sábado, 3 de febrero de 2024

La escasa visión política del actual canciller guatemalteco

El nuevo canciller parece ser solo un burócrata más que se lanza en cálamo currente a emitir declaraciones muy desafortunadas. O es el señor Martínez un poco disimulado reaccionario que irá, según parece, dando bandazos a lo largo de los cuatro años del gobierno del partido Semilla.

 

CARLOS RAMIRO MARTÍNEZ, 
ACTUAL CANCILLER GUATEMALTECO,
Y SU ESCASA VISIÓN POLÍTICA



Por Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol

El Ministro de Relaciones Exteriores de cualquier país, junto al presidente, en primer lugar; son los encargados del diseño de las relaciones internacionales. De la interactuación entre los Estados. Pero no basta ser diplomático de “carrera”. Se necesita en este ministerio ser un político avezado. Moverse con elegancia entre las veleidades de la siempre caprichosa realidad política.

El nuevo canciller parece ser solo un burócrata más que se lanza en cálamo currente a emitir declaraciones muy desafortunadas. O es el señor Martínez un poco disimulado reaccionario que irá, según parece, dando bandazos a lo largo de los cuatro años del gobierno del partido Semilla. El presidente Arévalo lo conoce desde que fueran ambos grises e irrelevantes funcionarios en el Ministerio de Relaciones Exteriores de nuestro país. Lo dicho pronto por el señor Martínez cuando el gobierno de Nicolás Maduro inhabilitó políticamente a María Corina Machado, principal opositora del entreguismo venezolano e incondicional aliada de los Estados Unidos y de la oligarquía antipatriótica de Venezuela; ponen, de veras, los pelos de punta a toda persona democrática.

¿Qué profundidad tienen las convicciones democráticas del canciller guatemalteco? Francamente este señor me ha decepcionado. ¿Cómo establece un paralelismo, no declarado, entre la inhabilitación de la opositora venezolana y lo que pretendieron hacer con Bernardo Arévalo? La condena contra el régimen de Maduro apesta a servilismo. Al afán de quedar bien con los Estados Unidos ahora que los gringos reanudan otra vez las sanciones contra Venezuela y que el entendimiento entre ambos países llegó a su fin.

Yo no soy incondicional del régimen de Maduro y veo incorrecciones. No soy tampoco incondicional del partido advenedizo -Semilla- a quien la decantación de los electores cogió por sorpresa a todos los guatemaltecos, empezando por los integrantes del partido en el poder, que no daban crédito a los resultados electorales de primera vuelta. No es que los guatemaltecos estuvieran votando por una opción deslumbrante y arrolladora. Los guatemaltecos ya habían elegido al señor Pineda y sus imbecilidades, que fue sacado de la jugada política por la mafia politiquera. Semilla antes de la primera vuelta era poco visible, pero la suerte le favoreció de manera espléndida. Por lo tanto, nadie de los actuales dirigentes políticos del partido en el poder, deben llegar a creer que fueron sus agudezas políticas los que los permitió ganar las elecciones. Con el señor Pineda se cumplió a la perfección aquél viejo refrán popular que “nadie sabe para quien trabaja”. 

Venezuela como Cuba gozan del aprecio y la solidaridad de la comunidad democrática internacional. Estar con las posiciones políticas de la Unión Europea y la de Estados Unidos es ir contra el desarrollo histórico. Ambas comunidades del mundo occidental representan, guste o no, la decadencia. El unilateralismo que ellos representan va en contra del crecimiento económico y político del multilateralismo, camino que difícilmente pueda tomar Guatemala, por una sencilla razón: se lo deben todo a Estados Unidos y la Unión Europea. Sin embargo, para los guatemaltecos, sumidos en la miseria política y una dictadura, una democracia como la que vivimos actualmente, nos parece verdaderamente alentadora.

Los guatemaltecos no podíamos más y se acariciaba entre muchos sectores la posibilidad de un levantamiento armado. El ejército mismo estuvo tentado a dar el golpe, pero los costos políticos pudieron haber sido altísimos para una institución signada por el desprestigio antidemocrático que llevará como un lastre por muchas generaciones para poder confiar enteramente en ella. Los dirigentes de Semilla tomaron de aquí y de allá para llenar las vacantes políticas con una sola condición: no ser y no tener inclinación por la corrupción. Esa es la nueva ideología actualmente en Guatemala. Todos se están desmarcando de los clanes corruptos y todos quieren ser impolutos. Vamos a ver si eso ocurre conforme vayan pasando los meses, pero por el momento el único que ha metido las patas por su total falta de tacto fue el Canciller. Debiera de ser sustituido si sigue en las mismas: abrazando las causas antidemocráticas y siendo muy obvio en su servilismo con los Estados Unidos.




Publicado por La Cuna del Sol

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