jueves, 25 de febrero de 2016

Hillary Clinton miente sobre su papel en el conflicto en Siria

Cuando en un reciente debate en Milwaukee se tocó el tema de Siria, Hillary Clinton se enorgulleció de su papel en la reciente resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre un cese al fuego en Siria, declarando que, “en el núcleo de la resolución esta un acuerdo que yo negocié en junio 2012 en Ginebra, que sentó las bases para un cese al fuego y aproximarse a una solución política, buscando reconciliar a las partes en conflicto en Siria”. Como se puede observar, esta es una de las clásicas instancias en que Hillary Clinton hace uso de la tergiversación para ofuscar su verdadero papel en la guerra en Siria, que ha sido el de instigar y prolongar el baño de sangre en ese país, no terminar el conflicto como ella engañosamente afirma.


HILLARY CLINTON MIENTE SOBRE SU PAPEL
EN EL CONFLICTO EN SIRIA


La Cuna del Sol

Sintiendo que Bernie Sanders, el autodeclarado “socialista”, le arrebata la candidatura presidencial en las primarias por el Partido Demócrata, Hillary Clinton, “La Reyna del Caos”, no ha vacilado en recurrir desesperadamente a aquello que ha caracterizado  gran parte de su carrera política; la mentira y la deliberada distorsión de los hechos, buscando con ello no solo ocultar la abrumadora evidencia que existe sobre el desastroso y criminal papel que como secretaria de Estado ha desempeñado bajo la presidencia de Obama, al ser una de las principales promotoras de muchas de las guerras y campañas de desestabilización que Estados Unidos ha llevado a cabo contra países como Irak, Libia y Siria, sino crear la impresión ante un público desinformado que ella es la persona con los mejores credenciales para ser el próximo presidente de los EE.UU.

Una muestra del carácter manipulador de Clinton, quedó evidenciado en uno de los últimos debates en Milwaukee, cuando al tocarse el tema sobre política exterior y ser cuestionada por el senador Sanders -que tampoco es una blanca paloma cuando se trata de su apoyo al militarismo estadounidense- sobre su pobre juicio en el caso de su voto a favor de la invasión de Irak en 2002, y el apoyo a políticas que promueven el cambio de régimen como en Siria y Libia, Hillary respondió, “un voto en 2002 no es un plan para derrotar a ISIS en 2016”.

Para Hillary Clinton, haber votado en contra de la invasión a Irak -el caso de Sanders- no tiene importancia si se carece de una estrategia (que ella dice poseer) para vencer al Estado Islámico. Con esta declaración la señora Clinton, arteramente intenta desviar la atención sobre el nefasto papel que ella misma jugó en la formulación e implementación de las políticas que ayudaron al surgimiento y sostenimiento de ese monstro que se hace llamar Estado Islámico, que ha plagado de terror y destrucción los pueblos de Siria e Irak, y el que engañosamente la señora Clinton sugiere, será confrontado y derrotado durante su hipotética presidencia.

En el mismo debate y cuando se tocó el tema de Siria, Hillary Clinton se enorgulleció de su papel en la reciente resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre un cese al fuego en Siria, declarando que, “en el núcleo de la resolución esta un acuerdo que yo negocié en junio 2012 en Ginebra, que sentó las bases para un cese al fuego y aproximarse a una solución política, buscando reconciliar a las partes en conflicto en Siria”. Como se puede observar, esta es una de las clásicas instancias en que Hillary Clinton hace uso de la tergiversación para ofuscar su verdadero papel en la guerra en Siria, que ha sido el de instigar y prolongar el baño de sangre en ese país, no terminar el conflicto como ella engañosamente afirma.

Como consta, en el 2012, madame Clinton fue el obstáculo, no la solución, a la propuesta de un cese al fuego que estaba siendo negociado por el Enviado Especial de la ONU, Kofi Annan (que por cierto buscaba la capitulación de Al Assad). Fue precisamente la intransigencia de Hillary Clinton, como secretaria de Estado de los EE.UU, al obstinarse en la salida de Al Assad como condición previa a un acuerdo, lo que condujo al fracaso de los esfuerzos de paz de Kofi Annan en la primavera del 2012, algo que es del buen conocimiento de muchos diplomáticos. A pesar de las insinuaciones de Clinton en el debate de Milwaukee, no hubo ningún acuerdo de cese al fuego en 2012, únicamente un aumento de la carnicería. Por consiguiente, la señora Clinton tiene mucha responsabilidad en la destrucción y carnicería  que tiene lugar en Siria y que ha desplazado a más de 10 millones de sirios y ocasionado más de 250,000 muertes.

A principios del 2011, Turquía y Arabia Saudita alentaron las protestas contra Assad tratando de crear las condiciones para su derrocamiento. Durante la primavera del 2011, la CIA y los aliados de los EE.UU estaban organizando una insurrección armada en contra de Assad. El 18 de agosto del 2011, Estados Unidos hizo pública su posición con respecto a Assad: “Assad debe irse”. Desde entonces y hasta el reciente frágil acuerdo del CSNU, los EE.UU han rechazado cualquier cese al fuego en tanto Assad no sea primero removido del poder. La política de los EE.UU -bajo Hillary Clinton y hasta hace poco- ha sido: primero, cambio de régimen, luego, el cese al fuego.

En su papel de secretaria de Estado y de candidata presidencial, Hillary Clinton, como parte de su campaña contra el gobierno sirio y la destrucción de Siria como nación, ha mantenido la posición de que “Assad debe irse”. Semejante a su absurdo y criminal papel en la ofensiva propagandística para deponer y asesinar al presidente de Libia, Muamar Ghaddaffi, la señora Clinton ha tenido a su cargo la difusión de similares y escandalosas mentiras contra el gobierno sirio, así como contra el mismo Assad.

Es importante recordar que antes de que Assad se convirtiera en un carnicero que estaba asesinado a su propio pueblo, la señora Clinton veía a Assad como un reformador poco después de que este llegara al poder en Siria. Sin embargo, esto no  fue un obstáculo cuando ella decidió colaborar en liderar la acometida para sacar a Assad del poder. De acuerdo a sus posteriores declaraciones -mientras ayudaba a fomentar el apoyo a ISIS y al-Qaeda, así como a la invasión militar de Siria por los EE.UU- “el reformador tenía que irse”.

En junio 30, 2012, madame Clinton declaraba que, “estamos tratando no solo con un régimen asesino en una región volátil, sino también del riesgo que esa región sea gravemente afectada por la prolongación de esta violencia…Los riegos por la falta de acción de la comunidad internacional son sencillamente demasiado altos”.

En julio 17 del mismo año, Hillary Clinton hacia la siguiente declaración: “No puedo calcular el momento definitivo, pero el régimen de Assad no va a sobrevivir. Solo deseo que llegue a su final lo más pronto y no tener que esperar más tiempo…Esa sería la mejor señal que podríamos enviarle a Assad de que sus días están contados”.

Pero la señora Clinton no dejó de exigir que Assad “dejar el poder”. Ella continúo con sus absurdos y mal intencionados comentarios con el ánimo de hacerle creer al público estadounidense que Assad era el “Carnicero de Siria”, un “dictador brutal” o algún tipo de fascista sectario.

Por ejemplo, durante la histérica campaña montada por los gobiernos occidentales y los medios de comunicación pro imperialistas con relación a la infame masacre de Hama, Hillary Clinton declaró que “la violencia patrocinada por el gobierno de la que fuimos testigos una vez más ayer en Hama, es simplemente inadmisible. Assad ha redoblado su brutalidad y duplicidad”.

 Sin embargo, lo afirmado por Clinton con relación a Hama, no se ajusta con la realidad de los hechos, una vez más recurre a la distorsión de la realidad. Según lo reportado por observadores bien informados, mucho antes que los medios tradicionales, la “Masacre de Hama” no fue más que propaganda fraudulenta dirigida al público occidental por los gobiernos de la OTAN y su títere el Consejo Nacional Sirio. Como se sabe, la “masacre” fue en realidad un enfrentamiento entre las fuerzas del gobierno y yihadistas respaldados por Occidente. No fue  una masacre de civiles inocentes, una matanza despiadada, fue una batalla. Los medios occidentales simplemente publicaron lo reportado por el CNS, en la típica manera del periodismo, “los activistas dicen”, sin tener en cuenta los hechos para respaldar lo informado. En el caso de la guerra en Siria, “activistas” puede correctamente significar “miembros de escuadrones de la muerte” y “terroristas”. La supuesta masacre de Hama, una entre las tantas masacres y ataques con armas químicas utilizados por Occidente y promovidas por Hillary Clinton, como se demostraría luego después, resultaron ser falsedades.

En repetidas ocasiones, Hillary Clinton, ha argumentado a favor de incrementar la asistencia a los “rebeldes sirios”, ubicándose en una posición más guerrerista que el propio Obama, el cabecilla de la administración que se ha ocupado de la totalidad del entrenamiento, entrega de armamento, despliegue y de dirigir los escuadrones de la muerte yihadistas en Siria. En cuanto a los inexistentes “rebeldes moderados” fabricados por Washington, estos no son más que pandillas de extremistas con apoyo foráneo que se han dedicado a decapitar, violar y cometer actos de canibalismo con impunidad en el Medio Oriente. Eso es lo que son y han sido desde el inicio de la crisis en Siria.

Como ya se ha mencionado, Hillary Clinton estaba consciente de la naturaleza yihadista de los llamados rebeldes en Siria. Sin embargo, como en Libia, la señora Clinton hizo más que simplemente argumentar para armar y entrenar a estos terroristas. A través de sus políticas como secretaria de Estado, ella ayudó en proporcionarles armas y entrenamiento. Pese a que Clinton constantemente manifiesta que ella argumentó a favor de armar a los “rebeldes” en Siria, pero fue vetada por Obama, la verdad es que el Departamento de Estado ya estaba profundamente involucrado en el suministro de armamento a estos terroristas. Aquí es importante mencionar el caso de Robert Ford, funcionario del Departamento de Estado, quien como embajador en Siria era ampliamente conocido por su papel como organizador de escuadrones de la muerte en suelo sirio desde el 2009, el mismo año que Hillary Clinton fue nombrada secretaria de Estado. Tomando en cuenta la naturaleza de las acciones desestabilizadoras (tours del terror) el gobierno de Assad finalmente impuso restricciones a los viajes de Ford, limitando sus actividades únicamente al área de Damasco. Sin embargo, Ford abiertamente ignoró esas limitaciones y de manera desafiante empezó a viajar por toda Siria, sosteniendo reuniones con sus camaradas terroristas. La política de organizar, armar, entrenar y dirigir a los terroristas en Siria era la política implementada por el Departamento de Estado cuando Hillary Clinton asumió la secretaría, se mantuvo durante su estancia y ha continuado después de dejar el cargo.

Además de  asociarse con el tenebroso Robert Ford, Hillary Clinton mantuvo una estrecha relación con Jefrey Feltman, actual sub secretario de la ONU para Asuntos Políticos, quien se ha destacado por ser uno de los personajes claves no solo en fraguar la guerra en Siria, sino también como saboteador de los esfuerzos para poner fin a la misma. De acuerdo a New Eastern Outlook, el currículo de Feltman sugiere que es un especialista de Washington en el muy apreciado y muy practicado arte del desmembramiento nacional (ejemplo, Yugoslavia). La destrucción del régimen de Bashar al Assad es su actual obsesión. Feltman, no es exactamente un negociador neutral en las negociaciones de paz. 

De hecho, según NEO, en 2008, Feltman conjuntamente con el ex embajador saudita en Washington, el príncipe Bandar bin Sultan, apodado “Bandar Bush”, fueron los autores de un plan secreto que luego sería pirateado de los archivos de Stratfor, la firma consultora de inteligencia estratégica bajo contrato del Departamento de Estado y la industria militar de los EE.UU. El Plan Feltman, financiado con 2,000 millones de la alcancía saudita de Bandar, describe detalladamente lo que ha sucedido desde que Washington, bajo la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, lanzó la guerra en Siria, en marzo 2011, después de destruir la Libia de Khaddafi. El plan Feltman-Bandar “estratégicamente” dependió de la explotación de los legítimos deseos de la gente de libertad, dignidad y el fin de la corrupción, convirtiendo esos deseos en una revuelta contra Assad.

La meta del “plan” Feltman-Bandar -de 2008- de acuerdo a fuentes bien informadas, indica NEO, era hacer retroceder a Siria a la “edad de piedra”. Instaba a cada una de las sectas que los sauditas y la CIA habían reclutado a “cometer horrible y sangrientas masacres contra los profanadores. Estos crímenes deben filmarse y hacerse públicos en los medios tan pronto como sea posible”. En vista de la enorme cantidad de fotos de las ciudades, aldeas y pueblos sirios existentes hoy en día, eso es prácticamente lo que se ha logrado en casi cinco años de guerra.

Y ahora, como sub secretario general de la ONU para Asuntos Políticos, Jeffrey Feltman, como el proverbial leopardo, no puede esperarse que haya cambiado sus manchas. De hecho, lo que se puede esperar del subsecretario general de la ONU en las conversaciones de Ginebra III, es que de manera astuta sabotee cualquier resultado positivo, en términos de un duradero cese al fuego en Siria que podría allanar el camino hacia unas elecciones pacificas libres de la perversidad saudita, turca o qatarí, concluye el apunte de NEO.


Mientras tanto, aunque tenue, existe la posibilidad de un cese a las hostilidades en Siria, sin embargo, Estados Unidos, a pesar del acuerdo alcanzado con Rusia, continua con su doble juego, por un lado acepta la permanencia de Assad como parte del arreglo, luego por el otro manifiesta públicamente que ninguna transición democrática será posible en Siria mientras Assad continúe en el poder, bombardeando y asesinando a su propio pueblo. Esta es exactamente la posición que Hillary Clinton ha mantenido a lo largo de su carrera, primero, como secretaria de Estado y ahora como candidata a la nominación presidencial. En Siria como en Libia, las huellas de las desastrosas y criminales políticas del “cambio de régimen” y “del intervencionismo humanitario” de Hillary Clinton, resaltan como dos enormes manchas a la vista de todo el mundo, que nunca podrán ser borradas de su record no importa cuántas  engañosas justificaciones y distorsiones salgan de su boca. Para la mala fortuna de la “Reyna del Caos”, como lapidaria sentencia, sus manchas, como el proverbial leopardo, jamás podrán ser cambiadas.






Publicado por La Cuna del Sol
USA. 

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