sábado, 5 de enero de 2019

¡26 partidos políticos! En la contienda electoral de Guatemala en el 2019

Diez son demasiados. Veintiséis es una total locura. Y esto no es participación ciudadana, porque los partidos políticos guatemaltecos no son instituciones de derecho público, sino empresas privadas de poca vida.


¡26 PARTIDOS POLÍTICOS!
EN LA CONTIENDA ELECTORAL DE GUATEMALA
EN EL 2019


Por Luciano Castro Barillas

Es delirante para la vida política de cualquier país que exista un tan insano número de partidos políticos. Diez son demasiados. Veintiséis es una total locura. Y esto no es participación ciudadana, porque los partidos políticos guatemaltecos no son instituciones de derecho público, sino empresas privadas de poca vida que si logran colocar uno o dos diputados al Congreso de la República obtendrán algunos beneficios monetarios con eso de que el sistema electoral de Guatemala paga más o menos un dólar por cada votante de voto válido para X o Y partido político.

Esa increíble atomización no solo se ve en los partidos de derecha, la izquierda, aunque un poco menos, sufre la misma enfermedad del sectarismo. A los primeros los disgrega la ambición capitalista, por el dinero, y a los otros los intereses personales pretextando intereses sociales y democráticos, que suena como buena y bien intencionada retórica, en tanto no la desmientan la realidad a la hora del ejercicio del poder. A ambos les gusta repetirse en los cargos porque ahora, en los tiempos que corren, el principio de la alternabilidad en el poder, es una bobería política. Ese principio de las democracias burguesas se desacralizó y se volvió un valor de cambio, una moneda de baja aleación, que no pesa nada, tal vez como una moneda de corcho de mala cosecha de alcornoque. Pero al menos la izquierda, mal que bien, tiene su ideario, su ideología, sus creencias y convicciones democráticas, su programa político, su plan de gobierno de proyección social y democrática, aunque claro, el papel aguanta con todo.

Pero las filiaciones de izquierda no logran superar los personalismos (muchos se creen “intelectuales” y las tareas operativas del trabajo político no son para ellos, ellos solo dan línea, conducción y dirección política como corresponde a sus privilegiados cerebros). Y en esa autoconsagración unos se autocalifican de social-demócratas, social-cristianos, “liberales de izquierda” o revolucionarios de derecha. No se quieren, no se aman entre ellos, aunque sus normas de tratamiento repiten por aquí y por allá compañero o compañera, ellos y ellas, nosotros y nosotras. Haciendo de paso una pésima contribución al lenguaje, porque sin más ni más, desterraron de la gramática española la existencia de un género neutro, todo porque el feminismo reivindica el género por encima de las buenas costumbres, la corrección, a la hora de escribir.

Hoy, tras el agotamiento de las diferentes expresiones o formaciones políticas de la derecha, que no tienen nada que ofrecer a los guatemaltecos; sí hay una oportunidad para que estos partiditos accedan por primera vez al poder en casi 65 años de vivir en la marginación política luego de la derrota de la Revolución Democrática Burguesa en 1954   -más de medio siglo- , todo esto muy factible en la coyuntura actual que vive Guatemala por el total descrédito de los partidos o negocios políticos de derecha, eso sí, pasando por una palabra, por una condición clave. La unidad. Debiera ser la oportunidad que no debieran perder las fuerzas del centro izquierda, que sería la definición más oportuna para los partidos que piensan darle su respaldo a la señora ex fiscal general Telma Aldana, cuyo desempeño en su cargo, de la manos del comisiona de la CICIG, don Iván Velásquez, desmantelaron y encarcelaron a las estructuras mafiosas de políticos altamente reaccionarios como el actual partido en el poder, el FCN, y empresarios que no les gusta jugar las reglas claras del mercado y viven del concubinato con Estado, al que quisieran desmantelar, pero del que han vivido toda la vida no pagando impuestos y transado contratos de proveedurías corruptas, ofreciendo servicios y bienes de la peor calidad.

Hoy es la oportunidad, pero también deben las formaciones de centro izquierda desterrar otro mal: el hegemonismo. Esa otra deformación ideológica y política ha hecho mucho daño a las fuerzas progresistas. Todos hablan de horizontalidad o dirección colectiva en la toma de decisiones, pero eso también son solo palabras. Todos quieren ser los mandamás, los hegemones, las barzones con los que se atan las yuntas de bueyes y, cuando se asumen como normales esas aberraciones políticas (personalismo, sectarismo y hegemonismo) pues, sencillamente, no se llega a ninguna parte y se va configurando una derrota con anticipación. La unidad es el camino pero, con los ejemplos de las izquierdas de Guatemala (ojalá me equivoque) es más posible que el papa Francisco se vuelva protestante, que las izquierdas guatemaltecas se unan.





Publicado por La Cuna del Sol
USA.

No hay comentarios.: