miércoles, 5 de junio de 2019

La soberanía de las naciones y su territorio es un principio acomodaticio, y un problema teórico sobre el uso del concepto

El principio de la soberanía nacional y la teoría al respecto no es más real que en los textos de derecho público internacional, acuerdos, convenios y tratados. Ese principio no existe, es acomodaticio.


LA SOBERANÍA DE LAS NACIONES
Y SU TERRITORIO ES UN PRINCIPIO ACOMODATICIO,
Y UN PROBLEMA TEÓRICO SOBRE EL USO DEL CONCEPTO


Por Luciano Castro Barillas

Las naciones que poseen sistemas democráticos más avanzados consagran el principio de la soberanía nacional como uno de sus bienes más preciados en su imaginario cívico y de valores patrióticos nacionales. La soberanía es sinónimo de Patria y la violación a ese principio, sea territorio, aguas o espacio aéreo pone en riesgo la paz y aboca a las naciones a la confrontación armada.

La diplomacia, esa manera de arreglar las controversias en base al diálogo, aclaración o explicación de un hecho violatorio de la soberanía nacional, conjura las guerras y evita desgracias mayores. Todas las naciones, grandes o pequeñas, debieran de observar ese principio, pero no sucede así cuando su clase dirigente, su clase política, es entreguista y colaboradora del enemigo nacional. Sucede que esa autoridad suprema del poder público sobre el territorio y sus habitantes es negociable. Se puede vender o alquilar al mejor postor, al que mejor pague. Y peor aún, la soberanía se ofrece a la nación más poderosa que ha hecho mentirosos ofrecimientos.

Hay varios ejemplos de estos casos, unos más, otros menos. Otro totalmente escandalosos. Por ejemplo, Siria “invitó” a Rusia e Irán a estar en su territorio y la ayudaron en el conflicto contra las bandas criminales financiadas y organizadas por los países occidentales, encabezados por los Estados Unidos y la Unión Europea. Irán tiene intereses menos declarados en esa zona de la Ruta de la Seda, el gran proyecto chino. Rusia un interés más concreto: su base militar en Latakia, su puerta de entrada de manera directa al mar Mediterráneo. Rusia no está ya desde hace varias décadas arrinconada en el Mar Negro y con un estrecho del Bósforo susceptible de ser bloqueada a la hora de una conflagración, lo cual inmovilizaría a su poderosa armada. ¿Hay violación a la soberanía nacional sobre territorio y sus habitantes? Indudablemente que sí, aunque sean países amigos y socios.

Hay violación de la soberanía nacional en las islas Malvinas del Atlántico Sur de Argentina por parte de Gran Bretaña. Hay violación de la soberanía nacional con la independencia de Belice y el pretexto del principio de la autodeterminación de los pueblos. ¿Quién acordó con los personeros de la compañía maderera que a la vuelta de los siglos ese territorio guatemalteco sería una nueva nación? Hay violación a la soberanía nacional con el robo descarado del 50% del territorio de México por parte de los Estados Unidos. Hay violación de la soberanía nacional (quizá sea el caso más patético) con el robo del territorio palestino por parte de la entidad sionista.

El principio de la soberanía nacional y la teoría al respecto no es más real que en los textos de derecho público internacional, acuerdos, convenios y tratados. Ese principio no existe, es acomodaticio. Es como el principio de la lógica del tercero excluido, el cual existe con respecto a los extremos, a los que le dan lugar a su existencia. Son principios que al final se definen por su género próximo, el cual puede ser o no ser. Por eso los guatemaltecos no se escandalizan: 15 años de que están las tropas de los Estados Unidos en Cobán haciendo no sé qué y ahora que están en Huehuetenango resguardando un pequeño punto en la extensa y escabrosa frontera de la Sierra de los Cuchumatanes. Dinero echado a perder de los contribuyentes estadounidenses por una acción que no tiene futuro. La soberanía, eso es lo de menos, para la mayoría de guatemaltecos.






Publicado por La Cuna del Sol

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