lunes, 23 de julio de 2018

El mundial ha terminado pero el balón sigue rodando

El mundial ha finalizado, Francia merecidamente se alzó con la copa y Rusia se ganó la admiración y el respeto de todos; el balón mientras tanto sigue rodando, ya sea en el campo de Donald Trump que en Helsinki, en un gesto simbólico de gran relevancia lo recibió de Putin, o rumbo a Qatar que será el anfitrión de la Copa Mundial 2022, que por cierto ya empezó a ser promocionado en algunas de las grandes cadenas televisivas.


EL MUNDIAL HA TERMINADO PERO
EL BALÓN SIGUE RODANDO



El espectáculo de masas más grande del mundo, esta vez celebrado en Rusia ha llegado a su final con la coronación de Francia que por segunda vez se consagra como campeón mundial de futbol al derrotar en la final a una engrandecida selección de Croacia que pudo por algún momento soñar con la gloria reservada para los grandes del futbol. Fueron 30 días de espectáculo de un deporte que tiene la particularidad de atraer la atención de grandes multitudes de fanáticos en todo el mundo, pero que al mismo tiempo también tiene la particularidad de ser una de las más potentes armas de distracción masiva de la que disponen quienes controlan los hilos del poder y a quienes les conviene que la realidad, la dura realidad del diario vivir que imponen sobre los demás, sea escamoteada por la ilusión pasajera de un espectáculo deportivo que cautiva y genera cualquier cantidad de emociones pero que en lo fundamental sirve a los intereses de dominación de los estamentos del poder político y económico que quieren una masa ignara, dócil, manipulable, completamente desvinculada de la realidad, y que mejor que el futbol, el deporte más popular del mundo, para cumplir esa tarea.

Y mientras el balón rodaba sobre el césped de los espléndidos estadios rusos construidos con la más alta tecnología y que dejaban boquiabiertos a todos aquellos que ansiaban ver un fiasco producto de la corrupción promovida por Putin, muchas atrocidades, muchas barbaridades se cometían por todas partes de este convulsionado planeta que cada día parece estar más cerca de la hora cero debido al irreconciliable antagonismo de las elites mundiales que se disputan el control y la apropiación de todo aquello que sirva para saciar su insaciable apetito por la riqueza y el poder. Así por ejemplo y en pleno mundial, en medio de la algarabía y el suspenso que generaban las espectaculares jugadas, los goles, las atajadas de los arqueros y por supuesto el VAR y su tecnología de punta aplicada al futbol, el exterminio en Yemen y en Palestina seguían su curso normal, a Irán se le apretaban más la tuercas del embargo total, Siria ya destruida y dividida siguió sufriendo los ataques de la coalición antiterrorista occidental liderada por Estados Unidos, la Casa Blanca le declaraba la guerra económica a Pekín, mientras que toda la facción anti Trump y anti Putin en Washington intentaba sabotear la cumbre entre ambos mandatarios en Helsinki; la paz no es un buen negocio.

Pero el gran espectáculo futbolero mundial no se detuvo y el balón siguió rodando, y hasta en Estados Unidos donde el futbol es un deporte marginal pues a muchos norteamericanos el soccer les parece aburrido, se le daba amplia cobertura mediática; los bares no perdieron la oportunidad de hacer unos buenos dólares ofreciendo en pantallas gigantes el espectáculo a aquellos sedientos de futbol y cerveza. Sin duda, el futbol es un gran negocio que genera grandes beneficios económicos, tanto para aquellas empresas que lo han convertido en una mercancía que es consumida por ricos y pobres en todo el mundo, como para las mafias que dirigen el futbol y que se llenan los bolsillos con cada torneo que organizan. Sin embargo, una de las mayores firmas deportivas del mundo, y de las que más lucran con el espectáculo del futbol se negó a proporcionar calzado a la selección de Irán que participaba en el mundial, argumentado que como empresa estadounidense estaba obligada a acatar las disposiciones de Trump sobre el embargo económico impuesto a la República Islámica; una clara muestra que el futbol no está exento de las arbitrariedades de las políticas imperialistas y que los grandes negocios y el intervencionismo van de la mano.

Al final, hubo ganadores y perdedores. En el plano puramente futbolero, Francia con una selección en su mayoría con jugadores de ascendencia africana, extraídos de los banlieues o sea los guetos de las grandes ciudades francesas, se hizo con el campeonato a expensas de una extenuada Croacia a la que no le bastó la fuerza de su nacionalismo croata para vencer en la gran final. Bélgica e Inglaterra, ambas con selecciones donde destacaban jugadores con sangre africana, se consolaron con el tercer y cuarto puesto; después de todo el multiculturalismo,  en la actualidad bajo el feroz ataque de los ultranacionalistas en Europa, está resultando ser muy beneficioso para el futbol de estos países, si no vean el dominio que ejercieron sus combinados nacionales en el último mundial. Entre las sorpresas, quizás lo más destacado fue la actuación de la selección del país anfitrión, nadie daba un centavo por Rusia, a la que los llamados “expertos” del futbol catalogaban como la peor selección del torneo, pero en el futbol siempre existen la grandes sorpresas y Rusia en una memorable actuación dejo en el camino a la gran favorita España y estuvo a punto de hacer los mismo con la subcampeona Croacia; gran actuación la del combinado ruso merecedor de todos los elogios. Ahora, entre los grandes derrotados o aquellos que llegaron con la etiqueta de favoritos y fracasaron estruendosamente sobresale lo de Alemania, el campeón defensor que ni siquiera pudo sortear la etapa inicial y sufrió derrotas ante México y Corea del Sur, una verdadera vergüenza lo de los alemanes, como lo fue también lo de Argentina y España que aun contando con futbolistas estelares fueron un fracaso total. Decepcionante fue también lo de Brasil que aunque a ratos exhibió buen futbol no fue suficiente para validar su condición de gran favorito y tuvo que regresar a casa con la derrota en sus maletas; la gloria puede que este reservada para los grandes, siempre y cuando demuestren su grandeza en los grandes momentos.

En el plano político, Rusia y su presidente Vladimir Putin, han sido los grandes ganadores. Los mundiales de futbol son eventos con un trasfondo político, donde también se libran batallas políticas e ideológicas entre las grandes potencias, y este no ha sido la excepción. Rusia y su presidente han sido designados como los villanos del momento empeñados en socavar las democracias occidentales y el orden mundial establecido por ellas, razón por la cual deben ser contenidos y aislados para hacerles pagar su comportamiento agresivo. Fue a causa de esa rivalidad que ha persistido desde la llegada de Putin al poder que se llegó a amenazar a Rusia con quitarle el mundial por los supuestos sobornos rusos a la FIFA para que se le concediera la celebración del torneo. Inglaterra, pidió el boicot del mundial y se ofreció como la sede de un torneo alternativo, la desleal maniobra no fructificó, y la sede del mundial 2018 permaneció inamovible. Por supuesto que hubo más intentos por manchar el mundial y desprestigiar a Rusia, como el boicot diplomático de la ceremonia inaugural por parte del gobierno de la señora Theresa May que culpaba a Rusia de estar detrás del agente químico en el caso Skripal, que tensionó las relaciones entre Inglaterra y Rusia a niveles insospechados.

Al final, la ausencia de funcionarios o miembros de la realeza británica fue apenas evidente y no fue un obstáculo para que Rusia, el país anfitrión, y el presidente Vladimir Putin se lucieran ante el mundo celebrando de manera exitosa, sin contratiempos, una de las mejores copas del mundo en la historia de estos eventos, al grado que aquellos que de alguna manera esperaban que sus prejuicios, producto de la histeria anti rusa, se materializaran no tuvieron más que  elogiar la calidad del evento futbolístico que Rusia le brindó al mundo. El mundial ha finalizado, Francia merecidamente se alzó con la copa y Rusia se ganó la admiración y el respeto de todos; el balón mientras tanto sigue rodando, ya sea en el campo de Donald Trump que en Helsinki, en un gesto simbólico de gran relevancia lo recibió de Putin, o rumbo a Qatar que será el anfitrión de la Copa Mundial 2022, que por cierto ya empezó a ser promocionado en algunas de las grandes cadenas televisivas.  






Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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