La patria está hecha pedazos y no solo por los politiqueros y funcionarios mediocres y corruptos de las sucesivas administraciones de derecha (66 años de horrores administrativos) que nos llevó al colapso como Estado y Nación.
GUATEMALA, UN ESTADO Y
UNA NACIÓN
HECHA, LITERALMENTE,
PEDAZOS
Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol
Se necesita mucho optimismo para intentar ver a
una Guatemala distinta, de colores vivos, luminosos y vibrantes, como una bella
pintura impresionista. Necesitaríamos a un Van Gogh para que llene de los
colores de la alegría los campos, las aldeas, las pequeñas y las grandes
ciudades de este país martirizado desde siempre y signado por el egoísmo de
muchas personas que han nacido en este territorio, pero que no son
guatemaltecos, por ejemplo; los Giammattei,
los Arzú, los Berger y toda una serie de familias advenedizas, como los
alemanes del norte de Guatemala, que con la cobertura de “inversionistas” han
despojado, robado, saqueado y explotado a los guatemaltecos.
A esos europeos que se dicen guatemaltecos y
que se alían con los sectores tradicionales de los blancos criollos y herederos
directos de los colonizadores; a esos puedo decirles yo que NO SON
GUATEMALTECOS. Nadie, que no sea guatemalteco, puede actuar de esa manera tan
ingrata con este pequeño y hermoso país. En este crimen también acompañan a los
sectores dominantes muchos desclasados, mucha gente de origen indígena, que son
auténticos renegados raciales y de clase. Por ejemplo, la famosa diputada, por
sinvergüenza, Delia Bac (antes germanizaba su apellido con una K al final) se
avergonzaba de su origen cakchiquel, pero su cara aborigen ya no pudo más y se
vio obligada a aceptar su realidad de nativa ladinizada.
Esta señora, descomunalmente corrupta y
reaccionaria, se inventó una aldea para favorecer un terreno de su propiedad donde
había construido un lujoso salón de belleza y relajación -spa- para el cual necesitaba una vía, un camino de
acceso debidamente pavimentado, o asfaltado, como estilamos decir en Guatemala.
Para justificar la inversión el Ministerio de Comunicaciones necesitaba que el
lugar estuviera poblado y como no existía ninguna población, más que el spa de
Delia Bac, se inventó el nombre de una aldea, inexistente, y ni lerdo ni
perezoso el ministro de esos años construyó la carretera para favorecer a los
vecinos de la aldea imaginaria, es decir, el spa, la inversión de la diputada
mañosa.
En la destrucción de Guatemala entran los
ladinos blancos, incondicionales de los blancos que llegan de todas partes del
mundo. También los ladinos pardos o negrillos que actúan de la misma
manera, si no vea usted el interminable ejercicio del poder de la familia
Corado en el municipio de El Adelanto, departamento de Jutiapa. Negrillos
que por la gracia del dinero ya se sienten blancos (ja, ja, ja). Todo este
conglomerado de blancos y mestizos han destruido a Guatemala. Ahora,
tardíamente, lo hacen los indígenas de las diferentes etnias: los xincas
inexistentes de Jutiapa (el núcleo histórico y arqueológico de los xincas solo
está en el municipio de San Juan Tecuaco y sus alrededores) del departamento de
Santa Rosa. Los xincas de Jutiapa se han vendido siempre al mejor postor. Son
de los grandes electores de la diputada narco Patricia Sandoval. Los garífunas,
muchos de ellos vinculados al trasiego de droga, que a duras penas iniciaron un
proceso de construcción identitaria, porque su asentamiento en las costas
atlánticas de Guatemala no va más allá de los 300 años. Y los pueblos mayenses
(no mayas) que se odian entre sí y luchan desde siempre por la hegemonía en los
altiplanos y tierras bajas del noroccidente del país.
De toda esta variedad étnica surgen los malos
guatemaltecos y todos, como morralla de bajo precio, se coluden, se juntan,
para depredar al Estado y el territorio de Guatemala. La destrucción de la
Nación guatemalteca la encabezaron los comunitarios de los 48 cantones, quienes
tuvieron -algunos- la peregrina y
estólida idea separatista de crear la República
de Guatemaya. Al fin, alguien apaciguó esas cabecitas y no siguieron
impulsando ese desaguisado de proporciones catastróficas para Guatemala.
La patria está hecha pedazos y no solo por los
politiqueros y funcionarios mediocres y corruptos de las sucesivas
administraciones de derecha (66 años de
horrores administrativos) que nos llevó al colapso como Estado y Nación. ¿Qué vendrá?
Pues nada, por el momento, mientras casi todas las organizaciones populares y
medios alternativos sigan funcionando con las ideas pacifista de George Soros y
los países escandinavos. Todo cambiará cuando los guatemaltecos tomemos el
camino de lucha de los pueblos de Chile, Bolivia, Perú y Ecuador por las
reivindicaciones postergados de los pobres. Entretanto, esperemos los sábados
de recreo en la Plaza de la Constitución, manifestaciones que no hacen mella un
milímetro al poder corrupto establecido.
Publicado por La Cuna del Sol
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