Según la lógica
excepcionalista de Obama y Kerry, las acciones del presidente ruso Vladimir
Putin en Ucrania son ilegales e incompatibles con las normas internacionales de
conducta del siglo XXI, mientras que el accionar de EE.UU que ha violado
flagrantemente esas normas en este siglo están revestidas de legalidad. Obama
le ha dicho a Putin que únicamente Washington tiene el derecho a interferir en
Ucrania y que solamente el gobierno de Kiev instalado a través de un golpe
organizado por Washington es “legítimo” y “democrático”.
HIPOCRESÍA AL POR MAYOR
Cuando el secretario de Estado de los EE.UU, John Kerry denuncia la
intervención de Rusia en Crimea declarando, "No es apropiado invadir un
país a punta de pistola y dictar lo que
usted está tratando de lograr. Esto no es el comportamiento de una nación importante en
el siglo XXI que pertenece al G-8”, y
“usted simplemente no se comporta en el siglo 21 como era la costumbre en siglo
IXX, invadiendo a otro país con pretextos completamente falsos", cualquiera
con conocimiento mínimo de la historia del intervencionismo militar
estadounidense en este nuevo siglo XXI, se quedaría estupefacto ante semejante
aserción de parte del diplomático de más alto rango del gobierno de los EE.UU.
No es que el secretario de Estado sea un completo ignorante, como tampoco lo
son la clase política y la mayoría de los medios de prensa corporativos que
respaldan y difunden esas ridículas declaraciones. No, todo esto es, simple y
llanamente hipocresía crasa, del nosotros podemos hacerlo, otros no. Es el
comportamiento de un país que se adhiere al excepcionalísimo de su divino
destino manifiesto que le sirve de instrumento para justificar ante los ojos
del mundo, lo correcto, lo legal de sus acciones criminales, las cuales echan por
la borda cualquier pretensión del respecto al derecho internacional y de
autodeterminación de los pueblos, algo de lo que actualmente están acusando a
Rusia de violar descaradamente.
Los comentarios de Kerry, que un comentarista opina son un ejemplo de
disonancia cognitiva al no poder procesar cognitivamente la contradicción de
sus declaraciones con respecto al “falso pretexto” que EE.UU utilizó para
invadir y destruir a Irak, representan, de acuerdo al mismo comentarista, la
visión eurocéntrica liberal del mundo, según la cual, los estándares con los
que se mide el comportamiento de otros no aplican al mundo occidental, ya que
ellos personifican esos estándares. Esto no es simple arrogancia, sino también,
un sentido inculcado de omnipotencia en la que la visión occidental del mundo,
valores e interpretaciones no solo reflejan la realidad universal, sino que,
son la única realidad que cuenta.
Tenemos entonces que cuando el presidente de Rusia, Vladimir Putin señala
con innegable exactitud la hipocresía o las contradicciones del accionar de
Washington en Afganistán, Irak y Libia en donde EE.UU procedió sin el
consentimiento del Consejo de Seguridad de la ONU, o distorsionó el
contenido de las resoluciones, como en el caso de Libia, inmediatamente Putin es
acusado de haber perdido el contacto con la realidad, su actuación durante la
conferencia de prensa es considerada por los medios de incoherente y
disparatada, y sus palabras indistinguibles de la propaganda de la televisión
estatal que él controla. Nos queda muy claro que cuando alguien
habla o critica el historial del intervencionismo militar estadounidense, o como
en el caso de Ucrania, menciona el involucramiento de EE.UU en la caída del
gobierno, esa persona es simple y sencillamente desestimada por toda la
maquinaria propagandística, como un loco.
En cuanto a la hipocresía estadounidense con respecto al derecho
internacional, muchos abogados y diplomáticos, que apoyaron la manifiesta
ilegalidad de las invasiones de Afganistán e Irak se están quejando ahora a
cerca de la legalidad de las acciones de Rusia en Ucrania. Argumentan que los
EE.UU actuaron correctamente, mientras que Rusia está actuando ilegalmente. En
otras palabras estos señores están afirmando el excepcionalísimo de los EE.UU
con relación al derecho internacional, o sea, aquello que le hicieron a
Afganistán e Irak, otros no pueden hacérselo a los aliados de EE.UU, aun cuando estos otros estén actuando dentro
del ámbito del derecho internacional, que no ha sido el caso de los EE.UU.
Tal hipocresía es peligrosa para el desarrollo y la aplicación del derecho
internacional y de la comunidad internacional en su conjunto. Es peligroso
porque malinterpreta el derecho internacional e intencionalmente engaña a la
comunidad internacional acerca de su significado, cómo se produce y cómo
funciona. Como cualquier fuente de derecho, una gran parte de la legitimidad
del derecho internacional depende de su aplicación por igual a todos. Esto
significa que las mismas normas deben aplicarse en situaciones similares, no
importa que Estados estén involucrados. Aquí es donde el uso del derecho
internacional como simplemente otro instrumento de la retórica política por
abogados y diplomáticos estadounidenses es preocupante. El nuevo esfuerzo
estadounidense convierte al derecho internacional en un instrumento para
justificar las acciones de los Estados Unidos, al tiempo que critica las
acciones de otros Estados en base a malas interpretaciones o mala aplicación del
derecho internacional. Esto es preocupante, ya que socava el estado del derecho
internacional. Ejemplos del uso de la fuerza por los Estados Unidos dejan al
descubierto la utilización hipócrita y engañosa del derecho internacional por
los Estados Unidos.
Al haber hecho uso de la fuerza en Afganistán e Irak en un periodo de menos
de tres años los EE.UU actuaron en violación del artículo 2, párrafo 4 de la
Carta de las Naciones Unidas. Esta provisión de la Carta prohíbe el uso de la
fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de otro
Estado soberano. Los bombardeos de estos dos países por los EE.UU y sus aliados
que mataron a millones de afganos e iraquíes fue un claro uso de la fuerza
contra su integridad territorial e independencia política. Por otra parte, el artículo
103 de la Carta de la ONU estipula que en
caso de conflicto entre las obligaciones contraídas por los Miembros de las
Naciones Unidas en virtud de la presente Carta y sus obligaciones contraídas en
virtud de cualquier otro convenio internacional, prevalecerán las obligaciones
impuestas por la presente Carta. Como prácticamente la mayoría de Estados son
miembros de la ONU, todos quedan sujetos a ella.
En cuanto al uso de la fuerza, existen excepciones cuidadosamente
enumeradas contenidas en la Carta que la autorizan e incluyen los casos de
legítima defensa después de que un Estado haya sido amenazado con un ataque
armado, y cuando el uso de la fuerza ha sido autorizado por el Consejo de
Seguridad de la ONU. En cualquier caso, ninguna de estas excepciones es aplicable
al uso mortal y destructivo de la fuerza y el poderío militar empleados por los
EE.UU contra el pueblo de Afganistán o de Iraq.
En el caso de Libia, los EE.UU y la OTAN alegaron que fueron autorizados para
hacer uso de la fuerza por el Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia y China,
después del hecho consumado, objetaron esa afirmación, argumentando que aun y
cuando los EE.UU y OTAN estaban en lo correcto al interpretar la resolución del
CSNU que autorizaba el uso de la fuerza, los EE.UU y la OTAN habían sobrepasado
los límites de lo autorizado. Eso es precisamente lo que hicieron los EE.UU y
la OTAN. Ambos bombardearon Libia con tal poder destructivo que después de
haber sido uno de los países más prósperos y ricos de África, Libia se ha
convertido en la actualidad en un Estado fallido. Aun si el uso de la fuerza en
Libia fue autorizado por el CSNU, esto con toda seguridad violó de
manera masiva e indiscriminada los más fundamentales derechos humanos del
pueblo libio. Semejante violación de los derechos del pueblo libio es
inconsistente con las obligaciones de la Carta en sus artículos 55 y 56 que
estipulan que todos los Estados cooperen para lograr el desarrollo y el respeto
por los derechos humanos. El artículo 2, párrafo 4 de la Carta de la ONU,
prohíbe además el uso de la fuerza “en cualquier otra forma incompatible con
los Propósitos de las Naciones Unidas”. La masiva violación de los derechos
humanos por medio del uso de la fuerza es inconsistente con la Carta de la ONU.
En el caso que compete a Ucrania, citaremos
lo expresado en Counterpunch por el profesor adjunto de leyes de
Webstwer University, Curtis FJ Doebbler .
“La reciente situación en la Ucrania de nuevo plantea cuestiones
sobre el derecho internacional. Una vez más, sin embargo, los abogados y diplomáticos estadounidenses están tratando de
retorcer la ley para ajustarla a su agenda política. De nuevo, es Rusia quien
queda en la posición de aparentemente defender el derecho internacional.
Mientras que los abogados y diplomáticos estadounidenses afirman que el uso
de la fuerza contra Ucrania es ilegal,
se olvidan de que está siendo solicitada por el presidente electo de Ucrania.
Cuando un gobierno legítimo de un Estado solicita la ayuda extranjera, puede
recibirla en virtud del derecho internacional. La prestación de asistencia a
otro gobierno, incluso la asistencia militar, está en consonancia con el
derecho internacional.
El caso es muy diferente cuando los gobiernos extranjeros interfieren en
los asuntos internos de un Estado para cambiar su gobierno porque no les gusta.
En Ucrania esto es exactamente lo que Estados Unidos y la Unión Europea
hicieron, no simplemente al expresar sus opiniones políticas desde el
extranjero, sino mediante el envío de dinero, armas y asesores a los actores
ajenos al Estado quienes finalmente irrumpieron en los edificios del gobierno y
causaron que el gobierno electo huyera
debido al uso de la fuerza contra él.
En tal situación, el continuó
reconocimiento de Rusia del gobierno elegido como uno al que está en
derecho de asistir si así lo solicita, está en consonancia con el derecho
internacional. Dicha asistencia debe, por supuesto, cumplir con las normas del
derecho internacional relativo al uso de la fuerza por los Estados frente a sus
ciudadanos. Sin embargo, cuando un Estado actúa, incluso utilizando la fuerza
necesaria para restablecer el orden público, que incluye asegurar al gobierno
elegido, entonces el Estado y los que lo apoyan, están actuando de conformidad
con el derecho internacional, no contrario al mismo. Cualquier acción de países
extranjeros para impedir que Rusia ayude al gobierno electo sería
inconsistente con el derecho internacional, como una interferencia en los
asuntos internos de un Estado que haya solicitado la ayuda.
Ahora que el presidente electo de Ucrania, Viktor Yanukovich, ha solicitado,
por escrito, la asistencia de Rusia, incluyendo las fuerzas militares, el
presidente de los Estados Unidos, Obama se equivoca al afirmar que Rusia está
violando el derecho internacional. De hecho, las medidas adoptadas por los
Estados Unidos para evitar que Rusia ayude al gobierno electo en Ucrania, es
probablemente una violación del derecho internacional, en la misma medida que
los esfuerzos de Estados Unidos y de Europa para cambiar el gobierno de Ucrania
eran incompatibles con la prohibición de la injerencia en los asuntos internos
de Ucrania, sin el permiso de su gobierno.
Más problemático puede resultar una intervención de Rusia para proteger a
sus nacionales en la región de Crimea en Ucrania. Aunque Estados Unidos trató
de justificar sus invasiones de Granada y Panamá por este motivo, bajo el
derecho internacional hay poco apoyo para tales justificaciones del uso de la
fuerza. Una vez más, sin embargo, tal acción ilegal puede hacerse legal bajo el
derecho internacional si es solicitada por el gobierno electo de los Estados. Y
nuevamente es el presidente electo de Ucrania el que ha solicitado la ayuda de
Rusia para proteger a los ucranianos vulnerables.
Más importante y constructivo para el desarrollo y aplicación del derecho
internacional son las indicaciones procedentes de Rusia que quiere agotar todos
los medios pacíficos para resolver la situación en Ucrania. Como parte de estos
esfuerzos, Rusia está haciendo un llamado a las personas que tomaron el poder
por la fuerza en Ucrania para que dialoguen con el gobierno electo y manifestar
su compromiso de que van a respetar los acuerdos internacionales de Ucrania
como exige el derecho internacional.
Es tal vez irónico que sea Rusia, una superpotencia durante la guerra fría
que aún posee uno de los mayores arsenales de armas y ejércitos del mundo, la
que está confiando en el derecho internacional para triunfar sobre la fuerza
bruta. Sin embargo, es también un testimonio de la persistencia y relevancia del
derecho internacional que incluso los Estados con la propensión a actuar sobre
la mera base de la utilización de la fuerza, se sienten obligados a recurrir al
derecho internacional para justificar sus acciones. Y es aún mejor cuando los
argumentos jurídicos se basan en un entendimiento consensual del derecho
compartido por la mayoría de los Estados, aun si algunos Estados que reclaman
privilegios extraordinarios que van en contra de la norma de derecho
internacional, tienen que ser cada vez más ignorados”.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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