INDOCUMENTADOS EN
TIEMPOS DE PANDEMIA
Para los millones de inmigrantes indocumentados que residen y trabajan en
Estados Unidos, la llegada de la pandemia del Covid-19 ha significado un severo
golpe a su ya precaria existencia. Aunado a los constantes ataques, a la
criminalización, y amenazas de arrestos y deportaciones masivas por parte del
gobierno de Donald Trump, que ha prometido limpiar el país, deshacerse de
cuanto “illegal alíen” encuentre en su camino, ahora se suma la presencia de un
enemigo invisible que amenaza con borrarlo de la faz de la tierra. Justamente
cuando muchos trabajadores indocumentados esperaban con ansias el arribo de la
primavera y se preparaban paro los trabajos propios de la temporada como la
construcción, pintura y jardinería, es la cuarentena, sus medidas restrictivas
y el daño colateral que ha provocado, lo que ha tocado a sus puertas.
Si en tiempos “normales”, tenían que vérselas con el odio antiinmigrante
del trumpismo rabioso, racista y xenófobo, ahora les tocas enfrentarse a la
furia letal de un microorganismo incontenible que ha provocado que les impongan
cuarentenas y como consecuencia de ello, en muchos casos, la pérdida de su
principal medio de subsistencia, el bendito trabajo, sin el cual sobrevivir en
un país como Estados Unidos, se vuelve una tarea casi que imposible, ya que el
trabajador indocumentado aunque pague impuestos, consuma y produzca no tiene
derecho a reclamar beneficios laborales o recibir ayuda de los programas de
asistencia social. Es un nadie explotado y excluido. Es una realidad que la
pandemia ha acentuado mucho más.
Con la economía paralizada en un buen porcentaje, más la imposición de
medidas restrictivas para evitar que se
propague el contagio, la vida del inmigrante indocumentado, que depende
únicamente de su fuerza de trabajo para poder sobrevivir, se torna muy
dramática, pues al no poder acceder al seguro de desempleo y quedar excluido de
los paquetes de ayuda gubernamentales, no tiene más alternativa que arriesgarse
ante cualquier posibilidad de empleo aun corriendo el peligro de ser una de la
tantas víctimas de la enfermedad que ya ha causado serios estragos entre los
trabajadores indocumentados.
“El colapso de la economía
estadounidense ocasionada por la pandemia del coronavirus ha puesto al
descubierto las extremas vulnerabilidades de los trabajadores indocumentados,
quienes desproporcionadamente son empleados en industrias que están
experimentando despidos masivos como también en empleos de alto riesgo que
mantienen la sociedad funcionando mientras muchos estadounidenses se
autoconfinan en sus hogares.
Muchos de los indocumentados
que trabajan en construcción, restaurantes y en otras industrias del sector de
servicios ya han perdido sus trabajos. Otros, en industrias como la agricultura
y la salud que han sido declaradas esenciales, se desempeñan en trabajos que
por lo general requieren trabajar en espacios reducidos o interactuar con el
público lo que los pone en riesgo de contraer la enfermedad.
A diferencia de los
trabajadores estadounidenses, los inmigrantes indocumentados no pueden contar
con la red de protección social sin pierden sus trabajos o se enferman. La
mayoría no tienen seguro médico o acceso al pago por días de enfermedad,
poniéndolos en riesgo al igual que las personas con las que entran en contacto.
La mayoría no son elegibles para recibir los beneficios del seguro de empleo o
los pagos en efectivo incluidos en el paquete de ayuda de $2 billones aprobado
por el Congreso en marzo, incluso si pagan impuestos o sus hijos son ciudadanos
estadounidenses”.
Ciertamente la pandemia ha expuesto las extremas vulnerabilidades del
trabajador indocumentado, pero lo más terrible de todo esto es la injusticia,
el trato inhumano que recibe, a pesar de ser un factor muy importante para el
funcionamiento de la economía de los EE.UU, realizando labores que muchos
ciudadanos estadounidenses rehúyen por considerarlas indignas, poco
gratificantes y sin posibilidades de movilidad social. Las redadas de
inmigración y ahora el coronavirus son un azote para el indocumentado, pero
también lo son la ilegalidad, la explotación, la demonización y la persecución
que sufren diariamente, y que a pocos realmente preocupa porque el trabajador
indocumentado es un marginado que vive en las sombras, sin poder político y que
únicamente sirve a la agenda política de personajes inescrupulosos, como el
actual presidente y otros antes de él, así como a los grandes intereses
económicos de los voraces empresarios que siempre han tenido a su disposición
una mano de obra necesitada, dócil, barata y sin representación política a la
que siempre será más fácil explotar y sacrificar cuando fuere necesario, pues
al fin y al cabo son trabajadores sin rostro, sin legalidad que viven al margen
del sistema.
La pandemia del Covid-19 ha expuesto la dura realidad en la que viven los
millones de trabajadores indocumentados, y nada lleva a pensar que después de
todo esto su situación experimente algún cambio positivo, al contrario seguirán
siendo explotados, perseguidos y deportados, como ha sucedido antes y ha estado
sucediendo ahora en plena pandemia.
Publicado por La Cuna del Sol
No hay comentarios.:
Publicar un comentario