Las amenazas de Estados
Unidos y la últimas sanciones económicas
emitidas por la UE y también Canadá en momentos en que se está en una fase muy
crítica en la implementación de los acuerdos de Minsk, pone al desnudo las
verdaderas intenciones y lo que significa negociar para gente como los lideres
norteamericanos y europeos.
ESTADOS UNIDOS Y SUS ALIADOS
EUROPEOS NO ESTÁN
INTERESADOS EN NEGOCIACIONES
DE PAZ EN UCRANIA
Antes del último acuerdo de cese al fuego alcanzado en Minsk, Bielorrusia,
muchas especulaciones circularon sobre la posibilidad de que tanto Alemania
como Francia estuvieran en un serio desacuerdo
con los Estados Unidos en relación al manejo que este último está haciendo del
conflicto en Ucrania y su enfrentamiento con Rusia. También se decía que el
anuncio de la administración de Obama en el sentido de estar contemplando
enviar armamento “defensivo” a Ucrania para enfrentar la agresión rusa y el
riesgo de una escalada del conflicto en el sudeste de ucraniano, al parecer
influyó en la decisión de Merkel y Hollande de viajar apresuradamente a Kiev y
Moscú. Es comprensible que los europeos quieran evitar las graves consecuencias
de una guerra total en su espacio territorial, pero a la vez es improbable que
después de aliarse desde un principio con los EE.UU en su campaña de agresión
contra Rusia (incluso a un precio muy elevado para sus propios intereses), en
este momento cuando las cosas han llegado a un punto muy candente (o quizás de no
retorno) hayan decidido actuar independientemente, fuera de la órbita de las
presiones de Washington, con el fin de negociar directamente con Vladimir Putin
los términos de un cese al fuego.
En Moscú, a puertas cerradas y por espacio de cinco horas se reunieron
Putin, Merkel y Hollande. Extrañamente ningún representante de Estados Unidos estuvo
presente, lo que le puso un velo de misterio a la reunión, ya que siendo el
principal instigador del conflicto, su no presencia desde ya se constituía en
un elemento perturbador. O bien era una manifestación de su desinterés en las
negociaciones, o las mismas iban a tener que realizarse de acuerdo a un esquema determinado de
antemano por Washington. Es muy probable que Merkel y Hollande, a instancias de
Washington, solo hayan jugado el papel de mediadores ante Putin, lo que en
definitiva echaría por tierra la teoría de una iniciativa propia de los
europeos.
Revivir los acuerdos de Minsk de septiembre 2014, y forzar a Rusia a
implementar todos los puntos acordados ha sido una de las exigencias del
gobierno de Obama para levantar parcialmente las sanciones impuestas a Rusia.
Esta es la misma posición que sostiene la canciller de Alemania y el presidente
de Francia. En realidad esos acuerdos nunca fueron respetados por la junta de
Kiev, que estando bajo el total control de Washington y contando con el
explícito apoyo europeo, ha seguido al pie de la letra las instrucciones de seguir
con su llamada operación antiterrorista contra las regiones separatistas,
bombardeando constantemente no solo las posiciones de las milicias sino también
los centros de población civil en donde la destrucción y el número de muertos
ha aumentado dramáticamente (según la inteligencia alemana el número de muertes
asciende a 50,000, diez veces la cifra dada a conocer por la junta de Kiev).
Claro que el culpable, el responsable, el malo de la película seguirá siendo
Rusia y el presidente Putin, como quedó demostrado en la reciente Conferencia
de Seguridad de Munich donde el canciller Lavrov fue literalmente abucheado por
periodistas europeos con posiciones claramente sesgadas en favor de la
narrativa de, “Rusia el agresor”, propagada por los políticos y toda la prensa
occidental.
Después de la reunión a puertas cerradas con Putin, la Sra. Merkel se
reunió el 8 de febreo con el primer ministro ucraniano (designado de
Washington) Arseny Yatsenyuk a quien le enfatizó que Rusia tiene que cumplir
con la implementación en su totalidad de los acuerdos, de lo contrario, no se
levantaran las sanciones económicas. Esto dice mucho sobre la “misión
pacificadora” de la premier alemana ya que en esencia es la misma postura
expresada por el gobierno de Obama dictando los términos de un acuerdo que
Rusia debe cumplir sin atenuantes de lo contrario las consecuencias serán más
graves.
Luego la señora Angela Merkel se desplazó hacia Washington, para entre
otras cosas, poner al día al presidente Obama sobre los pormenores de lo
discutido con Putin. En conferencia de prensa en la Casa Blanca, Merkel dejó
saber su oposición al envió de ayuda militar a Ucrania, pero enfatizó que
Europa y los EE.UU estaban unidos en su apoyo al régimen de Kiev. Por su parte
Obama dejó en claro que si la diplomacia fracasaba otras medidas, entre ellas,
la posibilidad del envío de armas letales defensivas era una de las opciones
que se estaban examinando con el fin de cambiar el cálculo político del Sr.
Putin. Luego enfatizó que la decisión todavía no ha sido tomada.
Lo expresado por la señora Merkel despejó cualquier duda sobre un serio
desacuerdo con los EE.UU en relación al conflicto en Ucrania, su visita dejó en
claro que las cosas no han cambiado, aunque como dijo ella misma, existan
algunas diferencias sobre ciertas cuestiones. Esas diferencias, señaló Obama, “son
de tácticas, pero en lo fundamental ambos estamos de acuerdo en cuanto a la
estrategia y el objetivo”. Alemania le apuesta a la guerra económica, mientras
que EE.UU a gran distancia de la zona de conflicto, está enfocado en el
escalamiento de la campaña militar a cargo de Kiev, pero ambos concurren en que
la meta final es la capitulación de Putin.
Los recién finalizados acuerdos de Minsk que en efecto son una reedición de
los acuerdos firmados en septiembre de 2014, no son en sí mismos una garantía (como no fueron los anteriores) para lograr un
cese al fuego duradero que abra el camino para la implementación de los demás
puntos acordados. La actual situación militar en el Dombas donde la fuerzas de
defensa de Kiev han sido ampliamente derrotadas por las milicias rebeldes
prorusas, las actitudes fuertemente antirusas en la Rada de Kiev y la no
participación de los EE.UU en las negociaciones de Minsk, son factores que
dificultaran la implementación satisfactoria de todo lo acordado en la capital
bielorrusa. A todo esto habría que agregarle la férrea oposición de los
neoconservadores estadounidenses que están furiosos con los acuerdos los que
califican de una capitulación ante Putin comparable a la traición de Munich en 1939.
Aunque la presión para poner en práctica todo lo acordado recaiga
fundamentalmente en Kiev, y no en Rusia como engañosamente lo quieren hacer ver
los políticos y la prensa de occidente, la no participación de EE.UU constituye
por sí solo un elemento desestabilizador que puede dar al traste con todo, pues
el no haber participado directamente, ni haber firmado nada, le deja con las
manos libres para seguir agregándole leña al fuego, como el anunciado envió de
“asesores militares” el mes que viene y las amenazas del envió de armas a Kiev,
si Rusia, no cumple con la implementación de los acuerdos. Estas actitudes
belicosas de EE.UU junto a las declaraciones de Merkel, Hollande y Cameron en
el sentido de poner todo el peso de la responsabilidad en Rusia, olvidando que ellos
como cómplices directos en el inicio y agravamiento del conflicto tienen mucha más
responsabilidad, contradicen el espíritu de lo pactado en Minsk.
A estas alturas del conflicto cuando las posiciones se han endurecido
demasiado, es muy difícil predecir el resultado final de lo pactado en los
acuerdos. Sin embargo, si el pasado nos sirve como antecedente las
probabilidades de un fracaso son muy grandes. Se necesitará un nivel de compromiso
y de voluntad muy elevado, sobre todo de Kiev, EE.UU y la UE, que supere sus cínicas
maniobras y ambiciones de someter a Rusia que ha sido hasta ahora la única
parte que en realidad ha propuesto una solución negociada al conflicto que ya
ha causado bastante destrucción material y miles de muertos y refugiados entre
la población civil del Dombas. De no ser así todo lo negociado en Minsk no
pasará de ser una burda maniobra teatral
montada con la intención de crear la impresión de su buena disposición al
dialogo, cuando lo que buscan en realidad es aumentar los niveles de
confrontación con un rival al que hipócritamente tachan de estar ausente de la
realidad y empeñado en restablecer por medio de la fuerza bruta, esferas de
influencia que son cosas del pasado.
Rusia, es necesario recalcarlo, ha sido a lo largo de todo el conflicto la
única parte que ha propuesto mecanismos sensatos para encontrarle una solución
negociada a la guerra civil en el Dombas, sin embargo, los EE.UU y la UE, los
verdaderos instigadores de todo, nunca han demostrado estar interesados en un compromiso serio para
resolver la crisis en Ucrania y en su lugar se han dedicado a proferir cada vez
más amenazas, declarar más sanciones y apoyar a la junta de Kiev en su violenta
y destructiva campaña para acabar con la resistencia en Donetsk y Lugansk. Las
últimas sanciones económicas emitidas por la UE y también Canadá en momentos en
que se está en una fase muy crítica en la implementación de los acuerdos de
Minsk, pone al desnudo las verdaderas intenciones y lo que significa negociar
para gente como la canciller alemana y el presidente francés.
Comentando sobre las reacciones negativas que lo pactado en Minsk ha
provocado de parte de los políticos y los medios de prensa liberales y conservadores
de los EE.UU, Edward Lozansky y Martin Stieff
escriben, “que son entendibles ya que
todo el desastre en Ucrania fue fraguado para
cumplir con el objetivo final de debilitar geopolíticamente a Rusia y
deshacerse de Putin bajo el noble lema de la difusión de la libertad y la
democracia. Hasta ahora este objetivo dista de ser un logro, entonces ¿por qué darle
una oportunidad a la paz?”.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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