Están surgiendo tradiciones escalofriantes que recuerdan a la década de 1930: la élite gobernante insta a toda la nación alemana a identificarse con el militarismo. Las implicaciones de todo esto se harán evidentes en las políticas alemanas.
EL RETORNO DE ALEMANIA AL
MILITARISMO Y LA CUESTIÓN
IRANÍ
M. K. Bhadrakumar
Indian Punchline
En un discurso en Moscú el 8 de diciembre, el ministro de Relaciones
Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov se refirió a los recientes intentos
occidentales de mantener el modelo de un orden mundial unipolar. Dijo que el
coqueteo de la Unión Europea con la idea de ser un polo en un sistema
multipolar se está disipando y advirtió sobre las recientes políticas de
Alemania dirigidas a preservar "sus pretensiones de liderazgo pleno"
de la UE.
En efecto, con la salida de Gran Bretaña de la UE y Francia envuelta en una
crisis interna, el momento para que Alemania asuma el liderazgo de Europa ha
llegado. Un patrón desconcertante aquí es el agresivo retorno de Alemania al
militarismo. Tan solo el mes pasado, la ministra de Defensa alemana, Annegret
Kramp-Karrenbauer, solicitó un aumento importante del gasto militar a pesar de
la pandemia de coronavirus.
El militarismo alemán había estado latente durante décadas. Para evitar que
quede en el olvido, el Bundeswehr (fuerzas armadas alemanas) en el momento de
su fundación en 1955, juramentó a 44 generales y almirantes que habían
pertenecido previamente al Wehrmacht de Hitler, mayormente de su estado mayor.
De los 14,900 soldados profesionales que componían el cuerpo de oficiales en
1959, había 12,360 oficiales del Wehrmacht, 300 de los cuales provenían del
liderazgo de las temidas SS.
Sin duda, Alemania maniobró bien para evitar los riesgos y ocultar el hecho
de que el Bundeswehr es una continuidad del Wehrmacht. Ya en 2005, la revista
Spiegel escribía: “Hoy, el Bundeswehr se ha convertido en una de las herramientas
más poderosas disponible para los responsables de la política exterior alemana.
Desde la reunificación, la que fuera una engorrosa organización ha pasado por
un proceso de constante optimización, modernización y actualización técnica... Bundeswehr...
está evolucionando de una fuerza de defensa a un ejército intervencionista”.
En efecto, en los años más recientes, han comenzado a resurgir las
tradiciones y el militarismo de la élite gobernante alemana. Estamos siendo
testigos de la transformación del Bundeswehr en una máquina de guerra capaz de
defender los intereses alemanes en todo el mundo.
En un discurso el mes pasado para conmemorar el 65 aniversario de la
fundación del Bundeswehr, el presidente Frank-Walter Steinmeier dijo que incluso
bajo la próxima presidencia de Joe Biden, Europa no será tan importante para
Estados Unidos como solía ser, y, por lo tanto, "Veo que nuestro país
tiene una doble responsabilidad”: el liderazgo alemán en Europa y un papel más
robusto para Berlín dentro de la OTAN.
El presupuesto de defensa alemán se incrementó el año pasado en un 10 por
ciento. Como justificación, Steinmeier
dijo que los soldados tienen “derecho a estar equipados con el mejor equipo
posible que este país les pueda proporcionar, equipo que les brinde la mejor
protección posible y les permita cumplir con la misión definida por la esfera
política”.
Steinmeier dijo: “Las experiencias de los soldados que... sirvieron en
combate, donde fueron heridos física o psicológicamente... forman parte de
nuestras experiencias. Sus batallas son nuestras batallas, aun si la paz
prevalece aquí en Alemania. Esto no es simplemente algo que podamos esperar de
nuestra sociedad. También debería ser importante para nuestra sociedad. La
sociedad les debe esta empatía e interés".
Están surgiendo tradiciones escalofriantes que recuerdan a la década de
1930: la élite gobernante insta a toda la nación alemana a identificarse con el
militarismo. Las implicaciones de todo esto se harán evidentes en las políticas alemanas.
En términos inmediatos, la posición de la UE en relación a la situación en
torno a Irán se está volviendo crucial. La actitud de Alemania hacia la
cuestión nuclear iraní ha cambiado, insinuando la posibilidad de una nueva
política de la UE que busca tener éxito donde el presidente de los EE.UU fracasó
con su llamada campaña de “máxima presión”.
En una entrevista con Der Spiegel a principios de mes, el ministro de
Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, dijo: “De todos modos, un
regreso al anterior acuerdo (nuclear de Irán de 2015) no será suficiente.
Tendrá que haber una especie de "acuerdo nuclear plus", que también
es de nuestro interés. Tenemos claras expectativas con respecto a Irán: sin
armas nucleares, pero tampoco ningún programa de misiles balísticos que amenace
a toda la región. Irán también debe desempeñar un papel diferente en la región.
Necesitamos este acuerdo precisamente porque desconfiamos de Irán. Sobre esto
ya he coordinado con mis homólogos franceses y británicos".
Esta es la primera vez que un ministro de Relaciones Exteriores alemán explícitamente
ha hecho un llamado para un "mejor" acuerdo con Irán. Mientras tanto,
Miguel Berger, secretario de Estado del Ministerio de Relaciones Exteriores de
Alemania, reforzó el mensaje de Maas prometiendo una "reacción firme"
al papel de Irán en la región "con sanciones si es necesario".
Significativamente, estas observaciones fueron hechas en el contexto de la
necesidad de un acuerdo nuclear "actualizado" con Irán. Es una
postura hipócrita, ya que Alemania no cumplió con sus compromisos en virtud del
acuerdo de 2015 y es muy consciente del desencanto de Irán para entablar nuevas
conversaciones con Occidente debido a su experiencia de que otros signatarios
incumplen el acuerdo nuclear.
En esencia, Alemania parece estar preocupada por un Irán vigoroso, que
podría interponerse en el camino de su propio y futuro expansionismo en las
regiones que rodean a Irán. Alemania sabe muy bien que Irán no busca adquirir
armas nucleares, mientras que, por el contrario, los propios planes de Alemania
de avanzar en la dirección del desarrollo de misiles nucleares en algún momento
siguen siendo un tema abierto.
Basta decir que Alemania no solo no está preparada para comprometerse de
manera sustancial con Irán, sino que tampoco parece tener prisa por presionar
por un rápido regreso de Estados Unidos al acuerdo nuclear con Irán. No existe
otra explicación lógica para la reciente declaración conjunta del 7 de
diciembre del E3 (Alemania, Francia y Reino Unido), que no es de ninguna ayuda
en las circunstancias imperantes donde la prioridad radica en que la
Administración de Joe Biden tome medidas tangibles que rompan el estancamiento
y permitir que las negociaciones comiencen lo antes posible.
Sin duda, Alemania ha complicado aún más la situación al exigir nuevas
concesiones a Irán en relación con otros temas "no nucleares", como
el programa de misiles balísticos de Irán y su influencia regional que no
formaban parte del acuerdo de 2015. Si Alemania hubiera actuado de buena fe,
debería haber enfocado su mensaje en alentar a Biden a que vuelva al acuerdo de
2015 de manera rápida e incondicional.
Mientras tanto, el 3 de diciembre, Alemania entregó a Israel el primero de
cuatro buques de guerra avanzados de fabricación alemana equipados con sistemas
de defensa antimisiles, misiles antiaéreos y antibuque, torpedos y una
plataforma de lanzamiento mejorada para los helicópteros de ataque más nuevos
de Israel. El jefe militar israelí, el teniente general Aviv Kohavi, los llamó
"una de las máquinas de guerra más avanzadas del mundo, lo que representa
un salto importante en la capacidad del ejército israelí para garantizar
nuestra fortaleza en el mar y en las operaciones navales".
La conclusión es que Alemania está rechazando las tendencias objetivas
hacia la formación de un mundo multipolar. Su estrategia es, por un lado,
liderar la UE con la soberanía europea como lema y, por el otro, fortalecer el
pilar europeo de la OTAN, que le permita a Alemania seguir una política de
seguridad en áreas desde el Sahel hasta el Mediterráneo y el Cercano y Medio
Oriente. Alemania definirá sus intereses en política regional junto con los
EE.UU pero en una asociación equilibrada con un papel más importante en la toma
de decisiones políticas.
Publicado por La Cuna del Sol
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