miércoles, 1 de marzo de 2023

El nuevo “reset” de Rusia con Occidente

El anuncio de Putin de suspender esta semana el último pacto de control de armamento existente entre Estados Unidos y Rusia fue una medida cuidadosamente atenuada. También fue un gran acontecimiento, pero no de la forma en que los funcionarios occidentales nos alientan a pensar que lo es.

 

EL NUEVO “RESET” DE
RUSIA CON OCCIDENTE



Patrick Lawrence
Consortium News

La noticia de que Rusia suspenderá su participación en el nuevo pacto de armas nucleares START (Tratado de Reducción de Armas Estratégicas), que se divulgó el martes, 21 de febrero, a través del discurso anual de Vladimir Putin ante la Asamblea Federal, impactó con fuerza.

Esta suspensión no es el abandono del pacto, como la describieron inicialmente varios medios de comunicación occidentales, es una suspensión temporal, como la describió el presidente ruso. Se trata, pues, de una medida cuidadosamente atenuada.

Sin embargo, no deja de ser un gran acontecimiento, aunque no en el sentido en que los funcionarios occidentales nos alientan a pensar que lo es. Es de gran importancia en cuestiones en las que los funcionarios occidentales no quieren que pensemos.

"Con la decisión de hoy sobre el Nuevo START", declaró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una conferencia de prensa conjunta en Kiev con Dmitry Kuleba, ministro de Asuntos Exteriores del régimen ucraniano, "se ha desmantelado toda la arquitectura de control de armamentos".

Esta es la opinión más repentina y descabellada que he podido encontrar sobre la medida temporal de Moscú. El New York Times publicó inicialmente esta cita, pero a las pocas horas la eliminó de sus noticias, sabiamente. Ahora solo se puede encontrar en The Kyiv Independent, el diario de propaganda no independiente respaldado por varios gobiernos occidentales.

Qué hacía Stoltenberg en Kiev, teniendo en cuenta que la OTAN afirma que no está librando una guerra contra Rusia, es una buena pregunta. Por otra parte, muchas personas de la talla de Stoltenberg viajan a Kiev en estos días.

El presidente Joe Biden acaba de tomar un tren de Polonia a Kiev para echar un vistazo al progreso, o falta del mismo, de la guerra que Estados Unidos no libra contra Rusia. No erremos: Este tipo de cosas tienen mucho que ver con la decisión de Putin sobre el Nuevo START, como lo dejó en claro en sus declaraciones del martes.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, de paso por Atenas, calificó la decisión de Moscú de "desafortunada e irresponsable", una mejora respecto a la desquiciada valoración de Stoltenberg.

"Irresponsable" es una palabra que desde hace tiempo pienso que los funcionarios estadounidenses deberían evitar al describir la conducta de otros. La actuación de Rusia no puede calificarse así. Pero me quedo con "desafortunada". Sí, lo es. Es desafortunado que las cosas hayan llegado hasta este punto.

Para empezar, Moscú no ha desmantelado nada esta semana. Los sucesivos regímenes estadounidenses se han dedicado a ese proyecto durante décadas, alegando siempre esa imperiosa reivindicación de la inocencia de Estados Unidos y la responsabilidad de la otra parte por forzar su mano.

El Nuevo START es el último acuerdo existente de control de armas nucleares, como han señalado esta semana los medios de comunicación occidentales. Esto es así porque Washington ha "desmantelado" uno tras otro todos los demás, menos uno de los acuerdos, que los medios occidentales no señalaron.

El gobierno de Bush II se retiró del tratado de Misiles Antibalísticos, el ABM, en 2002 -algo muy prematuro para un presidente con un año en el cargo. En 2019, la administración Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo sobre Fuerzas Nucleares Intermedias, el INF. Por si fuera poco, un año después retiró a Estados Unidos del Tratado de Cielos Abiertos.

¿Quién ha estado desmantelando la arquitectura del control de armamentos, Sr. Stoltenberg? Tengo que decir que, de todos los secretarios generales de la OTAN que he tenido que observar a lo largo de los años, este tipo se lleva las palmas. Es la rocola de Washington: Los funcionarios estadounidenses ponen una moneda y Jens canta la canción elegida.

En cuanto al Tratado de Reducción de Armas Estratégicas en sus diversas reiteraciones, el acuerdo START original entró en vigor en 1994, y los recortes de armas que exigía se completaron en la fecha prevista cuando expiró en 2009.

Moscú y Washington negociaron el START II, pero Rusia se retiró en 2002 ante la negativa del Congreso estadounidense a ratificarlo y la retirada simultánea de Bush II del pacto ABM.

El Nuevo START fue el logro más importante de la administración Obama y entró en vigor en 2011. Es el tratado que Rusia acaba de dejar de lado temporalmente sin revocarlo.

Fíjense en el nombre y en la procedencia. El Nuevo START se desarrolló durante ese periodo extrañamente iluminado en el que el presidente Barack Obama y Hillary Clinton, como su secretaria de Estado, tuvieron la idea de llevarse bien con la "Rusia de Putin" -siempre me encanta leer esta frase- convirtiendo al sucesor de Boris Yeltsin en otro pusilánime dócil, aunque Putin no hiciera negocios en estado de embriaguez.

¿Recuerdan a Clinton, con aquel estúpido botón del "reset" (reinicio) que llevó consigo a las conversaciones en Ginebra con el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov? Ese era el tema en ese momento, incluso si los asesores de Clinton tradujeron mal "reset" al ruso por "overload" (sobrecarga) -que, como han resultado las cosas, era un término más adecuado para lo que Washington ha ofrecido desde entonces.

Durante muchos años después de los días del "reset", Putin, Lavrov y otros funcionarios rusos se refirieron rutinariamente a "nuestro socio americano" o "nuestros socios occidentales." Estas expresiones reflejan lo que se respiraba en el ambiente durante los primeros años del periodo del Nuevo START.

Putin y su ministro de Asuntos Exteriores mantuvieron el discurso de "socios" durante un tiempo sorprendentemente largo. En mi opinión, era una ilusión, una medida de su deseo permanente de mantener relaciones constructivas con Washington y las capitales europeas después de la Guerra Fría. Que pena.

Los días de los "socios" han terminado, precisamente como Putin lo mencionó el martes. ¿No se deduce de ello que Moscú tiene motivos para no tomarse en serio los tratados sobre armamento cuando (1) Washington ha derogado repetidamente sus términos y (2) el espíritu de cooperación en el que se basan este tipo de acuerdos ha sido -precisamente- desmantelado?

¿Recuerdan la extraordinaria amargura del discurso de Putin anunciando el inicio de la intervención rusa en Ucrania hace un año? Pude percibir una versión atenuada del mismo sentimiento en su discurso del martes ante la Asamblea Federal, una reunión anual de legisladores y otros altos funcionarios:

"Estábamos dispuestos a un diálogo constructivo con Occidente; dijimos e insistimos en que tanto Europa como el mundo entero necesitaban un sistema de seguridad indivisible e igual para todos los países. Pero como respuesta recibimos una reacción confusa o hipócrita… También hubo acciones: la expansión de la OTAN hasta nuestras fronteras, la creación de nuevas zonas de despliegue para la defensa antimisiles, el despliegue de contingentes militares".

No es un hombre que está satisfecho de anunciar que se retira del Nuevo START. De hecho, el Ministerio de Asuntos Exteriores se apresuró a declarar tras su intervención que Moscú seguirá respetando los términos del tratado.

No se trata de un hombre más dispuesto ahora a suspender la participación de la Federación Rusa en un tratado activo sobre armamento de lo que estaba al enviar sus fuerzas armadas a una nación vecina. Se trata de un hombre profundamente decepcionado con el rumbo de los acontecimientos geopolíticos, pero que se siente obligado a explicar las cosas tal como son y a actuar en consecuencia:

"Estados Unidos y la OTAN afirman abiertamente que su objetivo es infligir una derrota estratégica a Rusia. Habiendo hecho esta declaración colectiva, la OTAN se ha declarado en realidad participante en el Tratado sobre Armas Estratégicas... A principios de febrero, la alianza del Atlántico Norte hizo una declaración con la demanda propiamente dicho... de inspecciones a nuestras instalaciones de defensa nuclear. Ni siquiera sé cómo llamar esto. Es una especie de teatro del absurdo.... En las actuales condiciones de confrontación, simplemente suena a locura".

No, Estados Unidos no se ha retirado del Nuevo START, no desde el punto de vista operativo, como hizo con los acuerdos ABM e INF, o el de Cielos Abiertos, un pacto para generar confianza que permitía a los signatarios sobrevolar el territorio del otro con naves de vigilancia desarmadas.

Pero Washington hizo todo lo necesario para echarlo por tierra, como afirmó Putin en su discurso. Y es notable a este respecto el grado en que Putin relaciona su decisión sobre el Nuevo START con el conflicto de Ucrania.

La información de Putin sobre el Nuevo START llegó muy al final de su discurso, lo que a primera vista puede parecer un poco sorprendente, dado lo que los medios occidentales están haciendo de ello. Yo lo interpreto de otra manera.

Primero, aunque no carece de consecuencias, suspender el Nuevo START en este momento tiene poca importancia. Segundo, y esto se pone interesante, el líder ruso estaba mucho más preocupado por asuntos domésticos y económicos.

A este respecto, resulta sorprendente el tiempo que dedicó a describir una multitud de proyectos -industriales, comerciales, de infraestructuras, etc.- destinados a alejar a Rusia de Occidente y acercarla a las naciones no occidentales del este, en particular China, y del sur, en particular Turquía e Irán, aunque no exclusivamente.

He leído gran parte de lo que Putin ha dicho durante el último año en el contexto de la Declaración Conjunta sobre las Relaciones Internacionales en una Nueva Era, que Putin y el presidente chino Xi Jinping hicieron pública en Pekín el 4 de febrero de 2022. Este, uno de los textos políticos esenciales de nuestro tiempo, puede interpretarse de varias maneras.

Por una parte, como proyecto para un siglo en el que los países no occidentales rompan sus diversas dependencias de Occidente, por muy antiguas que sean, y alcancen la paridad con Occidente por primera vez en más de medio milenio.

"Este discurso presidencial llega, como todos sabemos, en un período difícil y decisivo para nuestro país", comenzó Putin. "Es un momento de cambios radicales e irreversibles en el mundo entero, de acontecimientos históricos cruciales que determinarán el futuro de nuestro país y de nuestro pueblo, en un momento en el que cada uno de nosotros tiene una responsabilidad colosal."

La referencia a la Declaración del 4 de febrero explica todo lo que puede quererse saber sobre lo que quiso decir con estas frases.

Otra medida más para alejarse de Occidente: aunque pequeña, pero es lo que hace que la ruptura de Rusia con el régimen del Nuevo START sea un gran acontecimiento, algo sumamente significante. En sus comentarios, que fueron muy francos, como de costumbre, Putin dejó en claro que también lamenta esto, en un marco más amplio de las cosas.

"En el mundo actual no debe haber división entre los llamados países civilizados y el resto", concluyó Putin, "y es necesaria una asociación honesta que rechace cualquier exclusivismo, especialmente aquel que se caracteriza por la agresividad".

No creo que esta reflexión requiera de comentarios adicionales.

 

Patrick Lawrence, corresponsal en el extranjero durante muchos años, principalmente para el International Herald Tribune, es columnista, ensayista, escritor y conferenciante. Su libro más reciente es Time No Longer: Americans After the American Century. Su cuenta de Twitter, @thefloutist, ha sido censurada permanentemente. Su sitio web es Patrick Lawrence. Apoya su trabajo a través de su sitio Patreon. 

 

Publicado originalmente en ScheerPost




Publicado por La Cuna del Sol

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