lunes, 6 de febrero de 2023

"Nuestras reivindicaciones son ahora políticas"

Hablar de campesinos o indígenas en Perú bajo este régimen dictatorial de terror equivale a ser considerado terrorista. Todos los organismos gubernamentales están coludidos y no tenemos a nadie que nos proteja o garantice nuestros derechos.

 

"NUESTRAS REIVINDICACIONES
SON AHORA POLÍTICAS":
ENTREVISTA SOBRE PERÚ CON
LOURDES HUANCA ATENCIO



Elisa Fuenzalida
Counterpunch

El levantamiento campesino en Perú ha logrado lo que parecía imposible: que la izquierda y la academia se hayan quedado mudas. O al menos eso parece, ya que sus análisis han sido silenciados por el clamor popular indígena, que ha organizado delegaciones de los cuatro "suyos" (1) de Perú en "La Toma de Lima", como se ha denominado la marcha hacia la capital.

Pocos sospechaban que la destitución de Pedro Castillo era algo más que una crisis política en términos partidarios.  Más bien, era el comienzo de un cataclismo simbólico e histórico, que amenazaba los cimientos mismos del pacto colonial aún vigente en el país que es visto en el extranjero como la tierra de la cumbia electrónica, los pueblos mágicos y los retiros de Ayahuasca.

La historia comienza con una campaña electoral fuertemente marcada por la violencia racista dirigida en contra de Castillo, campesino y maestro rural originario de los Andes del Norte. Insultos como "burro", "bruto", "analfabeto" y "bestia", entre otros, tienen una genealogía claramente situada en la tradición de las haciendas, auténticos feudos bajo el control de una oligarquía blanca hasta su expropiación durante la Reforma Agraria de 1969. Desde entonces, los intereses coloniales-racistas se han ocupado de mantener la narrativa del indígena tonto, en el mejor de los casos ingenuo, que desperdicia el potencial capitalista de la tierra y no sabe qué hacer con la libertad.

Lourdes Huanca Atencio, presidenta de la Federación de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Originarias y Asalariadas del Perú (FENMUCARINAP), se encuentra actualmente en Europa, solicitando el apoyo y la solidaridad de la comunidad internacional.

E.F.: ¿Qué motiva esta gira?

L.H.A.: He venido a denunciar la militarización de nuestro país, porque nos están matando uno por uno. Nuestro derecho a la protesta está siendo brutalmente violado. Se ha llegado a un punto en el que ya ni siquiera podemos caminar libremente. Hablar de campesinos o indígenas en Perú bajo este régimen dictatorial de terror equivale a ser considerado terrorista. Todos los organismos gubernamentales están coludidos y no tenemos a nadie que nos proteja o garantice nuestros derechos. La policía y el ejército nos disparan a quemarropa; el legislativo y el ejecutivo dan órdenes juntos. Los pronunciamientos de la Iglesia son tibios.

¿Cuál es la situación de los derechos humanos?

Esto empezó antes de que el presidente fuera elegido, cuando, durante la campaña, la prensa le dedicó todo tipo de insultos racistas. Nosotros, hombres y mujeres del campo, sentimos esos insultos como si fueran también para nosotros, ¡porque lo eran! Desde la destitución de Castillo, la respuesta a nuestra protesta pacífica ha sido sanguinaria. Sesenta muertos y en aumento, más de mil heridos, detenciones arbitrarias, desaparecidos, violencia sexual y tortura. Además, tenemos pruebas de que el ejército infiltra agentes en las manifestaciones para generar todo tipo de disturbios y, así, criminalizarnos. Tenemos congresistas exigiendo: "Fusilen a los terroristas". La policía nos grita: "¡Cállate, indio!" Estamos en manos de un gobierno genocida y racista. No hay garantías para la vida de los indígenas.

¿Qué intereses hay detrás de estas acciones?

Los de las grandes corporaciones transnacionales, las mineras, los oligopolios. Este año es crucial para ellos en cuanto a la renovación de los contratos de concesión sobre la explotación extractiva de nuestros territorios. En la región de Puno hay litio, lo que llaman oro blanco. Antes de que se produjera esta masacre, el embajador de Estados Unidos habló con el Ejecutivo y con Dina Boluarte. Inmediatamente después de esta reunión, se declaró el estado de emergencia.

Pensaron que como Pedro Castillo era de origen campesino, no sería difícil quitarlo de en medio. Creen que la paupérrima educación que nos han reservado nos ha hecho sumisos, pero se han equivocado. No vamos a retroceder. Lo único que les queda es matarnos.

¿Cuáles son las demandas?

Son claras: destitución de Dina Boluarte, libertad para Pedro Castillo, justicia para los más de 60 manifestantes asesinados, cierre del Congreso e instalación de la Asamblea Constituyente Plurinacional y Paritaria. Los gobiernos anteriores han intentado acallar nuestras demandas de justicia con escuelas y carreteras. No es suficiente. Ahora nuestras demandas son políticas.

¿Qué significa una Asamblea Paritaria Plurinacional?

Hay una diferencia abismal entre lo que nosotros consideramos "buen vivir" y lo que se considera desarrollo en la capital. Para nosotros, lo más importante es la tierra, las semillas y el agua. La Asamblea Plurinacional es respeto, es participar en los procesos de deliberación política desde el pleno reconocimiento de nuestro valor y legitimidad política. En cuanto al aspecto de la paridad, queremos que las mujeres sean consideradas agentes dentro de esta construcción.

¿Cuál es el estado del proceso de articulación entre las diferentes comunidades, sindicatos, asociaciones y colectivos campesinos e indígenas?

Entablamos este diálogo hace año y medio -desde que el presidente Castillo asumió el poder- siempre con el objetivo de trabajar en una nueva Constitución. La articulación es un proceso y un proyecto. No es fácil, pero cada vez estamos más cerca de alcanzar un consenso. Pero no sólo con ellos: también necesitamos el apoyo de la academia; de los intelectuales.

Muchos en estas comunidades, tanto académicos como activistas de izquierda, podrían tener la tentación de querer intervenir en los procesos de deliberación campesina. Algunos, a día de hoy, siguen pensando que su papel es guiarlos. Ya ha ocurrido antes...

Defenderemos nuestros derechos y exigiremos respeto. Hay momentos en los que seremos abiertos y receptivos y momentos en los que alzaremos la voz, como lo estamos haciendo ahora. Respeto a los intelectuales si ellos me respetan a mí, pero muchos tienen que deshacerse de la necesidad de protagonismo. No tienen las respuestas a todo. Pero no perdemos la esperanza. Tenemos grandes aliados como Héctor Bejar y dentro de algunos sectores del feminismo.

¿Qué tareas surgen de todo esto?

Cuando hay un terremoto, las paredes se caen. Se cae el tejado. Pero luego viene la calma, y a partir de ahí, la oportunidad de construir algo mejor; de poner unos cimientos muy fuertes para que la nueva casa sea resistente. Lo más difícil será abandonar el legado de la derecha neoliberal, que siempre antepone lo individual a todo. Tenemos que corregir mucho y volver la mirada hacia lo colectivo.

¿Estamos al principio de una revolución anticolonial?

Absolutamente. El miedo se acabó.

 

Notas.

1. Los suyos (en quechua: suyu, "nación, parcialidad, región") eran las cuatro grandes divisiones territoriales del Imperio Inca, en las que se agrupaban sus diversas provincias o huamanis (en quechua: wamani). El conjunto de los cuatro suyos era conocido como Tahuantinsuyo (Tawantinsuyu), que significa los cuatro suyos juntos, o las cuatro Naciones. Actualmente, los migrantes son considerados el quinto suyo.

 

Esta entrevista se publicó originalmente en Arts of the Working Class.

 

Elisa Fuenzalida es investigadora y trabajadora cultural.




Publicado por La Cuna del Sol

No hay comentarios.: