Irán
tampoco quiere la guerra, pero tampoco aceptará el continuo embargo de sus
exportaciones de petróleo. Mientras Irán no pueda vender su petróleo, Irán y
Trump continuarán con su danza macabra al borde del abismo.
IRÁN Y TRUMP AL BORDE DEL ABISMO
Por Elijah J. Magnier
Irán está empujando al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al borde
del abismo, elevando a nuevas alturas el nivel de tensiones en el Medio
Oriente. Después del sabotaje de cuatro embarcaciones petroleras en al-Fujairah
y el ataque al oleoducto de Aramco hace un mes, y el ataque de la semana pasada
a dos petroleros en el Golfo de Omán, la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC,
por sus siglas en ingles), clasificada por los EE.UU como organización terrorista,
derribó ayer un avión no tripulado de la Marina de los Estados Unidos, enviando
dos mensajes claros. El primero es que Irán está listo para una guerra total,
sin importar las consecuencias. El segundo es que Irán es consciente de que el
presidente de los Estados Unidos se ha acorralado el mismo; el embarazoso
ataque se produjo una semana después de que Trump lanzara su campaña electoral.
Según fuentes bien informadas, Irán rechazó una propuesta de los servicios
de inteligencia de los Estados Unidos, transmitida a través de un tercero, para
que se le permitiera a Trump bombardear uno, dos o tres objetivos definidos,
elegidos por Irán , de modo que ambos países puedan aparecer como ganadores y
Trump evitar una humillación. Irán rechazó categóricamente la oferta y envió su
respuesta: incluso un ataque contra una
playa vacía en Irán provocaría un lanzamiento de misiles contra los objetivos
estadounidenses en el Golfo.
Irán no está dispuesto a ayudar a Trump a bajar del árbol al que ha trepado
y prefiere mantenerlo confundido y acorralado. Es más, a Irán le encantaría que
Trump no obtenga un segundo mandato, y hará todo lo que pueda para ayudar a
sacarlo de la Casa Blanca al final de su mandato en 2020.
Así mismo, Irán ha establecido una
sala de operaciones conjuntas para informar a todos sus aliados en el Líbano,
Siria, Irak, Yemen y Afganistán de todas las medidas que está adoptando para
enfrentar a los Estados Unidos en caso de una guerra total en el Medio Oriente.
Los aliados de Irán han aumentado su nivel de preparación y alerta al más alto
nivel; de ser necesario ellos participarán en la guerra desde el momento en que
comience. Según las fuentes, los aliados de Irán no dudarán en abrir fuego
contra un conjunto de objetivos ya acordado, en una respuesta perfectamente
organizada, orquestada, sincronizada y calibrada, anticipando una guerra que
puede durar muchos meses.
Las fuentes confirmaron que, en caso de guerra, el objetivo de Irán es detener
completamente el flujo de petróleo del Medio Oriente, no atacando a los
petroleros, sino atacando las fuentes de petróleo en cada país del Medio
Oriente, sin importar que estos países se consideren aliados o enemigos. El
objetivo será detener todas las exportaciones de petróleo del Medio Oriente al
resto del mundo.
Trump está tratando de encontrar una salida y calmar las tensiones, pero
evita hacer algo para aliviar las sanciones a Irán. Fue el presidente de los
EE.UU quien desencadenó la crisis actual al revocar el acuerdo nuclear (JCPOA)
a solicitud de Benjamin Netanyahu. Trump
quiere ver a Irán sufrir las severas consecuencias de las sanciones impuestas
por los EE.UU durante la duración de su campaña presidencial. Este statu quo es
aceptable para Trump pero catastrófico para Irán. Esta es la razón por la
cual Irán se negó a aceptar un escenario que haría que Trump se viera como un
ganador al bombardear posiciones en Irán, afirmando que había destruido los
lugares exactos desde donde se disparó el misil contra su nave no tripulada.
Trump quiere ganar la guerra de apariencias, pero se enfrenta a un régimen
iraní tan recalcitrante como él ha sido con Irán. Trump parece ignorar el hecho
de que el bloqueo económico es un acto de guerra; al bloquear unilateralmente
la exportación de petróleo iraní y paralizar la economía de Irán, Trump ya le
ha declarado la guerra a Irán.
La semana pasada, en respuesta a los últimos incidentes, Estados Unidos
envió solo un número limitado de refuerzos al Medio Oriente. Según las fuentes,
estas fuerzas estaban compuestas por varios equipos de aviones no tripulados y
una fuerza de ataque capaz de intervenir en caso de futuros ataques contra embarcaciones
petroleras. El derribo del avión no tripulado fue el mensaje de Irán a los
Estados Unidos de que nada está vedado: están preparados para pelear. El
mensaje iraní, explicitado el año pasado por el presidente iraní Hassan Rouhani
y otros funcionarios políticos y militares, es claro: si no podemos exportar
nuestro petróleo, nadie puede hacerlo. Pero este mensaje parece no haber
llegado a los oídos de Trump.
Los medios de prensa estadounidenses afirman que el presidente Trump aprobó
los ataques militares contra Irán, pero revocó la orden horas después. Lo que
realmente sucedió, según la fuente, es lo siguiente:
Irán fue informado de antemano a través de un tercero de una propuesta de
los servicios de inteligencia estadounidenses para que Irán seleccionara uno o
dos, o tres sitios desocupados para que Estados Unidos los bombardeara. Esto
tenía la intención de hacer que todos quedaran contentos evitando dañar la reputación
de los involucrados. Irán se negó a ser parte de esta farsa, que fue diseñada
para salvar la reputación de Trump. Sin embargo, a Irán le tranquilizó esta
oferta de que Estados Unidos no tiene intención de ir a la guerra y está
tratando de encontrar una salida a su dilema; Trump está buscando una salida.
Irán tampoco quiere la guerra, pero tampoco aceptará el continuo embargo de
sus exportaciones de petróleo. Mientras Irán no pueda vender su petróleo, Irán
y Trump continuarán con su danza macabra al borde del abismo.
La economía de Irán está bajo ataque por el embargo de Trump a las
exportaciones petroleras iraníes. Trump se niega a levantar el embargo y quiere
negociar primero. Trump, a diferencia de Israel y los halcones en su
administración, está tratando de evitar una guerra declarada. Netanyahu ha
reiterado su deseo de guerra con Irán -una guerra que los Estados Unidos
pelearan-, y está en reuniones con sus aliados árabes para ayudar a lograrlo. Como
Ha’aretz describió el dilema de Irán de Netanyahu el mes pasado, el objetivo es
lograr que Trump vaya a la guerra sin arriesgar a Israel en el frente de
batalla.
Es el deseo de Trump de evitar la guerra lo que lo hace susceptible a la
presión iraní. Trump estará en una posición aún más crítica a nivel nacional si
los misiles iraníes toman como blanco el petróleo del Medio Oriente. Irán está
ofreciendo solo dos opciones al presidente de Estados Unidos: terminar con el
embargo al petróleo iraní o ir a la guerra. Las fuentes reconocen que el futuro
es incierto y potencialmente muy peligroso para la región y la economía
mundial, ya que Irán definitivamente no se detendrá en sus planes para detener
la navegación de todos los petroleros si no puede exportar su propio petróleo.
Económicamente, Irán y los Estados Unidos ya están en guerra. Una salida de
esta crisis sería que Trump se hiciera de la vista gorda y permitiera que
Europa trabajara para aliviar la presión económica sobre Irán, sin sancionar a
las compañías europeas involucradas. De lo contrario, es probable que no pueda
evitarse una catástrofe regional y global.
Publicado por La Cuna del Sol
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