A lo largo de la sociedad
esclavista, del feudalismo, del colonialismo y del capitalismo moderno, los
amos han ido cambiando, pero el objetivo sigue siendo el mismo: asegurar la
sumisión de los pobres ante la injusticia y la explotación. Y la Madre Teresa ha
sido uno de los títeres más serviles de los ricos y de los poderosos –ella ha
sido una agente de los mercaderes del templo. Jesucristo dijo que es más fácil
que un camello pueda pasar por el ojo de una aguja, a que un rico pueda entrar
en el cielo. Solo podemos imaginar que lo mismo se aplica para los traficantes
y predicadores de los ricos. Los marxistas no creemos en el cielo –pero si el
cielo existiera, estamos seguros de que la Madre Teresa no sería admitida en
él.
“SANTA” TERESA DE CALCUTA:
UNA TÍTERE FANÁTICA
DE LA CLASE DOMINANTE
Por Arturo Rodríguez
La Madre Teresa (1910-1997) ha sido beatificada por el Papa Francisco I,
después de una serie de milagros que fueron sacados de los registros
actualizados de toda su vida provenientes de sus clínicas para los pobres en la
India y donde el papel de la medicina moderna estaba convenientemente escondido
debajo de la alfombra. Estos años de crisis y revolución han sido un periodo de
escasez para la Iglesia Católica, la cual se ve forzada a producir una serie de
santos para mantener su atractivo.
De hecho, el negocio de hacer santos está prosperando en estos días (en
tres años Francisco ha canonizado a 29 santos). El papa Francisco también ha
sido cuidadoso para cubrir con un barniz la jerarquía de la Iglesia Católica y
su cementerio de santos con un brillo de justicia social. Francisco ha
intentado pintar a su más reciente santa como una amiga de los pobres, una
mujer que “hizo oír su voz ante los poderosos de este mundo, para que pudieran
reconocer su culpabilidad por el crimen de la pobreza que ellos crearon”. La verdad; sin embargo, está muy lejos de las
adulaciones de Francisco a esta “santa de las cloacas”.
Una entusiasta de la pobreza
y del sufrimiento
La Madre Teresa nació en Skopje en 1910, en una familia albanesa, como
Anjezë Gonxhe Bojaxhiu. Tomó sus votos religiosos a una edad temprana y se
trasladó a la India para unirse a la obra misionera de la Iglesia Católica.
Aparentemente, afligida por la miseria a la que se enfrentaban las masas
indias, en 1950 creó su propia casa de caridad, las Misioneras de la Caridad, y
comenzó a dar tratamiento médico a los moribundos pobres de Calcuta. Pronto
comenzó a ser venerada como una amiga misericordiosa de los desfavorecidos, con
la ayuda del periodista reaccionario de la BBC Malcolm Muggeridge, quien hizo
mucho para promulgar sus milagros. Sin embargo, ella no era una amiga de los
pobres sino una apologista de la pobreza. Ella decía: “Yo creo que es muy
hermoso para los pobres aceptar su destino, para compartirlo con la pasión de
Cristo. Creo que se le ayuda mucho al mundo con el sufrimiento de los pobres”.
Sus “clínicas” hicieron mucho para promover ese sufrimiento. Prestigiosas
revistas médicas, como The Lancet, han informado que, a pesar de la generosa
financiación de la fundación Teresa, estos centros eran (y son) caracterizados
por su precariedad, por la negligencia de las normas de higiene básicas, por el
hacinamiento, por el desconocimiento de los protocolos médicos modernos y por un
personal de baja cualificación.
Estas enfermerías nauseabundas no estaban destinadas a curar a los pobres.
Muchos entraban a estos centros con problemas menores y salían muertos. Estos
eran lugares donde los pobres eran traídos a morir, incapaces de pagar por algo
más fuera de la podredumbre del capitalismo indio. Ellos también recibían,
¡pobres infelices!, su respectiva dosis de proselitismo católico. Pero estas
clínicas ni siquiera aliviaban el dolor de los moribundos. Para la Madre Teresa
el dolor era una recompensa celestial, “el más hermoso regalo para una persona
es que pueda participar de los sufrimientos de Cristo”. En efecto era ¡un
“hermoso” regalo! Una vez le dijo a un paciente de cáncer angustiado: “Usted
sabe que este terrible dolor solo es el beso de Jesús”. Pero la misma Teresa no
practicaba lo que ella predicaba. Ella recibía su tratamiento médico en caras
clínicas privadas de California y Roma.
La madre Teresa, al pertenecer a la extrema derecha de la jerarquía
católica, se opuso firmemente al aborto, al matrimonio homosexual y al
divorcio. En el discurso pronunciado después de recibir el premio Nobel de la
Paz, se refirió célebremente al aborto como “la más grande amenaza para la paz
mundial”. Parece que la única vez que ella realmente se preocupó por la vida
era cuando estaba en el útero. Después de eso la gente era animada a morir en
la miseria y el sufrimiento. Al recibir un premio de la Organización Mundial de
la Salud, se refirió al SIDA como una “justa retribución por la inapropiada conducta
sexual”.
Una amiga de asesinos y
dictadores
La filosofía de la Madre Teresa, la cual pedía a los pobres aceptar
pasivamente su destino, era extremadamente útil para que los ricos y los
poderosos mantuvieran a los oprimidos en cadenas. ¿Qué podría ser mejor que
enseñar a los explotados a abrazar su suerte con la esperanza de una vida mejor
en el más allá, sin cuestionar la injusticia terrenal, y sin demandar un
tratamiento adecuado cuando enfermaban, sino solamente buscar caridad en centro
de cuidados que estaba en precarias condiciones y hacinamiento? En 1983, la
planta de la multinacional estadounidense Union Carbide en la India explotó,
causando terribles muertes y heridas en muchos otros. Esto fue claramente
provocado por la política de la empresa de ahorrar dinero con las medidas de
seguridad. El comentario de la Madre Teresa fue: “Esto pudo haber sido un
accidente, es como un fuego que pudo estallar en cualquier lugar. Es por eso
que es importante perdonar. El perdón nos ofrece un corazón limpio y la gente
será cien veces mejor después de darlo”. Así que en lugar de organizarse para
luchar contra la Union Carbide las víctimas de este terrible crimen del
capitalismo debían simplemente aceptar su suerte.
No es sorprendente que la Madre Teresa se haya hecho amiga de uno de los
dictadores más salvajes del mundo y haya recibido donaciones lujosas de todo
tipo de mafiosos y oligarcas. En 1981, viajó a Haití para ser galardonada con
la “Legión de Honor”, por el corrupto y brutal dictador Jean-Claude “Baby Doc”
Duvalier. Durante su visita, Teresa remarcó que ella “nunca había visto a la
gente pobre mostrarse tan familiar con su jefe de Estado”. Este jefe de Estado,
tan familiar con su pueblo, seria derrocado cinco años después en una
insurrección popular. Ella también recibió donaciones, títulos y ovaciones de
la talla de Ronald Reagan, quien en ese tiempo estaba realizando prácticas de
complicidad en los asesinatos de sacerdotes católicos socialistas en El
Salvador, o la junta militar de Guatemala. Cuando Teresa visitó Guatemala en
1979, la dictadura estaba llevando a cabo una campaña salvaje de
contrainsurgencia contra las guerrillas comunistas y de genocidio contra la
población indígena. Cuando se le interrogó sobre su visita, su único comentario
fue que “todo parecía tranquilo en los lugares a los que fuimos. Yo no
me involucro en ese tipo de política”.
Teresa también recibió enormes donaciones de mafiosos y ladrones como el
archiconservador financiero y asesor de Nixon: Charles Keating, involucrado en un
gran escándalo de fraude. Teresa intercedió en su favor ante el juez de
California que lo enjuiciaba, refiriéndose a este estafador como “amable y
generoso ante los pobres de Dios”, y predicó al juez acerca de las virtudes del
perdón. El fiscal del caso decidió enviar a Teresa una carta pidiéndole
devolver el dinero que le había donado Keating, pero fue en vano. En efecto, la
caridad de la madre Teresa era notoriamente opaca. Las solicitudes de los
periodistas para acceder a los libros contables de la organización son
constantemente denegadas. Uno solo puede preguntarse a dónde va a parar el
dinero de esta caridad (la decima más rica de la India) seguramente no a la
mejora de sus desmejoradas clínicas.
La jerarquía de la iglesia y
la clase dominante
¿Por qué los apologistas de la pobreza y la explotación, como la Madre
Teresa, son canonizados, mientras los verdaderos cristianos luchadores por la
justicia y la igualdad, como Hugo Chávez contra quien la Iglesia Católica
mantenía un conflicto permanente y conspiraba en su contra, o el arzobispo
Oscar Romero (asesinado por mercenarios de Ronald Reagan), o Jean-Bertrand
Aristide (cuyo gobierno el Vaticano no reconoció), son despreciados o
rechazados por las autoridades de la Iglesia? El intento por parte de Francisco
de pintar a la Madre Teresa, quién era una fundamentalista sádica, como una
defensora de la justicia social es cínico e hipócrita. Pero, de nuevo, el propio Francisco tiene un
oscuro pasado al combatir a los sacerdotes de izquierda de la Teología de la
Liberación y de complicidad con la viciosa dictadura de Videla en Argentina. La
demagogia de Francisco sólo refleja la presión hirviente desde abajo, a medida
que las bases cat´licas quedan expuestas a la actual ola de radicalización y de
fermento revolucionario, y pierde la fe en las corruptas autoridades de la
Iglesia.
Jesucristo expulsó a los mercaderes del templo –pero ellos pronto se
colaron por la puerta de atrás. Desde hace siglos, la jerarquía de la iglesia
católica ha sido deliberadamente aliada de la clase dominante, dando una
justificación ideológica a la miseria de las masas y a los privilegios de las
élites –recibiendo una retribución generosa a cambio de sus servicios. A lo
largo de la sociedad esclavista, del feudalismo, del colonialismo y del
capitalismo moderno, los amos han ido cambiando, pero el objetivo sigue siendo
el mismo: asegurar la sumisión de los pobres ante la injusticia y la
explotación. Y la Madre Teresa ha sido uno de los títeres más serviles de los
ricos y de los poderosos –ella ha sido una agente de los mercaderes del templo.
Jesucristo dijo que es más fácil que un camello pueda pasar por el ojo de una
aguja, a que un rico pueda entrar en el cielo. Solo podemos imaginar que lo
mismo se aplica para los traficantes y predicadores de los ricos. Los marxistas
no creemos en el cielo –pero si el cielo existiera, estamos seguros de que la
Madre Teresa no sería admitida en él.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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