domingo, 30 de mayo de 2021

Violencia con total impunidad

En Palestina ocupada, Israel ejerce la violencia a diestra y siniestra con total impunidad, las tibias condenas de organismos como la ONU y de organizaciones de derechos humanos no causan ni roncha en la dirigencia de la entidad sionista, que hasta se jacta, con los consabidos elogios de la comunidad internacional, de ser la única “democracia occidental” en el Medio Oriente, y de tener el ejército más moral del mundo.

 

VIOLENCIA CON TOTAL IMPUNIDAD



La Cuna del Sol

Los niveles de violencia desplegados por las fuerzas de ocupación israelíes contra la indefensa población palestina son aterradores, otro tanto se puede decir de las fuerza represivas colombianas en contra de los manifestantes pacíficos que se han atrevido a desafiar a la narcodictadura que gobierna al país sudamericano. En ambos casos, es igual de aterrador la manera en que los grandes medios de comunicación ofuscan o tratan de justificar el comportamiento violento y criminal de esas fuerzas represivas, que como ya es costumbre, cuentan con el irrestricto apoyo de la principal fuente de violencia mundial: Estados Unidos, líder de la comunidad de lacayos internacionales que avala cualquier violación a los derechos humanos cuando estos no sirven a sus intereses hegemónicos.

En el caso específico de Palestina, Israel ejerce la violencia con total impunidad, las tibias condenas de organismos como la ONU y de organizaciones de derechos humanos no causan ni roncha en la dirigencia de la entidad sionista, que hasta se jacta, con los consabidos elogios de la comunidad internacional, de ser la única “democracia occidental” en el Medio Oriente, y de tener el ejército más moral del mundo. Pues bien, la excepcional democracia israelí, a los palestinos les ha quitado todo derecho democrático, el apartheid y todos los crímenes de la ocupación son el pan de cada día que el criminal régimen ultraderechista de Israel les regala a los desdichados palestinos, quienes para colmo de males tienen que contentarse con recibir baños de aguas putrefactas (La mofeta); una técnica de represión desarrollada y ensayada en los territorios ocupados por el Estado líder en tecnología antiterrorista.

Israel no se arruga, las críticas, las condenas se las pasa por el trasero, pues sabe que cuenta con el escudo protector de sus simpatizantes sionistas en Washington, desde donde emanan declaraciones de irrestricto apoyo y del legítimo derecho que tiene a defenderse de la agresión de los terroristas palestinos, quienes por arte de una diabólica inversión del leguaje, pasan de ser los históricamente agredidos a los agresores de quienes los han ocupado, desposeído, y sometido violetamente por más de 70 años. Que un pueblo ocupado que ni siquiera tiene un ejército medianamente equipado, mucho menos fuerza área, artillería o armamento de alta tecnología, ni recibe 3 800 millones de dólares anuales en ayuda militar de los EE.UU, sea capaz de agredir y humillar a país que cuenta una de las maquinarias de guerra más poderosas del mundo, eso solo pueden creerlo, entre otros, los fanáticos religiosos que creen que Israel es el pueblo elegido de dios. Ningún ser humano con un mínimo de inteligencia puede aceptar semejante tergiversación de la realidad.

Sin embargo, es la narrativa israelí del conflicto, la cual es propagada por la mayoría de la prensa y la clase política occidental, la que prevalece, es decir, Israel renuentemente está peleando una guerra de defensa propia en Gaza después de los agresivos ataques militares lanzados por Hamas. Los ataques sufridos por los palestinos en Jerusalén Oriental, los linchamientos a manos de la turbas de extrema derecha israelí, la toma violenta de la mezquita de Al Aqsa, nada de eso cuenta, nada de eso sucedió. Lo que sucedió es que Hamas lanzó un ataque con misiles, e Israel en contra de su voluntad, se vio obligado a ejercer su derecho a la autodefensa teniendo mucho cuidado en no lastimar a civiles, excepto que el ejército más moral del mundo, de manera totalmente accidental, terminó matando a más de 200 palestinos, incluyendo un buen número de niños. Pero de acuerdo a la narrativa dominante los únicos que mueren asesinados por Hamas y los ataques con misiles, son los israelíes. Los palestinos, por el contrario, solo mueren, nunca se dice que son asesinados o masacrados por las bombas y los misiles del ejército israelí.  

En un discurso pronunciado ante el Congreso estadounidense, la congresista de origen palestino, Rashida Tlaib manifestó lo siguiente: “Al leer las declaraciones del presidente Biden y del secretario Blinken, del general Austin y de los líderes de ambos partidos, difícilmente uno se da cuenta de la existencia de los palestinos. No hay reconocimiento de los ataques sobre las familias palestinas que en estos momentos están siendo arrebatadas de sus hogares en Jerusalén Oriental, o la demolición de viviendas; no hay mención de lo niños que son detenidos y asesinados; no hay reconocimiento de la sostenida campaña de hostigamiento y terror por parte de la policía contra los devotos celebrando su día más sagrado en uno de sus lugares más sagrados; no hay mención de la violencia, las bombas lacrimógenas a las que Al Aqsa ha sido sometida, mientras la gente reza”.

Después de bloquear repetidos intentos del Consejo de Seguridad de la ONU para lograr un cese de hostilidades, el presidente estadounidense Joe Biden finalmente ha logrado que su amigo Netanyahu accediera a un cese al fuego. Fueron 11 días de barbarie israelí, un periodo de tiempo en el que régimen sionista contó con la tácita complacencia del gobierno de la Casa Blanca que hizo caso omiso del terror y sufrimiento infligido al pueblo palestino, que al parecer está excluido de ese orden internacional que tiene como esencia, según el gobierno de Biden, los derechos humanos y la dignidad de las personas. Ante el mundo quedó de manifiesto que, la exaltación y defensa de los derechos humanos como uno de los pilares de la política exterior estadounidense, no es más que un vulgar oportunismo, una herramienta de uso selectivo según lo ameriten sus intereses hegemónicos. Por consiguiente, Israel, como proyecto del imperialismo, goza de licencia para cometer cualquier violación, cualquier fechoría sin temor a ser castigado, pues el apego al orden internacional que Estados Unidos demanda del resto de países, sobre todo de aquellos que desafían su arrogancia imperial, no aplica a Israel.

El cese al fuego se mantiene tenuemente, pero la represión y los arresto de palestinos en los territorios ocupados por parte de las fuerzas seguridad israelíes con la complicidad de la Autoridad Palestina se han acelerado. El gobierno de Biden ha reafirmado su irrestricto apoyo a Israel y su legítimo derecho a defenderse de las agresiones de sus enemigos. Las maniobras imperialistas para descabezar el movimiento de resistencia palestino y de paso mantener el statu quo de la ocupación están en marcha. La solución del problema de la ocupación no forma parte de las prioridades del poder ocupante ni de quienes la facilitan ya que constituye el eje de su proyecto imperialista regional. La solución está en manos de los propios palestinos, solo la resistencia y la unidad de todo el pueblo palestino podrá ponerle fin a la ocupación y a los planes sionistas de extinguirlos para siempre. 




Publicado por La Cuna del Sol

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