Mientras más días pasan
desde el bombardeo occidental perpetrado contra Siria el 14 de abril de 2018,
más información aparece mostrando la extensión del desastre. En Estados Unidos,
el Pentágono todavía logra impedir las filtraciones provenientes de los
círculos militares, pero las que van llegando de Francia son devastadoras.
Washington, París y Londres mostraron que pretenden seguir regentando el mundo,
pero también se ha visto que ya no tienen cómo hacerlo.
EL FIASCO DEL BOMBARDEO
OCCIDENTAL CONTRA SIRIA
Por Thierry Meyssan
Una semana después del bombardeo occidental contra Siria, aún siguen sin
respuesta numerosas interrogantes sobre los objetivos de esa operación militar
y sobre su realización. Los hechos demostrados que han ido saliendo a la luz
contradicen las declaraciones oficiales de las potencias occidentales.
Los objetivos del bombardeo
Según la narración occidental, el bombardeo no apuntaba a derrocar la
República Árabe Siria (lo que los gobiernos y medios de prensa occidentales
llaman «el régimen de Bachar» sino a “castigar” el uso de armas químicas.
Sin embargo, no se ha publicado absolutamente ninguna prueba del uso de ese
armamento por parte de Siria. A modo de prueba, Estados Unidos, el Reino Unido
y Francia publicaron por separado evaluaciones basadas en el video original
grabado por los «Cascos Blancos» [1]. El problema es que ese video ha sido
desmentido por los testimonios de varias personas que aparecen en él y por el
personal mismo del hospital donde fue grabado [2].
Al contrario de lo que afirman las tres potencias occidentales que
perpetraron el bombardeo, no es ilógico pensar que el verdadero objetivo era
derrocar la República Árabe Siria. Esa posibilidad parece confirmarse por el
hecho que varios misiles tenían como blanco el Palacio Presidencial de Damasco.
Esa es también la interpretación de Rusia, que estima que el verdadero objetivo
del bombardeo occidental era contrarrestar «los éxitos de las fuerzas armadas
sirias en la lucha por liberar su territorio del terrorismo internacional».
La destrucción del Centro de Investigación Farmacéutica de Barzeh sigue
siendo un misterio. Esa instalación no tenía absolutamente nada de secreta,
incluso fue creada con ayuda de Francia. La Organización para la Prohibición de
las Armas Químicas (OPAQ) había inspeccionado ese centro 5 veces sin hallar
allí nada vinculado a alguna investigación sobre armas químicas [3]. Según los
responsables del Centro, ese laboratorio realizaba investigaciones sobre
productos contra el cáncer y se vio gravemente afectado por las sanciones
occidentales. No estaba bajo custodia militar y no hubo ninguna víctima cuando
fue impactado por los misiles occidentales. El bombardeo ni siquiera provocó la
dispersión de agentes químicos en la atmósfera.
Esto recuerda el bombardeo estadounidense que destruyó la fábrica de
Al-Shifa, en Sudán. En 1998, el presidente estadounidense Bill Clinton ordenó
la destrucción de aquella instalación, orden que se concretó con el lanzamiento
de 4 misiles Tomawak, con saldo de un muerto y 10 heridos. Los servicios de
inteligencia de Estados Unidos afirmaban que la fábrica de Al-Shifa producía
gases neurotóxicos por cuenta de Osama ben Laden. Finalmente resultó que era la
principal unidad de producción de medicamentos genéricos existente en Sudán
[4]. La fábrica de Al-Shifa producía, entre otros, medicamentos contra el sida
sin pagar licencia a Gilead Science, empresa que dirigían Donald Rumsfeld y
George Schultz [5].
La realización de la
operación
Estados Unidos, el Reino Unido y Francia anunciaron haber lanzado 105
misiles, pero las fuerzas armadas rusas contaron sólo 103 [6]. Aunque mantuvo
en silencio su participación en la operación, la OTAN garantizó la coordinación
entre las fuerzas de las tres potencias occidentales [7]. Según sus estatutos,
la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) puede actuar solamente
después de haber obtenido el aval del Consejo del Atlántico Norte… pero parece
que ya no es así ya que el Consejo del Atlántico Norte nunca fue consultado para
iniciar los bombardeos contra Libia, en 2011, y nadie protestó por ello. La
coordinación a través de la OTAN tenía como objetivo lograr que todos los
misiles –lanzados desde unidades navales desplegadas en el Mediterráneo y el
Mar Rojo y desde aviones en vuelo– alcanzaran sus blancos en el mismo momento.
Pero las cosas no salieron como se habían planeado: la operación occidental
debía desarrollarse en media hora pero pasaron 1 hora y 36 minutos entre el
lanzamiento del primer misil y el del último.
Rusia había advertido que respondería al ataque si había muertes entre sus
militares. Por consiguiente, las tres potencias occidentales ordenaron a sus
fuerzas poner el mayor cuidado en evitar bajas entre los militares rusos.
Las fuerzas rusas se limitaron a observar los lanzamientos de misiles y a
transmitir en tiempo real las coordenadas necesarias al Ejército Árabe Sirio
para que pudiera destruirlos en el aire. Cuando los sirios se vieron
desbordados por la cantidad de misiles lanzados, las fuerzas rusas utilizaron
su dispositivo de inhabilitación de los sistemas de mando y control de la OTAN,
paralizando así el uso de la mayoría de sus lanzadores. Los franceses se vieron
así por primera vez ante ese dispositivo, cuyos efectos ya habían sufrido los
estadounidenses y los británicos en el Mediterráneo y el Mar Negro, así como en
Kaliningrado.
Además, dos navíos rusos salieron del puerto sirio de Tartús para jugar al
gato y el ratón con un submarino nuclear de ataque del Reino Unido [8].
Según el estado mayor ruso y su homólogo de Siria, 73 misiles fueron
destruidos en vuelo, cifra que los estados mayores de Estados Unidos, Reino
Unido y Francia rechazan con tono altanero. Pero todos los observadores
presentes en suelo sirio, como es mi propio caso, pudieron comprobar la
actividad de la defensa antiaérea y nadie ha visto los supuestos impactos de
los 105 misiles occidentales anunciados.
Estados Unidos, el Reino Unido y Francia se apresuraron a declarar que los
detalles de la operación eran información clasificada. Sin embargo, los foros
especializados han dado a conocer todo tipo de revelaciones inverificables
sobre el estruendoso fracaso de la operación occidental. Lo único que ha podido
saberse con certeza es que un avión francés no logró lanzar uno de los 2 misiles
que debía disparar y tuvo que dejarlo caer en el mar sin lograr que funcionara
[9] y que 2 fragatas francesas tuvieron problemas informáticos que les
impidieron lanzar todos sus misiles crucero navales (MdCN) [10], anomalías muy
conocidas por todos los que han visto sus sistemas de mando y control bajo los
efectos del arma rusa que inhabilita los dispositivos radioeléctricos.
La defensa antiaérea siria, ante la gran cantidad de misiles provenientes
de todas partes, optó por defender prioritariamente objetivos como el Palacio
Presidencial y sacrificar otros, como el Centro de Investigaciones de Barzeh.
Como consecuencia del ataque, Rusia ha anunciado el envío de nuevas baterías
antimisiles a Siria.
En todo caso, el bombardeo occidental contra Siria ha resultado ser el
fiasco militar más grande desde la Segunda Guerra Mundial.
La retórica occidental
A la luz del Derecho Internacional, el bombardeo occidental contra Siria es
indiscutiblemente ilegal: ninguno de los tres agresores había sido atacado antes
por la República Árabe Siria y el ataque de estas tres potencias occidentales
no contó con el aval del Consejo de Seguridad de la ONU.
Estados Unidos, Reino Unido y Francia afirmaron, claro está, que su acción
militar contra Siria fue legítima, afirmación desmentida por… el servicio
jurídico del Bundestag –el Parlamento alemán [11]. En efecto, aún pasando por
alto el carácter totalmente mítico del supuesto incidente químico de la Ghouta,
ese tipo de bombardeo no permitiría el fin de los sufrimientos de los civiles.
Francia, por su parte, no deja de repetir que su participación en esa
acción militar no significa que haya entrado en guerra contra el «régimen de
Bachar», declaración que Siria contradijo de inmediato devolviendo a París la
Gran Cruz de la Legión de Honor otorgada al presidente Assad. La portavoz de la
presidencia siria precisó que «para el presidente Assad no hay honor en portar
una condecoración otorgada por un régimen esclavo de Estados Unidos que apoya a
los terroristas».
Algunos autores, cercanos a la OTAN, han mencionado la «responsabilidad de
proteger» (R2P) proclamada por la ONU. Pero eso tampoco corresponde a la
situación de Siria ya que la R2P sólo se aplica cuando se trata de llenar el
vacío de los Estados fallidos, lo cual no es el caso de la República Árabe
Siria, cuyos servicios públicos siguen funcionando al cabo de 7 años de guerra.
En definitiva, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia sólo han mostrado
dos cosas con esta operación: que se han puesto al margen del Derecho
Internacional y que sus ejércitos ya no son lo que alguna vez fueron.
[1] “United States Assessment of the
Assad Regime’s Chemical Weapons Use”, Voltaire Network, 13 de abril de 2018. «Évaluation nationale du ministère
français de la Défense sur l’attaque chimique du 7 avril 2018», Réseau
Voltaire, 14 de abril de 2018. “Syria action – UK government legal
position”, Voltaire Network, 14 de abril de 2018.
[2] Ver, por ejemplo, «Testigos oculares revelan montaje del “ataque
químico” de la Ghouta», Red Voltaire, 13 de abril de 2018.
[3] Sobre el resultado de la última inspección realizada en el Centro de
Investigación de Barzeh, ver “Progress in the elimination of the Syrian
chemical weapons programme”, por Ahmet Uzumcu , Voltaire Network, 23 de marzo
de 2018.
[4] Sobre las consecuencias desastrosas de aquel bombardeo sobre la
situación sanitaria de Sudán, ver el artículo de Werner Daum, por aquel
entonces embajador de Alemania en ese país africano, “Universalism and the
West. An Agenda for Understanding”, in «The Future of War», Harvard
International Review, Vol. 23 (2) – Verano de 2001.
[5] «La guerra como estrategia industrial», Red Voltaire, 19 de marzo de
2003.
[6] «Conferencia de prensa del general Serguei Rudskoi sobre el ataque
occidental contra Siria», Red Voltaire, 14 de abril de 2018.
[7] «Falsificaciones “made in USA” y mentiras “made in Italy”», por Manlio
Dinucci, Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 18 de abril de 2018.
[8] “British submarine in duel
with Kremlin’s ‘Black Hole’ hunter-killer”, Mark Hookham y Tim Ripley, The
Times, 16 de abril de 2018.
[9] «Frappes en Syrie: un des missiles Scalp «n’est pas parti» du Rafale»,
Guerric Poncet, Le Point, 18 de abril de 2018.
[10] «Couacs inexpliqués pour les missiles de MBDA au large des côtes
syriennes», La Lettre A, 17 de abril de 2018. «Frappes en Syrie: un couac dans
la marine a empêché le tirs de plusieurs missiles», Pierre Julien, RTL, 19 de
abril de 2018.
[11] “Völkerrechtliche
Implikationen des amerikanisch-britischfranzösischen Militärschlags vom 14. April 2018 gegen Chemiewaffeneinrichtungen
in Syrien”, Bundestag, 18 de abril de 2018.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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