso durante el cese de hostilidades, se reanudó con más fuerza y violencia que antes, Rusia y Siria ajenos a la histeria, las acusaciones infundadas y las amenazas de Washington y sus vasallos europeos, están procediendo con todo el ímpetu con el objetivo de eliminar a los grupos de yihadistas mercenarios y recuperar totalmente la ciudad de Alepo lo que significaría un duro golpe a los planes imperialistas del cambio de régimen y la consiguiente destrucción de la República Árabe Siria.

El gobierno de Obama, impotente ante el fracaso y sin capacidad de respuesta para contrarrestar la dinámica que Rusia está imponiendo en el campo de batalla en Siria, no tuvo más recursos que adoptar la retórica agresiva de las facciones más belicosas dentro de su administración sedientas de un conflicto directo con Rusia sin reparar en las terribles consecuencias que esto podría acarrear para toda la humanidad que incrédula ha estado observando como los EE.UU descaradamente intenta tergiversar los hechos con una falsa narrativa de los acontecimientos propia de su arrogancia imperialista. De esta  manera en lugar de admitir cándidamente su responsabilidad por el deterioro de la situación en Siria y de sus relaciones con Rusia, cínicamente procede a acusar a ambos de ser los culpables del fracaso de las negociaciones, de atacar indiscriminadamente a la población y a la oposición “moderada” en el este de Alepo y de provocar una enorme crisis humanitaria, buscando con ello desacreditarlos ante la llamada comunidad internacional -tal el caso de la embajadora estadounidense ante la ONU acusando a Rusia de acciones de barbarismo, como si la criminal guerra que el imperialismo y sus aliados le han impuesto a Siria fuera un acto lleno de nobles intenciones.

La eventual derrota de las fuerzas terroristas mercenarias apoyadas por los EE.UU en Alepo a manos del eje antiterrorista formado por  Siria, Rusia, Iran y Hezbolá tiene a Washington en estado de pánico pues significaría la derrota total de toda su estrategia del cambio de régimen y la balcanización de Siria, de ahí que se esté desarrollando por todos los medios una enorme campaña de amenazas, como la implementación de una zona de exclusión aérea, contra Rusia y Siria con el fin de detener su ofensiva militar e impedir la derrota de sus bandas de mercenarios islamistas. A este respecto Fars News en artículo del miércoles 12 de octubre, comenta lo siguiente:

“Los funcionarios estadounidenses están aterrorizados ante la idea de ver Alepo caer en manos de las fuerzas armadas de Siria. Están furiosos con las fuerzas aliadas de Irán, Siria, Rusia y Hezbolá  que están golpeando a sus llamados “rebeldes moderados”, fuertemente armados y apoyados por el Pentágono –los mismos llamados moderados como Jeish Al-Fatah y Jund Al-Aqsa que por mucho tiempo han estado colaborando con  Al-Nusra y el EIIL, compartiendo con estos grupos el armamento que occidente les ha proporcionado y ejecutando operaciones militares conjuntas con ellos por todo Alepo y todos los días uno de ellos declara alianza formal ya sea con Al-Nusra o el EIIL, el último fue Jund Al-Aqsa la mitad del cual se unió a Al-Nusra el domingo y el resto llegó a Raqqa el miércoles para unirse al EIIL. Para Washington la única manera de detener la aplastante derrota de sus terroristas a manos del ejército sirio y sus aliados es el establecimiento de una zona de exclusión aérea, que les resulta imposible”.

Ante la descarada y provocadora propuesta de la creación de una zona de exclusión aérea hecha por los EE.UU poco después del cobarde ataque contra el ejército sirio, Moscú, percibiendo el peligro de esas declaraciones  actuó de inmediato desplegando sistemas de armas de última tecnología (S-300 y S-400) para proteger el espacio aéreo sirio. Cerciorándose que Washington había entendido completamente el mensaje, el ministerio de Defensa de Rusia reiteró lo que ya se había anunciado públicamente, es decir, que cualquier objeto no identificado seria derribado inmediatamente ya que los operadores rusos no tendrían el tiempo suficiente para verificar la procedencia, trayectoria y el objetivo final de cualquier objeto detectado. Esto es una clara advertencia a los EE.UU y su reconocida estrategia que requiere el uso de grandes cantidades de misiles crucero para destruir los sistemas de defensa antiaéreos para poder allanar el camino para una zona de exclusión aérea como sucedió en Libia, experiencia que Rusia no quiere ve repetida. Refiriéndose a un provocativo artículo en el Washington Post, el portavoz del ministerio de Defensa de Rusia, Igor Konashenko añadió: “Le recomendaría a nuestros colegas en Washington sopesar cuidadosamente las posibles consecuencias sobre la implementacion de tales planes”.

Con esta muestra de determinación Rusia ha retado la credibilidad de Washington como nadie lo ha hecho en años. La Casa Blanca, prácticamente sin opciones para revertir la derrota de su estrategia en Siria,  entendió la seriedad de la advertencia de Moscú y enseguida procedió a rechazar los planes de ataques aéreos contra Siria. Según un artículo de Mike Whiney en Counter Punch, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, confirmó ante reporteros de prensa el 6 de Octubre 2016, que “el presidente ha discutido detalladamente el por qué la acción militar en contra del régimen de Assad para tratar de abordar la situación en Alepo es improbable que logre las metas que muchos han imaginado en este momento en términos de reducir la violencia allí. Es mucho más probable que conduzca a una serie de consecuencias no previstas que claramente van en contra de nuestros intereses nacionales”.

Ante la determinación y la fortaleza exhibida por Rusia, a Washington y sus vasallos europeos no les ha quedado otra alternativa que recurrir a las amenazas y acusaciones de todo tipo que los medios de comunicación occidentales se encargan de repetir hasta el cansancio con el solo objetivo de crear ante la opinión pública mundial la más malévola imagen de Rusia y su presidente Vladimir Putin, sin embargo, toda esta propaganda demonizadora no es más que la cortina que oculta la impotencia de los Estados Unidos ante la nueva realidad que Rusia está imponiendo en una región que hasta hace poco tiempo fue del dominio exclusivo de los EE.UU. Obama, ya en sus últimos días en la Casa Blanca y quizás recuperando un poco su poder de decisión tras el golpe del Pentágono, ha llegado a la conclusión que Alepo es una causa perdida y no querrá evitar el colapso arriesgándose a una gran confrontación con Rusia que podría desembocar en el temido apocalipsis nuclear. Sin embargo, la facción de la guerra en Washington no está lista para admitir lo que para muchos significa la derrota de los EE.UU en Siria, y en lugar de planear su salida del embrollo sirio, le apuesta a la intensificación del caos en la región, como lo atestiguan los esfuerzos en curso para la toma de Mosul, la capital del EIIL en Iraq y posteriormente la captura de Raqqa, la capital del EIIL en Siria.
La batalla en Mosul en la que intervienen unas 5,000 tropas y la fuerza aérea de los EE.UU desplegadas en Iraq, aparte de la supuesta liberación de la estratégica ciudad iraquí fronteriza con Siria, tiene como objetivo central, según los entendidos, no la aniquilación de los terroristas sino más bien facilitar o forzar su salida hacia territorio sirio como ya viene sucediendo. Según Fort Russ, lo que está pasando ahora mismo en Siria e Irak demuestra que los EE.UU se encuentran en una situación desesperada y está recurriendo a los métodos más radicales para negarle una victoria decisiva a Rusia en Siria. Solo en apariencia luce que el asalto sobre Mosul, la llamada “capital del EIIL” en Irak, constituye un gran éxito en la lucha contra la banda de terroristas. En realidad no es otra cosa más que una maniobra artera planeada para forzar al EIIL a realizar un último y desesperado intento en la batalla por el control de Siria.


El canciller ruso, Sergey Lavrov, al tanto de los planes de los EE.UU en Mosul, ha indicado que el influjo de militantes de Irak a Siria tendría que ser resuelto por métodos militares. Según informa una nota reciente de Fars News, la Fuerza Aérea de Rusia ha construido una nueva pista de aterrizaje en la base aérea T-4 en el este de Homs que servirá a los aviones de combate sirios y rusos para atacar los convoyes del EIIL que huyen de Mosul en el norte de Irak con rumbo al este de Siria.






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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