El Manifiesto es un arma
para desmentir a los nuevos “profetas” de las ciencias sociales como lo hiciera
hace 172 años. “Profetas” que hoy no solo reniegan del proletariado como clase
social, desconociendo no solo su número, peso social y su misión histórica,
sino de su ciencia; hoy el marxismo leninismo maoísmo. Ilusos consideran que
esta sociedad ha destacado otros “sujetos históricos” y se “mueve” pero sin
saberse para dónde.
EL MANIFIESTO COMUNISTA, UN
LIBRO
DE CABECERA PARA LA CLASE
OBRERA
Con motivo de su primera
edición el 21 de febrero hace 172 años
La Liga Comunista, una organización londinense que agrupó a varios obreros
conscientes que habían deslindado campos con el anarquismo y militaban bajo la
nueva doctrina Marxista, consideraron necesario que quienes se denominaban
“Comunistas” para esa fecha, debían expresar abiertamente sus ideas y dar a
conocer su doctrina al mundo; dicha tarea tomó la forma de manifiesto cuya
elaboración quedó a cargo de Marx y Engels, dirigentes de la Liga. Este
importante documento que vio la luz el 21 de febrero de 1848 en Londres, se
convirtió en el primer Programa del proletariado mundial, nacido en un momento
de aguda lucha del proletariado europeo que para ese año observó la caída de
muchas monarquías en el viejo continente.
“Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”, son las
magistrales palabras con las que arranca el Manifiesto; tal era el espíritu que
recorría a las reaccionarias clases terratenientes y sus estados monárquicos
reinantes en Europa y a la poderosa burguesía, quienes aterrorizadas
reconocieron de inmediato el terrible peligro que representaban las ideas
comunistas dentro del movimiento obrero y comenzaron a perseguirlo, exiliarlo y
encarcelarlo.
El Manifiesto tuvo un impacto crucial ya que expuso de manera magistral la
ciencia elaborada por Marx y Engels, el Socialismo Científico, cuyos primeros
pasos establecidos por El Manifiesto, serían llevados a la práctica casi 70
años después por los bolcheviques en la Gran Revolución Socialista de Octubre;
una ciencia que se ha venido desarrollando hasta nuestros días, y que recoge en
su arsenal un gran acervo ideológico y científico sobre las condiciones de la
auténtica liberación del proletariado como clase social.
El análisis del materialismo dialéctico enfocado al desarrollo de la
sociedad, o mejor dicho, materialismo histórico, es la forma más precisa y
exacta que ha elaborado el hombre para comprender las causas internas del
desarrollo social hasta nuestros días, ya que en palabras del Manifiesto
Comunista: “La historia de toda la sociedad hasta ahora existente es la
historia de lucha de clases”, concepción resumida de forma sencilla en el
capítulo, Burgueses y Proletarios. Tal es el análisis de la sociedad capitalista,
de la comprensión de su contradicción entre el trabajo y el capital, entre el
proletariado y la burguesía, la base sobre la cual Marx y Engels aseguran la
inevitabilidad del triunfo del proletariado sobre la burguesía: el
establecimiento del socialismo científico y de la necesidad de la Dictadura del
Proletariado para llegar al comunismo.
Con El Manifiesto, se logró sentar una base terrenal a la lucha proletaria,
en especial para una corriente de varios luchadores que antes de la aparición
del marxismo venían defendiendo una utopía o sueño, ya que por pura voluntad
luchaban por un mundo mejor, pero terrenalmente no encontraban ni el análisis
científico ni la fuerza social para conquistar ese mundo, lo que se denominó
correctamente como los socialistas utópicos.
El Manifiesto es un arma para desmentir a los nuevos “profetas” de las
ciencias sociales como lo hiciera hace 172 años. “Profetas” que hoy no solo
reniegan del proletariado como clase social, desconociendo no solo su número,
peso social y su misión histórica, sino de su ciencia; hoy el marxismo
leninismo maoísmo. Ilusos consideran que esta sociedad ha destacado otros
“sujetos históricos” y se “mueve” pero sin saberse para dónde. Al negar la
esencia del fenómeno y el determinismo de su porvenir, solo pueden plantear de
forma idealista sus objetivos y táctica política, convirtiéndose en enemigos
acérrimos del marxismo revolucionario e inevitablemente, como se está
evidenciando en Estados Unidos, terminando a la cola de la burguesía y
movimientos pequeño burgueses. Uno de esos “profetas” es Avakian, cuyas teorías
han sido denunciadas como revisionismo post mlm; pero también existen otros en
las distintas versiones revisionistas y socialdemócratas alrededor del mundo,
cuyo papel es postergar la muerte del capitalismo imperialista.
El Manifiesto conserva plena vigencia, inclusive en los capítulos
destinados a diferenciar dentro de la literatura de la época las diversas
corrientes literarias que se hacían pasar por socialistas, pero en esencia
enemigas del socialismo y del movimiento obrero. Corrientes evidenciadas hoy en
el papel de los reformistas y una parte del revisionismo, cuya pretensión es
echar para atrás la rueda de la historia con el cuento de volver al capitalismo
de libre competencia y progresivo, o ensayar el socialismo burgués; hoy
conocido en América Latina como Socialismo del siglo XXI, que en la práctica
demostró su completo fracaso en materia económica, social y política, pero
dejando en claro su defensa acérrima de los ricos y de los intereses de los
imperialistas rusos y chinos.
Todo el documento es necesario y actual para su estudio, los obreros
maduros y curtidos en la lucha de clases deben reestudiarlo, las nuevas
generaciones que despiertan a la lucha política, además deben dar sus primeros
pasos y estudiar a fondo el Manifiesto, no solo para saberse orientar y ayudar a
dar la pelea en la lucha de clases, sino en el caso de Colombia, ayudar a
construir el auténtico Partido del Proletario.
Los comunistas consideran
indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus
objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden
social existente. Que las clases dominantes tiemblen ante una revolución
comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus
cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.
¡Proletarios de todos los
países, uníos!
Publicado por La Cuna del Sol
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