sábado, 23 de abril de 2022

La miserable dictadura guatemalteca se consolida cada día más

Con un movimiento popular inexistente y todas las instituciones copadas por los corruptos. ¿Qué es lo queda al pueblo de Guatemala? Tal vez el camino menos deseado: el de la violencia.

 

LA MISERABLE DICTADURA GUATEMALTECA
SE CONSOLIDA CADA DÍA MÁS



Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol

Guatemala es un desastre. No hay manera de decirlo de otra manera, más amable, digamos. Más sutil. Menos chocante, no obstante, es así la realidad nacional donde la oligarquía tradicional y la emergente, que ha acumulado dinero con el saqueo de los recursos del Estado, se posiciona por obra y gracia de estas acciones deleznables, por el robo; como una clase dirigente más cínica, más desvergonzada, más voraz y carente de la mínima sensibilidad de los problemas nacionales.

Guatemala y el Estado ha sido percibido como un botín donde se alternan el saqueo los oligarcas financieros, los oligarcas agroexportadores, los detentadores del comercio internacional, los militares corruptos y antipatriotas y no digamos los políticos que se entronizaron como los amos y señores de esa gigantesca letrina en que han transformado a Guatemala. Pobre de país este. Se necesitan cambios de gran calado, estructurales, pero, ¿y cómo?  A todos los guatemaltecos, o al menos a los decentes, les preocupa el destino de esta sociedad, porque hay tanta riqueza en tan pocas manos, la cual es retenida egoístamente por esta oligarquía insaciable.

La semana que termina estuvo marcada por la pugna intraburguesa entre sujetos, todos, inescrupulosos, que quieren a como dé lugar salir de su anonimato financiero, ya no ser pelados, es decir, personas de las capas medias de la sociedad que han ido escalando en cargos públicos muy bien remunerados para posicionarse como personas opulentas. Ideales, por cierto, de la gran mayoría de personas en este país arrollado por la corrupción, por eso la razón de la existencia de la corrupción galopante, incontrolable y el narcotráfico.

Lo de Juan Orlando Hernández, ex presidente pillo de Honduras, se queda corto con los niveles de corrupción de Guatemala. Aquí, en este paisito, debieron ser extraditados y con cadena perpetua Alfonso Portillo, Oscar Berger, El Mono de Oro, Álvaro Arzú; el inefable idiota Jimmy Morales y ahora este desagradable homosexual (porque hay muchos gays amables,  educados y de buen corazón) de origen italiano Alejandro Giammattei. Por eso hacen tantas barrabasadas, por una sencilla razón, por el desamor a esta bella tierra llamada Guatemala y porque, pese a haber nacido en esta tierra, son familias y guatemaltecos adoptados. Es decir, sin generaciones anteriores que los convaliden como verdaderos guatemaltecos. ¿Italianos dirigiendo a Guatemala? Así ha sido siempre. Los europeos han estado presentes siempre en la vida nacional y no para bien.

Los alemanes emigrantes de Alta Verapaz, dos o tres generaciones después, crearon bandidos narcotraficantes. Con los españoles también es igual o los belgas. Sin embargo, los netos chapines, son siempre los incondicionales serviles de los blancos. Por ejemplo, doña Consuelo Porras, con su pinta maya inocultable; está metida en gran pleito por la traición del presidente Giammattei para quien los servicios de la fea son totalmente incómodos, dado que está siendo desde ya hace meses malquerida por algunos congresistas de los Estados Unidos.

Podría seguir siendo útil pero, al parecer, en la coyuntura actual, ya no les sirve y tiene que ser desechada. Igual pasó con el ex presidente del Congreso, El Gordo Panqueque, pues luego de hacer todo como trasero complaciente, lo desecharon por la borda y se rumora que por obra y gracia del homosexual traicionero. Es que algo se debe aprender, en pillos no hay lealtades y hoy que se disputan seis pillos ser designado por el gay como nuevo Jefe del Ministerio Público, se armó la de Troya y doña Consuelo ataca con su artillería, el señor Méndez Ruiz, siento tan dispuesto a los ruines menesteres.

Guatemala no gana nada con cualquiera de esas personas. Todos son iguales y por lo tanto los guatemaltecos debemos sumirnos en la indiferencia porque, realmente, ¿qué se puede hacer? Con un movimiento popular inexistente y todas las instituciones copadas por los corruptos. ¿Qué es lo queda al pueblo de Guatemala? Tal vez el camino menos deseado: el de la violencia.




Publicado por La Cuna del Sol

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