(…) la reciente elección de
Jorge Bergoglio, (por cierto bien recibida por muchos fieles de la Iglesia y
exaltada por los medios de prensa) y de quien ya circulan por el internet gran
cantidad de acusaciones que comprometen la honestidad de este “hombre del
pueblo”, da la impresión de que las cosas no cambiaran mucho y que lejos de ser
un paso decisivo hacia la democratización de una institución religiosa de
carácter universal es más bien una maniobra política destinada a mantener intactas
las estructuras del poder dentro la Iglesia Católica y de los intereses de la
elite mundial hegemónica que representa. Un papa Latinoamericano
convenientemente seleccionado para maquillar el rostro de una institución
corrupta y antidemocrática acabó con la idea de un papa negro, de un verdadero
hombre del pueblo.
El PAPA NEGRO QUE NO PUDO
SER
De acuerdo a algunas informaciones que provenían de Roma, en vísperas del cónclave
que tendría lugar para elegir al sucesor de Benedicto XVI quien recientemente había
renunciado al cargo, decenas de pósteres con la imagen de Peter Turkson, de
Ghana, aparecieron en la capital pidiendo por su elección. Se creía que el
cardenal ghanés sería uno de los favoritos para asumir el trono en el Vaticano.
Claro que todo esto dependería, se suponía, del resultado de las largas
deliberaciones del cónclave de 115 cardenales que se reunirían en Roma. De
resultar elegido como sumo pontífice Peter Appiah Turkson Kodwo
sería el primer papa no europeo que dirige la iglesia católica en más de un
milenio.
Sin embargo, ese deseo de algunos se disipó tan pronto como
empezaron las deliberaciones para elegir al nuevo sucesor del papa saliente, y cabe la posibilidad de que ni siquiera se
halla considerado el nombre del prelado ghanés, pues probablemente ya se había
decido de antemano quien sería el sucesor del papa Ratzinger. Y dado que las
jerarquías de una organización religiosa como la Iglesia Católica no se
distinguen del todo por su adherencia a los principios democráticos, máxime si
se toma en cuenta su carácter ecuménico, no sorprendería que en efecto todo
haya sido así y lo que tuvimos fue un acto de puro protocolo. Después de tan
solo dos días de deliberaciones y señales de humo negro que emanaban de la
azotea -metafóricamente indicando el destino de la idea de un papa negro- el
conclave de 115 cardenales eligió como nuevo
Sumo Pontífice al cardenal argentino Jorge Bergoglio quien ha adoptado
el nombre de Francisco I en honor a San Francisco
de Asís.
Aunque histórica la elección de Bergoglio, en el sentido de que por primera
vez en la historia de la Iglesia Católica se elige a un prelado de América
Latina en donde reside la mitad de los mil millones de seguidores de la Iglesia,
esto no encaja del todo con la idea de un papa negro si, por esto último se
entiende, a todas aquellas personas que no son blancas; de África, Asia y las
Américas, es decir, de aquellas regiones fuera del ámbito Euro-Norte Americano.
La designación del papa Francisco I de Argentina y de claro origen europeo no
encuentra lugar dentro de la idea del papa negro expuesta por algunos de los
que critican el racismo prevaleciente dentro del pensamiento Eurocentrista que
esposa la alta jerarquía blanca de la Iglesia Católica.
Pero ¿está preparada la
Iglesia Católica para un papa negro?*
Esta era la pregunta que se hacian algunos previo a la elección del nuevo
papa Francisco I.
algunos críticos, no solo debe ser un negro el próximo líder de la Iglesia
Católica, sino que la manera como esta planteada la pregunta -¿está la Iglesia
preparada para un papa negro?- delata un profundo y tácito racismo, no solo
entre la jerarquía de la Iglesia sino
también en la prevalencia de la visión Eurocentrista-Americano del mundo, el
cual se refleja en alta jerarquía de la Iglesia. Por su puesto que la Iglesia
Católica tendría que tener un líder negro. ¿Por qué tanta deliberación?
En primer lugar cuando se habla de “negro” se hace referencia o se entiende
de todas aquellas personas que no son blancas, aquellas de África, Asia y las
Américas, es decir, de aquellas regiones fuera del ámbito Euro-Norte Americano.
Si se toma en cuenta que la mayor parte de la membresía de la Iglesia que
se calcula en mil millones de feligreses están ubicados fuera de la tradicional
base de poder en Europa y su extensión colonial en la Norte América blanca, la
elección de un papa negro es un asunto justicia llana. Mientras que en las últimas
décadas la membresía de la Iglesia ha declinado, particularmente en Europa, en
otras partes del mundo ha crecido a un ritmo constante. Hoy en día aproximadamente
la mitad de sus seguidores son de América Latina, Brasil con una población de
200 millones tiene la mayor proporción de católicos en el mundo. La Iglesia
también está creciendo rápidamente en Asia en regiones muy populosas como
China, Filipinas e India. Sin embargo, es en África en donde está
experimentando su más espectacular crecimiento subiendo de unos dos millones de
seguidores en 1990 a 180 millones en la
actualidad. Se proyecta que para el año 2025 la Iglesia Católica africana aumentará a
unos 230 millones cuando uno en seis católicos en el mundo será un africano.
En el espacio de cien años el
balance del poder demográfico en términos de la membresía ordinaria de la
Iglesia Católica se ha movido diametralmente, mientras que anteriormente tres
cuartos de los seguidores residían en Europa y Norte América, hoy en día más
del 70 por ciento viven en África, Asia y Centro y Sur América. En pocas
palabras, la iglesia católica es negra hoy en día.
Básicamente lo anterior y, de acuerdo a sus críticos, debería ser suficiente argumento para que el próximo líder
de la Iglesia sea negro, esto no es un simple asunto de elemental justicia
democrática. No tomar en consideración o reflejar su membresía deja a la
Iglesia católica expuesta a las mismas acusaciones que a otras instituciones
dominadas por el pensamiento blanco eurocéntrico, como el Banco Mundial, el FMI y la ONU con
su Consejo de Seguridad que no reflejan una
composición democrática de la humanidad, mucho menos sus preocupaciones. Si estas
organizaciones no están cumpliendo con sus compromisos y obligaciones
humanitarias entonces es posible que sus antidemocráticas estructuras administrativas
sean el centro del problema.
Aparte de la cuestión de los principios democráticos, existen muy buenas
razones del porque la Iglesia debería escoger su próximo líder fuera de su
tradicional entorno blanco. Si el principal propósito de la Iglesia, como lo
afirmó el papa Benedicto en su discurso de renuncia, es predicar el evangelio, las
buenas nuevas de Dios para el género humano, esa vocación se ajusta perfectamente con esas
partes del mundo en donde la iglesia es joven y está creciendo a ritmo
acelerado.
Después de todo el término “Católico” se origina de la palabra griega
“KatholiKas” que significa “universal”. Por lo tanto la iglesia marcada por una
serie de escándalos que han puesto en entredicho su verdadera misión, debería
demostrar su propósito y significado eligiendo a un líder que refleje su
proclamado universalismo.
Los escándalos de los recientes años y que tanto daño le ha causado a la
iglesia han sido mayormente acciones originadas en Europa y Norte América. El
abuso sexual de niños cometidos por el clero y que tuvieron lugar durante el
papado de Benedicto ha causado mucha desilusión y una reducción en el número de
fieles en Europa y Norteamérica donde se cometieron la mayoría de esto crímenes
con la complacencia y el conocimiento de la jerarquía de la Iglesia que ha sido
acusada en esos países, incluyendo al papa, de negligencia e insensibilidad
hacia las víctimas y peor aún, de encubrimiento del escándalo. El robo y
subsecuente publicación de documentos confidenciales por el mayordomo
personal del papa reveló las
oscuras transacciones financieras, lavado de dinero y los lucrativos negocios
del banco de una de las instituciones más ricas del mundo como resultado de
siglos de colonialismo europeo. Los documentos también arrojan luz sobre las
nimias discusiones por el poder entre la jerarquía del Vaticano las cuales refuerzan
la noción de un club de hombres ricos del todo fuera de la realidad con el
resto del mundo.
El daño infligido mayormente por los pecados del liderazgo blanco europeo no
tiene por qué ser soportado por la iglesia en todo el mundo, el daño ha sido profundo
y se hacen necesarias enmiendas que reduzcan el monopolio sobre el poder
administrativo de esta jerarquía. Actualmente la Iglesia Católica no es
solamente mayoritariamente negra, sino que también, mayoritariamente pobre. La
gran mayoría de sus miembros, como el mundo en general, tienen que hacerle
frente a los conflictos violentos y la explotación para poder alimentar a sus
familias.
El papa Benedicto en sus reuniones oficiales con los presidentes de Estados
Unidos George Bush y Barack Obama, puso énfasis en las cuestiones del aborto y
en otros aspectos de carácter ético tales como la contracepción y el matrimonio
entre homosexuales.
Benedicto criticó las guerras en Irak y Afganistán aunque no con la
fortaleza debida, después de todo estas son agresiones criminales con altos
costos en la destrucción y en la pérdida de vidas humanas que han establecido
la dinámica para otras muchas guerras neo imperialistas como las que están
devastando el Medio Oriente y África.
Pero como líder de los católicos cristianos y, aún más, como la voz de toda la
humanidad, sin importar credo religioso
alguno, el papa falló en denunciar las ilegales agresiones encubiertas,
sanciones económicas y las continuas
amenazas de guerra de parte de Estados Unidos, Europa e Israel en contra de
Irán.
Lo que se necesita o lo que el mundo necesita, la Iglesia Católica incluida,
es la presencia de un líder que levante su voz, que hable sin ambages ni ambigüedades
contra la masiva violencia estructural y violaciones que son indiscutiblemente
el resultado de las políticas intervencionistas de los gobiernos occidentales.
Un líder de esa naturaleza debe tajantemente condenar las actuaciones
criminales de los funcionarios de EEUU y Europa y no consentirlos con reuniones
reverenciales para discutir cuestiones éticas. El pontífice germano, conocido por su dogmatismo teológico es un
conservador políticamente hablando, que falló en denunciar las
injusticias y las violaciones de un sistema antidemocrático como el
capitalismo. El pontífice saliente, como la mayoría de los jerarcas de Europa y
Norte América, obvia o parece olvidar el hecho de que es este sistema económico
manejado por la elite de Washington, Londres, Paris y Berlín, el que está
literalmente crucificando al planeta y sus habitantes con pobreza, enfermedades
hambre y destrucción del medio ambiente.
La predominancia del pensamiento Eurocentrista dentro de la Iglesia
Católica con su larga sucesión de pontífices blancos refleja un mundo pervertido
y corrompido por la dominación de la elite, manifestada en el capitalismo y el
intervencionismo guerrerista que tiene sumida a gran parte de los habitantes
del planeta en condiciones de pobreza y conflictos sin fin. Esas cadenas
necesitan ser rotas. Si en verdad la Iglesia Católica es guiada por las buenas
nuevas de Dios, entonces se hace imprescindible que rompa con las perniciosas
ataduras del paradigma elitista de dominación y se abra a la realidad y atienda
las necesidades que son comunes a la mayoría de seres humanos de este mundo.
Sin embargo, la reciente elección de Jorge Bergoglio, (por cierto bien
recibida por muchos fieles de la Iglesia y exaltada por los medios de prensa) y
de quien ya circulan por el internet gran cantidad de acusaciones que
comprometen la honestidad de este “hombre del pueblo”, da la impresión de que
las cosas no cambiaran mucho y que lejos de ser un paso decisivo hacia la
democratización de una institución religiosa de carácter universal es más bien
una maniobra política destinada a mantener intactas las estructuras del poder dentro
la Iglesia Católica y de los intereses de la elite mundial hegemónica que
representa. Un papa Latinoamericano convenientemente seleccionado para
maquillar el rostro de una institución corrupta y antidemocrática acabó con
la idea de un papa negro, de un verdadero hombre del pueblo.
*Algunos párrafos de este artículo son transcripciones del original en
inglés publicado en Press TV el 13 de febrero del 2013,
escrito por el columnista Finiam Cunningham
Publicado por LaCunadlSol
CT., USA. Auff!
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