Guatemala es un Estado y una Nación secuestrada, por acciones económicas, financieras, militares y de mala política. Pero el peor de los secuestros es el mental. Todo el pueblo de Guatemala se ha derechizado.
GUATEMALA,
UN PAÍS SECUESTRADO
POR TODOS
Luciano Castro Barillas
Escritor y analista político
La Cuna del Sol
Hay una palabreja puesta de moda por los
“tanques de pensamiento” (¡vaya frasecita!) y que perturba el lenguaje y el
entendimiento: cooptación. La palabra existe en el idioma español pero está mal
empleada pues, cooptar, es elegir a una persona para ser miembro de una
sociedad o gremio. En Guatemala se emplea como secuestrar, palabra que no solo
se refiere a personas si no a bienes o documentos a la hora de una acción
judicial. Lo que sucede es que la velocidad y amplitud de difusión de una
palabra la hace que se vuelva pandémica y termina contaminando a todos los
países donde se habla el idioma de Cervantes.
La Real Academia, esa especie de policía global
de la lengua española pero ahora dicen que ya no es así, no interviene donde
debiera de hacerlo y deja el uso del lenguaje a como le venga en gana a
cualquier usuario. Diríamos que, al final, todo mundo escribirá o hablará como
le gusta sin importar reglas o la existencia de una gramática, gracias al
democraticismo interno de los académicos de la lengua española quienes no
contribuyen a su esplendor, ni a la limpieza de las aberraciones idiomáticas y
en consecuencia no fija nada. Hace, sí, en efecto, fragoso camino a la
oscuridad idiomática, al mal uso del lenguaje, al desencanto de una lengua
hermosa al vulgarizar en buena medida sin los equivalentes novísimos, cuyos
neologismos vienen en abundancia de la lengua inglesa, sobre todo en ciencia y
tecnología. Han de saber, queridos lectores, que el lema de la Real Academia
Española expresa lo siguiente: “Limpia,
fija y da esplendor”.
En los tiempos que transcurren no solo el
idioma está secuestrado. Están secuestradas las naciones por las respectivas
oligarquías económicas y financieras internacionales, o sea por el
neocolonialismo. Guatemala no es la excepción. Tiene una de las oligarquías más
brutales de América Latina, solo precedida o igual a la de Colombia. En las
recientes y malhadadas protestas de los guatemaltecos que, para variar siempre
quedan en nada, sí hubo algo muy pedagógico, a nivel de las paredes y calles
como aulas, como espacio para la educación y la protesta: Dijeron los
muchachos: “No hay futuro con el Cacif”.
Y es una gloriosa verdad escrita como grafiti. No es la dictadura militar
de hace 66 años, ni los políticos corruptos los que tienen sumidos en la
pobreza al 85% de los guatemaltecos. Es su modelo socioeconómico, mismo que no
cubre las necesidades básicas de la gran mayoría de familias. Es decir, aquí no
se llega al mínimo vital. Por eso tantos niños, madres, adultos y ancianos
famélicos.
Son tan mediocres los administradores del
Estado Guatemalteco que no han podido en 20 años del surgimiento de programas
contra la Desnutrición Infantil que ni uno solo, en los sucesivos gobiernos, ha
podido ser llevado a un buen término. Todos los abandonan a medio período de
gobierno. El Estado Guatemalteco también está secuestrado por el ejército, quien
resguarda todos los intereses de los empresarios a quienes bien les sirve, por
eso como gremio son compensados anualmente con generosas asignaciones en el
presupuesto de defensa y no digamos los otros secuestradores, los
politicastros, que aquí en Guatemala les llamamos politiqueros. Ese último fonema, eros, se emplea en Guatemala despectivamente, por ejemplo: mareros,
puteros, rateros, cocheros y, en fin, y últimamente a
todas las personas identificadas con el pensamiento empresarial han dado por
llamarlos caciferos y claro, por antonomasia, politiqueros.
Todos estos secuestradores tienen colapsado al
país, secuestrado. Por acciones económicas, financieras, militares y de mala
política. Pero el peor de los secuestros es el mental. Todo el pueblo de Guatemala
se ha derechizado. Ha cobrado fuerza instrumental la creencia que solo la
acción empresarial no la acción política transformadora puede hacer diferente a
la sociedad guatemalteca. Por eso es tan grande la economía informal, pues ese
85% de pobres de Guatemala tienen mentalidad empresarial que van de los
microempresarios (un vendedor de chicles o un vendedor de mandarinas en su
carretilla), pasando por los medianos empresarios. Todos los guatemaltecos
deben dinero y sale adelante como “empresario”
y se vuelve hombre de negocios exitoso, en tanto y cuando se vincule al
narcotráfico, al secuestro para pedir rescate o a la extorsión.
Ese es el mayor daño que ha hecho el Cacif a
nuestro país; crear generaciones de idiotas que creen en el libre mercado y las
bondades de su magia, de esas fuerzas invisibles que regulan la economía y nos
hará dichosos, aunque no dicen cuándo, porque este país está cada día peor.
Está secuestrado en todos los ámbitos de la vida social. Y no se ve futuro,
porque ahora, hace apenas unas décadas, estamos también secuestrados por el
dinero de George Soros y los países escandinavos que insisten en que
protestemos, claro está, pero nada de violencia. Nada de imitar a las
movilizaciones del pueblo chileno, boliviano, ecuatoriano, peruano y
colombiano. Nada de eso porque se acaba la platita. Guatemala es un Estado y
una Nación secuestrada.
Publicado por La Cuna del Sol
No hay comentarios.:
Publicar un comentario