sábado, 8 de agosto de 2015

¿Es realmente la iniciativa de Biden un plan para la prosperidad de Centro América?

De acuerdo a un informe de un grupo de sociólogos estadounidenses reunidos en Chicago el pasado mes de abril y quienes cuentan con amplia experiencia en las comunidades pobres, urbanas y rurales de Centro América, el paquete de ayuda de Biden está destinado a profundizar -no aliviar- los problemas que enfrentan la mayoría de los pobres de Centro América.


¿ES REALMENTE LA INICIATIVA DE BIDEN UN
PLAN PARA LA PROSPERIDAD DE CENTRO AMÉRICA?

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La iniciativa promovida por el vicepresidente norteamericano, Joe Biden que tiene como objetivo atacar las causas de la inmigración indocumentada que provocaron la crisis de los niños migrantes centroamericanos en la zona sur de la frontera de los EE.UU en 2014, planea invertir 1,000 millones de dólares destinados entre otras cosas, al fortalecimiento de la seguridad en la frontera, el desarrollo económico, y las nuevas iniciativas sobre derechos humanos de la ONU para la región. Estas medidas evitarían, supuestamente, que los centroamericanos abandonen sus países pues habrá una mayor cantidad de nuevos trabajos disponibles bajo un ambiente de mayor seguridad y con gobiernos más transparentes y receptivos. Por otra parte se intenta que con medidas más estrictas de control fronterizo se desaliente la inmigración indocumentada.

Pero ¿cuál es la probabilidad que se logren esos resultados bajo el plan de ayuda de los EE.UU?

De acuerdo a un informe de un grupo de sociólogos estadounidenses(1) reunidos en Chicago el pasado mes de abril y quienes cuentan con amplia experiencia en las comunidades pobres, urbanas y rurales de Centro América, el paquete de ayuda de Biden está destinado a profundizar -no aliviar- los problemas que enfrentan la mayoría de los pobres de Centro América.

En el informe, Seven Reasons to Scrap the USA’s $1 Billion Aid Package to Central America, publicado en Counterpunch, el grupo de sociólogos estadounidenses expone siete razones principales por las que el plan Biden debe ser descartado, ya que el mismo no ayudará a resolver la grave situación económica y social que afecta a la mayoría de las comunidades pobres del Triángulo Norte, la cual constituye la causa principal de la inmigración indocumentada a los Estados Unidos.

Veamos:

1. El paquete de ayuda recompensaría a los gobiernos centroamericanos por su corrupción y flagrante desprecio por las necesidades de sus pueblos.

El plan incluye $540 millones -cuatro veces más que recientes montos de ayuda- en "asistencia al desarrollo". Mientras tanto, este mes las calles de Honduras y la capital de Guatemala se han visto sacudidas por protestas pacíficas con cientos de miles de ciudadanos expresando su disgusto causado por la evidencia condenatoria de casos de corrupción en los más altos niveles. En Honduras, los políticos han estado saqueando el sistema de atención de salud del estado para el beneficio privado; en Guatemala, la vice-presidente dimitió al salir a luz la profundidad de su propio enriquecimiento utilizando los fondos públicos.

Si el gobierno de los Estados Unidos vierte este paquete de ayuda en Centroamérica, el efecto principal será continuar enriqueciendo a una pequeña élite corrupta. Los gobiernos centroamericanos incluso han aprovechado su conocida corruptibilidad para justificar la necesidad de la ayuda monetaria de Estados Unidos para construir ¡"responsabilidad" y "transparencia"!

¿Somos realmente tan fáciles de engañar?

2. Los peligrosos cruces fronterizos aumentan la deuda del migrante y la familia, profundizando la desesperación de los migrantes.

El paquete desembolsa unos 82 millones dólares para la seguridad fronteriza, específicamente para reforzar la frontera sur de México y ampliar la repatriación de los migrantes centroamericanos desde los Estados Unidos.

Una seguridad fronteriza más estricta no es un disuasivo demostrado contra la migración. En lugar de ello, hace a los migrantes más vulnerables. Las medidas de seguridad más estrictas obligan a los migrantes a caer en manos de contrabandistas que buscan cruces cada vez más remotos y peligrosos, donde están expuestos a los efectos del medio ambiente y los riesgos del crimen organizado. Este "efecto embudo" en la frontera entre Estados Unidos y México se traduce en cientos de muertes de migrantes en el desierto anualmente.

Al aumentar los riesgos, la seguridad fronteriza también aumenta las tarifas de los contrabandistas. Estos costos ($ 6,000 - $ 8,000 en Guatemala), están muy por fuera del alcance de la mayoría de los posibles migrantes -a menos que literalmente apuesten la granja. Los agricultores pobres consiguen el dinero para pagar los contrabandistas hipotecando sus casas y tierras productivas a los prestamistas informales locales a tasas de interés que rondan el 10% por mes. En muchos casos, un salario en Estados Unidos es la única manera de pagar esta deuda.

Cuando el viaje no va bien, cuando el 'reforzamiento' de la seguridad fronteriza resulta en la aprehensión, detención y deportación –las deudas pendientes pueden sumir a las familias migrantes en una profunda crisis financiera, a menudo exacerbando las mismas condiciones económicas que impulsan la migración en primer lugar. Enfrentadas a una deuda insalvable, las familias se la juegan para financiar el siguiente intento. Cada vez más endeudados, están obligados a intentar el cruce una y otra vez, exponiéndose cada vez a mayores riesgos al hacerlo. Las obligaciones de deuda, la amenaza de las hipotecas fallidas, y la desesperación son tan profundas, dijo un migrante, que "uno simplemente se avienta a la frontera".

Una mayor seguridad fronteriza no sólo  les da más poder a los coyotes y otros grupos criminales, sino que puede perpetuar la misma migración que busca impedir.

3. El paquete de ayuda fortalecería la gran industria y la gran agricultura.

La mayor parte del paquete de ayuda, unos $541 millones ($381 en nuevos gastos) es para la ayuda al desarrollo, la mayoría del cual apoyará el llamado "desarrollo económico".

En el pasado, las inversiones en "gran ayuda" han típicamente subsidiado grandes y medianas empresas agrícolas, y protegido las grandes empresas agrícolas estadounidenses bajo los acuerdos comerciales. Si la historia sirve de guía, estas políticas diezmaran los programas existentes que proporcionan beneficios económicos, como semillas, fertilizantes, asistencia técnica, y los mercados cooperativos para los pequeños agricultores.

Para los pequeños agricultores, el resultado es la pérdida de la tierra, el subempleo rural y las miserias del trabajo asalariado mal pagado en las plantaciones. De hecho, el trabajo en las plantaciones de azúcar y banano se caracteriza por las condiciones brutales, la exposición a pesticidas y la deshidratación crónica. Este tipo de trabajo, incluso ha dado lugar a su propio conjunto de enfermedades crónicas, como la fatal enfermedad renal que ha alcanzado proporciones epidémicas entre los trabajadores de la caña de azúcar en El Salvador y Nicaragua.

Ningún dinero en el paquete de ayuda propuesto apoyará a los pequeños agricultores. Esto sólo intensifica la ya espantosa desigualdad que caracteriza la distribución de la tierra en el Triángulo Norte, acelerando la migración hacia el norte de aquellos cuyas ambiciones apuntan más alto que el trabajo penoso de las plantaciones.
4. El paquete de ayuda ve a los menores de edad como el enemigo.

El paquete de ayuda promete 220 millones dólares para la "seguridad ciudadana". Este es un eufemismo  para designar a las pandillas callejeras urbanas como el objetivo. Sin embargo, existe abundante evidencia que las fuerzas de seguridad nacionales agrupan a miembros de pandillas violentas y a jóvenes (inocentes) urbanos pobres como objetivos. Ellos le han declarado efectivamente la guerra a sus propios adolescentes. No es de extrañar que este sea el principal grupo demográfico huyendo de la violencia y la pobreza en dirección al norte.

5. Los narcotraficantes se verán enriquecidos y envalentonados.

El paquete de ayuda promete 205 millones de dólares -un aumento de $ 100 millones- para reforzar la capacidad de los militares para luchar contra las drogas y el crimen organizado.

¿Quién se beneficia cuando se dedica más dinero a la lucha contra las organizaciones del narcotráfico que operan en el Triángulo del Norte? Tres grupos:

En primer lugar, los militares -que reciben más fondos y armas con las cuales jugar al inútil juego del gato y el ratón persiguiendo a los traficantes de la región.

En segundo lugar, los gobiernos, que dicen estar peleando la "guerra contra las drogas" de Washington tratando de congraciarse con Washington. Ellos aprovechan esa reputación del "buen soldado" para acceder a los fondos como los propuestos en la Alianza para la Prosperidad.

En tercer lugar, los traficantes centroamericanos  y otras organizaciones del tráfico de drogas (DTO en inglés). Más interdicciones significan más riesgos para los traficantes. Más riesgos significa que pueden cobrar una mayor 'prima de riesgo' a los carteles a los que suministran. Esto pone más dinero en los bolsillos de los criminales -dinero que se utiliza para corromper a los jueces, policías, fiscales y políticos.

Es por eso que cualquier paquete de ayuda que financia la interdicción de drogas y trata de invertir en medidas contra la corrupción está condenado no sólo a fracasar, sino hacer que el problema empeore.

6. El despliegue de más efectivos militares significa más terror, no más seguridad.

Los EE.UU pasaron gran parte de los años 1980 y 1990 respaldando los regímenes militares represivos y -en Nicaragua- las fuerzas contrarrevolucionarias. Estos militares torturaron, asesinaron y "desaparecieron" cientos de miles de civiles. Y los EE.UU en realidad nunca dejó de financiarlos, a fecha de hoy, los EE.UU gastan aproximadamente de $60 a $80 millones al año en entrenamiento al estilo estadounidense y en armas fabricadas en Estados Unidos para la lucha contra el terrorismo, las pandillas, y la lucha contra el narcotráfico.

Algunos comentaristas han acogido con satisfacción el hecho de que el paquete de ayuda "sólo" desembolsa alrededor de un tercio de todo el paquete a los militares de los países centroamericanos. Lo que se olvida es que estos $220 millones se suman a los aproximadamente $120 millones ya comprometidos en 2014 para el financiamiento militar extranjero, apoyo policial, y otras iniciativas de seguridad.

¿Por qué es esto un problema?

Porque va a invitar más de lo mismo. De hecho, se va a coseguir más de lo peor. El número de "desapariciones" contemporáneas en Guatemala durante los últimos 10 años -25 000 personas, o 2,500 por año- ya es el mismo que las estimaciones de los desaparecidos durante el apogeo de la guerra civil de Guatemala. En Honduras, más ciudadanos han desaparecido, torturados y asesinados por la policía y las fuerzas militares desde el golpe de 2009, que durante toda la década de los años 1980, cuando el escuadrón de la muerte entrenado por la CIA, "Batallón 3-16" mantuvo aterrorizada a la población.

Esto significa que para el ciudadano centroamericano promedio, "el despliegue de fuerzas militares" no significa seguridad, significa terror. ¿Cómo se puede esperar que los centroamericanos lleguen a creer que los mismos uniformados que torturan y desaparecen sus seres queridos ahora los van a proteger?

7. El paquete de ayuda socavaría los derechos humanos reales, y alentaría la devastación ambiental.

El paquete de ayuda promete $31 millones en nuevos gastos para apoyar los esfuerzos de la ONU para extender el reconocimiento y la realización de los derechos humanos en América Central, en parte a través de una nueva oficina de la ONU en Honduras.

Pero la ampliación de "derechos" en países plagados de corrupción trae aparejado consigo nueva violencia. Por ejemplo, el reciente reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas a los territorios ancestrales en Nicaragua y Honduras está teniendo un efecto muy diferente de lo que podría esperarse. Las tierras indígenas no están siendo más protegidas contra la invasión externa. En su lugar, la extensión de los derechos de propiedad en presencia de los poderes judiciales corruptos sólo hace la tierra más "legible" a los usurpadores, que utilizan la violencia y sobornos para engañar a los pueblos originarios desposeyendolos  de sus tierras ancestrales  otrora conservadas colectivamente.

El paquete de ayuda también promete fondos para apoyar el crecimiento económico regional. Esto es  código para megaproyectos, como represas hidroeléctricas, minas de oro, mega-puertos, y los corredores de comercio. Estos proyectos suelen venir a un alto costo ambiental y social. Los pueblos rurales pobres e indígenas son rara vez alertados -mucho menos consultados- a cerca  de la expropiación inminente de sus tierras y recursos naturales.

En conjunto, la ampliación de los derechos de propiedad y el apoyo al desarrollo de megaproyectos allanan el camino para el premio mayor: un fundamento jurídico para la explotación corporativa de los bosques, las tierras, los minerales, el agua y los hidrocarburos que se encuentran dentro de las tierras indígenas y públicas de Centroamérica. Esta es una receta para el despojo y la dislocación -dejando a la gente del campo con pocas esperanzas que irse hacia el norte para sobrevivir.

¿Qué se debe hacer?

Como alternativa al plan Biden, el grupo de sociólogos estadounidenses propone enfocarse en las necesidades reales de las familias centroamericanas, financiando programas en el área de la salud, la educación, los pequeños agricultores y los microempresarios. Consideran que se debe poner atención a las formas en que los centroamericanos invierten su dinero. Solo en el transcurso del 2013 los guatemaltecos que trabajan en el extranjero enviaron en remesas $5.5 mil millones; los salvadoreños $4.2 mil millones; los hondureños $3.2 mil millones y los nicaragüenses $1.1 mil millones, totalizando la friolera de $14 mil millones. Esa cantidad de dinero en remesas que se envía a los hogares de las familias en esos países se utiliza para gastos en alimentación, educación, salud, vivienda, agricultura en pequeña escala y el inicio de pequeños negocios. Co se ve el dinero de las remesas eclipsa cualquier ayuda para el desarrollo o de inversiones extrajeras en los países centroamericanos, señala el informe.

Los centroamericanos, agrega el informe, tienen las tasas más altas del mundo por migrante en relación al envío de remesas, con flujos que comprenden entre 10 y 17% de los PIB nacionales. Estos afanosos trabajadores centroamericanos están invirtiendo mayormente en las cosas que hacen que la vida sea digna de vivir: la familia. Así que en vez de socavar esos esfuerzos -como seguramente lo hará el paquete de "ayuda" de Biden- hay que empezar por lo básico, apoyando a las familias trabajadoras de Centro América invirtiendo dinero donde ellas lo hacen, en salud, educación, pequeños agricultores y pequeños negocios. Nada más.


1) Adrienne Pine, Richard Johnston, Fiona Wilmot, Fernando , Joe Bryan, Christopher Bacon, Matthew Taylor, Zoe Pearson, Kendra McSweeney, Brian Williams, Alexandra Pederson, Rebecca Clouser, Sharlene Mollett, Mary Finley-Brook, Megan Ybarra, Leanne Purdam, Mark Bonta, Catherine Nolin, Karl Offen, David Wrathall. 






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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