sábado, 9 de julio de 2016

Pérdida del sentido común de la izquierda guatemalteca en el XXII Encuentro del Foro de Sao Paulo

El intervencionismo ha estado siempre contra el pueblo de Guatemala: 61 años miserables de intervención y ésta (convengamos que va implícita la intervención, pues nadie que tengamos dos dedos de frente podemos pasar por alto los intereses económicos y políticos de los Estados Unidos) es la menos perjudicial que hemos tenido. Nadie podía ya luchar contra la superestructura del Estado guatemalteco (jurídica, política e ideológica) dirigida por un monstruo de mil cabezas.


PÉRDIDA DEL SENTIDO COMÚN
DE LA IZQUIERDA GUATEMALTECA
EN EL XXII ENCUENTRO DEL FORO DE SAO PAULO


Por Luciano Castro Barillas

Flaco favor nos hizo a los revolucionarios guatemaltecos uno de los máximos dirigentes del Frente Farabundo Martí para la Libración Nacional, FMLN, Medardo González, al afirmar en ese foro que la presencia de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, CICIG y por consiguiente el otro ente que hace trabajo al alimón, el Ministerio Público, responden a “esquemas políticos intervencionistas que más bien lo que hacen es debilitar la política interna y están evidenciando que están usando a Guatemala como un laboratorio político”, declaración que resulta una verdad a medias y que sería mejor que este dirigente salvadoreño viera primero la viga en el ojo propio y no la paja en la realidad guatemalteca. Él, pienso, puede hablar con propiedad de su proceso histórico-político, pero no del guatemalteco, que escasamente conoce por lo afirmado.

Los diagnósticos sin compenetración originan esos lamentables pronunciamientos, igualmente intervencionistas; porque el principio del internacionalismo proletario pasa, en primer lugar, por el respeto a las realidades particulares de cada conglomerado nacional. ¿Acaso nos es intervencionismo el otorgamiento de los TPS a los trabajadores salvadoreños en los Estados Unidos o el nulo esfuerzo por devolver la dignidad e identidad nacional salvadoreña sacando de circulación el dólar norteamericano? El pueblo salvadoreño pobre sigue consumiendo en dólares pero devengando salarios en colones. ¿No es acaso el peor intervencionismo esto?

Al parecer la diarrea sigue incontenible en la izquierda guatemalteca porque si asistieron al foro de Sao Paulo celebrado en San Salvador del 23 al 26 de junio los tres débiles partidos de la izquierda guatemalteca como lo son URNG, Winaq y Convergencia, solo hubo una posición de madurez ante el desatino de la declaración conjunta y fue la del señor Alvaro Velásquez, diputado al Congreso por Convergencia,  que no firmó la declaración de San Salvador porque la realidad guatemalteca no es exactamente como lo afirma la minuta final de este encuentro político.
El surgimiento de la CICIG en Guatemala es un fruto, digamos, diferido que se contempló en los Acuerdos de Paz suscritos entre el gobierno de Guatemala y las fuerzas revolucionarias en su expresión unitaria, URNG. Los grupos paramilitares de Guatemala auspiciados por el ejército y la oligarquía nunca fueron desmovilizados, solo la fuerza irregular de los revolucionarios en armas. Por eso la razón del surgimiento de la CICIG, cuyo objetivo final era la erradicación de las bandas armadas ilegales responsables de cometer una y mil tropelías contra la población civil.

La sociedad guatemalteca en su conjunto aspiraba a un orden en ese sentido y por la intermediación de las organizaciones de derechos humanos, por siempre preocupadas y comprometidas con la lucha por la justicia de los miles de desaparecidos, torturados y asesinados; es que tiene lugar el aparecimiento de este ente internacional a través de las intermediación de las organizaciones humanitarias. Lo dicho por Medardo González del FMLN es una simplificación argumental impropia de un alto dirigente revolucionario vecino de los guatemaltecos y una actitud intrusiva, pero hay algo peor, en esa declaración final, los otros partidos de izquierda (URNG y Winaq) no ilustraron a la concurrencia, sino asumieron una actitud dócil, acomodaticia, dogmática y de insólita “consecuencia  y solidaridad revolucionaria” con el enunciado político de los despistados hombres de izquierda muy influidos todavía por el chavismo decadente que insiste en la línea política de la paz y el diálogo heredada de su otrora máximo dirigente y que está haciendo insostenible ese régimen si las medidas contra reaccionarios rabiosos sigue siendo la prudencia y la moderación.

Muchas revoluciones se caen solas, pero es mejor que caigan en primer lugar las cabezas de los enemigos irreconciliables de clase junto a los que lucha por un mundo mejor. El intervencionismo ha estado siempre contra el pueblo de Guatemala: 61 años miserables de intervención y ésta (convengamos que va implícita la intervención, pues nadie que tengamos dos dedos de frente podemos pasar por alto los intereses económicos y políticos de los Estados Unidos) es la menos perjudicial que hemos tenido. Nadie podía ya luchar contra la superestructura del Estado guatemalteco (jurídica, política e ideológica) dirigida por un monstruo de mil cabezas.

No es lo deseable que ocurra esto a una Nación, pero con los fraccionamientos y rivalidades de las fuerzas democráticas y revolucionarias nada se puede hacer. Una sociedad capitalista menos brutal nos aliviaría mucho, porque un régimen político más avanzado es una lejana utopía para la realidad de Guatemala. Un capitalismo moderno como lo pensó Arbenz sería un gran avance para los guatemaltecos sumidos en la peor ignominia social, política y económica. ¿Tenemos acaso los guatemaltecos fortaleza para enfrentar esos poderes fácticos negativos que asuelan nuestra realidad? Solo fue cuando empezaron a desafiar al poder tradicional de los USA, cuando se les volvieron rezongones y un peligro para la seguridad de los Estados Unidos, que se decide desembozadamente apoyar el esfuerzo de depuración de las instituciones políticas y jurídicas del Estado guatemalteco. No podemos en este estado de debilidad los guatemaltecos aspirar a más. No es lo ideal; correcto. Pero es lo único que tenemos.

El ejército sigue siendo el partido político de mayor prestigio en la gran masa desleída de guatemaltecos. El desprestigio de los militares, como parte de los ricos se desvanece pronto. Los errores de los revolucionarios son sobredimensionados y una constante que se enrostra a cada paso. No existe simetría en la sanción moral y en el enfoque ideológico. Y todo porque estamos débiles, porque nosotros les dimos lugar a nuestros enemigos históricos a solazarse con nuestros desencuentros. Es una izquierda boba la nuestra. Una izquierda impresionable y pueblerina. Allí están los grandes controles mediáticos del mexicano Angel Remigio González en El Salvador, Nicaragua y Ecuador y nadie se escandaliza. Conviven con él discretamente. Por eso no es aceptable lo declarado en el Foro de Sao Paulo, porque el “experimento político” no es lo mejor para los guatemaltecos, pero en esta desgracia social sin paliativos, es lo único que tenemos.


¿Qué propone la izquierda que debemos hacer? Yo les hago una propuesta a ella: por favor, hagamos uso del sentido común, que tampoco es oportunismo o laxitud moral. Es pragmatismo y dependerá de las organizaciones reconvertir, darle la vuelta a la tortilla, a estos apoyos del intervencionismo norteamericano, que claro que lo es. Pero no nos escandalicemos: las propuestas del trilateralismo norteamericano (alianza de banqueros, industriales y políticos) de la década de los años 70 son las que asumimos todos latinoamericanos, los de izquierda,  porque eran constructivas: la lucha por los derechos humanos, por el etnicismo y por la igualdad de género. ¿Cuál es, entonces, el escándalo por el intervencionismo norteamericano a través de la CICIG?  Los años de las posmodernidad nos están dando (y ojalá se corrija) una izquierda desinformada y sin memoria. ¡Joder!






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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