El mundial ha finalizado,
Francia merecidamente se alzó con la copa y Rusia se ganó la admiración y el
respeto de todos; el balón mientras tanto sigue rodando, ya sea en el campo de
Donald Trump que en Helsinki, en un gesto simbólico de gran relevancia lo recibió
de Putin, o rumbo a Qatar que será el anfitrión de la Copa Mundial 2022, que
por cierto ya empezó a ser promocionado en algunas de las grandes cadenas
televisivas.
EL MUNDIAL HA TERMINADO PERO
EL BALÓN SIGUE RODANDO
El espectáculo de masas más grande del mundo, esta vez celebrado en Rusia
ha llegado a su final con la coronación de Francia que por segunda vez se
consagra como campeón mundial de futbol al derrotar en la final a una
engrandecida selección de Croacia que pudo por algún momento soñar con la
gloria reservada para los grandes del futbol. Fueron 30 días de espectáculo de
un deporte que tiene la particularidad de atraer la atención de grandes
multitudes de fanáticos en todo el mundo, pero que al mismo tiempo también
tiene la particularidad de ser una de las más potentes armas de distracción
masiva de la que disponen quienes controlan los hilos del poder y a quienes les
conviene que la realidad, la dura realidad del diario vivir que imponen sobre
los demás, sea escamoteada por la ilusión pasajera de un espectáculo deportivo
que cautiva y genera cualquier cantidad de emociones pero que en lo fundamental
sirve a los intereses de dominación de los estamentos del poder político y
económico que quieren una masa ignara, dócil, manipulable, completamente
desvinculada de la realidad, y que mejor que el futbol, el deporte más popular
del mundo, para cumplir esa tarea.
Y mientras el balón rodaba sobre el césped de los espléndidos estadios
rusos construidos con la más alta tecnología y que dejaban boquiabiertos a
todos aquellos que ansiaban ver un fiasco producto de la corrupción promovida
por Putin, muchas atrocidades, muchas barbaridades se cometían por todas partes
de este convulsionado planeta que cada día parece estar más cerca de la hora
cero debido al irreconciliable antagonismo de las elites mundiales que se
disputan el control y la apropiación de todo aquello que sirva para saciar su
insaciable apetito por la riqueza y el poder. Así por ejemplo y en pleno
mundial, en medio de la algarabía y el suspenso que generaban las
espectaculares jugadas, los goles, las atajadas de los arqueros y por supuesto el
VAR y su tecnología de punta aplicada al futbol, el exterminio en Yemen y en
Palestina seguían su curso normal, a Irán se le apretaban más la tuercas del
embargo total, Siria ya destruida y dividida siguió sufriendo los ataques de la
coalición antiterrorista occidental liderada por Estados Unidos, la Casa Blanca
le declaraba la guerra económica a Pekín, mientras que toda la facción anti
Trump y anti Putin en Washington intentaba sabotear la cumbre entre ambos
mandatarios en Helsinki; la paz no es un buen negocio.
Pero el gran espectáculo futbolero mundial no se detuvo y el balón siguió
rodando, y hasta en Estados Unidos donde el futbol es un deporte marginal pues
a muchos norteamericanos el soccer les parece aburrido, se le daba amplia cobertura
mediática; los bares no perdieron la oportunidad de hacer unos buenos dólares
ofreciendo en pantallas gigantes el espectáculo a aquellos sedientos de futbol
y cerveza. Sin duda, el futbol es un gran negocio que genera grandes beneficios
económicos, tanto para aquellas empresas que lo han convertido en una mercancía
que es consumida por ricos y pobres en todo el mundo, como para las mafias que
dirigen el futbol y que se llenan los bolsillos con cada torneo que organizan.
Sin embargo, una de las mayores firmas deportivas del mundo, y de las que más
lucran con el espectáculo del futbol se negó a proporcionar calzado a la
selección de Irán que participaba en el mundial, argumentado que como empresa
estadounidense estaba obligada a acatar las disposiciones de Trump sobre el
embargo económico impuesto a la República Islámica; una clara muestra que el
futbol no está exento de las arbitrariedades de las políticas imperialistas y
que los grandes negocios y el intervencionismo van de la mano.
Al final, hubo ganadores y perdedores. En el plano puramente futbolero, Francia
con una selección en su mayoría con jugadores de ascendencia africana, extraídos
de los banlieues o sea los guetos de las grandes ciudades francesas, se hizo
con el campeonato a expensas de una extenuada Croacia a la que no le bastó la
fuerza de su nacionalismo croata para vencer en la gran final. Bélgica e
Inglaterra, ambas con selecciones donde destacaban jugadores con sangre
africana, se consolaron con el tercer y cuarto puesto; después de todo el multiculturalismo,
en la actualidad bajo el feroz ataque de
los ultranacionalistas en Europa, está resultando ser muy beneficioso para el
futbol de estos países, si no vean el dominio que ejercieron sus combinados
nacionales en el último mundial. Entre las sorpresas, quizás lo más destacado
fue la actuación de la selección del país anfitrión, nadie daba un centavo por
Rusia, a la que los llamados “expertos” del futbol catalogaban como la peor
selección del torneo, pero en el futbol siempre existen la grandes sorpresas y
Rusia en una memorable actuación dejo en el camino a la gran favorita España y
estuvo a punto de hacer los mismo con la subcampeona Croacia; gran actuación la
del combinado ruso merecedor de todos los elogios. Ahora, entre los grandes
derrotados o aquellos que llegaron con la etiqueta de favoritos y fracasaron
estruendosamente sobresale lo de Alemania, el campeón defensor que ni siquiera
pudo sortear la etapa inicial y sufrió derrotas ante México y Corea del Sur,
una verdadera vergüenza lo de los alemanes, como lo fue también lo de Argentina
y España que aun contando con futbolistas estelares fueron un fracaso total.
Decepcionante fue también lo de Brasil que aunque a ratos exhibió buen futbol
no fue suficiente para validar su condición de gran favorito y tuvo que
regresar a casa con la derrota en sus maletas; la gloria puede que este
reservada para los grandes, siempre y cuando demuestren su grandeza en los
grandes momentos.
En el plano político, Rusia y su presidente Vladimir Putin, han sido los
grandes ganadores. Los mundiales de futbol son eventos con un trasfondo político,
donde también se libran batallas políticas e ideológicas entre las grandes
potencias, y este no ha sido la excepción. Rusia y su presidente han sido
designados como los villanos del momento empeñados en socavar las democracias
occidentales y el orden mundial establecido por ellas, razón por la cual deben
ser contenidos y aislados para hacerles pagar su comportamiento agresivo. Fue a
causa de esa rivalidad que ha persistido desde la llegada de Putin al poder que
se llegó a amenazar a Rusia con quitarle el mundial por los supuestos sobornos
rusos a la FIFA para que se le concediera la celebración del torneo.
Inglaterra, pidió el boicot del mundial y se ofreció como la sede de un torneo
alternativo, la desleal maniobra no fructificó, y la sede del mundial 2018
permaneció inamovible. Por supuesto que hubo más intentos por manchar el
mundial y desprestigiar a Rusia, como el boicot diplomático de la ceremonia
inaugural por parte del gobierno de la señora Theresa May que culpaba a Rusia
de estar detrás del agente químico en el caso Skripal, que tensionó las
relaciones entre Inglaterra y Rusia a niveles insospechados.
Al final, la ausencia de funcionarios o miembros de la realeza británica fue
apenas evidente y no fue un obstáculo para que Rusia, el país anfitrión, y el presidente
Vladimir Putin se lucieran ante el mundo celebrando de manera exitosa, sin
contratiempos, una de las mejores copas del mundo en la historia de estos
eventos, al grado que aquellos que de alguna manera esperaban que sus
prejuicios, producto de la histeria anti rusa, se materializaran no tuvieron
más que elogiar la calidad del evento futbolístico
que Rusia le brindó al mundo. El mundial ha finalizado, Francia merecidamente
se alzó con la copa y Rusia se ganó la admiración y el respeto de todos; el balón
mientras tanto sigue rodando, ya sea en el campo de Donald Trump que en
Helsinki, en un gesto simbólico de gran relevancia lo recibió de Putin, o rumbo
a Qatar que será el anfitrión de la Copa Mundial 2022, que por cierto ya empezó
a ser promocionado en algunas de las grandes cadenas televisivas.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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