Mientras las y los
guatemaltecos, católicos o no, viven afligidos su Semana Santa con la cabeza
agachada y los ojos cerrados, el Presidente Otto Pérez Molina, en pleno feriado
de Miércoles Santo, entregó el Puerto Quetzal (el puerto marítimo más
importante del país) en usufructo para 25 años a la Empresa Portuaria Quetzal,
subsidiaria de una empresa española. El sindicato de trabajadores y sectores
organizados del país, desde hace varios meses, estuvieron resistiendo a este
acto de privatización, pero el despojo se consumó en pleno feriado de Semana
Santa.
De esta manera, Guatemala,
quien ya cedió tierras, ríos, playas, bosques, minas, servicios públicos, etc.
a las corporaciones privadas, quedará enclaustrada y atrapada bajo el dominio
marítimo de una empresa extranjera. Igual o peor de lo que le ocurrió con la
prepotente y nefasta historia de la empresa bananera norteamericana en el siglo
pasado.
EL ÉXTASIS DEL VIERNES SANTO
NEOLIBERAL
Ollantay Itzamná
Las principales ciudades se encuentran revestidas de telas de color morado
y blanco. Adornados con carteles gigantes en las que sus representantes
políticos les desean bendiciones por Semana Santa. Una marea humana vestido con
hábitos de color morado, blanco y negro inundan las calles y plazas de las
ciudades alfombradas de flores y aserrín de colores con motivos religiosos.
Gigantescas estatuas de yeso y madera recorren por las ciudades, en
inmensas andas barrocas, sobre los hombros de compungidos penitentes que llevan
sobre sus cabezas el capirote (cucuruchos) en señal de penitencia pública. Cada
procesión avanza lento al ritmo de melodías de agonía de las bandas de música.
Todo el país se concentra en estas festividades dolorosas. La Semana Santa es
el feriado nacional más largo del año. Desde la televisión, los periódicos, las
radio emisoras y las iglesias se inculcan con ímpetu la mansedumbre, la
obediencia, el dolor, la humildad y el despojo como las virtudes sublimes de un
cristiano penitente.
Despojo despiadado y
aniquilamiento selectivo de dirigentes sociales
Mientras las y los guatemaltecos, católicos o no, viven afligidos su Semana
Santa con la cabeza agachada y los ojos cerrados, el Presidente Otto Pérez
Molina, en pleno feriado de Miércoles Santo, entregó el Puerto Quetzal (el
puerto marítimo más importante del país) en usufructo para 25 años a la Empresa
Portuaria Quetzal, subsidiaria de una empresa española. El sindicato de
trabajadores y sectores organizados del país, desde hace varios meses,
estuvieron resistiendo a este acto de privatización, pero el despojo se consumó
en pleno feriado de Semana Santa.
De esta manera, Guatemala, quien ya cedió tierras, ríos, playas, bosques,
minas, servicios públicos, etc. a las corporaciones privadas, quedará
enclaustrada y atrapada bajo el dominio marítimo de una empresa extranjera.
Igual o peor de lo que le ocurrió con la prepotente y nefasta historia de la
empresa bananera norteamericana en el siglo pasado.
Simultánea a la aplicación del neoliberalismo recargado, el Estado
implementa una sistemática política de criminalización, persecución,
encarcelamiento y/o asesinato selectivo de dirigentes/as de organizaciones
sindicales, sociales e indígenas que se resisten al calvario neoliberal.
Entre febrero y marzo del presente año fueron asesinados 5 dirigentes
sindicales e indígenas que exigían el cumplimiento de derechos laborales y/o se
oponían a proyectos mineros. En este momento, varios dirigentes sociales
guardan cárcel preventiva, otros tantos son amenazados, perseguidos e
investigados, sólo por oponerse a más despojos o exigir la devolución de lo
robado.
El crimen neoliberal y el
silencio de las iglesias
Cuando los ricos saquean y roban, lo llaman negocio para el progreso. Pero,
cuando los empobrecidos intentan recuperar lo que les robaron, los persiguen y
asesinan como a delincuentes.
En esta Guatemala que se vanagloria de ser cristiana, cada 80 minutos se
asesina a bala a una persona en algún rincón del país, de los cuales más del
95% de casos queda en la impunidad. El 90% de las tierras de cultivo son
acaparadas por neo latifundistas que representan menos del 2% de la población
nacional, mientras casi el 70% de guatemaltecos sobreviven en el
empobrecimiento. Cerca del 50% del total de niños/as menor de cinco años sufre
desnutrición. ¿Por qué será que éstas y otras calamidades anticristianas no son
denunciadas por los predicadores en Semana Santa?
Hace cinco siglos llegaron los pordioseros buscando riquezas por estas
tierras. Nos obligaron a abandonar nuestras espiritualidades de la Vida. Nos
dijeron que el bautismo nos traería civilización si acaso a cambio les cedíamos
los bienes de la Madre Tierra. Se quedaron con todo, y cambio nos dieron
miseria, Biblia y cucuruchos para cargar en hombros a sus ídolos blancos y
barbudos que en nada se parecen a los personajes bíblicos, hebreos rebeldes de
piel cobriza como nosotros/as.
El Jesús bíblico predicó la rebeldía y la liberación integral del ser
humano. Organizó un movimiento socio religioso de liberación. Fue asesinado por
el Imperio por subversivo y por blasfemo. Pero, estas verdades bíblicas no se
predican en las iglesias. Más por el contrario, se censura la virtud de la
rebeldía y se predica/promueve el vicio de la mansedumbre-resignación como la
virtud sublime, hasta el límite de convertirnos en un tumulto compungido de
providencialistas con cucuruchos que caminan hacia el cadalso, como lo hacían en
la Edad Media los heréticos penitentes condenados a la pena capital. ¿Por qué
será?
Por estas y otras traiciones, Jesús de Nazareth asesinado por el Imperio
romano no resucitará en Guatemala, mientras los fariseos neoliberales continúen
despojando y asesinando a los Cristo que se insubordinan y organizan para
defender sus derechos y los derechos de la Madre Tierra.
El Domingo de Resurrección sólo ocurrirá en Guatemala si acaso las y los
guatemaltecos nos atrevemos a abandonar nuestra actitud de penitentes eternos
de Viernes Santo.
Podemos cargar, en andas de plata, por otros quinientos años, a ídolos
blancos, barbudos y sangrantes (que representan a nuestros verdugos), pero
éstos serán siempre la premonición del sufrimiento y de la muerte de nuestro
pueblo. El milagro de la resurrección de la Vida ocurrirá cuando nos atrevamos
a desafiar las mentiras que nos impusieron como verdades, y a confiar y creer
en nuestra capacidad creativa. Debemos asumir que nadie en este mundo ha nacido
para ser penitente eterno.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA, Auff!
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