Ahora que nadie habla del enésimo
partido del siglo y solo oímos hablar de los futbolistas por la reducción de
sus ingresos, quizás sea la hora de evaluar críticamente la realidad de alienación que tanto tiempo y
espacio vital nos ocupó.
EN EL DEPORTE DE MASAS
NECESITAMOS
VOLVER A VER CUANTO ANTES
ALGO DIFERENTE
Por Paco Montllor Salens
Como casi en todo lo que nos rodea, ha bastado un virus malditamente
contagioso y mortal, para acabar con los fastos deportivos y las grandiosas
cuentas asociadas a su existencia.
El deporte espectáculo, el que congrega en un único impulso mediático a
cientos de millones de personas y moviliza miles de millones en sociedades cada
día más complejas, ha desaparecido de golpe de nuestras vidas. Solo nos queda de él, el despropósito
insultante de la estupidez
exhibicionista de ricos y famosos descerebrados deportistas, haciendo
ostentosidad de sus lujosas viviendas y la resaca de noticias cada días más
intrascendentes que mantienen los programas deportivos.
Ahora que nadie habla del enésimo partido del siglo y solo oímos hablar de
los futbolistas por la reducción de sus ingresos, quizás sea la hora de evaluar
críticamente la realidad de alienación
que tanto tiempo y espacio vital nos ocupó y, desde valores muy diferentes a
los que progresivamente se han impuesto a lo largo de estos años en el mundo
del deporte, empezar un nuevo ciclo que acabe derrumbando muchos de los, en
este momento, resquebrajados pilares del
deporte en nuestra sociedad.
Si pasamos en muy pocos años del mens sana in corpore sano, como máxima deportiva universal, a la
realidad de los bolsillos llenos y el embrutecimiento cultural y social del
complejo universo de lo que conocemos como deporte profesional, por qué no
podemos soñar con que, aun en menos tiempo, todo cambie y el espectáculo y la
práctica del deporte se constituya en un valor de salud, cooperación social y
entretenimiento al alcance de todos los públicos.
Si buscamos la base material que nos trajo hasta aquí y atacamos sus frágiles pies de barro para quitárnoslos
de en medio, igual no es una tarea tan complicada, y resulta que tenemos más
cerca de lo que nos pensamos el objetivo deseado.
Veamos:
Clubes con presupuestos multimillonarios que dependen casi en
exclusiva de los astronómicos contratos
televisivos y publicitarios, que se generan en una hiperglobalizada sociedad de consumo con
referencias universales únicas, que hacen tan deseable un Madrid Barça en
cualquiera de esas dos capitales como en Pekín o Sidney, penden del fino hilo del mantenimiento o no
de esos contratos.
Igualmente, es muy probable que
permanentes concentraciones de decenas y
cientos de miles de personas que llenan estadios y eventos deportivos se vean
condicionadas durante mucho tiempo (p.ej.: no hay fecha para las Olimpiadas).
El mantenimiento de los más diversos patrocinios empresariales, en medio de
un mundo inmerso en una profunda recesión económica de magnitudes aun incalculable,
apunta como algo más que dudoso
¿Acaso es sostenible este modelo si fallan durante unos años estos
factores? Sin duda, no. La base material que sustenta este modelo de
deporte como negocio de unos pocos y alienación de muchos, tiene los días
contados si la realidad que proyectan la inmensa mayoría de los análisis que se
realizan, acaban siendo realidad.
Cambio de base material que, por necesidad, producirá una modificación en
la superestructura; en la ideología y en el comportamiento de las masas,
abriendo una oportunidad a la recuperación de valores muy diferentes en la
práctica y el disfrute social del deporte.
No es una utopía, es una necesidad con la que debemos comprometernos y
hacer todo lo posible para hacerla realidad.
Promovamos el deporte como espacio de cooperación y superación integral de
las personas, desterremos la competitividad exacerbada, apartemos el consumismo
de él y combatamos el alienante discurso forofo, y estaremos poniendo de
nuestra parte para que los magnates/gansters del deporte negocio pierdan uno de
sus nichos de negocio y relaciones sociales.
No basta con esto, ni de ninguna manera se dará este proceso alejado de la
movilización general del pueblo por la defensa de sus derechos, pero no dejemos de intentarlo también en el
campo del deporte.
Publicado por La Cuna del Sol
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