El movimiento ha demostrado
y sigue demostrando, a pesar de sus detractores que buscan minimizar su
potencial y de las maniobras políticas de las fuerzas del poder reaccionario
-Cacif y embajada gringa- y sus serviles colaboradores en los medios de prensa que
al verse rebasados por su fuerza buscan su cooptación, que es el actor más
importante en este momento histórico, no solo por su papel en mantenerse en el
centro de la crisis, no permitiendo que esta se disipe, sino que también por
ser el que instiga, el que exige desde afuera, desde abajo, desde la calle
plantado frente al centro del poder, el desmantelamiento y reemplazo de las
viejas estructuras desde donde se abusado impunemente y sin piedad de todo un
pueblo, que hoy empieza sentir, a palpar que le toca su turno de decidir a
fuerza de su presencia y de su voz, su destino democrático.
AHORA LE TOCA AL PUEBLO
DE GUATEMALA
Las cabezas siguen cayendo, la presión popular no merma, como quisieran
algunos de los que abogan por que se mantenga el orden constitucional, el que a
la luz de la debacle del gobierno por los recientes y obscenos escándalos de corrupción
que involucran hasta el propio presidente, ha colapsado totalmente. Actualmente
el presidente se ha convertido en un figurón, carente de autoridad en todos los
sentidos y con toda la retahíla de funcionarios
abandonando el destartalado buque del Estado que se va en picada, como
ratas que son. Las últimas renuncias de varios ministros, sobre todo la de
López Bonilla, ministro de Gobernación y mano derecha de Pérez Molina, así como
las detenciones del presidente de la junta directiva del IGSS y del presidente
del Banco de Guatemala, no solo ponen de relieve ante la opinión pública, la
magnitud de la metástasis del cáncer de la corrupción en las instituciones del
Estado, sino que además, y esto muy a pesar de la propaganda progubernamental
esgrimida por sectores interesados, que el gobierno de Pérez Molina solo existe
en nombre y que los días del entierro de este engendro de la ilegalidad se
aproximan.
Por su puesto que no hay que pasar por alto el hecho que el Cacif, uno de
los organismos que más se ha beneficiado de la corrupción del Estado también se
encuentra en la picota, expuesto ante el público como una entidad criminal,
sobre todo ahora que su representante ante la junta directiva del IGSS ha sido
detenido por su complicidad en la corrupción en esa institución. Aquí estamos
hablando entonces de cómo la eficiencia de lo privado se beneficia, por medios
fraudulentos, de lo público, que supuestamente es ineficiente.
El aguantador que no tonto pueblo de Guatemala, permanece en estado
expectante listo para seguir con el movimiento de rebeldía, porque lo que
estamos viendo es una rebelión generalizada, aunque pacífica y con matices de
espontaneidad y sin tintes ideológicos claramente discernibles, pero unida en
un objetivo común: la refundación o la restructuración política del Estado
guatemalteco y todas sus instituciones.
El movimiento de protesta pacífica, el cual hay que decirlo es superior en
muchos aspectos a los que han tenido lugar en varias partes del mundo en los
últimos tiempos, como el caso del Ocupar en Estados Unidos que nunca llegó a
cuestionar seriamente la corrupción del
sistema político estadounidense, tiene muy en claro la importancia histórica de
su papel en este momento coyuntural de la historia política de Guatemala.
Entiende que es la parte activa, la parte esencial, el corazón, sin el cual no
se pueden llevar a cabo los cambios estructurales que exige urgentemente tengan
lugar para depurar el podrido sistema político guatemalteco. Y es precisamente
esa certitud que se hace patente en las acciones pacificas del movimiento, lo
que lo convierte en un peligro para las clase oligárquicas y el Estado que
siempre ha servido a sus interéses y que ahora ven con pavor como ese orden injusto, violento, depredador y
antidemocrático se tambalea ante la marea popular que se revela harto de ser su
bestia de carga.
¡Basta ya! ¡Fuera corruptos! ¡Mi huevo si te toca!, corean, dejando escapar
ese sentimiento profundo de indignación y hartazgo, pero también es la convicción
de que ahora es el turno de la gente
trabajadora, que esta vez le toca delinear con fuerza y determinación
manifestada en sus continuos plantones, la ruta de una Guatemala inclusiva
auténticamente democrática.
Sería injusto e inadmisible negar que ha sido la presión de las protestas
lo que ha propiciado la debacle del actual gobierno, no se cuestiona el hecho
de que el Ministerio Público y la CICIG han realizado un trabajo heroico
destapando la olla de los escándalos de corrupción gubernamental, pero al fin
de cuentas, ha sido el ensanchamiento y fortalecimiento de la rebelión
ciudadana lo que desde el primer momento ha acicateado a estos organismos a no
limitarse únicamente en descubrir la punta de iceberg y continuar hasta que
todas las cabezas, mayores y menores, sean guillotinadas. Porque eso es
precisamente lo que se demanda con el “¡fuera corruptos!”, no se pide uno o
dos, son todos, corruptos y corruptores, de ahí nace la exigencia de la
depuración del sistema político, porque se percibe como un ente totalmente
corrompido incapaz de generar nada positivo para el pueblo guatemalteco.
El movimiento ha demostrado y sigue demostrando, a pesar de sus detractores
que buscan minimizar su potencial y de las maniobras políticas de las fuerzas
del poder reaccionario -Cacif y embajada gringa- y sus serviles colaboradores
en los medios de prensa que al verse rebasados por su fuerza buscan su
cooptación, que es el actor más importante en este momento histórico, no solo
por su papel en mantenerse en el centro de la crisis, no permitiendo que esta
se disipe, sino que también por ser el que instiga, el que exige desde afuera,
desde abajo, desde la calle plantado frente al centro del poder, el desmantelamiento
y reemplazo de las viejas estructuras desde donde se abusado impunemente y sin
piedad de todo un pueblo, que hoy empieza sentir, a palpar que le toca su turno
de decir a fuerza de su presencia y de su voz, su destino democrático.
El camino está lleno de escollos, el pesimismo de algunos y el temor de
otros empiezan como malas hierbas a germinar entre ciertos elementos del
movimiento, sin embargo, lo más complicado son las maquinaciones que los
poderes reales, las verdaderas fuerzas antidemocráticas están utilizando para
diluir la fuerza y eficacia del movimiento. Las presiones que se ejercen sobre
la CICIG para que detenga el destape, el contubernio entre Cacif y la embajada
estadounidense para restaurar la credibilidad del zombi Pérez Molina, el
llamado a meterse de lleno en el proceso electoral, ahora más farsa que antes,
y el aparecimiento de candidatos presidenciales auto investidos de poderes
divinos pero que no pasan de ser aspirantes a corruptos o títeres al servicio
de sus amos, son obstáculos que se están interponiendo en la ruta del
movimiento de protesta y contra los cuales irremediablemente habrá que
batallar a brazo partido en los próximos
días que serán cruciales para conocer el rumbo y la permanencia del movimiento
de protesta ciudadana y de sus aspiraciones democráticas.
Publicado por La Cuna del Sol
USA.
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