sábado, 7 de junio de 2014

“Democracia” no es suficiente

Si 1905 en San Petersburgo, o 1968 en París, o 1986 en Manila nos han enseñado algo es que, un verdadero cambio político necesita más combustible que la buena voluntad de las masas. Las clases indeseables no se liquidan voluntariamente; el poder establecido no es anulado con rosas amarillas.


EL SIGNIFICADO DE LA
PLAZA TIANANMEN


Por Alexander Cockburn

Alexander Cockburn nació el 6 de junio en 1941. Hoy habría sido su cumpleaños número 73, siempre un momento festivo en Petrolia. En honor al cumpleaños de Alex (y el aniversario de las protestas de la Plaza de Tiananmen), estamos publicando una de sus columnas más mordaces de la edición de The Nation del 12 de junio, de 1989. Jeffrey St. Clair

Paralizada por un millón de personas en la Plaza de Tiananmen, la prensa parece impertérrita ante el hecho de que aunque algunos estudiantes quieren claramente la democracia capitalista, otros cantan "La Internacional". Trabajadores llevan fotos de Mao. Pero luego, estos periodistas no parecen darse cuenta de mucho. ¿Cómo es que, si Deng Xiaoping ha sido el hombre más odiado en China, hemos tenido que esperar a que un millón de personas nos den las noticias?

Hablando como alguien que  ha estado en una multitud de un millón de personas -la manifestación en favor de la congelación nuclear, celebrada el 12 de junio de 1982, en el parque Central de Nueva York -no recuerdo que la prensa aquí se haya entusiasmado tanto ante la participación de la gente. Algunos millones son más millones que otros.

Espero que  Deng caiga y con él toda su gente. Ellos promovieron las relaciones de mercado dentro de un Estado autoritario, que es fascismo. Al menos Gorbachov lo está haciendo en la otra dirección.

La última década ha significado la desgracia a largo plazo para la mayoría de los campesinos y trabajadores chinos. La Thatcherización en el campo ha dado lugar, como observa William Hinton en Monthly Review de marzo, a una dispersión de los bienes sociales tan grande que "es dudoso que, en la historia del mundo, algún grupo privilegiado haya adquirido más por menos." Los privilegiados en este caso son aquellos -en su mayoría  funcionarios del partido instados al pillaje por el liderazgo- en mejor posición para saquear la economía pública.

Por lo que se refiere a los trabajadores urbanos, Jim Petras señala en un excelente artículo en la edición de mayo/junio de Against the Current  (7012 Michigan Avenue, Detroit, MI 48210) que ellos están perdiendo los beneficios sociales del comunismo y logrando muy poco a cambio, más allá de la "disciplina de mercado", la vinculación de los salarios a los beneficios de un sistema de contratos que se remonta a la época feudal.

Si 1905 en San Petersburgo, o 1968 en París, o 1986 en Manila nos han enseñado algo es que, un verdadero cambio político necesita más combustible que la buena voluntad de las masas. Las clases indeseables no se liquidan voluntariamente; el poder establecido no es anulado con rosas amarillas. "El poder del pueblo" puede cambiar la naturaleza del gobierno, pero no la naturaleza del Estado, ya que si bien una masa de ciudadanos puede detener a un ejército, como lo estipula el segundo artículo del Pequeño Libro Rojo, "para hacer una revolución, se necesita un partido revolucionario. "Y no hay un partido revolucionario al cual los estudiantes chinos puedan recurrir.

La palabra "democracia" siempre necesita notas al pie. Recientemente hubo una elección democrática para la alcaldía de Los Ángeles. Alrededor del 20 por ciento de los votantes elegibles participaron, y el ganador fue un hombre, Tom Bradley, que en la parte más reciente de su larga estancia en el Ayuntamiento ha representado mayormente las causas del negocio de bienes raíces (locales, canadienses, japoneses), en cuyos intereses decenas de miles de las personas más pobres de la ciudad están a punto de ser desalojadas de sus hogares.

Como concluyó Petras, "las líneas de clase están siendo trazadas en el Este [es decir, China] entre los partidarios de la gestión del mercado y la clase trabajadora defensora del colectivismo democrático. Es hora de que aquellos de la izquierda en Occidente también se definan a sí mismos, porque la experiencia histórica demuestra que uno no puede estar a favor del mercado y del socialismo al mismo tiempo".


Tal vez se pueda hacer uso de algunos mecanismos del mercado dentro del socialismo que lo harían funcionar mejor, pero eso no es lo que han sido las "reformas" en China. Estas tienen que ver con la restauración del capitalismo. Estoy de acuerdo con el punto de Petras.







Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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