Rusia decide destruir Westfalia para afirmar sus derechos existenciales soberanos, pues ya el ordenamiento westfaliano fue roto por otros actores (sin lidiar consecuencias) para amenazar los derechos de Rusia. El fin de la Soberanía de Westfalia, al menos en Ucrania y por mano rusa, es el cenit de un resquebrajamiento acumulado.
RUSIA PONE FIN A LA
SOBERANÍA DE
WESTFALIA
Franco Vielma
Misión Verdad
Mediante referéndums efectuados en días recientes, las otrora regiones
ucranianas de Lugansk, Donetsk, Zaporizhie y Jersón, aprobaron de manera
abrumadora su adhesión a la Federación de Rusia. Seguidamente, la ratificación
se ha formalizado por firma del presidente Vladímir Putin.
Rusia gana para sí unos 100 mil km2 y unos 9 millones de
ciudadanos, de los cuales unos 3 millones ya estaban en suelo ruso en condición
de refugiados desde el mes de febrero.
Las aristas históricas sobre la mayoría rusoparlante, rusoétnica o
rusocultural en el este ucraniano son intrincadas; para muchos de ellos, su
territorio quedó en el lugar equivocado de la frontera desde 1991, cuando
Ucrania se formó como el país que hoy conocemos. Pero ha sido el golpe del
Maidán, la guerra contra el Dombás y el genocidio sistemático a manos de Kiev
el que definitivamente empujó a la mayoría de la población en esos territorios
a "irse" (o para ellos, "volver") a los brazos de la
"Madre Rusia".
Para Rusia, la adhesión es un hecho y no tiene enmienda ni vuelta atrás.
Luego de ocho años de la adhesión de Crimea y la guerra de Kiev contra las
regiones de Donetsk y Lugansk, cualquier posibilidad de distensión fundada
sobre la "integridad territorial" de Ucrania queda hoy por defecto
descartada.
Los eventos desde febrero mediante la Operación Especial Militar (OEM) de
Rusia en Ucrania han evolucionado enormemente desde su punto de partida hasta
el presente. Las altas posibilidades de un fin de las hostilidades en el corto
plazo se esfumaron durante la primeras semanas de marzo cuando la Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se involucró en la refriega, creando
todas las condiciones para una guerra de largo aliento. Kiev no cedió; Moscú,
en consecuencia, tampoco.
Por lo tanto, la respuesta de Moscú al consolidar la adhesión sigue la
misma línea de eventos que Kiev ha propiciado desde hace ocho años.
La incorporación a Rusia de las nuevas cuatro regiones, desde un ángulo
puramente normativo, socava plenamente la "integridad
territorial" de Ucrania. El entrecomillado anterior no es accesorio, pues
el asunto de fondo en la actuación de Rusia consiste precisamente en que, desde
antes de febrero pasado, tal concepto de "integralidad", tratándose
de Ucrania, es algo en entredicho.
Las afirmaciones de que "el mundo está cambiando" por la OEM en
Ucrania son multidireccionales, como ciertas en la mayoría de los casos. Tanto
que, desde el ángulo ruso, esta Operación ya dejará de serlo en tierras
extranjeras y ahora será un marco de actuaciones en lo que ahora consideran su
territorio. El cambio por decreto de la naturaleza de los eventos ejemplifica
la estela de otros cambios que estos eventos introducen en el ordenamiento
mundial.
Concretamente, estas enmiendas pasan por el desmantelamiento de Rusia, de
algunos conceptos claves que Occidente impuso y que la humanidad ha refrendado.
LA SOBERANÍA DE WESTFALIA
La Carta de Naciones Unidas sigue siendo, al menos desde un plano
normativo, la máxima norma internacional. Ella refiere en el Artículo 2 numeral 4° que "los Miembros
de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de
recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o
la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma
incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas".
Este artículo, que define parte de la naturaleza y fines de la organización, refiere los conceptos de integridad territorial e independencia política de manera inseparable, pues ambos son claves en la definición de "soberanía" como constructo político.
La Carta de Naciones Unidas es resultado de un proceso histórico muy
anterior a la Comunidad de Naciones. Sus conceptos clave, como soberanía,
autodeterminación, integridad territorial, comprenden otros antecedentes. Su
hito fundamental es la llamada Paz de Westfalia y al concepto que de allí
emana, el de Soberanía de Westfalia.
La Paz de Westfalia (nombre que se le otorga por la ciudad alemana homónima
donde se celebró) fue un proceso en el que el Tratado de Münster y el Tratado
de Osnabrück fueron refrendados y con los cuales finalizaron las guerras
de los Treinta Años en Alemania y la guerra de los Ochenta Años entre Países
Bajos y España, respectivamente. Estos tratados fueron firmados en 1648 por las
partes, creando un precedente importantísimo de la diplomacia europea.
La Paz de Westfalia se desarrolla a 100 años del fin de la Edad Media y el
fin de las Ciudades-Estado, cuando concurre el surgimiento de los
Estados-Nación como concepto moderno. Desde ello, toma forma el concepto de
Soberanía de Westfalia por sentar las bases de la "soberanía"
tal como hoy la entendemos.
De esta manera se convierte en un referente fundacional del derecho
contemporáneo, partiendo del principio de que cada Estado guarda el derecho
exclusivo de ejercer la soberanía en su territorio. Léase bien esa frase.
El mundo adquirió las fronteras modernas y el principio de la Soberanía de
Westfalia evolucionó hasta las categorías y normas actuales, en ese andamiaje
que siempre llamamos como "derecho internacional".
Para Georg
Jellinek, uno de los baluartes del derecho del
siglo XIX, "la soberanía es en su origen histórico una concepción
política, que solo más tarde se ha condensado en una de índole jurídica. No se
ha descubierto este concepto en el gabinete de sabios extraños al mundo, sino
que debe su existencia a fuerzas muy profundas, cuyas luchas forman el
contenido de siglos enteros". En otras palabras, es un constructo
histórico signado por las realidades de su tiempo político.
En segundo término, "la soberanía no es una cualidad inherente a la
calidad de Estado, ya que se trata de un atributo jurídico que éstos se
conceden y reconocen recíprocamente", refiere
Heber Arbuet Viguali,
catedrático uruguayo.
"La soberanía es una categoría histórica que
surge a través de las luchas de los Estados para afirmar su existencia y así
como se adquiere y se conserva, también puede perderse".
La anexión a Rusia de las regiones del este de Ucrania claramente
contraviene el ordenamiento internacional por deshacer de facto los conceptos
de soberanía e "integridad territorial" como cuestiones normativas.
Pero la discusión de fondo no es precisamente esa. Al menos es la parte de
la discusión a la que Occidente nos quiere reducir.
RUSIA DESHACE EL MUNDO DE WESTFALIA
Rusia entró en una nueva era de su política exterior, llamémosla "destrucción
constructiva" de sus relaciones
con Occidente, lo cual implica una ruptura y modificación de sus vínculos no
solo con los países atlantistas, sino también por defecto con
los del Eje Euroasiático.
Este giro frente al mundo se explica por las amenazas existenciales contra
Rusia a cargo de la expansión de la OTAN a sus fronteras, que se ha generado
tanto por la adhesión de países a la OTAN, como por otras iniciativas de
factura estadounidense, como el programa
"Star Wars" de colocación de misiles estratégicos alrededor de Rusia desde la era
Reagan.
Desde su condición de potencia soviética y ahora como Federación, Rusia ha
visto amenazada la distancia estratégica que había acordado con Occidente en
varios episodios de la historia reciente. Concretamente:
- En 1987,
los soviéticos y occidentales firmaron el Tratado de Fuerzas Nucleares de
Rango Intermedio (INF) que regula la colocación de armas estratégicas de
alcance medio en las cercanías de las potencias. Este tratado fue clave en
la disuasión y distancia nuclear y cimentó la paz por décadas. En 2019
Estados Unidos se retiró unilateralmente
del tratado, socavando la posibilidad de tener que discutir con Rusia la
colocación de ese tipo de armamento en cualquier país de la OTAN.
- En 1997,
se firmó el "Acta Fundacional sobre las Relaciones Mutuas de
Cooperación y Seguridad entre la OTAN y Rusia". Un acuerdo
considerado en su momento "sin ganadores ni perdedores". Este documento fue el acuerdo matriz sobre
las fronteras militares y las distancias estratégicas entre Rusia y
Occidente, que a la luz de los hechos, fue desarticulado por Occidente
con la incorporación de nuevos países a la Alianza Atlántica, especialmente
los países bálticos fronterizos con Rusia, Estonia, Letonia y Lituania en
2004.
- En 1994,
es firmado el memorándum de Budapest. En este acuerdo, Ucrania renunció al
arsenal nuclear heredado por la Unión Soviética. Este acuerdo también
fue firmado por los occidentales. Sin embargo, el actual presidente
ucraniano Volodymir Zelenski asomó la posibilidad de "quemarlo" y que Ucrania saliera
unilateralmente del documento, considerando la adquisición de armas
nucleares. Conviene agregar que esto transcurrió en medio del proceso de
solicitud de adhesión de Ucrania a la OTAN.
El "orden basado en reglas" que Occidente
impuso claramente ha sido transgredido por ellos a lo largo de los años,
no solo violentando el derecho internacional e incumpliendo de manera
deliberada acuerdos vinculantes. En realidad, la creación de un cerco militar
contra Rusia es una clara amenaza a la existencia de Rusia y su condición de
potencia nuclear.
¿Tiene sentido para los rusos seguirse apegando a letra muerta? ¿Cuál es el
marco de correspondencia al cual deben atender los rusos para seguir en el
carril de la norma internacional si su contraparte la ha deshecho?
Volviendo a Ucrania, para los rusos, luego del golpe de Maidán (o
Euromaidán) en 2014, ocurrió una inflexión en la política de ese país. Su
estructura de poder interna quedó delimitada a los designios de un ala neonazi
de la derecha, pero más grave aún, el país comenzó a ser objeto de un control
en su política exterior por parte de los atlantistas.
El nivel de participación de la OTAN fue sumamente claro en la guerra
contra la región del Dombás, que ha sido la guerra de un Estado contra una
población civil y la guerra más peligrosa en el este de Europa desde las
guerras de los Balcanes. En otras palabras, para los rusos, desde 2014 existió
una total ausencia del derecho internacional y Ucrania, lejos de recibir alguna
sanción, por el contrario recibió apoyo militar occidental aunque en escalas
muy reducidas. Los propios rusos son constancia de la violación a las
"reglas" al ser objeto de sanciones desde 2014, fuera del margen
del Consejo de Seguridad de la ONU, que es la única instancia en el mundo
facultada para ello.
Estos eventos eran progresivos a una adhesión de Ucrania a la OTAN, que en
términos prácticos implica confinar al país eslavo a ser una gran base militar,
un portaaviones del despliegue de Occidente a las fronteras de Rusia y a las
cercanías de Moscú, mientras Rusia era debilitada por las medidas económicas
coercitivas que Occidente impuso en 2014.
Mediante este acumulado, para los rusos el gobierno de Kiev perdió el uso
de sus facultades como Estado soberano de maneras claras, es decir, acuden a la
interpretación de raíz de la Soberanía de Westfalia, dándola como inexistente
en tiempo presente.
Para los rusos, Ucrania dejó de ejercer sus facultades como actor exclusivo
en el ejercicio de su poder político, su política exterior y su
seguridad al pretender concesionar o entregar su territorio a poderes de
facto de origen extranjero.
La soberanía, retomando a Jellinek según Viguali, es inherente a la propia
libertad de un país de ejercerla mediante autodeterminación. "Si un Estado
soberano pierde este atributo, al no poder conducir sus relaciones exteriores
dejará de ser un actor de la política internacional y un sujeto del Derecho
Internacional, porque no será ya independiente", agrega Viguali.
La soberanía puede perderse de hecho, cuando otro Estado o poder superior
condiciona y pone bajo el dominio político al Estado hasta entonces soberano, o
puede perderse jurídicamente cuando éste, por una decisión soberana renuncia a
su soberanía, se integra en un conjunto mayor y renuncia también a sus propios
derechos existenciales.
En términos de hecho y desde el ángulo ruso, Ucrania perdió las facultades
de autodeterminación de manera vertiginosa desde 2014, con la peligrosidad de
que dicho país, sin una adhesión formal a la OTAN, en los hechos ya estaba
repleta de infraestructura y armamento de la OTAN desde antes de febrero de
este año.
La soberanía es un ejercicio de poder, y tal como lo propone
Michel Foucault, el poder no es una propiedad, es una
estrategia, el poder no es algo que se posee sino algo que se ejerce.
Desde el advenimiento de la OEM, Rusia intervino en el este de Ucrania y se
acercó a Kiev de manera contundente e instando una rendición de sus altos
mandos en el corto plazo. La propia composición militar de Ucrania sugería que
su resistencia solo sería posible por unas cuantas semanas. Pero el rol de la
OTAN pasó a ser clave, propiciando una guerra de largo aliento.
Básicamente, Ucrania se convirtió en un campo de batalla de
los países de la OTAN en una guerra contra Rusia. Si nos apegamos al derecho, la llamada
"ayuda militar" a Ucrania existe puramente en términos informales. No
hay un solo documento de seguridad colectiva y colaboración militar que
justifique que la OTAN mantenga armas, instructores y financiamiento militar en
Ucrania. La participación de la OTAN es pura informalidad, pero en los hechos
tiene un impacto indiscutido en la demolición de Ucrania, en el alargue de la
guerra, el aumento de los costos humanos y materiales y en el desgaste
de Rusia, que es el fin último de la OTAN.
El solo hecho de que Rusia tenga que lidiar una negociación sobre
Ucrania, con líderes no ucranios, o más bien occidentales, deja de manera clara
que el país eslavo no ejerce su soberanía. Esta guerra podría terminar si tan
solo Putin acuerda con Biden para que este proponga los términos sobre el
destino de Ucrania.
En suma y acorde a los hechos, no fue primeramente Rusia quien avasalló la
soberanía de Ucrania no ejercida por los ucranianos, fue
Occidente mediante el escalonado rompimiento a su beneficio del
"orden basado en reglas" y mediante la demostrada captura de Ucrania
a sus designios, desde 2014 y en el presente.
El este de Ucrania pasa a ser un "espacio cautivo", el
desarrollo de la guerra separatista de las repúblicas autoproclamadas en Dombás
no fue más que el resultado de la dilución de los componentes básicos de un
Estado consolidado. Ucrania desde sí misma perdió el atributo de
"integralidad".
Por defecto y por los antecedentes acumulados, Ucrania pierde componentes
claves de independencia política e integridad territorial. Acorde a Viguali,
Ucrania no afirmó su existencia y, por ende, la perdió. No existe tal
"soberanía ucraniana" a los cuales los rusos debían atenerse y,
además, no por el uso de la fuerza pero sí por la amenaza, Ucrania violentó el
Artículo 2 Numeral 4° de la Carta de la ONU; el mismo artículo que Rusia está
violentando ahora.
Rusia decide destruir Westfalia para afirmar sus derechos
existenciales soberanos, pues ya el ordenamiento westfaliano fue roto por otros
actores (sin lidiar consecuencias) para amenazar los derechos de Rusia. El fin
de la Soberanía de Westfalia, al menos en Ucrania y por mano rusa, es el cenit
de un resquebrajamiento acumulado.
Este conflicto que inició en 2014 ha evolucionado a categorías superiores,
incluso creando una enmienda de hecho en el ordenamiento internacional. No es
nada exagerado cuando Putin asevera que estos eventos están
cambiando al mundo.
Esta sentencia es tácita de que un mundo pluripolar o pluricéntrico solo
puede proponer un modelo disruptivo de relaciones internacionales dejando atrás
el "orden basado en reglas" que Occidente impuso, pero que solo
acatan si es en su beneficio. El orden debe cambiar a favor de un nuevo modelo
de relaciones, hecho a medida por las aspiraciones del Sur Global.
El rol de las potencias emergentes pasará a ser crucial en la construcción
de un nuevo andamiaje político, pero solo luego de la difícil reconfiguración
del mundo, si es que la humanidad sobrevive a la Tercera Guerra Mundial que
Estados Unidos y sus socios atlantistas están fabricando justo ahora en una
desesperada carrera para detener el fin de su inexorable hegemonía.
Publicado por La Cuna del Sol
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