sábado, 30 de mayo de 2020

La ultraderecha de Guatemala que protestó hace tres días contra Giammattei, es la misma que protestaba contra la CICIG

Con las banderitas nacionales en sus coches vociferando ¡libertad!, despotricando contra Papá Estado y reclamando la “normalización” de la vida en el país, dieron por investirse de valor hace unas 72 horas en franca confrontación con su aliado presidente de derecha que, al menos, es una marioneta menos dócil que como fuera El Payaso Morales, incondicional servil de los ricos y militares.


LA ULTRADERECHA DE GUATEMALA QUE PROTESTÓ
HACE TRES DÍAS CONTRA GIAMMATTEI, ES LA MISMA
QUE PROSTESTABA CONTRA LA CICIG


Por Luciano Castro Barillas. Escritor y Analista político

No pertenecen realmente a las clases poseedoras. Son los gatos de Dionisio Gutiérrez, de los cementeros Novella o de los cerveceros Castillo.  Van de gerentes para abajo, a lo sumo jefes de personal o jefes de alguna unidad de producción o asesores jurídicos, esa estirpe vil de abogados a quienes les encargan siempre lavar los trapos sucios para que sus amos no tengan ningún disgusto, no problemas, porque por naturaleza de clase son impunes a cualquier acción de la verdadera justicia.  Esa empatía con el pensamiento empresarial se la transmiten hasta al cargo más humilde de la empresa y todos consideran, a pie juntillas, que la empresa es de “todos”, y por lo tanto deben defender a ultranza, hasta con la vida, cualquier asomo de riesgo contra la sacrosanta empresa.

Esa clase de miserables pero que paradójicamente viven con sus comodidades, son los que en sus coches de marcas corrientes, no de alta gama; salieron por las calles de la ciudad a exigir a Giammattei el cese de las medidas restrictivas de casi todas las actividades comerciales que han perjudicado la vida económica de Guatemala. Con las banderitas nacionales en sus coches vociferando ¡libertad!, despotricando contra Papá Estado y reclamando la “normalización” de la vida en el país, dieron por investirse de valor hace unas 72 horas en franca confrontación con su aliado presidente de derecha que, al menos, es una marioneta menos dócil que como fuera El Payaso Morales, incondicional servil de los ricos y militares.

Giammattei está sin alternativas. Las migajas de los empresarios llegan de cuando en cuando, ayudando un poco contra la pandemia, y si les hiciera total caso, enfrentaría algo peor: una catástrofe humanitaria donde los muertos se contarían por miles. A menos que ocultara las cifras como hace Daniel Ortega en Nicaragua, donde según éste dictadorzuelo encubierto, “todo está muy bien”.

Salieron por las calles pretextando la necesidad de trabajo para ganarse el sustento, como sucede con el sector informal de la economía que representa el 60% del empleo en Guatemala, quienes sí necesitan el ingreso del día a día para poder subsistir. Pero estas personas de los cochecitos corrientes no son, no representan a los trabajadores humildes. Al contrario, los desprecian y no es sino hasta ahora que ven su importancia como consumidores y como distribuidores de lo que producen las grandes empresas. Este sector de capas medias oportunistas e inconsistentes, no pasan penas, solo restricciones.  La vida triste, desesperada y sombría la viven los sectores populares a quienes la ayuda del Estado llega con dificultades, o por exceso de protocolo o por incompetencia de los mandos intermedios.

El presidente dice y ordena, pera sus “ordenes” son como las fajas gastadas, sin agarre, que ya no hacen girar bien los engranajes de la eficiencia, de la aparente voluntad del Estado. Estos personajes de banderitas son los mismos que salieron a respaldar las iniciativas por la justicia abanderadas por la CICIG y el Ministerio Público en la época de doña Telma Aldana. Son los mismos que “defendían a Guatemala” de la injerencia extranjera, son los mismos que se sacaron de la chistera los conejos de la infamia, de la difamación y la injuria contra las personas dignas de este país. Son los aliados de El Taquero y Byron Lima, son todos esos sujetos impresentables que usted ya sabe. Al parecer, como dijo el poeta cubano Nicolás Guillén, a todos estos, “los parió una  botella de ron”.







Publicado por La Cuna del Sol

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