miércoles, 20 de mayo de 2020

Indocumentados en tiempos de pandemia

La pandemia del Covid-19 ha expuesto la dura realidad en la que viven los millones de trabajadores indocumentados en Estados Unidos, y nada lleva a pensar que después de todo esto su situación experimente algún cambio positivo, al contrario seguirán siendo explotados, perseguidos y deportados, como ha sucedido antes y ha estado sucediendo ahora en plena pandemia.   


INDOCUMENTADOS EN
TIEMPOS DE PANDEMIA



Para los millones de inmigrantes indocumentados que residen y trabajan en Estados Unidos, la llegada de la pandemia del Covid-19 ha significado un severo golpe a su ya precaria existencia. Aunado a los constantes ataques, a la criminalización, y amenazas de arrestos y deportaciones masivas por parte del gobierno de Donald Trump, que ha prometido limpiar el país, deshacerse de cuanto “illegal alíen” encuentre en su camino, ahora se suma la presencia de un enemigo invisible que amenaza con borrarlo de la faz de la tierra. Justamente cuando muchos trabajadores indocumentados esperaban con ansias el arribo de la primavera y se preparaban paro los trabajos propios de la temporada como la construcción, pintura y jardinería, es la cuarentena, sus medidas restrictivas y el daño colateral que ha provocado, lo que ha tocado a sus puertas.

Si en tiempos “normales”, tenían que vérselas con el odio antiinmigrante del trumpismo rabioso, racista y xenófobo, ahora les tocas enfrentarse a la furia letal de un microorganismo incontenible que ha provocado que les impongan cuarentenas y como consecuencia de ello, en muchos casos, la pérdida de su principal medio de subsistencia, el bendito trabajo, sin el cual sobrevivir en un país como Estados Unidos, se vuelve una tarea casi que imposible, ya que el trabajador indocumentado aunque pague impuestos, consuma y produzca no tiene derecho a reclamar beneficios laborales o recibir ayuda de los programas de asistencia social. Es un nadie explotado y excluido. Es una realidad que la pandemia ha acentuado mucho más.

Con la economía paralizada en un buen porcentaje, más la imposición de medidas restrictivas  para evitar que se propague el contagio, la vida del inmigrante indocumentado, que depende únicamente de su fuerza de trabajo para poder sobrevivir, se torna muy dramática, pues al no poder acceder al seguro de desempleo y quedar excluido de los paquetes de ayuda gubernamentales, no tiene más alternativa que arriesgarse ante cualquier posibilidad de empleo aun corriendo el peligro de ser una de la tantas víctimas de la enfermedad que ya ha causado serios estragos entre los trabajadores indocumentados.

Veamos lo que dice el Washington Post al respecto:

“El colapso de la economía estadounidense ocasionada por la pandemia del coronavirus ha puesto al descubierto las extremas vulnerabilidades de los trabajadores indocumentados, quienes desproporcionadamente son empleados en industrias que están experimentando despidos masivos como también en empleos de alto riesgo que mantienen la sociedad funcionando mientras muchos estadounidenses se autoconfinan en sus hogares.

Muchos de los indocumentados que trabajan en construcción, restaurantes y en otras industrias del sector de servicios ya han perdido sus trabajos. Otros, en industrias como la agricultura y la salud que han sido declaradas esenciales, se desempeñan en trabajos que por lo general requieren trabajar en espacios reducidos o interactuar con el público lo que los pone en riesgo de contraer la enfermedad.

A diferencia de los trabajadores estadounidenses, los inmigrantes indocumentados no pueden contar con la red de protección social sin pierden sus trabajos o se enferman. La mayoría no tienen seguro médico o acceso al pago por días de enfermedad, poniéndolos en riesgo al igual que las personas con las que entran en contacto. La mayoría no son elegibles para recibir los beneficios del seguro de empleo o los pagos en efectivo incluidos en el paquete de ayuda de $2 billones aprobado por el Congreso en marzo, incluso si pagan impuestos o sus hijos son ciudadanos estadounidenses”.

Ciertamente la pandemia ha expuesto las extremas vulnerabilidades del trabajador indocumentado, pero lo más terrible de todo esto es la injusticia, el trato inhumano que recibe, a pesar de ser un factor muy importante para el funcionamiento de la economía de los EE.UU, realizando labores que muchos ciudadanos estadounidenses rehúyen por considerarlas indignas, poco gratificantes y sin posibilidades de movilidad social. Las redadas de inmigración y ahora el coronavirus son un azote para el indocumentado, pero también lo son la ilegalidad, la explotación, la demonización y la persecución que sufren diariamente, y que a pocos realmente preocupa porque el trabajador indocumentado es un marginado que vive en las sombras, sin poder político y que únicamente sirve a la agenda política de personajes inescrupulosos, como el actual presidente y otros antes de él, así como a los grandes intereses económicos de los voraces empresarios que siempre han tenido a su disposición una mano de obra necesitada, dócil, barata y sin representación política a la que siempre será más fácil explotar y sacrificar cuando fuere necesario, pues al fin y al cabo son trabajadores sin rostro, sin legalidad que viven al margen del sistema.

La pandemia del Covid-19 ha expuesto la dura realidad en la que viven los millones de trabajadores indocumentados, y nada lleva a pensar que después de todo esto su situación experimente algún cambio positivo, al contrario seguirán siendo explotados, perseguidos y deportados, como ha sucedido antes y ha estado sucediendo ahora en plena pandemia.   






Publicado por La Cuna del Sol

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