sábado, 29 de junio de 2024

El país de todos los secretos

Hoy la opacidad en las acciones de los entes gubernativos, en las instituciones autónomas, no en los ministerios del ejecutivo, está llegando a niveles escandalosos. Acciones inconstitucionales que vulneran una y otra vez el Artículo 35 de la Constitución Política de la República de Guatemala, la cual consagra  (…) es libre el acceso a las fuentes de información y ninguna autoridad podrá limitar ese derecho.

 

GUATEMALA,
EL PAÍS DE TODOS LOS SECRETOS



Luciano Castro Barillas
Escritor y Analista Político
La Cuna del Sol

El actual gobierno, del doctor Bernardo Arévalo, tiene dos prioridades en su política general de Estado: la lucha contra la corrupción y la transparencia. La primera, la corrupción, tuvo una escalada violenta desde el gobierno del pillo Alfonso Portillo, asesino confeso y prófugo de la justicia mexicana por el crimen cometido en la ciudad de Chilpancingo, Estado de Guerrero, contra tres estudiantes universitarios. Él inauguró la era de la corrupción descarada en Guatemala, al punto que este truhan estuvo preso en una cárcel de los Estados Unidos donde fue condenado por una donación en efectivo que le hizo el inefable y corrupto gobierno de Taiwán para dotar de bibliotecas a las escuelas.

Siendo justo con el señor Portillo, por mi condición de maestro por esos años, no todo lo de la donación taiwanesa se lo robó. Muchas escuelas del oriente, sino todas, fueron dotadas de una excelente dotación de libros. Al final delinquió por poco dinero pues alguien le aconsejó “que no fuera tonto y metiera la uña”. Portillo era un zacapaneco buenote, chabacán, porfiado para comer sin trabajar y dispensado por su buena formación académica de una retórica izquierdista altamente demagógica. Portillo era abogado y doctor en economía, grados académicos que solo le sirvieron para refinar sus mañas. Para tener sofisticación en la comisión de sus delitos. Su gran problema fue siempre creer tontos a los demás, por eso cometió esos delitos. Su voz incierta fue del agrado de sus electores quienes le endilgaron el apodo de “Pollo Ronco”, esos animalitos, proyectos de gallo, que antes de llegar a la adultez tienen un canto desafinado.

Con el gobierno de Portillo principió la opacidad en casi todos los actos de gobierno porque tenía que andar escondiendo por aquí, por allá y acullá las sinvergüenzadas del genocida Ríos Montt que lo había adoptado como su hijo mañoso y Portillo a Ríos Montt como su padrastro hijo de la gran puta. Ambos se odiaban pero se necesitaban. Hoy la opacidad en las acciones de los entes gubernativos, en las instituciones autónomas, no en los ministerios del ejecutivo, está llegando a niveles escandalosos. Acciones inconstitucionales que vulneran una y otra vez el Artículo 35 de la Constitución Política de la República de Guatemala, la cual consagra el (…) es libre el acceso a las fuentes de información y ninguna autoridad podrá limitar ese derecho.

Los doctores de la ley, los caraduras de la Corte de Constitucionalidad, están obviamente enterados de este Artículo Constitucional pero no lo respetan, serían ellos los primeros indicados en respetar la Constitución. Han limitado este derecho pretextando que los dispositivos de seguridad respecto de sus actuaciones oficiales, no privadas, ¡¡¡son irrevelables!!! Sinvergüenzas hay de toda clase, pero estos magistrados de Guatemala son unos tipos muy especiales, no cabe la menor duda. Al parecer no se tienen confianza entre ellos y lo más seguro que uno teme al otro que lo mandé al otro mundo, como toda una sociedad mafiosa en que se transformó la Corte de Constitucionalidad. Solo emitió ese acuerdo ilegal la Corte Constitucional y casi inmediatamente la Contraloría General de Cuentas emitió un acuerdo semejante, ilegal, donde se vedaba el acceso a algunas informaciones cruciales que allí se manejan. La prensa nacional comprometida con la democracia jugó muy bien su papel y tras una andanada de críticas por sus estúpida acciones, derogaron su propio acuerdo.

Esos acuerdos ilegales venían en cadena pues hay muchas instituciones autónomas que son contrarias al avance y consolidación de la democracia guatemalteca. Aquí casi todos, funcionarios o ciudadanos de dudosa reputación, tienen sus caletas, sus escondrijos con dinero sucio. Son unas ratas de lujo, muy gordas, de gran hartazgo y ferocidad. Por eso andan con tantos secretos y es por lo que se empeña el gobierno de Bernardo Arévalo: nada de secretitos, los mañosos enquistados en instituciones autónomas deben jugar limpio. Ya es tiempo que paren las zurradas que, como las moscas, las depositan por todos lados.




Publicado por La Cuna del Sol

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