Los inmigrantes que acuden a los tribunales de Manhattan deben sortear filas de agentes federales enmascarados.
EL ESPECTÁCULO DE INTIMIDACIÓN DEL ICE
Un agente federal detiene a un hombre en el
número 26 de Federal Plaza. Decenas de personas tienen audiencias en los
tribunales de inmigración de Nueva York cada día, y ahora se enfrentan a la
posibilidad de ser detenidas por el mero hecho de presentarse,
independientemente del estado actual de sus casos.
New Yorker
Photography by Mark Peterson
August 4, 2025
Desde la primavera, en los juzgados federales del centro de Manhattan, cientos de agentes del ICE y de otras agencias gubernamentales se alinean en los pasillos y vestíbulos, a la espera de detener a algunos inmigrantes a la salida de sus audiencias de inmigración. Muchos de los agentes van enmascarados y armados, y van vestidos con equipo táctico, a pesar de que todos los visitantes de los edificios deben pasar por un control de seguridad de nivel aeroportuario.
Decenas de observadores, defensores de los
inmigrantes y miembros de la prensa acuden cada día para presenciar las
detenciones, que a menudo se producen sin respetar las garantías procesales.
Puede que ni siquiera importe cómo se pronuncie un juez en el caso de alguien.
Los inmigrantes parecen estar en estado de shock cuando se acercan los agentes;
los familiares pueden incluso gritar o sollozar cuando se llevan a su ser
querido.
Retratos del presidente Donald Trump y del vicepresidente J. D. Vance cuelgan en el vestíbulo del 290 de Broadway.
Un agente del ICE con una camiseta de “Defend
Liberty” detiene a un hombre que acaba de salir de su audiencia en el 26 de
Federal Plaza. Los reporteros gráficos y de vídeo solo pueden trabajar en los
pasillos fuera de los tribunales.
El fotógrafo Mark Peterson pasó varias
semanas este verano documentando estas escenas en Federal Plaza. “Es una imagen
que imagino que la Administración quiere que se difunda: estos tipos, armados
hasta los dientes, enmascarados y con chalecos antibalas, deteniendo a la gente”,
expresó. “Es evidente que el Gobierno se fija en las
fotografías que la gente toma”. Peterson ha llegado a comprender los ritmos del
lugar. A veces los agentes entablan conversaciones triviales mientras esperan a
que finalicen las audiencias. Uno de los agentes preguntó a Peterson por el
tipo de cámara que utiliza. Otros apodaron a una de sus colegas the GOAT
(Greatest Of All Time) después de enterarse de que ella había ganado un
prestigioso premio de fotografía.
Jumaane Williams, defensor público de la
ciudad, y Brad Lander, interventor municipal, hablan con un agente del D.H.S.
en el número 26 de Federal Plaza. Lander, candidato que fracaso en su intento
de ser el canidato a la alcaldía en las primarias demócratas de este año, fue
detenido en junio tras acompañar a un inmigrante fuera de su audiencia y
negarse a soltar el brazo del hombre cuando los agentes intentaron llevárselo.
Los agentes del ICE suelen ir armados a los
tribunales. Los pasillos y las salas de espera están en absoluto silencio mientras
los agentes inspeccionan a los inmigrantes presentes.
Un manifestante en las afueras de los
tribunales sostiene carteles de detenidos con la pregunta, en español, “¿DÓNDE
ESTÁN?”.
Atrapados entre la espada y la pared se
encuentra gente común y corriente: los hombres solteros, las parejas jóvenes,
los niños pequeños a los que se obliga a caminar a través de este espectáculo
de intimidación patrocinado por el Estado. Las imágenes en blanco y negro de
Peterson, cargadas de flashes y sombras, evocan el cine negro y la fotografía
de delincuencia urbana de los años treinta y cuarenta. “Si alguien lo hace todo
bien y aun así le detienen, es la escena de un crimen”, afirma Peterson. Cada
vez son más los inmigrantes que faltan a sus citas con el tribunal -y se
exponen a la deportación- porque prefieren esconderse a enfrentarse al peligro
y la humillación que puede suponer la Plaza Federal. Uno sólo puede imaginar
que esto, también, es parte de ese objetivo.
—Jordan Salama
Defensores y abogados de los inmigrantes aconsejan cada vez más a los inmigrantes con niños pequeños que los lleven al juzgado, sabiendo que la mayoría de las personas detenidas son adultos solteros, en su mayoría hombres.
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