La batalla por Alepo ha
concluido con una resonante victoria de Siria y sus aliados, pero esto no
significa que la guerra vaya a concluir muy pronto (Rusia, Irán y Turquía, al
margen de los Estados Unidos, están tratando encontrarle una pronta solución al
conflicto). Estados Unidos ha sufrido un terrible golpe pero no se retirara
como perro vapuleado, sin antes ocasionar el mayor caos posible escalando el
nivel de la guerra que viene sosteniendo con Rusia. Una muestra de ello podría
ser el reciente asesinato del embajador de Rusia en Turquía, así como también la sospechosa muerte de un
alto diplomático ruso en Moscú. En sus amenazantes declaraciones Obama ha
dicho, que responderá a la agresión rusa en el momento y lugar de su
escogencia. Algunas de esas respuestas serán explicitas y del conocimiento
público; otras quizás no.
LA LIBERACIÓN DE ALEPO Y LA
VENGANZA DE OBAMA
La victoria del ejército sirio ha sido espectacular. La recuperación de
Alepo, la segunda ciudad más importante y antes de la guerra el mayor centro
industrial de Siria, ha sido un rotundo éxito para el legítimo gobierno de Al
Assad, sus aliados y todo el pueblo sirio que ha experimentado en carne propia
la muerte y destrucción que ha traído una guerra de exterminio genocida impuesta
desde afuera por las fuerzas del imperialismo más destructivo y asesino de la
historia. Después de cuatro años de ser ocupada por las bandas paramilitares
del terrorismo yihadista, formadas por
los EE.UU y sus aliados, la sección oriental de la ciudad de Alepo ha sido
finalmente liberada en una feroz ofensiva desatada por las fuerzas
gubernamentales sirias quienes con la ayuda de Rusia, Irán, Hezbolá, las
milicias afganas, iraquíes y palestinas le han propinado una aplastante derrota
a los terroristas de Al Qaeda en Siria y a
los planes de los EE.UU del cambio de régimen y la completa destrucción
de Siria.
Lo que los críticos del presidente Assad y Rusia en los medios de prensa
occidental, quienes a su vez simpatizan con los supuestos yihadistas moderados,
consideraban como una operación imposible de tener éxito debido a la enormes
dificultades que tendría que enfrentar un extenuado ejército sirio después de
más de 5 años de guerra, el tamaño y la densidad poblacional de Alepo, y la
capacidad militar de las fuerzas terroristas atrincheradas allí, resultó ser
una de las ofensivas militares más rápidas, eficaces y letales de lo que va de
la guerra en Siria y que en cuestión de semanas concluye con la liberación de
todo la parte oriental de la ciudad de Alepo y la derrota total de todas las
bandas de terroristas y sus asesores militares extranjeros que desde el 2012 la
habían ocupado y saqueado al punto del robo y desmantelamiento de sus fábricas
y plantas industriales.
Sin embargo, lo que debería ser aplaudido como un triunfo contra el
terrorismo internacional, ha sido recibido con todo tipo de condenas por parte
de la llamada comunidad internacional, es decir los EE.UU y sus acólitos en
Europa, que no paran en acusar a Siria y Rusia de haber cometido todo tipo de
atrocidades, crímenes de guerra, contra la indefensa población civil y la llamada
“oposición moderada” que lucha contra el carnicero Basahar Al Assad. Es un
espectáculo aterrador ver como la histeria colectiva se ha apoderado de estos
conglomerados que no logran digerir la derrota sufrida por sus “rebeldes moderados”
y ahora hacen todo lo posible por enturbiar la victoria de Siria y sus aliados,
grotescamente invirtiendo la narrativa de la batalla de Alepo y por
consiguiente la del conflicto sirio, en donde, los grupos de terroristas como
el Frente Nusra y su aliado cercano
Ahrar al-Sham son considerados como los chicos buenos que simbolizan los
valores democráticos occidentales, mientras que la coalición compuesta por
Siria y sus aliados Rusia, Irán y el libanés Hezbolá, que es la que en realidad
combate a los terroristas, es la propia encarnación del mal.
Este comportamiento irracional de las elites imperialistas occidentales,
que no puede considerase más que la muestra de su decadencia y bancarrota
moral, es el resultado de su impotencia ante la aplastante derrota sufrida en
Alepo a manos del valeroso ejército sirio que a pesar de las numerosas bajas y
deserciones sufridas a lo largo de casi 6 años de guerra ha demostrados una
gran capacidad de resistencia y de adaptabilidad a las tácticas de combate
utilizadas por las bandas terroristas. Y es que la victoria siria en Alepo, que
podría significar un rumbo radical en el curso de la guerra (muchos en Siria
han dicho que la batalla por Alepo decidiría la guerra) es en realidad, no
solamente la victoria del EAS, sino el hecho mismo que Rusia y Putin estén
prevaleciendo sobre la estrategia militar puesta en marcha por los Estados
Unidos y sus aliados árabes, turcos, qataríes, israelíes y europeos. En lo
esencial la batalla de Alepo significa la contundente victoria de Rusia y la
derrota de los EE.UU y su estrategia del cambio de régimen y la balcanización
de Siria.
De acuerdo a Debkafile, la caída de Alepo a manos del régimen de Assad ha
sido, militar y estratégicamente, el revés más desastroso sufrido en dos años
por la administración de Obama. Todo empezó a gestarse en septiembre de 2015, cuando
Rusia escaló su intervención militar en la guerra de Siria y rescató a Bashar
Assad. Cuando Alepo sucumbió ante el ejército del gobierno apoyado por Rusia y
sus aliados, Irán, Hezbolá y las milicias chiitas, no cayó solo. Se derrumbó la
totalidad de la arquitectura de las posiciones sostenidas por los EE.UU en el
norte de Siria.
El diagnostico de Debkafile es lapidario, en Alepo conjuntamente con sus
bandas de mercenarios yihadistas, los EE.UU han sucumbido no solo ante Al Assad
y el valiente ejército sirio, sino que además, y quizás lo más relevante, ante
el propio Vladimir Putin, que según el sitio israelí, se erige ahora, (junto
con Erdogan), como el mandamás del norte de Siria y quien en realidad puede
atribuirse la victoria en Alepo. Esto es precisamente lo que tiene a la clica
neoconservadora en Washington y a Obama, ahora completamente en el campo de
estos rabiosos guerreristas, sumidos en un estado de pánico y completamente
impotentes y sin otro recurso que recurrir a todo tipo de amenazas y
acusaciones infundadas contra el presidente ruso, responsabilizándolo de
cualquier delito, incluido el genocidio de la indefensa población civil de
Alepo. Pero lo más descabellado, aunque no por ello carente de peligro, es la
acusación de que Rusia por órdenes de Putin ha interferido, por medio de sus
piratas cibernéticos, en el proceso electoral estadounidense ayudando a que
Donald Trump ganara las elecciones presidenciales.
Suena realmente ridículo, que un país como Rusia al que Obama
despectivamente describe como de poca cuantía y que no produce nada que la
gente quiera comprar, a excepción de gas y petróleo, y al presidente Putin como
un dictador de escasa talla intelectual, tengan ahora a la mayor potencia de la
historia quejándose amargamente de interferir en sus asuntos internos y de
atentar contra sus intereses hegemónicos, como en Siria y Ucrania. Sin embargo,
este comportamiento que exhibe Obama no
es más que la reacción inducida por la debilidad estructural que los EE.UU vienen
padeciendo y que se ve reflejada cada vez más en la pérdida gradual de su
hegemonía, sobre todo en aquellos terrenos en los que enfrenta la competencia
de rivales poderosos como China, Rusia e Irán que cada día desafían su
preeminencia.
Sin embargo, esto no quiere decir que el imperialismo estadounidense, a
pesar de los reveses que viene sufriendo, como en la batalla de Alepo y en si
en la guerra en Siria, donde cada vez se vuelve menos relevante, este en franca
retirada y cediendo su influencia sin dispar el ultimo tiro y sin causar el
mayor daño posible, como en Palmira, donde su banda paramilitar del EIIL ha
vuelto a ocupar la antigua ciudad, los repetidos intentos de sabotear la
evacuación de Alepo, la autorización de Obama para dotar a los terroristas con
armamento sofisticado, y luego sus maniobras de última hora dirigidas a obligar
a Donald Trump, que también es un imperialista, a que mantenga la línea de la política
intervencionista estadounidense en el Oriente Medio, donde Rusia se ha convertido
en un actor preponderante y por lo tanto un gran obstáculo que es necesario
reducir al mínimo.
La batalla por Alepo ha concluido con una resonante victoria de Siria y sus
aliados, pero esto no significa que la guerra vaya a concluir muy pronto (Rusia,
Irán y Turquía, al margen de los Estados Unidos, están tratando encontrarle una
pronta solución al conflicto). Estados Unidos ha sufrido un terrible golpe pero
no se retirara como perro vapuleado, sin antes ocasionar el mayor caos posible
escalando el nivel de la guerra que viene sosteniendo con Rusia. Una muestra de
ello podría ser el reciente asesinato del embajador de Rusia en Turquía, así como también la sospechosa muerte de un
alto diplomático ruso en Moscú. En sus amenazantes declaraciones Obama ha
dicho, que responderá a la agresión rusa en el momento y lugar de su
escogencia. Algunas de esas respuestas serán explicitas y del conocimiento público;
otras quizás no.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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