viernes, 4 de enero de 2019

Dos nuevos informes apuntan a un mayor declive de los EE.UU, y a un considerable riesgo de guerra

Estos dos informes demuestran que Estados Unidos ha perdido su anterior superioridad tecnológica y militar, pero igualmente, que Estados Unidos está dispuesto a hacer todo lo posible para evitar una mayor erosión de su rol a nivel global y su reemplazo por las dos superpotencias emergentes, Rusia y China.


DOS NUEVOS INFORMES APUNTAN A UN
MAYOR DECLIVE DE LOS EE.UU, Y
A UN CONSIDERABLE RIESGO DE GUERRA


Por James O’Neill

Dos informes recientes en Estados Unidos sugieren enfáticamente que los Estados Unidos están planeando una guerra de gran envergadura contra Rusia y China, pero están lejos de estar seguros de que, de hecho, podrían tener éxito en una guerra de tal magnitud. Los informes también proporcionan información sobre cómo Estados Unidos hará frente a las demandas presupuestarias para tales preparativos de guerra, pero obvia casi por completo los costos sociales y humanos de tales políticas.

El primero de estos informes se titula "Providing for the Common Defense" (noviembre de 2018), que a la vez es el informe preparado con el propósito de evaluar el documento de la Estrategia de Defensa Nacional publicado a principios de 2018.

El informe reconoce que los cambios “dentro del país y en el extranjero están disminuyendo la supremacía militar de los EE.UU”, y que la perdida de esa supremacía representa una amenaza a los “intereses vitales de Estados Unidos”.

Los cambios geopolíticos en las estructuras de poder regionales están "socavando la disuasión de los adversarios de los Estados Unidos y la confianza de sus aliados, aumentando así la probabilidad de conflicto militar". De producirse un conflicto de tal naturaleza, los Estados Unidos podrían "sufrir bajas que superarían el límite de lo aceptable como también la pérdida de importantes activos de capital".

El informe indica que "Estados Unidos está perdiendo su supremacía en áreas clave de conducción de la guerra, tales como defensa aérea y de misiles, operaciones cibernéticas y espaciales, guerra antisuperficie y antisubmarina, sistemas de armas terrestres de largo alcance y guerra electrónica".

El informe reconoce además que "la ventaja de Estados Unidos está disminuyendo o ha desaparecido en muchas tecnologías clave en las que se sustenta la superioridad militar de los EE.UU".

Dicha franqueza tiene sus precedentes en los documentos de estrategia de los EE.UU y las implicaciones de las citas anteriores son probablemente la razón por la que el informe ha recibido una cobertura casi nula en los medios de comunicación occidentales.

Admitir la deficiencia tecnológica y desventaja estratégica no se sientan bien con la imagen de un Estados Unidos todopoderoso, dispuesto y capaz de repeler cualquier amenaza a sus propios intereses globales o de sus aliados. Estos últimos prefieren la cómoda ilusión de un omnipotente "paraguas" norteamericano.

Sin embargo, la estrategia de la Comisión para hacer frente a este percibido retraso y la consiguiente pérdida de la omnipotencia militar, es en sí misma fatalmente defectuosa. La “solución” que se propone es gastar enormes sumas de dinero a una tasa de 3-5% por encima de la inflación.

Eso significa que una parte muy significativa del presupuesto federal debería dedicarse al gasto militar. La única forma en que podría lograrse, dado el creciente déficit que el gobierno de los Estados Unidos tiene ($ 22 billones y sumando) tendría que venir, reconoce el informe, mediante recortes en el gasto social como las pensiones, Medicare y la seguridad social. El informe reconoce que los "compromisos" serán "difíciles", una declaración que subestima seriamente la devastación social que ocasionaran tales recortes.

Este argumento se ventila en una sociedad que gasta más en defensa que lo que gastan combinadamente las siguientes ocho potencias militares. La infraestructura nacional de los Estados Unidos, en todo, desde puentes a escuelas, se encuentran en un estado de deterioro; y estas propuestas solo acelerarán esa tendencia.

Al parecer a los redactores del informe no se les ocurre que toda la premisa de que Estados Unidos debe continuar en su intento de controlar el mundo para su propio beneficio no es deseable ni deseado por la gran mayoría de las naciones del mundo, como lo demuestran las múltiples resoluciones de la Asamblea General de la ONU.

El segundo informe  ha sido emitido por la Oficina de Fiscalización Superior del Gobierno de los Estados Unidos (GAO, por sus siglas en ingles) y se titula: National Security: Long Range Emerging Threats Facing the United States as Identified by Federal Agencies (December 2018). Este último ha recibido aún menos publicidad que el documento ‘Providing for the Common Defence’.

Es probable que la razón de esta reticencia de los medios de comunicación se deba a que el informe de la GAO en efecto detalla dónde Estados Unidos se está quedando rezagado en su capacidad militar en relación a sus dos principales rivales: Rusia y China.

El hecho de la relativa debilidad militar no es nuevo. Andrei Martyanov en su libro, Losing Military Supremacy (2018) (La pérdida de la supremacía militar [2018]), proporciona un análisis detallado del por qué la tecnología militar rusa es superior a la de Estados Unidos en varias áreas importantes. Lo que expone Martyanov sobre Rusia se aplica con igual validez a la tecnología china.

El argumento de Martyanov fue dramáticamente ilustrado por el discurso del Presidente Putin el 1 de marzo de 2018 ante el Parlamento ruso. La reacción inicial de los estadounidenses fue descartar las afirmaciones de Putin, sin embargo, a los pocos días el complejo industrial militar exigía más fondos para contrarrestar la superioridad del armamento ruso descrito en el discurso de Putin.

El informe de la GAO nos brinda un incuestionable argumento en el sentido de que Putin no estaba fanfarroneando. Esto es lo que dice el informe bajo la sección titulada "Weapons”:

Armas hipersónicas. China y Rusia están en la búsqueda de armas hipersónicas ya que su velocidad, altitud y maniobrabilidad pueden prevalecer sobre la mayoría de los sistemas de defensa de misiles, y pueden usarse para mejorar las capacidades ofensivas de las armas convencionales y nucleares de largo alcance. Actualmente se carece de contramedidas.

Misiles. Los adversarios están desarrollando nuevas tecnologías de misiles para atacar a Estados Unidos y desafiar los sistemas de defensa de misiles estadounidenses, incluyendo los ICBM convencionales y nucleares, los misiles crucero y los misiles espaciales que podrían orbitar la Tierra.

Aeronaves. China y Rusia están desarrollando nuevas aeronaves, incluidas aeronaves furtivas, que podrían volar más rápido, llevar armas avanzadas y con mayor radio de acción. Dichas aeronaves podrían obligar a los aviones estadounidenses a operar a distancias más largas y poner en riesgo a un número mayor de objetivos estadounidenses.

Hay más en relación al mismo tema. La única advertencia que habría que añadir a esos puntos es el uso del modo condicional. El uso de palabras tales como "puede" o "podría" es redundante. Esa tecnología ya está en funcionamiento (www.thesaker.is 1 de marzo de 2018).

Varios comentaristas han argumentado que la brecha tecnológica entre los sistemas ruso y chino y el de Estados Unidos ahora se mide en décadas. No hay evidencia que sugiera que esta brecha se pueda salvar en un futuro previsible. Un escenario más probable es que la brecha tecnológica podría ampliarse.

El informe de la GAO debería ejercer un efecto disuasivo en las incontrolables ambiciones de aquellas voces poderosas en la administración de los Estados Unidos, y en el "estado profundo" en general, y quienes en sus delirios y ataques de locura creen que Estados Unidos podría "ganar" una guerra nuclear contra Rusia y / o China.

La historia demuestra que no es prudente subestimar hasta donde Estados Unidos es capaza de llegar para conservar su autodenominado papel como el poder hegemónico dominante en el mundo (ver Corea de Michael Pembroke (2018). La realidad es que la era de la dominación de los Estados Unidos ya va siendo cosa del pasado.

En lugar de arriesgarse a una guerra nuclear que causaría pérdidas inimaginables a todos los pueblos del mundo, incluso por primera vez en los Estados Unidos, el escenario más probable será una intensificación de lo que Andrei Korybko llama "guerra híbrida". Un ejemplo actual de esto es la campaña emprendida contra Huawei, aparentemente debido al potencial del ciberespionaje chino, pero que en realidad se trata de debilitar y socavar el programa Made in China 2025 enfocado en el liderazgo en inteligencia artificial, información cuántica y otras tecnologías sofisticadas, y obligar a los aliados de Estados Unidos a comprar sus productos de inferior calidad.

Es probable que las proxy wars (guerras delegadas) en el Medio Oriente, África, Asia y América Latina aumenten exponencialmente.

Estos dos informes demuestran que Estados Unidos ha perdido su anterior superioridad tecnológica y militar, pero igualmente, que Estados Unidos está dispuesto a hacer todo lo posible para evitar una mayor erosión de su rol a nivel global y su reemplazo por las dos superpotencias emergentes, Rusia y China. Si la determinación de los EE.UU, pondrá  o no, al mundo al borde de un catastrófico intercambio nuclear será una de las cuestiones más importantes para 2019.





Publicado por La Cuna del Sol
USA.

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