Los jerarcas del Partido
Demócrata, se encuentran aterrorizados ante la posibilidad de que el
“socialista”, Bernie Sanders, resulte ganador en las primarias y se convierta
en el candidato presidencial demócrata en las elecciones de noviembre.
¿ES BERNIE SANDERS UNA
AMENAZA?
Los jerarcas del Partido Demócrata, se encuentran aterrorizados ante la
posibilidad de que el “socialista”, Bernie Sanders, resulte ganador en las
primarias y se convierta en el candidato presidencial demócrata en las
elecciones de noviembre. Sin embargo, el veterano senador de Vermount, a pesar
de ser el único contendiente que cuenta con buenas posibilidades de derrotar al
actual ocupante de la Casa Blanca, el odiado Donald Trump, enfrenta la férrea
oposición del reaccionario establishment Demócrata que lo ve como una amenaza
que debe de ser contenida para evitar un desastre electoral en las elecciones
de otoño. Esos temores se basan en el supuesto “socialismo” de Sanders, que
nada tiene que ver con el socialismo propiamente entendido y si con el
reformismo socialcristiano.
Según el argumento articulado por la cúpula neoliberal Demócrata, con el cual
intentan impedir el triunfo de Bernie Sanders, el socialismo democrático de
Sanders, es demasiado radical, muy a la izquierda del centrismo que caracteriza
al electorado del Partido Demócrata y a los llamados votantes independientes. Argumentan
que la propuesta socialista de Sanders terminaría ahuyentando a estos grupos de
electores por considerarla ajena al capitalismo democrático estadounidense y
haber sido un fracaso en todos aquellos países donde se ha ensayado, como lo
ejemplifica el caso particular de Venezuela, donde el socialismo ha sido un
desastre que ha causado la ruina económica del país más rico de la región.
El argumento anti Sanders, esgrimido por la facción
neo-liberal-imperialista del Partido Demócrata, intenta hacer creer al público,
con la complicidad de los grandes medios de desinformación, que el socialismo
democrático de Sanders, es una propuesta perdedora que facilitaría la
reelección de Donald Trump, quien se daría un festín atacando a “crazy Bernie”
y su fracasado socialismo, el cual Trump ha jurado nunca permitir que se
establezca en America. Por esta razón debe
evitarse, cuesto lo que cueste, el triunfo de Sanders en las primarias.
La verdad, es que no se trata de la amenaza que en si representa Bernie
Sanders, y el socialismo que dice querer implementar, ya que su propuesta lejos
de ser socialista, en el sentido estricto de lo que implica su terminología y
práctica, es más bien una propuesta de carácter reformista que busca extraer algunas
concesiones del sistema oligárquico capitalista pero sin tocar sus fundamentos
en los que basa su supervivencia. El verdadero temor proviene de la amenaza que
representa la diversa multitud de seguidores que se han aglutinado alrededor de
la candidatura de Sanders. Esta masa compuesta por sectores de la clase
trabajadora, estudiantes y sectores históricamente marginados, podría en algún
momento y dadas las condiciones socioeconómicas que prevalecen en Estados
Unidos, como la enorme desigualdad económica, el desempleo y subempleo, el
endeudamiento y el paulatino desmantelamiento del estado de bienestar social
que ha dañado enormemente sus posibilidades de una vida mejor, podría llevar a
que se convierta en un movimiento político de masas que eleve a su máximo nivel
la lucha de clases y provoque la caída del sistema político y económico que
sirve únicamente a los grandes intereses de las clase oligárquica capitalista
que se ha alimentado de la explotación de la clase trabajadora, el racismo, las
guerras imperialistas y la consecuente destrucción y saqueo de países enteros. Esa
es la amenaza real, y no Bernie Sanders que astutamente utiliza el término
socialista para llevar agua a su propio molino.
Aunque Bernie Sanders en algunos momentos de su carrera política ha
mostrado simpatías por las causas socialistas, y a veces pareciendo un
marxista, ha llamado incluso al control de los medios de producción por parte
de los trabajadores, o declarando su admiración por Fidel Castro, y los
Sandinistas de Nicaragua, como también por Hugo Chávez, al final ha terminado abandonado
esas posiciones y adoptando posturas propias de alguien que sirve o se
identifica con los valores o intereses del estamento reaccionario, capitalista
e imperialista, que ejerce el poder en Estados Unidos. Ningún socialista
consecuente y fiel a sus principios ideológicos, anticapitalistas y antiimperialistas,
llama a sus camaradas revolucionarios dictadores comunistas muertos,
autoritarios o tiranos, como lo ha hecho Sanders, como tampoco se alinearía
tras la candidatura de una persona tan nefasta como Hillary Clinton, fiel
encarnación del criminal intervencionismo estadounidense. Sanders puede ser
muchas cosas, pero lo que no es, y hay que ser muy claros en esto, es un
socialista, anticapitalista y antiimperialista firme, consistente y sin
ambigüedades en sus posiciones.
Durante un debate presidencial en 2015, Sanders llegó a decir que él no se
oponía al capitalismo, y que el Socialismo Democrático, simplemente existe para
facilitar una economía centrada en las ganancias. Además, Sanders, de una u
otra forma, siempre ha apoyado al Pentágono y su aventurismo militar.
Los entusiastas seguidores de Sanders, tienen que comprender que se
enfrentan al enorme poder de una dictadura de clase intransigente, que mantiene
un férreo control sobre la economía y por consiguiente de todos aquellos
órganos del Estado que sirven para que su dominio sobre la totalidad del
aparato capitalista y la sociedad en general sea incuestionable. Esta dictadura
de clase, que basa su supervivencia en la explotación y el aniquilamiento de
los derechos de la clase trabajadora, y del gran negocio de la la guerra, no va
a permitir ni siquiera unas mínimas concesiones económicas a las clases populares,
mucho menos ceder a la perdida de todos sus privilegios que históricamente ha
mantenido como clase dominante. Los sanderistas, tienen que darse cuenta que
ninguna revolución es posible en un sistema partidario y de elecciones como el
de los EE.UU que no permite ningún tipo de desviación que amenace el estatus
quo, si no vean la reacción enfermiza, que suscita la candidatura de un liberal
reformista como Sanders, y como los perros guardianes del sistema, como en
2016, utilizan todas sus armas para impedir, del modo que sea, que triunfe en
las primarias y se perfile como una buena opción electoral en noviembre.
Es crucial para los seguidores de Bernie Sanders, comprender que solo la
organización y la lucha permanente, y una clara consciencia de clase, puede conducir
a que sus aspiraciones de acabar con la injusticia, la desigualdad económica y
social, y la violencia selectiva, que son características del sistema que
prevalece hoy en día en Estados Unidos, puedan materializarse. Aglutinarse en
torno al liderazgo de un hombre del sistema, capitalista e imperialista, es un
desperdicio de energía y la derrota anticipada.
Publicado por La Cuna del Sol
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