sábado, 8 de octubre de 2022

La venganza de Ucrania contra Occidente

A medida que el equilibrio de poder experimenta cambios en Ucrania, sus repercusiones afectarán a la propia unidad del proyecto de la UE

 

LA VENGANZA DE UCRANIA
CONTRA OCCIDENTE



MK Bhadrakumar
The Cradle

La política de vectores en Ucrania ha añadido nuevas dimensiones al conflicto que ya dura 222 días.

Normalmente, cualquier conflicto debería terminar cuando se haya determinado un nuevo equilibrio de poderes. Pero el "equilibrio de poderes" no terminará hasta que se logre realmente un equilibrio -y abundan las pruebas de que Ucrania está a punto de entrar en otro "reequilibrio".

La ratificación por parte de la Duma rusa de la anexión de cuatro regiones de Ucrania (las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, así como las Regiones de Jersón y Zaporiyia), y la adopción de las leyes correspondientes, crea una nueva dinámica y llevará algún tiempo crear un nuevo equilibrio de fuerzas sobre el terreno en Ucrania.

Mientras tanto, el entorno exterior también se está transformando fenomenalmente. La profundización de la crisis energética en Europa tras el sabotaje de los gasoductos Nord Stream se convierte en una grave contradicción. No hay manera de saber cómo se puede conciliar.

Por lo tanto, se presenta una situación compleja, ya que todo esto está ocurriendo teniendo como telón de fondo una masiva acumulación militar rusa alrededor de Ucrania en la región de Járkov y en la región sur del Mar Negro, con largos convoyes de blindados que supuestamente se dirigen hacia Crimea desde Rusia.

Las nuevas fronteras de Rusia

La ratificación unánime por parte de la Duma de la adhesión de cuatro regiones a Rusia el lunes, era de esperarse, la legislación pertinente fue debidamente ratificada el martes por el Consejo de la Federación (la cámara alta del parlamento) y, posiblemente, también el presidente Putin firmará de inmediato los documentos, tras lo cual entrarán en vigor. Es decir, a partir del 5 de octubre, las regiones ucranianas anexionadas habrán pasado a formar parte de Rusia.

Es importante destacar que la Duma ha aprobado las propuestas del gobierno sobre el establecimiento de las fronteras de las nuevas regiones, basadas en la delimitación de los territorios que "existían el día de su creación y adhesión a Rusia".

Los tratados correspondientes establecen que las fronteras adyacentes al territorio de un país extranjero serán la nueva frontera estatal de Rusia. En pocas palabras, se restablecen las antiguas fronteras de la época soviética en esas regiones.

La determinación de las fronteras del Estado ruso tiene implicaciones para la seguridad. En las regiones del Dombás y Zaporiyia hay vastas zonas que siguen bajo el control de las fuerzas ucranianas. La ciudad de Limán, en la República de Donetsk, fue capturada por las fuerzas ucranianas hace pocos días. Las incursiones ucranianas en Jersón continúan. Se informa de fuertes combates. 

Evidentemente, a Moscú le queda mucho por hacer para poner bajo control los territorios "ocupados" que antes formaban parte de Donetsk y Lugansk. La región de Zaporiyia (que también es una importante región litoral en el mar de Azov y forma parte de lo que los rusos llaman históricamente "Novorossiya"), es otra prioridad en la que la propia capital del oblast aún no está bajo control ruso.

 “Nyet” de la OTAN

En esta coyuntura incipiente, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky solicitó formalmente el ingreso de Ucrania en la OTAN de forma expeditiva, pero a las pocas horas, la alianza le arrojó un balde de agua fría a esa petición, explicando que cualquier decisión requerirá el apoyo de los 30 estados miembros.

Eso indica que no va a haber ninguna intervención de la OTAN en Ucrania. Moscú tomará nota. La reciente "reflexión en voz alta" sobre el uso de las armas nucleares parece haber logrado su propósito.

La reunión del Asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, con el jefe de la oficina presidencial de Ucrania, Andriy Yermak, celebrada el domingo en Estambul, fue un asunto discreto. La Casa Blanca indicó que Sullivan prometió el firme apoyo de Washington a la soberanía e integridad territorial de Ucrania y que además discutió con Yermak, la situación de la central nuclear de Zaporozhye, así como sobre el trabajo continuo de Ucrania con las Naciones Unidas para exportar alimentos al mundo.

El comunicado oficial de la Casa Blanca sobre la conversación telefónica del presidente Joe Biden con Zelensky el lunes, mencionó un nuevo paquete de ayuda de 625 millones de dólares por parte de Washington que incluye armas y equipos adicionales, incluyendo HIMARS, sistemas de artillería y munición, y vehículos blindados. Biden, "se comprometió a seguir apoyando a Ucrania mientras se defiende de la agresión rusa, durante el tiempo que sea necesario".

Posteriormente, el Secretario de Estado de EE UU., Antony Blinken declaró que la reciente entrega de ayuda elevaría el coste global de la ayuda militar estadounidense a Ucrania a más de 17 500 millones de dólares. "Los recientes acontecimientos... sólo refuerzan nuestra determinación", expresó Blinken en un comunicado el martes. "Seguiremos apoyando al pueblo de Ucrania".

"Los recursos que estamos proporcionando están cuidadosamente calibrados para marcar la mayor diferencia en el campo de batalla, y reforzar la posición de Ucrania en la mesa de negociaciones cuando llegue el momento", añadió.

Reorganización de la estrategia de Rusia 

Por otra parte, es probable que el mando militar ruso tenga que reajustar los parámetros de las operaciones militares especiales, ya que sus fuerzas van a salvaguardar a partir de ahora la integridad territorial y la soberanía del país. Queda por ver qué forma adopta.

Hasta ahora, el despliegue real de Rusia ha sido de menos de 100 000 soldados. La mayor parte de los combates han sido llevados a cabo por los grupos de milicianos, como los combatientes de Dombás y Chechenia, el Grupo Wagner y por exmiembros de los servicios especiales y otros voluntarios de Rusia.

Sin duda, la incorporación de 300 000 soldados con experiencia militar previa repercutirá en el equilibrio militar general en beneficio de Rusia. El ministro de Defensa, Sergei Shoigu, ha declarado que otros 70 000 hombres se han presentado como voluntarios, lo que situará el total de las fuerzas adicionales en unos 370 000 efectivos.

Ahora bien, esto representa un enorme incremento. Para hacerse una idea de la importancia del asunto, en el momento álgido de la guerra de Vietnam, el despliegue de Estados Unidos rondaba el medio millón de soldados. Por primera vez, Rusia tendrá una amplia superioridad numérica sobre las fuerzas ucranianas. Por lo tanto, es totalmente concebible que el viejo patrón de "machacar" a las fuerzas ucranianas cambie y el objetivo sea, terminar la guerra de forma rápida y decisiva.

La decisión de EE UU. de establecer un centro de mando fuera de Ucrania (en Alemania) parece anticipar los ataques rusos a los centros de mando en Kiev y en otros lugares con un uso mucho mayor de la fuerza aérea, como en Siria. De hecho, el nuevo comandante del Distrito Militar Occidental, el teniente general Roman Berdnikov, dirigió anteriormente la intervención rusa en Siria.

Los expertos militares prevén que una vez que las lluvias de otoño den paso al invierno y el terreno se endurezca, las operaciones rusas se intensificarán. Últimamente se oyen voces discordantes dentro de Rusia que afirman que la guerra está a la deriva sin una planificación como tal. Esto puede cambiar.

En pocas palabras, el punto de no retorno se está acercando rápidamente, a partir del cual Rusia no tendrá otra alternativa que presionar por un cambio de régimen en Kiev y allanar el camino para un liderazgo ucraniano totalmente nuevo que se deshaga del férreo control anglonorteamericano y esté dispuesto a llegar a un acuerdo con Rusia.

Un momento kafkiano  

Sin embargo, no es de extrañar que la atención en Europa se dirija cada vez más hacia la crisis económica, con una inflación de dos dígitos y la recesión que amenazan con provocar malestar social y agitación política en todo el continente. El creciente descontento de los ciudadanos se está convirtiendo ya en protestas en muchos países europeos. El arribo del invierno solo agravará la crisis.

Es posible que el cambio en el estado de ánimo de la población haga que los gobiernos europeos se concentren en sus asuntos internos en lugar de involucrarse en la guerra de Ucrania. El más ferviente partidario de una guerra abierta con Rusia es Gran Bretaña, pero incluso Londres está atrapado en una enorme crisis económica (y política). La primera ministra Liz Truss está luchando por la supervivencia política. Los conservadores han renunciado prácticamente a su mandato para gobernar.

La difícil situación de Alemania

Una vez más, el bloque opositor de centro derecha de la Unión Cristianodemócrata y la Unión Socialcristiana en el Bundestag alemán bloqueó una moción que instaba al gobierno a permitir "inmediatamente" la exportación de tanques y vehículos de combate de infantería alemanes a Ucrania. Politico informó de que "una votación sobre el suministro de armas en el Bundestag habría corrido el riesgo de revelar grietas fatales en la unidad del gobierno y podría incluso haber llevado a una derrota de (el canciller Olaf) Scholz en el parlamento".

Por otro lado, en las últimas semanas el gobierno alemán también ha tenido que enfrentar la creciente presión de los aliados de Europa del Este para aumentar drásticamente la escala y el tipo de apoyo militar de Berlín a Ucrania.

La influyente revista Foreign Policy de Washington escribió la semana pasada: "A los ojos de los aliados de Berlín en la OTAN en Europa del Este, especialmente los países que limitan con Rusia, Alemania, el centro de poder económico y político de Europa, no está haciendo lo suficiente. Y cuanto más se retrase, más se arriesga a una fractura diplomática a largo plazo con esos aliados del Este".

Sin embargo, a pesar de esta táctica de presión, las encuestas muestran que, si bien alrededor del 70% de los alemanes apoyan a Ucrania en general, sólo el 35% respalda un mayor apoyo militar.

En esta situación, el sabotaje del gasoducto Nord Stream encaja con la crisis energética en Europa y amenaza a los países europeos con la "desindustrialización".

Para Alemania, en particular, el modelo económico del país se basa en la disponibilidad de abundantes suministros de gas procedentes de Rusia, por contratos a largo plazo, a precios baratos, a través de gasoductos. Está claro que el sabotaje del Nord Stream tiene implicaciones monumentales.

Sin duda, quienquiera que haya perpetrado ese ataque terrorista ha calculado astutamente que el gas ruso no debe fluir hacia Europa en un futuro previsible. El eterno temor en Washington es que se si se restablecen los lazos energéticos, se produzca un acercamiento germano-ruso. Además, en la actualidad, las compañías petroleras estadounidenses están obteniendo enormes beneficios en el mercado energético europeo, en sustitución de Rusia, vendiendo el GNL a un precio entre cinco y seis veces superior al precio interno de Estados Unidos.

Evitar la reconciliación ruso-alemana

Lo que complica las cosas es que Europa necesita seguridad energética a corto y medio plazo, sin que ello suponga también el fracaso de los objetivos climáticos. Esto implica una mayor sensibilidad geopolítica. El asunto es que la metódica transición energética de Europa, rompiendo con los combustibles fósiles, necesita imperiosamente el gas ruso, tal y como se supuso desde el principio, es decir, de que habría gas natural barato y abundante.

Podría argumentarse que Moscú mantenía la esperanza de que Nord Stream acabara siendo un catalizador para sanar la ruptura de los lazos energéticos entre Alemania y Rusia. Curiosamente, el lunes, el gigante energético ruso Gazprom propuso a los clientes europeos que parte de la dañada red Nord Stream podría seguir transportando combustible, pero sólo en el recién construido Nord Stream 2. El Nord Stream 1 está prácticamente destruido. 

Un comunicado de Gazprom en su cuenta de Telegram, indica que una de las tres líneas del Nord Stream 2 no se ha visto afectada y que el gigante del gas ha bajado la presión para inspeccionar el entronque en busca de daños y posibles fugas. Nord Stream 2 tiene una capacidad de envío de 55 000 millones de metros cúbicos al año, lo que significa que su línea B podría entregar hasta 27 500 millones de metros cúbicos al año a Alemania a través del Mar Báltico.

Sin embargo, el Nord Stream 2, requiere la aprobación de la UE, lo que resulta problemático dadas las tensiones entre Bruselas y Moscú. Estas tensiones podrían aumentar si la UE aprueba la decisión de los países del G7, liderada por Estados Unidos, de imponer un tope de precios al petróleo ruso.

Sin duda, ese es también el cálculo de Washington: inmovilizar a Alemania y mantener a Rusia fuera. El fantasma que persigue a Washington es que Berlín puede perder interés en la guerra de Ucrania. El ascenso de los atlantistas en los escalones de poder en Berlín en los últimos años -y su nexo con los burócratas virulentamente rusófobos de la UE en Bruselas- ha funcionado hasta ahora espléndidamente a favor de Washington.

La EU está acabada indudablemente

Pero las cosas están cambiando drásticamente, como ha demostrado el dramático giro en la política de Suecia e Italia.

No hay que subestimar el "efecto Meloni". El fondo de la cuestión es que las fuerzas de extrema derecha tienen invariablemente más que ofrecer al electorado en tiempos de inseguridad y dificultades económicas.

También en Francia, el presidente Macron está inmovilizado, carece de mayoría parlamentaria para legislar y está desgastado por las crisis consecutivas. En cuanto a Gran Bretaña, la crisis financiera desencadenada por el presupuesto del Ministro de Hacienda, Kwasi Kwarteng, pone de manifiesto, fundamentalmente, la escasez de modelos económicos alternativos viables. La libra esterlina está en caída libre. Las dos administraciones consecutivas de los tories,  fracasaron en elaborar un modelo post-Brexit, mientras que los laboristas nunca quisieron el Brexit. El gobierno de Truss es la última oportunidad de conseguir que el Brexit se haga realidad, pero nadie espera que eso suceda. Y entonces, la tempestad -los acontecimientos irrumpirán.

Lo que todo esto significa es que a los tres principales centros de poder de la eurozona y a Gran Bretaña les está costando escapar del viejo y moribundo mundo industrial del siglo XX, y no es el mejor momento para enfrentarse al medio millón de fuerzas aliadas rusas en Ucrania, a pesar de las bravuconadas de la Administración Biden.

No darle crédito a la cumbre inaugural de la Comunidad Política Europea (CPE), celebrada el miércoles en Praga, que reúne a los dirigentes de 27 Estados miembros de la UE y de hasta 17 países no comunitarios: Reino Unido, Turquía, Macedonia del Norte, Montenegro, Albania, Serbia, Kosovo, Bosnia y Herzegovina, Georgia, Ucrania, Moldavia, Noruega, Suiza, Islandia, Liechtenstein, Armenia, Azerbaiyán e Israel.

La verdad es que el proyecto de integración europea está acabado. Cualquier intento de imponerlo producirá una severa reacción. Por lo tanto, la ruptura con Rusia ha dado paso a un nuevo panorama geopolítico en Europa, en el que queda al descubierto el misterio de Bruselas respecto a la expansión de la UE. La CPE no es más que una estratagema francesa disfrazada para frenar la adhesión real a la UE de los países de Europa del Este y los Balcanes.

La cumbre de la CPE en el Castillo de Praga, solo sirve para poner de manifiesto que este es un momento kafkiano en la política europea. Esto debe ser la venganza de Ucrania contra Europa por haber organizado, en 2014, un golpe de estado tan cínico y violento para cortar su cordón umbilical con Rusia.




Publicado por La Cuna del Sol

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