miércoles, 16 de enero de 2019

Cuatro viejos bien roñosos atacan la Corte de Constitucionalidad

Se fueron con todo. Metieron toda la carne en el asador de la perversión y, con callos, cojeras, mandíbulas caídas y maltrechos corazones, atacaron a la Corte de Constitucionalidad de Guatemala, que es uno de los últimos bastiones de independencia judicial que van quedando en este país.


CUATRO VIEJOS BIEN ROÑOSOS
ATACAN LA CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD


Por Luciano Castro Barillas

Las personas de avanzada edad, desde siempre, los hemos identificado como personas venerables, sabias y guías para las nuevas generaciones. La prudencia de los ancianos siempre ha sido lámpara a los pies y luz en el camino, según dan cuenta los Salmos del profeta Salomón. Los ancianos indígenas, por ejemplo, son los Abuelos sabios que dan profunda orientación moral a la juventud guatemalteca, mayoritariamente indígena, para vivir armoniosamente en una comunidad de respeto entre hombres, mujeres y niños. Pero aquí en Guatemala sucede todo lo contrario. En este país eterno de las paradojas, en la coyuntura política actual, aparecen ancianos que asustan, auténticos esperpentos.

Los auto nombrados Dignatarios de la Nación (ex diputados de la Asamblea Constituyente de 1985 que crearon la actual constitución y que por cierto los actuales seres alfombras votaron en contra de artículos que favorecieran al pueblo), estos cuatro viejos bien roñosos, se prestaron por no poco dinero para atacar también lo poco que va quedando de nuestra endeble democracia. Se fueron con todo. Metieron toda la carne en el asador de la perversión y, con callos, cojeras, mandíbulas caídas y maltrechos corazones, atacaron a la Corte de Constitucionalidad de Guatemala, que es uno de los últimos bastiones de independencia judicial que van quedando en este país capturado por los oligarcas, que siguen poniendo piedras, obstáculos en el camino a la rueda de la historia que, aunque avanza lentamente, avanza. Solo es un retraso, nada definitivo y ellos lo saben.

Todos los desaciertos y atropellos en que están incurriendo, más temprano que tarde, les explotará en la cara y tienen, por anticipado, un destino de impenitentes condenados de la tierra. Sus descendientes son una estirpe maldita que no encontraran ni abrigo ni lugar donde guarecerse, como corresponde a los hombres malditos y cobardes. No por gusto andan de arriba para abajo estos viejos roñosos en los pasillos del Congreso de la República. Allí tenían su guarida, entre los ladrones. Allí, en su ancianidad perversa, dejan de sentirse tan maltrechos, porque son unos viejos roñosos con una jerarquía tan esplendorosa de BASURA.

Todos los ciudadanos guatemaltecos estamos ahítos de indignación, de dolor, de pena, al ver todo lo que hacen con la Patria. Y ahora hasta esto. Estos viejos de callos sabrosos al caminar, hollan con sus pies palmeados la sacrosanta tierra de Guatemala. Ah, los tales Dignatarios de la Nación, los exconstituyentes llegaron a viejos siendo marrulleros y tramposos. Amando el pisto más que los principios. Contribuyendo a la inmoralidad pública. Siendo un mal ejemplo para la juventud, pero sobre todo, sentir por ellos algo, que no debe sentirse por ningún ser humano: ¡A viejos despreciables! A emperadores de los callos, ojalá sean acosados con uno de estos duros tejidos en cada uno  de los dedos de los pies, cuando el diablo en el infierno dance en cada uno de sus callos.





Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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