La verdad es que Honduras es un Estado fallido y, a menos que la política estadounidense en relación a ese país cambie radicalmente, muchos miles más se dirigirán al norte.
SI FUERA UN LABORATORIO
NARCO,
ESTARÍA FUNCIONANDO
John Perry
Counter Punch
El día de su investidura, Joe Biden ordenó detener la construcción del muro
de Trump en la frontera entre los EE.UU y Mexico. Unos días antes, 1500 millas
al sur, una nueva “caravana” de al menos ocho mil migrantes hondureños había
tomado camino hacia el norte, en parte con la esperanza de que para cuando
intentaran ingresar a Texas, la promesa de Biden de suavizar la política de
inmigración pudiera haber entrado en vigor.
Los obstáculos que dejó Trump todavía se interponen en su camino. Los
acuerdos que firmó con Honduras y Guatemala llevaron a que la policía atacara y
dispersara a los refugiados. Grupos dispersos todavía se dirigen hacia la
frontera mexicana en Chiapas -"ahora nuestra frontera sur", según un
funcionario de la era Trump- donde enfrentarán a las tropas mexicanas. Si
logran llegar al Río Grande, se unirán a los 25.000 solicitantes de asilo hacinados
en campamentos, y a la espera de ser procesados por los funcionarios
fronterizos estadounidenses. Roberta Jacobson, la funcionaria de Biden
encargada de formular su nueva política migratoria "segura, coordinada y
humana", les ha pedido que sean pacientes y que no arriben nuevos
inmigrantes.
¿Por qué la gente toma estos riesgos? La verdad es que Honduras es un Estado
fallido y, a menos que la política estadounidense en relación a ese país cambie
radicalmente, muchos miles más se dirigirán al norte. Desde el golpe militar de
2009 ha habido tres elecciones marcadas por la corrupción. La última, en 2017, en
la que resultó reelegido Juan Orlando Hernández (JOH) cuando claramente había
perdido, generó aún más represión. La persecución de los defensores de los
derechos humanos no cesa, incluso después de la condena internacional por el
asesinato de Berta Cáceres hace cinco años. Siete fueron asesinados en 2020 y
cuatro jóvenes líderes de comunidades garífunas, secuestrados en una sola noche
hace siete meses, continúan sin aparecer.
Los toques de queda durante la pandemia de Covid-19 parecen haber agravado
la violencia cotidiana: once cadáveres aparecieron en las calles en una semana
en el mes de enero; los cuerpos desmembrados son abandonados envueltos en
plástico. Quizás el caso más emotivo ocurrió a principios de este mes: un
médico y un estudiante de enfermería, que habían estado trabajando con
pacientes de Covid, fueron arrestados por violar el toque de las 9 p.m. El
médico fue liberado, pero la enfermera murió bajo custodia policial. Estallaron
las protestas. Cinco personas fueron detenidas, torturadas por la policía y
obligadas a confesar delitos que no cometieron.
En noviembre, dos huracanes azotaron a un país que no estaba preparado para
ese tipo de fenómenos naturales, destruyendo 6,000 hogares y dañando seriamente
otros 85,000 más. En diciembre, JOH estuvo recorriendo instituciones financieras en
Washington en busca de dinero. Recaudó más de $3 mil millones en ayuda para las
víctimas del huracán, a pesar de la ampliamente publicitada corrupción en el
desembolso de fondos donados anteriormente para hacer frente al Covid-19. Poco
después de su visita, los fiscales federales de Nueva York, que hace un año
establecieron que JOH había creado un narco Estado, presentaron documentos en
un nuevo caso de drogas. Después de citar a JOH diciendo que "metería
drogas delante de las narices de los gringos" inundando los Estados Unidos
con cocaína, los fiscales lo acusaron de "malversar el dinero de la ayuda
proporcionada por los Estados Unidos a través de organizaciones no
gubernamentales fraudulentas". Un laboratorio de narcóticos hondureño,
protegido por el ejército por orden de JOH, había estado enviando cientos de
kilos de cocaína a Miami cada mes.
El caos masivo causado por las tormentas provocó un nuevo pico de
infecciones por Covid-19: 1,100 casos nuevos en un solo día a mediados de
enero, el más alto hasta ahora. Debilitado por la corrupción y la falta de fondos,
el servicio de salud está colapsado. Al menos 75 médicos y decenas de
enfermeras han muerto, muchos de ellos como resultado del hacinamiento de las
salas y del mal equipamiento. "Tenemos que esperar hasta que alguien muera
para darle su cama a otra persona", indicó un médico. Para llenar los
vacíos, se ordenaron siete hospitales móviles en marzo pasado, pero solo dos
funcionan correctamente. El jefe de la agencia que concertó el acuerdo por 47
millones de dólares, acusado de corrupción, tuvo que ser despedido. La gente
salió a protestar bajo la consigna: "Si fuera un laboratorio narco,
estaría funcionando".
La política de inmigración de Biden incluye el gasto de $ 4 mil millones en
El Salvador, Guatemala y Honduras para abordar los problemas que estimulan la
migración. Debería ser obvio, sobre todo por la evidencia acumulada por los
fiscales de Nueva York, que el partido gobernante en Tegucigalpa no es apto
para gobernar, incluso si JOH es reemplazado en las elecciones de noviembre.
Pero los problemas son mucho más profundos que eso: todo el sistema de gobierno
atiende las necesidades de las grandes empresas, a menudo empresas
norteamericanas, ya que explota tanto la tierra como la mano de obra, destruye
el medio ambiente y mantiene la segunda brecha más grande entre ricos y pobres
en Latinoamérica. Gastar grandes cantidades para resolver esos problemas podría
simplemente empeorarlos a menos que Biden realice los cambios fundamentales en
la política de Estados Unidos que tanto Obama como su secretaria de Estado,
Hillary Clinton se negaron a contemplar. Quizás conscientes de que esto no se
logrará rápida o fácilmente, los funcionarios de Biden parecen haber solicitado
discretamente a México y sus vecinos que continúen impidiendo las caravanas de
migrantes, en el momento que se rumora que se está formando una nueva caravana.
Mientras tanto, JOH se enfrenta no solo al rechazo político sino a la
posible extradición si Estados Unidos se vuelve en su contra. Se informa que
está "tratando de encontrar la forma cómo transformarse de un aliado de
Trump en uno de Biden". JOH tuiteó una foto en la que aparece con Biden en
2015: "Espero que podamos trabajar juntos", escribió, "como en
el pasado".
Publicado por La Cuna del Sol
No hay comentarios.:
Publicar un comentario