miércoles, 17 de octubre de 2018

La II conferencia sobre la prosperidad celebrada en Washington y la sumisión extrema de Guatemala, El Salvador y Honduras

Hoy asistimos a una lamentable puesta en escena donde Donald Trump a través de Mike Pence, vino a ordenarles, no a consultarles, sobre lo que deben o no deben hacer con respecto a sus respectivos tres gobiernos títeres que acuden sin rechistar en un acto o entremés de sumisión absoluta.
                                                                      

LA II CONFERENCIA SOBRE LA PROSPERIDAD CELEBRADA EN
WASHINGTON Y LA SUMISIÓN EXTREMA
DE GUATEMALA, EL SALVADOR Y HONDURAS


Por Luciano Castro Barillas
La Cuna del Sol          

La semana anterior tuvo lugar una reunión en la capital estadounidense de tres presidentes Centroamericanos del Plan para la Prosperidad del Triángulo Norte, ignoro si hay un Triángulo Sur, o Triángulo Este u Oeste, de acuerdo a los criterios y clasificaciones regionales del subcontinente Latinoamericano por parte del amo del norte. Estos países desde siempre han sufrido la violencia y las impertinencias de los políticos estadounidenses, demócratas o republicanos. Estos países también tienen los deshonrosos privilegios de poseer los más bajos índices de desarrollo material, humano y social de América Latina, casi al nivel de África. Nunca se les ha respetado y su destino lo han diseñado los Estados Unidos porque nunca los han considerado “repúblicas soberanas e independientes” sino simples patios traseros donde, como los segundos patios de las casonas solariegas y espaciosas de antaño, han servido para guardar las cosas desechables, despreciables y que, pese a su inutilidad, siempre los gringos en su egoísmo capitalista y delirantes acumuladores,  han puesto a resguardar esos cachivaches a personajes siniestros, entre dictadores militares y dictadores civiles.

Hoy asistimos a una lamentable puesta en escena donde Donald Trump a través de Mike Pence, vino a ordenarles, no a consultarles, sobre lo que deben o no deben hacer con respecto a sus respectivos tres gobiernos títeres que acuden sin rechistar en un acto o entremés de sumisión absoluta. Y todo normal con Hernández y Morales, presidentes de Honduras y Guatemala, cuya vocación de alfombras a nadie sorprende ya. Lo que sí decepciona al extremo es el presidente de El Salvador, el señor Salvador Sánchez Cerén, todo un cuadro revolucionario que libro con heroísmo la guerra insurgente al frente de las Fuerzas Populares de Liberación, FPL. Su prestigio no era nada banal, Leonel González, como era su seudónimo de combatiente, dio muestras de su pericia militar y valentía al enfrentar con éxito a fuerzas militares superiores a las unidades de infantería que él dirigía en los años del conflicto armado interno de El Salvador. Pero ahora, ya por viejo y enfermo, quiero pensar, esos arrestos son parte de una vieja historia de heroísmos de guerra que hoy son atropellados por un vulgar y mediocres políticos como Trump que ha llamado a nuestros amados pueblos centroamericanos ¡países de mierda!

Esperábamos una respuesta digna del presidente salvadoreño, pero no, está irremediablemente metido en el mismo saco de la sumisión, castrado, doblegado y sin dignidad. No fue una respuesta diplomática en defensa de los intereses de los salvadoreños, sino una respuesta cobarde. Cuando no se puede llevar la gestión de un Estado, por las razones que sean, un hombre digno siempre tendrá en la bolsita interna de su corazón, como última instancia, la palabra RENUNCIA. Ahora bien, de Hernández de Honduras y de Morales de Guatemala no se podía esperar otra cosa. Ellos ya no son la poco disimulada caja de resonancia de lo que dice el Imperio, sino son sus operativos descarados, sus lacayos infames; no obstante, cinismo tal nunca había deambulado, caminado tan extraviado por las tierras de América Latina, cuando el presidente de Guatemala dice sin ambages: “Conste que no defiendo corruptos y puedo verlos a la cara diciéndoles ¡ni corrupto ni ladrón! Lo dijo ayer, 16 de octubre de 2018. En fin, los guatemaltecos ya no tenemos ninguna esperanza de recuperar nuestras instituciones y esperar la cooperación de Estados Unidos para hacer avanzar nuestra democracia.

Los Estados Unidos ya definieron ahora sin disimulo que están del lado del pasado y la corrupción. ¿Qué hacer? Solo la movilización y unidad del pueblo es el camino. No podemos creer que nos venga a salvar nuestro enemigo. Pero poco durará este estado de cosas. Las elecciones de medio tiempo marcarán una decantación de esta política fascista.  Trump las perderá por la crisis financiera catastrófica que está a la vuelta de la esquina con su lastre letal de la subida de precios al consumidor (IPC) a causa de la subida de las tasas de interés de la Reserva Federal (que no es una institución del Estado norteamericano sino la asociación de los grandes multimillonarios). Los millonarios no quieren bajar las rentabilidades de sus capitales y contra eso el todopoderoso Pelo de Tusa de Maíz Salpor (por lo hueco de su núcleo) nada, pero nada, puede hacer. Por allí, con ese resultado electoral desfavorable, minado por el desempleo (Sears se acaba de ir a la quiebra), las cosas no serán mejores para estos pueblos miserables, pero, por lo menos, amainará esta tormenta de irrespeto y sumisión y de lucha frontal contra la honradez y la dignidad.





Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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