sábado, 17 de febrero de 2024

El democraticismo es la gran debilidad en el ejercicio del poder

Por el momento Guatemala tendrá el favor de los Estados Unidos pero ese democraticismo nacido en el seno de la izquierda norteamericana hace medio siglo no es real. La democracia de Estados Unidos es como la guatemalteca. Son democracias aparentes.

 

EL DEMOCRATICISMO DE LAS DEMOCRACIAS LIBERALES,
ES LAS GRAN DEBILIDAD
EN EL EJERCICIO DEL PODER



Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol

Los guatemaltecos están desesperados. Cansados por la corrupción y de los corruptos impunes y orondos que andan como si nada hubiera pasado en este país. Incluso están en nuevos cargos, como el caso de Oscar Marroquín, recientemente nombrado gerente de INTECAP, que es un centro de capacitación de mano obra para la base industrial del país y ahora también centro de generación de emprendimientos para los micro y medianos empresarios, o sea, justificación económica y política del desempleo de los países liberales democráticos.

La ideología capitalista y la carencia de pensamiento crítico marxista han permitido el florecimiento de esta neo ideología capitalista presentada siempre como una novedad. Los tecnócratas abundan en estos ámbitos y te quedas pasmado con la tremenda trapisonda o galimatías que arman, igual al lenguaje ritual de los abogados que inventaron hace cientos de años una manera de expresarse para babosear a los cristianos y no para comunicar una idea. Ese lenguaje encriptado causa devastación económica en sociedades con un bajo nivel de educación que paga muy caro el servicio jurídico porque se imagina que el remedio a su mal se encuentra en un cráter lunar. Hoy todo mundo tiene que ser especialista en esto o en aquello, porque un pensamiento general, de “todólogo”, al parecer ya no vale nada. No hay ya cabida para los filósofos ni los escritores, porque ellos apelan al sentido común de las cosas y hacen uso un lenguaje accesible, sencillo y no necesariamente carente de elaboración y sesudez.

El presidente y su promesa de campaña de “lucha frontal” contra la corrupción se está quedando en dicho de campaña oportunista, porque le hablaba al guatemalteco de lo que lo aquejaba: una mala vida provocada por las acciones variadas de los corruptos. Se fueron en 20 años insertándose en todas las instituciones del Estado, de manera tan incisiva, que ahora son auténtico grupos criminales que le dieron carta de normalidad a sus acciones marginales. No hay todavía un estudio de la caída de la popularidad del presidente Arévalo, pues su ascenso meteórico podría tener también un descenso vertiginoso. Es muy pronto pedir resultados, pero las personas como las políticas de los hombres van dando un talante.

Los políticos liberales están todos cortados con la misma tijera. Y donde los Estados Unidos y sus aliados tienen metidas las manos difícilmente presidente alguno pueda desmarcarse de sus designios. Al dejar de ser útiles por el incumplimiento de expectativas favorables al imperio se volverán totalmente prescindibles y serán lanzados al cesto de la basura. Ese no es un asunto de larga espera, porque cuando haya un acuerdo bipartidista no muy influido por la industria militar, la migración irregular llegará a su fin y Estados Unidos tendrá un crecimiento económico real. ¿Y para que estará México y Guatemala como naciones tapón a la emigración descontrolada? Ya no servirán para nada y el apoyo “americano” se diluirá irremediablemente en la indiferencia propia de los Estados Unidos hacia América Latina. Esa será la historia final de este largo amor contrariado.

Por el momento Guatemala tendrá el favor de los Estados Unidos pero ese democraticismo nacido en el seno de la izquierda norteamericana hace medio siglo no es real. La democracia de Estados Unidos es como la guatemalteca. Son democracias aparentes. Y de allí que, para legitimarse en el poder, hacen una mil y concesiones a los grupos de la sociedad civil que se encargan, al final, de limitar el poder y un presidente, un ministro y un funcionario cualquiera ven rechazadas sus iniciativas porque ciertamente el poder es del soberano, el soberano no son los grupos de la sociedad civil, que están igualmente inmersos en variados actos de corrupción. Un sencillo ejemplo con el caso de los gobernadores departamentales. Era necesario designarlos, como hombres de confianza del presidente. No consultar a la sociedad civil a quiénes querían. Eso ha dado lugar a que ex alcalde, ex diputados y ex funcionarios figuran en la larga lista de aspirantes. ¿Y será hombre de confianza de Arévalo el ex alcalde Gabriel Rosales incondicional de Giammattei? ¿O ex alcalde Jaime Estrada, incondicional de Sandra Torres? Es gente que debe quedar fuera por su pasado oprobioso a la cual no se le puede seguir otorgando oportunidades.

Estas acciones de Arévalo son el vivo ejemplo de los democraticismos de los demócratas liberales, enemigos del socialismo o de cualquier versión de democracia avanzada. Así no podremos los guatemaltecos edificar nuestra democracia, la real, no la formal que hemos tenido por setenta años. Un gobernante debe dar esas señales inequívocas de autoridad y decisión. Que manda, que ordena, pero que también sabe consultar. No queremos tampoco tiranuelos, pero tampoco papanatas o mandilones que hacen concesiones donde no deben. Están copándonos nuevamente los corruptos en los cargos de decisión e incidencia. Pareciera que nos pasará algo peor que lo de Alvaro Colom quien fue sometido no por los opositores sino por su ambiciosa mujer, la señora Torres.




Publicado por La Cuna del Sol

No hay comentarios.: